Imágenes de páginas
PDF
EPUB

16

BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.

El mismo Sarmiento se retiró á Navarra, y adelante | nóse otrosi que los bienes sobre que hobiese pleito, se pusiesen en tercería en poder de un depositario alcanzado que hobo perdon de sus desórdenes, en la Bastida pueblo de la Rioja cerca de la villa de Haro, general, á propósito que los jueces por tenellos en su el cual solo de muchos que tenia, le dejaron, pasó la poder no dilatasen las sentencias y alargasen los El rey don Alonso de Aragon, dado que ocupado vida sujeto á graves enfermedades y miedos, torpe pleitos. por las fealdades que cometió, despojado de sus bienes y tierras por mandado del padre santo, con quien y entretenido en Nápoles, todavía cuidaba de las cosas de España. Despachó embajadores á los príncipes este negocio se comunicó. Los compañeros que tuvo con que los exortaba á la paz, resuelto (si hobiese en los robos, fueron mas gravemente castigados: en diversas ciudades los prendieron y con estraordina- guerra) de acudir con fuerzas y consejo á su hermano y á sus vasallos. Por lo demás parecia estar olvirios tormentos justiciaron castigo cruel; pero con la muerte de pocos pretendieron apaciguar el pueblo dado de su patria, en tanto grado que nunca le alterado, aplacar la ira de Dios, y reprimir tan gra- pudieron persuadir volviese á España, puesto que ves maldades y escesos; juntamente se dió aviso a los muchas veces lo procuraron. Las grandes comodidadem ás puestos en gobierno, que en semejantes cargos des de que así por mar como por tierra goza aquella no usen de violencia: ni empleen su poder en come-provincia y ciudad de Nápoles, le detenian en Italia, donde queria mas ser el primero en poder y autoriter dosafueros y desaguisados. dad, que en España ser contado como era forzoso por segundo. El fruto de sus trabajos era una grande paz de que gozaba, y renombre del mas afamado entre los príncipes de su tiempo: los de cerca y los de lejos á porfía pretendian su amistad con embajadas que para este efecto le enviaban.

CAPITULO X.

De las cosas de Aragon.

APENAS se habia sosegado la ciudad de Toledo,
cuando en Segovia, donde el príncipe don Enrique
era ido, se levantó un nuevo alboroto por esta oca-
sion: á don Juan Pacheco marqués de Villena acha-
có un delito y esceso por el cual merecia ser preso,
Pedro Portocarrero que comenzaba á tener cabida
con el príncipe: ayudabanle y deponian lo mismo el
obispo de Cuenca y Juan de Silva alferez del rey y el
mariscal Pelayo de Rivera. Avisaron al príncipe que
usase de toda diligencia, y que mirase por sí el cas-
tigo dado á don Juan Pacheco seria á los demás aviso
para que no recompensasen con deslealtad mercedes
tan grandes como tenia recibidas. Aprobado este con-
sejo, se acordó fuese preso: era tan grande su poder
que no era cosa fácil ejecutallo; y él misino, avisado
del enojo del príncipe, se apoderó de cierta parte de
la ciudad y en ella se barreó para hacer resistencia á
los que le acometiesen. Recelábanse que el negocio
no pasase adelante, y no fuese necesario venir á las
armas, con que se ensangrentasen todos: permitié-
ronle se fuese á Turuegano pueblo de su jurisdiccion.
Desde allí procuró ganar á Pedro Portocarrero : para
esto le dió una hija suya bastarda por nombre doña
Beatriz por mujer, y en dote á Medellin, villa grande
en Estremadura y cerca de Guadiana; con esta maña
enflaqueció el poder de sus enemigos, y la ira del
príncípe comenzó á amansar.

La guerra con los aragoneses se continuaba, bien
que no con mucho calor y cuidado, ni con mucha
gente por estar todos cansados de tan largas diferen-
cias. El castillo de Bordalua en la frontera de Aragon
tomaron á los aragoneses, que ellos de nuevo y en
breve recobraron. El enojo que se tenia contra el rey
de Navarra, era mayor por ser causa y movedor de
todos estos males ofrecíase coyuntura para tomar
del enmienda con ocasion de algunas diferencias que
resultaron en aquel reino. Fue así que muchos indu-
cian al príncipe de Viana se apoderase del reino:
decian que era de su madre; y su padre hacia agra-
vio á él pues tenia ya bastante edad para gobernar,
y á toda la nacion, pues siendo extranjero, sin nin-
gun derecho ni razon queria ser y llamarse rey de
Navarra estas eran las zanjas que se abrian de gran-
des alteraciones que adelante se siguieron. Estaba
el rey de Navarra en Zaragoza, donde se tuvieron
córtes de Aragon, entrado bien el verano: tratóse
de los pesquisidores, que solian ser como tenientes
del justicia de Aragon, y fue acordado que el oficio
destos se templase y limitase con ciertas leyes que
ordenaron para que no abusasen en agravio de nadie
del poder que para bien comun se les daba. Determi-

