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de las causas de Inquisicion, quando precisamente se pueden citar miles y miles de expedientes con que se convenceria lo contrario. Entre otros tenemos uno muy conocido por la dignidad de la persona y circunstancias que le acompañaron; tal es el del sabio y virtuoso arzobispo Carranza, Primado de las Españas, cuyo proceso se principió en el año 1559; y no se concluyó hasta el de 1777 es decir, que duró diez y ocho años. ¡Qué prontitud, Señor!

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En este proceso y en el de Olavide, respectivamente hablando, hay otra observacion que hacer sobre lo que ha dicho el Sr. Riesco; á saber: que desde las bulas de Inocencio vIII, que su señoría tuvo á bien presentar, se habia establecido un método, por el que ninguna apelacion habia salido del reyno. Y en esto no tiene razon su señoría, porque sin duda no se ha cumplido en esta parte aquella bula; pues en las causas de Carranza y Olavide tenemos dos pruebas de lo contrario; y vea V. M. como se cumple esa bula, y como nos engañamos en las cosas. Efectivamente la causa de Carranza salió de España y fué á Roma; y por esto no mejoró, pues estuve ocho años en el castillo de S. Angelo. Vea V. M. como esta causa, de las mas interesantes y ruidosas, salió de España á pesar de la resistencia que hubo por parte del príncipe. Y habia en ello otro manejo, que con toda la moderacion que pueda lo manifestaré; y es que quando no se podian sacar las causas de España, se hacia otra cosa casi igual, que era dirigir consultas, no á S. S., sino á la curia romana, que no es el Pontífice. Así como entre nosotros es corriente, respecto de los reyes y ministros, que no todas las órdenes que dan se pueden ni deben tener como del rey (que aunque errara, tendria regularmente intencion de acertar), sino de los ministros y manos subalternas, en las que se consideran y estan las faltas, y no en el rey; del mismo modo en la cabeza de la iglesia en lo eclesiástico, que así como al olimpo no llegan las nubes, tampoco á S. S. Ilegan las faltas; por eso tratamos del ministerio y de la corte romana, que se llama Curia, y tiene mil partes y fracciones en que está dividida, que es lo que nosotros llamamos ministerios. De esta hablo, no de S. S. En este concepto digo que quando incomodaba una de estas causas á la corte, la enviaban á Roma. Pues esto sucedió con la de Olavide. Como el objeto era hacer con él un auto público, que aterrorizase á los espíritus que no lo estaban entonces, se resolvió así. Pero como no habia motivos bastantes para hacerlo, consultó la Inquisicion á Roma. Y la curia le contestó, que pues el objeto era que el auto fuese público, y no habia motivos para ello, lo hicieran en secreto, pero de una manera que fuese público, es decir, con un número muy grande de concurrentes....

» Son tantas las especies que se han vertido estos dias, que no acierto á proponer con método mis ideas. Una de las cosas que me ocurren sobre lo que ha dicho el Sr. Riesco es el haberse establecido la Inquisicion con aprobacion general. Tengo escrúpulo sobre un hecho que me parece no puede ignorar el Sr. Riesco. ¿Será creible que un establecimiento se diga generalmente bien recibido, quando á poco tiempo de su creacion, en las fundaciones particulares y piadosas se da una absoluta exclusiva á las personas que pertenecen á él? Pues si yo no me me engaño creo no puede ignorar el Sr. Riesco que la capilla de Mosen Rubí en Avila, fundacion de los condes de Fuente el Sol, tiene esta prohibicion; es decir, está pro

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hibido que se provean en personas que pertenezcan al establecimiento de
la Inquisicion. Cómo haria nadie una fundacion semejante si el tribu-
nal hubiera estado generalmente bien recibido? Ademas, que de documen-
tos auténticos resulta lo contrario....; Qué mas? hasta de los mismos breves
pontificios. En uno de los de Sixto iv se le decia á la reyna Doña Isabel
que no tuviera cuidado de que se dixera que no por el zelo de la reli-
gion, sino por aprovecharse de los bienes, se hacian las confiscaciones; y
en otras bulas y breves hay mucho de esto, que si se analizan, aseguro
V. M. que solos ellos son la prueba mas concluyente de quan grande era
el clamor y el grito general contra la Inquisicion: Mucho mejor se verá esta
si se exâminan los expedidos para reformar el mismo tribunal, en cuyas
alteraciones y mudanzas hay que notar que siempre se procedia con tal po-
lítica, que quando por parte de la corte de España se afloxaba, por la
curia de Roma se apretaba; y quando aquí se apretaba, allí se afloxaba.
De suerte (perdóneseme esta vulgaridad) que era un juego de tira y
afloxa entre España y Roma. Ea una palabra, era un asunto de pura po-

lítica.

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que

ha

Siento hablar de este género de cosas, y por este aspecto sufro extraordinariamente haciéndolo; pero digo esto en la inteligencia que de ninguna manera compromete á la autoridad real, y muchísimo menos á la venerable dignidad y autoridad de los sucesores de S. Pedro; de lo blamos es de los misterios de los gabinetes. Si el sucesor de S. Pedro no fuera tambien un soberano, que posee un estado particular, no tendríamos que hablar de este modo. Así es que hablo, no de la cabeza de la Iglesia, • que como tal no se puede llamar soberana de este ó del otro estado, porque donde quiera estan sus ovejas, sino del estado temporal que poseer ¡y oxalá que sea para siempre! He dicho que habia un verdadero sistema de política; y qualquiera que lea estos documentos con reflexion, y conozca el estilo curial, se convencerá de lo que digo.