En especial los emperadores griegos se señalaban en esto por estar trabajados de los turcos, que ensorbebecidos con tantas victorias por todas partes los rodeaban y apretaban ordinariamente, y aun se recelaban que ya se acercaba el fin de aquel imperio nobilísimo. La poca esperanza que quedaba a los griegos de sustentarse, estribaba en la fortaleza y grandeza de sola la ciudad de Constantinopla, cabeza y asiento de aquel imperio; pero era esta ayuda muy flaca. Así se determinaron buscar socorros de fuera, y en particular Demetrio Paleologo, príncipe de la Atica y del Peloponeso, que hoy se llama la Morea, y hermano del emperador Constantino (que así se llamaba) con una embajada que envió al rey de Aragon, le ofreció si le ayudaba, que concluida la guerra de los turcos, le daria en premio provincias muy grandes: lo mismo hizo Aranito conde de Epiro, que vulgarmente se llama Albania.

sus

Pero entre las demás embajadas no es razon dejar y por de referir la que le envió Georgio Castrioto, por las grandes virtudes y esfuerzo deste varon, hazañas y proezas contra los turcos muy señaladas; adelanpara lo que antes será bien decir de aquel príncipe en este lugar algunas cosas que podrán dar luz te se ha de contar. En su tierna edad le entregó á Amurates emperador de los turcos su padre Juan Castrioto, que tenia su estado en aquella parte de Epiro en que antiguamente estaba Emathia, y se le dió en rehenes: así desde mozo fue enseñado en la ley de Mahoma, y llamado Scanderberchio, que es lo mismo en lengua turquesta que Alejandro. Llegado á mayor edad dió tal muestra de sí, que parecia seria muy valiente capitan, porque en todas las contiendas y pruebas se aventajaba á sus iguales, y se la ganaba. Era alto de cuerpo, membrudo, de buen rostro, de grande ánimo, mas deseoso de gloria que de deleites de manera tal que por su valor en breve muchas veces se acabaron empresas muy grandes.

En medio de esta prosperidad solo le afligia el amor que tenia á la Religion Cristiana, y el deseo de recobrar el estado de su padre, que á sin razon le quitáran deseaba pasarse á los nuestros con ocasion de alguna hazaña señalada que hiciese en favor de los cristianos. Ofreciósele acaso buena coyuntura para ejecutar lo que pensaba. Juan Huniades en una batala que se dió memorable á la ribera del rio Morava, desbarató un ejército de turcos. Georgio como quier que hobiese escapado de la rota y huido, acordó fingir ciertas letras en nombre del emperador en que mandaba al gobernador le entregase la ciudad de Croia cabeza del estado de su padre: obedeció el gobernador al engaño; con que Georgio se apoderó de aque

lla ciudad, y lo mismo hizo de las ciudades y pueblos

comarcanos.

Avisado el gran turco de lo que pasaba, sintió mucho aquel caso: anduvieron cartas de la una á la otra parte. Perdida la esperanza que de voluntad se hobiese de reportar, acudieron los turcos á las armas. Diéronse muchas batallas, en que muchas veces grandes huestes de enemigos fueron por pocos cristianos desbaratadas tanto importa el esfuerzo de un solo varon, y la determinacion á los que tienen la razon de su parte; sobre todo lo que los santos patrones de aquella tierra favorecian aquella empresa; que de otra nanera, como pudieran por fuerzas humanas y por consejo defenderse tanto tiempo, y desbaratar tantas veces huestes invencibles de enemigos? Seria cosa muy larga referir todos los particulares; basta que con la gloria de su nombre pareció igualarse á los antiguos capitanes : su esfuerzo respondia bien al nombre de Scanderberchio, pues no tuvo menos ánimo ni mucho menor felicidad que Alejandro. Las fuerzas eran pequeñas, y no bastantes para empresas tan grandes por esto se determinó buscar socorros de fuera. Hizo liga con los venecianos: pidió ayuda á los papas, en particular enderezó una embajada al rey de Aragon, que llegó á Gaeta, do el rey estaba, al principio del año 1451, en que le ofrecía (si le ayudaba para aquella guerra con soldados y dineros) que aquella provincia le estaria sujeta, y le pagaria cada un año el tributo y parias que acostumbraban pechar al gran turco. Respondió el rey á esta demanda benignamente, y con obras ca envió gente de socorro; pero cuan poco era todo esto para contrastar con el gran poder de los enemigos, que bramaban por ver que en aquella parte durase tanto la guerra.

CAPITULO XI.

De la guerra civil de Navarra.

CON nuevas alianzas que algunos grandes de Castilla hicieron, se desbarató la avenencia que entre algunos dellos se tramara poco antes. Por esta causa y por la alteracion del principe de Viana el rey de Navarra se hallaba sin fuerzas así de los suyos como de los estraños. Lo uno y lo otro se encaminó por industria y sagacidad de don Alvaro de Luna, á cuya cabeza amenazaban todas aquellas tempestades y borrascas. Valíase para prevalecer en todos los peligros de sus mañas, como siempre lo acostumbraba; pero lo que otras veces le sucedió prósperamente, al presente le acarreó su perdicion, ca los engaños y invenciones no duran, y es justo juicio de Dios que se atajen con el castigo del que dellos se vale. Fue así que á su instancia se hizo cierta apariencia de confederacion entre los reyes de Castilla y de Navarra, con que se concertó otrosí que el almirante y el conde de Castro y otros señores fuesen perdonados, y les volviesen sus estados: demás desto acordaron que á don Alonso hijo del rey de Navarra se restituiria el maestrazgo de Calatrava; mas esto no tuvo efecto á causa que don Pedro Giron se apercibió de soldados y vituallas, y se hizo fuerte en la villa de Almagro para hacer resistencia á quien le pretendiese enojar: así á don Alonso de Aragon que acudió á su pretension, sin efectuar cosa alguna fue forzoso dar la vuelta á Aragon.

Llevó muy mal esto el de Navarra, que con engaño le hobiesen burlado, y que les pareciese de tan poco entendimiento que no calaria aquellas tramas. Allegóse otro nuevo desgusto, y fue que por consejo de don Alvaro el príncipe don Enrique se reconcilió del todo finalmente con su padre, y se apartó de la alianza que tenia puesta con su suegro el de Navarra. Lo que fue sobre todo pesado, que en Navarra se despertó una guerra larga, civil y muy cruel por esta causa estaba aquella gente de tiempo antiguo dividida en dos bandos, los biamonteses y los agramonteses, nonbres desgraciados y dañosos para Navarra traidos de Francia, en que se envolvieron familias y casas muy nobles, y aun de sangre real, como fueron los condes de Lerín y los marqueses de Cortes cabezas destas dos parcialidades. Los agramonteses seguian al rey de Navarra, los biamonteses atizaban al príncipe de Viana, que sabian estar descontento de su padre, para que tomase las armas: decian que le hacia agravio en tenelle ocupado el reino, y quebrantaba en ello las leyes divinas y humanas, y era razon que se acudiese á este agravio; que si las fuerzas humanas le faltasen, Dios favoreceria una causa y querella tan justa.

Fue este año muy dichoso para España, por nacer en él la infanta doña Isabel, á la cual el cielo por muerte de sus hermanos aparejaba el reino de Castilla. Princesa sin par, y que con la grandeza de su ánimo y perpétua felicidad sanó las llagas de que la flojedad de sus antecesores fuera causa: honra perpétua y gloria de España. Nació en Madrigal, donde sus padres estaban, á veinte y tres del mes de abril: asímismo don Enrique hermano del almirante, de quien se dijo fue preso tres años antes deste junto con otros grandes, huyó de la torre de Langa, en que le tenian preso, cerca de Santisteban de Gormaz. Para librarse se valió de la astucia que aquí se dirá. Avísó á los suyos secretamente lo que pretendia hacer, y que para ello le enviasen entre cierta ropa un ovillo de hilo de apuntar: hecho esto, una noche compuso su vestidura en la cama de manera que parecia hombre dormido, con su bonete de acostar, que puso tambien sobre la ropa. Despues desto salió se secretamente del aposento, y subióse á lo mas alto de una torre. El alcaide (como lo tenia de costum- Lo primero hicieron confederacion con los reyes bre) visitó el aposento, y por entender que el preso de Castilla y de Francia: el de Castilla prometió de dormia, cerró la puerta sin ruido y fuese á reposar. acudir con tal que el príncipe de Viana públicamente Don Enrique como vió que todos dormian y reposa-se declarase y tomase las armas; lo mismo prometió ban, con el hilo de aquel ovillo que tenia, subió una el francés, que por haber quitado la Guiena á los incuerda con ñudos á cierta distancia, que su gente le gleses podia desde cerca con mucha facilidad ayudar tenia apercebida, con que se guindó y descolgó poco aquellos intentos, especial que por el mismo tiempo á poco, y ayudándose de los piés y de las manos, se apoderó de Bayona, y venció á los ingleses en una hizo tanto que con estraordinaria fortaleza de ánimo batalla muy señalada. Al tiempo que se daba, dicen escapó por este medio, muy alegre y regocijado no que una cruz blanca apareció en el cielo quier fuese menos por el buen suceso de aquel riesgo á que se verdadera figura y apariencia que en las nubes se puso, que por la libertad que cobró. En Portugal se puede formar, quier se les antojase: de su vista sin concertó dona Leonor hermana de aquel rey con el duda se tomó pronóstico que las cosas adelante les emperador Federico que por sus embajadores la pe- sucederian mejor, y ocasion de trocar los franceses dia: hiciéronse los desposorios en Lisboa á nueve de la banda roja de que solian usar en las guerras, en agosto dia lunes: poco despues la doncella por mar una cruz blanca, divisa que traen hasta el dia de hoy. con una larga y dificultosa navegacion llegó á Pisa, Ganada esta jornada; ninguna cosa quedó por los iny desde allí á Sena, ciudades de Toscana la una y la gleses en tierra firme, fuera de Calés y su territorio otra bien conocidas en Italia. que no es muy grande.

Luego que la guerra civil se comenzó entre los

navarros, los biamonteses se apoderaron de diversas f muertos; ni aun concuerdan los escritores en contar ciudades y pueblos, entre los demás de Pamplona y señalar el órden con que se dió la batalla, ni tamcabeza del reino, y de Olite y de la villa de Ayvar; poco en qué tiempo: vergonzoso descuido de nuestodavía la mayor parte quedó por el rey á causa que tros coronistas. El príncipe don Carlos por mandado con recelo desta tempestad encomendara el gobierno de su padre fue llevado primero á Tafalla, y despues y las guarniciones á los que tenia por mas leales, y á Monroy. Dícese que por todo el tiempo de su prision con grande diligencia estaba apercebido para todo lo tuvo grande recelo que le querian dar yerbas, y que que podia resultar, tanto que el mismo principado despues de la batalla no se atrevió á gustar la colade Viara le tenia en su poder. Acudió don Enrique cion que trujeron hasta tanto que su mismo hermano príncipe de Castilla (como tenian concertado) puso le hizo la salva. El de Navarra alegre con esta victoria cerco sobre Estella, pueblo muy fuerte: acudió asi-dió la vuelta á Zaragoza, y con él la reina su mujer, mismo el rey su padre. Hallóse dentro la reina de que en breve se hizo preñada. Los biamonteses no Navarra el rey su marido movido del peligro que sus dejaron por ende las armas, ni perdieron el ánimo, cosas corrian, desde Zaragoza se apresuró para dar en especial que el príncipe don Enrique en odio de socorro á los cercados; llegó á diez y nueve de agos- su suegro acudió luego á les ayudar. Demás desto los to, pero con poca gente: por donde y porque ni aun señores de Aragon favorecian al príncipe don Carlos, tampoco los agramonteses tenian bastantes fuerzas y comenzaban a mover tratos para ponelle en libertad. para sosegar aquellas alteraciones, le fue necesario Era miserable el estado de las cosas en Navarra : por dar la vuelta á Zaragoza con intento de levantar mas los campos andaban sueltos los soldados á manera de número de gente de Aragon. salteadores, dentro de los pueblos ardian en discordias y bandos, de que resultaban riñas, muertes y andar todos alborotados.

Con su vuelta el rey de Castilla y su hijo á instancia del príncipe don Carlos, como si la guerra quedara acabada, se volvieron á Burgos sin dejar hecho En el Andalucía las cosas mejoraban, en particular efecto de importancia. Hizole daño á don Carlos su cerca de Arcos reprimieron los fieles cierto atrevibuena, sencilla y mansa condicion. Su padre como miento de los moros: fue así que seiscientos moros artero con soldados y número de gente que juntó mas de á caballo y ochocientos de á pié hicieron entrada fuerte y esperimentada en la guerra que mucha en por aquella parte. Acudió menor número de los nuesnúmero, puso sus reales sobre la villa de Ayvar que tros, que los desbarataron y pusieron en huida á nuese tenia por los contrarios, fortificada con buen nú- ve de febrero del año que se contaba de nuestra salmero de soldados y baluartes: acudió el hijo á dar vacion 1452: el capitan desta empresa, y que apellidó socorro á los cercados, asentó los reales á vista de los la gente y la acaudilló, don Juan Ponce conde de Arde su padre. A tres de octubre sacaron los unos y los cos y señor de Marchena. Mayor estrago recibieron otros sus gentes y ordenaron sus batallas en forma el mes luego siguiente en el reino de Murcia seisciende pelear. Pretendian personas religiosas y elesiásti- tos moros de á caballo y mil y quinientos peones que cas, á quien parecia cosa grave y abominable que entraron á robar en un encuentro que tuvieron cerparientes y aliados viniesen entre sí á las manos, en ca de Lorca, los desbarataron y quitaron la presa que especial el hijo contra su padre, ponellos en paz y era muy grande, de cuarenta mil cabezas de ganado hacellos dejar las armas. El príncipe don Carlos daba mayor y menor, trescientos de á caballo de los crisde buena gana oido á lo que le proponian, á tal que su tianos y dos mil infantes: los caudillos Alonso Faxarpadre perdonase á todos sus secuaces y al mismo don do adelantado de Murcia, y su yerno García Manrique Luis de Biamonte, que era conde de Lerin y condes- y con ellos Diego de Ribera á la sazon corregidor de table, y que á él le restituyese el principado de Via- Murcia. Desta manera por algun tiempo quedaron na, y le dejase la mitad de las rentas reales con que reprimidos los brios y orgullo de los moros, y se trosustentase su vida y el estado de su casa; en conclu- có la suerte de la guerra: además que los moros cansion que el rey de Castilla aprobase esta confedera-sados del gobierno del rey Mahomad el Cojo, comencion, ca tenia jurado el príncipe don Carlos que no se haria concierto sin su voluntad.

El rey de Navarra pasaba por algunas condiciones, otras no le contentaban el príncipe feroz con la esperanza de la victoria, ca tenia mas gente que su padre, dió señal de pelear; lo mismo hicieron los contrarios. Encontráronse las haces con tanto denuedo de los biamonteses que hicieron retirar el primer escuadron del rey de Navarra; solo Rodrigo Rebolledo que era su camarero mayor, huidos los demás, detuvo y sufrió el ímpetu de los enemigos que feroz mente se iban mejorando, con cuyo esfuerzo animados los demás escuadrones se adelantaron á pelear. Los mismos que al principio volvieron las espaldas, procuraban con el esfuerzo y coraje recompensar la falta y mengua pasada fue tan grande la carga que no los pudieron sufrir los contrarios, y se pusieron en huida los primeros los caballos del Andalucía que tenian de su parte. Eran los del príncipe gente allegadiza, mas número que fuerzas; los soldados de su padre viejos y esperimentados. Los muertos no fueron muchos, los cautivos en gran número: el mismo príncipe de Viana, rodeado por todas partes de los enemigos, y puesto en peligro que le matasen, entregó la espada y la manopla a don Alonso su hermano en señal de rendirse.

Fue esta batalla de las mas señaladas y famosas de aquel tiempo los principios tuvo malos, los medios peores, y el remate fue miserable. No escriben el número de los que pelearon; ni de los que fueron

I

menzaban á tratar de hacer mudanza en el estado y en el reino, y revolverse entre sí.

No aconteció en España en este año alguna otra cosa memorable fuera de que al rey don Juan de Navarra nació un hijo á diez dias del mes de marzo en un pueblo llamado Sos, que está á la raya de Navarra y de Aragon. Iba la reina de Sangüesa adonde el rey su marido estaba, cuando de repente le dieron los dolores de parto. Parió un hijo que se llamó don Fernando, al cual el cielo encaminaba grandísimos_reinos y renombre inmortal por las cosas señaladas y escelentes que obró adelante en guerra y en paz. En Sena ciudad de Toscana se vieron y juntaron el emperador Federico que venia de Alemania, y doña Leonor su esposa enviada por mar desde Portugal. Allí se ratificaron los desposorios hizo la ceremonia Eneas Sylvio, persona á la sazon señalada por la cabida que con aquel príncipe alcanzó y su mucha erudicion. En Roma los veló y coronó de su mano el pontifice, en Nápoles consumaron el matrimonio: las fiestas fueron grandes, y los regocijos tales que los vivos no se acordaban de cosa semejante.

CAPITULO XII.

Como don Alvaro de Luna fue preso.

SIN razon se quejan los hombres de la inconstancia de las cosas humanas, que son flacas, perecederas, inciertas, y con pequeña ocasion se truecan y revuelven en contrario, y que se gobiernan mas por la te

merilad de la fortuna que por consejo y prudencia, | como á la verdad los vicios y las costumbres no concertadas son los que muchas veces despeñan á los hombres en su perdicion. ¿Qué maravilla si á la moce dad perezosa se sigue pobre vejez?¿ si la lujuria y la gula derraman y desperdician las riquezas que juntaron los antepasados? ¿si se quita del poder á quien usa del mal? ¿si á la soberbia acompaña la envidia y la caida muy cierta? La verdad es que los nombres de las cosas de ordinario andan trocados: dar lo ajeno y derramar lo suyo, se llama liberalidad: la temeridad y atrevimiento se alaba, mayormente si tiene buen remate la ambicion se cuenta por virtud y grandeza de ánimo; ei mando desapoderado y violento se viste de nombre de justicia y de severidad. Pocas veces la fortuna discrepa de las costumbres: nosotros como imprudentes jueces de las cosas escudriñamos y buscamos causas sin propósito de la infelicidad que sucede á los hombres, las cuales si bien muchas veces están ocultas y no se entienden, pero no faltan.

tambien al improviso con la gente que juntasen, al conde de Plasencia.

Esto pensaba él; Dios el mal que aparejaba para los otros, volvió sobre su cabeza, y un engaño se venció con otro fue así que el conde de Haro y el marqués de Santillana á instancia del conde de Plasencia trataron entre sí y se hermanaron para dar la muerte al autor de tantos males. El rey de Burgos, era venido á Valladolid para proveer á la guerra que se hacia entre los navarrós. Enviaron los grandes quinientos de á caballo á aquella villa con órden que les dieron de matar á don Alvaro de Luna, que estaba descuidado de esta trama. Para que el trato no se entendiese, echaron fama que iban en ayuda del conde de Benavente contra don Pedro de Osorio conde de Trastamara, con quien tenia diferencias. Súpose por cierto aviso lo que pretendian aquellos grandes : por esto la córte á persuasion de don Alvaro dió la vuelta á Burgos, que fue acelerar su perdicion por el camino que pensaba librarse del peligro, y de aquella zalagarda.

Esto me pareció advertir antes de escribir el desas- Era iñigo de Zúñiga alcaide del castillo de aquella trado fin que tuvo el condestable y maestre don Al- ciudad: con esta comodidad el rey que cansado esvaro de Luna. De bajos principios subió á la cumbre taba de don Alvaro, acordó llamar al conde de Plasende la buena andanza: della le despeñó la ambicion. cia su hermano del alcaide, con órden que viniese Tenía buenas partes naturales, condicion y costum- con gente bastante para atropellar á don Alvaro su bres no malas: si las faltas, si los vicios sobrepuja- enemigo declarado. Importaba que el negocio fuese sen, el suceso y el remate lo muestra. Era de ingénio secreto: por esto envió la reina á la condesa de Ribavivo y de juicio agudo, sus palabras concertadas y deo señora principal y prudente, y sobrina que era graciosas, usaba de donaires con que picaba, aunque del mismo conde de parte de madre, para que mas le era naturalmente algo impedido en la habla: su as- animase y le hiciese apresurar. Hizo ella lo que le tucía y disimulacion grande; el atrevimiento, sober- mandaron avisó á su tio que don Alvaro quedaba bia y ambicion no menores: el cuerpo tenia pequeño, metido en la red y en el lazo; que corno á bestia fiera pero recio y á propósito para los trabajos de la guer-era justo que cada cual acudiese con sus dardos, y ra; las facciones del rostro menudas y graciosas con cierta magestad.

vengasen con su muerte las injurias comunes y daños de tantos buenos. El conde no pudo ir por estar enfermo de la gota : envió en su lugar á su hijo mayor don Alvaro, que paró en Curiel pueblo no lejos de Burgos para juntar gente de á caballo.

Todas estas cosas comenzaron desde sus primeros años, con la edad se fueron aumentando. Allegóse el menosprecio que tenia de las hombres : comun enfermedad de poderosos. Dejábase visitar con dificul- Avisó el rey á don Alvaro de Luna que se fuese á tad, mostrábase áspero, en especial de media edad su estado, pues no ignoraba cuanto era el odio que le adelante fue en la cólera muy desenfrenado; exaspe- tenian: que él pretendia gobernar el reino por conrado con el odio de sus enemigos, y desapoderado por sejo de los grandes. Debia el rey estar arrepentido del los trabajos en que se vió, á manera de fiera que acuerdo que tomara de hacer morir á don Alvaro, ó agarrochean en la leonera y despues la sueltan, no temia lo que de aquel negocio podia resultar. Escusácesaba de hacer riza: ¿qué estragos no hizo con el base don Alvaro, y no venia en salir de la córte sino deseo ardiente que tenia de vengarse? con estas cos- fuese que en su lugar quedase el arzobispo de Toledo: tumbres no es maravilla que cayese, sino cosa ver- lo peor fue que por sospechar de las palabras del rey gonzosa que por tanto tiempo se conservase. Muchas (que entendia no les dijera sin causa) le tenian veces le acusaron de secreto y achacaron delitos co-puestas algunas asechanzas, hizo una rueva maldad metidos contra la magestad real. Decian que tenia mas riquezas que sufria su fortuna y calidad, siu cesar de acrecentallas; en particular que derribada la nobleza, estaba asimismo apoderado del rey y lo man. daba todo finalmente que ninguna cosa le faltaba para reinar fuera del nombre, pues tenia ganadas las voluntades de los naturales, poseia castillos muy fuertes, y gran copia de oro y de plata, con que tenia consumidos y gastados los tesoros reales.

con que parecia quitalle Dios el entendimiento, y fue que mató en su posada á Alonso de Vivero, y desde la ventana de su aposento le hizo echar en el rio que corria por debajo de su posada, sin tener respeto á que era ministro del rey y su contador mayor, ni al tiempo, que era viernes de la semana santa á treinta de marzo año de 1453.

Este esceso hizo apresurar su perdicion, y que el rey enviase á toda priesa un mensaje para acuciar á No ignoraba el rey ser verdad en parte lo que le don Alvaro de Zúñiga. Llegó a la ciudad arrebozado: achacaban, y aun muchas veces con la reina se que seguíanle de trecho en trecho hasta ochenta de á cajaba de aquella afrenta, ca no se atrevia á comuni- ballo. Como fue de noche, llamaron algunos ciudada callo con otros parecia como en lo demás estaba danos al castillo, y los avisaron que con las armas se tambien privado de la libertad de quejarse. Ofrecióse apoderasen de las calles de la ciudad. No pudo todo una buena ocasion y cual se deseaba para derriballe: esto hacerse tan secretamente que no corriese la fama esta fue que don Pedro de Zúñiga conde de Plasen- de cosa tan grande y se dijese que el dia siguiente cia se habia retirado en Bejar pueblo de su estado por querian prender á don Alvaro; ninguno empero le no atreverse á estar en la córte en tiempos tan estra-avisaba del peligro en que se hallaba, que parece togados; don Alvaro persuadido que se ausentaba por su causa, se resolvió de hacelle todo el mal y daño que pudiese. Está cerca de Bejar un castillo llamado Piedrahita, desde donde don García hijo del conde de Alba nunca cesaba de hacer correrías y robos en venganza de su padre que preso le tenian: don Alvaro fue de parecer que le sitiasen con intento de prender

dos estaban atónitos y espantados. Solo un criado suyo llamado Diego de Gotor le avisó de lo que se decia, y le amonestaba que pues era de noche se saliese á un meson del arrebal. No recibió él este saludable consejo; que por estar alterado con diversos pensamientos no hallaba traza que le contentase. A la verdad ¿dónde se podria recoger? ¿dónde estar escon

dido? ¿de quién se podia fiar? en la ciudad no tenia | considerar que entre tantos como tenia obligados parte segura, muy lejos sus castillos en que se pu- don Alvaro con grandes beneficios y favores, ningudiera salvar por ser muy fuertes. >>no le acudió en este trabajo: la verdad es que todos desamparan á los miserables, y perdida la gracia del rey, luego todo se les muda en contrario. Lleváronle preso á Portillo, y por su guarda Diego de Zúñiga hijo del mariscal Iñigo de Zúñiga.

:

Despedido Gotor, se resolvió á esperar lo que sucediese fiaba en sí mismo, y menospreciaba sus enemigos lo uno y lo otro cuando alguno está en peligro, demasiado y muy perjudicial. Ya que todo estaba á punto, á cinco de abril, que era jueves, al amanecer cercaron con gente armada las casas de Pedro de Cartagena en que don Alvaro de Luna posaba. No pareció usar de fuerza, bien que algunos soldados fueron heridos por los criados de don Alvaro que les tiraban con ballestas desde las ventanas de la casa. Anduvieron recados de una parte á otra por conclusion don Alvaro de Luna, visto que no se podia hacer al, y que le era forzoso, demás que el rey por una cédula firmada de su mano que le envió, le prometia no le seria hecho agravio, que era todo dalle buenas palabras, finalmente se rindió. En las mismas casas de su posada fue puesto en prision, las cuales vino el rey á comer despues de oida misa. El obispo de Avila don Alonso de Fonseca venia al lado del rey. Don Alvaro como le viese desde una ventana, puesta la mano en la barba dijo: «Por estas, cleriguillo, »que me la habeis de pagar.» Respondió el obispo: pongo señor á Dios por testigo, que no he tenido parte alguna en este consejo y acuerdo que se ha tomado, no mas que el rey de Granada: aun no tenia sus brios amansados con los males.

Este año tan señalado para los españoles por la justicia que se ejecutó en un tan gran personaje, fue en comun á los cristianos muy desgraciado, y en que se derramaron muchas lágrimas por la pérdida de la ciudad de Constantinopla de que los turcos se apoderaron. Fue así que el gran turco Malomad ensoberbecido por las muchas victorias que de los nuestros ganara, despues que se apoderó de las demás ciudades y pueblos de la Thracia (que hoy se llama Romanía) asentó sus reales junto à Constantinopla, nobilísima ciudad, que fue por espacio de cincuenta y cuatro dias batida por mar y tierra con toda manera de ingenios y de trabucos hasta tanto que un dia á veinte y nueve de mayo un ginovés por nombre Longo Justiniano dió entrada á los turcos en la ciudad. Algunos señalan el año pasado, y dicen fue el lunes de páscua de Espíritu Santo, si bien en el dia del mes concuerdan con los demás sospecho se engañan. La suma es que en los miserables ciudadanos se ejecutó todo género de crueldad y fiereza bárbara, sin hacer diferencia de mujeres, niños y viejos.

Pone grima traer á la memoria las desventuras de Acabada la comida, y quitadas las mesas, pidió aquella nacion, y nuestra afrenta; en qué manera licencia para hablar al rey: no se la dieron; envióle las riquezas y poder de aquel imperio que antiguaun billete en esta sustancia: « Cuarenta y cinco años mente fue muy florido, en un momento de tiempo se >>há que os comence, señor, á servir; no me quejo asolaron. Bien que tenia asaz merecido este castigo »de las mercedes, que antes han sido mayores que mis por la fe que en el concilio Florentino dieron de ser »méritos, y mayores que yo esperaba, no lo negaré. católicos junto con su emperador Juan Paleólogo, y >>>Una cosa ha faltado para mi felicidad que es retirar poco despues la quebrantaron. Muerto él los dias >>me con tiempo. Pudiera bien recogerme à mi casa y pasados, sucedió en el imperio su hermano Constan>>descanso, en que imitara el ejemplo de grandes va- tino. Este principe como viese entrada la ciudad, por >>rones que así lo hicieron. Escogi mas aina servir no ser escarnecido, si le prendian, dejada la sobre>>como era obligado, y como entendi que las cosas lo veste imperial, se metió en la mayor carga y priesa >>pedian: engañéme, que ha sido la causa de caer en de los enemigos y allí fue muerto: antepuso la muer>>este desman. Siento mucho verme privado de la lite honrosa á la servidumbre torpe; muestra que dió >>bertad; que por darla á vuestra alteza no una vez »he arriscado vida y estado. Bien se que por mis >>grandes pecados tengo enojado á Dios, y tendré por >>grande dicha que con estos mis trabajos se aplaque >>su saña. No puedo llevar adelante la carga de las ri»quezas, que por ser tantas me han traido á este >>término. Renunciáraslas de buena gana, si todas >>>no estuviesen en vuestras manos. Pésame de haber>>>me quitado el poder de mostrar á los hombres que >>como para adquirir las riquezas, así tenia pecho >>para menospreciallas y volvellas á quien me las dió. >>Solo suplico que por tener cargadà la conciencia á »causa de la mucha falta de los tesoros reales en diez »ó doce mil escudos que se hallarán en mi recámara >>y en mis cofres, se dé órden como se restituyan en>>teramente á quien yo los tomé; lo cual si no alcanzo »por mis servicios, tales cuales ellos han sido, es »justo que lo alcance por ser la peticion tan justa y >>razonable.>>

A estas cosas respondió el rey. «Cuanto á lo que »decia de sus servicios y de las mercedes recebidas, >>que era verdad que eran mayores que ningun rey ó >>emperador en tiempo alguno hobiese hecho á alguna >> persona particular. Que si le ayudó á recobrar la li»bertad que por su respeto le quitaran, no merecia »por esta causa menos reprehension que alabanza. »A la pobreza y falta de dinero, pues el fue della la >>principal causa, fuera mas justo que ayudara con >>sus riquezas que con agraviar á nadie; pero que sin embargo se tendria cuenta con que de sus bienes se >>hiciese la satisfaccion que decia, en que se tendria >>mas cuenta con la conciencia que con los enojos y »desacatos pasados. » Es cosa maravillosa digna de

de su esfuerzo en aquel trance. Sus hermanos Demetrio y Tomás escaparon con la vida, pero para ser mas afrentados con trabajos y desastres que les avinieron adelante. Alteró como era razon esta nueva los ánimos de todos los cristianos: derramaban lágrimas, afligíanse fuera de sazon y tarde despues de tan grande y tan irreparable daño. Desde aquel tiempo aquella ciudad ha sido silla y asiento del imperio de los turcos, conocida asaz y señalada por nuestros males.

za

[ocr errors]

V

Don Carlos príncipe de Viana fue llevado á Zaragoá instancia de los aragoneses le perdonó su padre, y le puso en libertad á veinte y dos de junio. La suma del concierto fue que el príncipe obedeciese á su padre, y que de las ciudades y castillos que por él se tenian, quitase la guarnicion de soldados. Para cumplir esto dió en rehenes á don Luis de Biamonte conde que era de Lerin y condestable de Navarra, con él á sus hijos y otros hombres principales de aquel reino. La alegría que hobo por este concierto, duró poco, ca en breve se levantaron nuevos alborotos. La codicia del padre y poco sufrimiento del hijo fueron causa que el reino de Navarra por largo tiempo padeciese trabajos y daños, segun que adelante se apuntará en sus lugares.

CAPITULO XIII.

Como se hizo justicia de don Alvaro de Luna.

EN un mismo tiempo el rey de Castilla se apoderaba del estado y tesoros de don Alvaro de Luna, y él mismo desde la cárcel en que le tenian, trataba de descargarse de los delitos que le achacaban, por tela

« AnteriorContinuar »