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A este propósito, si yo hubiera seguido el plan que me fixé en un principio, hubiera manifestado que la comision no solo no ha citado hechos falsos, sino que no ha hecho uso de documentos importantísimos; y podia citar una infinidad de ellos, de los que resultarian dos cosas; primera, que aun los que tenian mas firme adhesion á este nuevo establecimiento, sen los testigos mas claros y fuertes de los horrores y escandalosos abusos que se han cometido por este tribunal; y segunda, que por tanto no era el clamor y las quejas continuas, precisamente de aquellos contra quienes podia proceder el tribunal, porque eran de mala doctrina, sino de todos los demas. Solo citaré un autor, porque tiene todas las campanillas que le pueden hacer recomendable y célebre, que es Pedro Mártir de Angleria. Se trata de un impreso que anda por todas partes y á sabiendas del mismo tribunal. Su autor era individuo del consejo de la Inquisicion, embaxador, y hombre celebrado por su erudicion y conocimientos; pues lo cuenta como testigo ocular, y hace tal pintura de las atrocidades y barbaridades cometidas en la Inquisicion de Córdoba, que hace temblar y horroriza; al paso que quando uno se acuerda de las consequencias funestas que traxeron al reyno y á la religion, da gana de reir el ver en lo que se entretenian. Yo ruego á los que crean que estas son novedades de jóvenes caprichosos, y tal vez irreligiosos, que formen una idea de lo que decian los cam

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pañoles de aquel tiempo, las conseqüencias que de ello se deducen, y que no se olviden que hay mucha diferencia de lo vivo á lo pintado.

Señor, ocurreme en este instante el hacer dos reflexiones sobre dos hechos citados por el Sr. Hermida, y en parte contestados por el Sr. Argielles. Me es muy repugnante haber de contestar á una persona sabia y de las luces de este señor acerca de equivocaciones notables que haya podido padecer, mucho mas debiéndole particulares atenciones, y acompañandole circunstancias muv recomendables y muchas virtudes domésticas; porque hablar del Sr. Hermida es la cosa mas respetable para mí. Pero, Señor, amicus meus Plato, sed magis amica veritas; y de esto me ha dado el exemplo su señoría; porque no puedo dudar que este señor apreciaba mucho al conde de Campomanes; pero ha creide que debía decir su opinion y preferirla á la amistad; y habiendo hablado sobre este señor y sobre Macanaz, es menester que acerca de estos hombres respetables no se extravíe la opinion; y que no trasciendan esas especies. Se ha dado á entender que estos sabios se retractaron ó arrepintieron por haber sostenido doctrinas que son hoy las de V. M.; y se trata, no de asegurar la buena opinion de aque·llos hombres desmintiendo esas retractaciones que se dice hicieron, sino de impedir el descrédito é infamia de las doctrinas del Congreso. Dicese que se ha tenido noticia de que Campomanes se retractó. Quándo? En todas sus obras, que no son dos ó tres, sino muchísimas, de las que la mayor parte son las que tiene impresas (porque las mas han sido hechas en desempeño de su oficio, pues era un hombre de mucha laboriosidad, y que enriqueció sobremanera los archivos de los consejos y cámaras con producciones execelentes, que todos podrán haber visto, no sé si me engaño; però en lo que yo he leido suyo no he visto mas que la consequencia mas constante y seguida en su doctrina siempre sostenida, como lo exîgia el interes de la causa. Si este sugeto por remordimientos que tuvo en su vejez creia

que habia faltado por favorecer Y defender la religion, no era tan ignorante que creyese que con amarguras privadas remediaria el escándalo que habia causado, sino que hubiera hecho público su arrepentimiento, como lo habian sido sus obras. ¿Y dónde está la manifestación pública de su retractacion? En ninguna parte. Vivió virtuoso, porque vivió por principios firmes conformes al evangelio y sana política, y no podia menos de morir tranquilo. Estas retractaciones solo recaen sobre el libertinage ó la ignorancia; no asaltan sino á las gentes de mala, conducta, ó que por meterse en todo dicen lo que no saben ó no piensan; y quando llega un momento i en que conocen sus extravíos, y son tocados del auxílio de Dios, y movidos del temor de la muerte, hacen estas retractaciones; pero quien ha tenido tranquila su conciencia, no tiene por que hacerlo. Aunque no quisiera cansar mas á V. M. sobre esto, le daré otra prueba. Todo el mundo sabe como ha muerto ese tan celebrado como aplaudido Voltayre (el conde 1 de Campomanes no podia morir así). Notoria es la aversion que Voltayre ha tenido á este hombre; ¡ y sin embargo se dice que las doctrinas que introduxo en el ministerio español las sacó de aquel filósofo !.... Qualquiera podrá ver, como he visto yo, la carta escrita por Voltayre con motivo de la publicacion de la Educacion popular ( obra de Campomanes), en donde se desata en sarcasmos é invectivas contra su autor; ó ya porque no llegase á penetrar sus profundos conocimientos, ó ya porque le avergonzaba que

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hubiese en España quien supiese unir el sacerdocio con el imperio, é hìciese ver que nuestra sagrada religion no se opone á la felicidad de los pueblos. Por esto se desahoga burlándose de un modo ridículo del virtuoso Campomanes. Y habia este de morir con remordimientos? no, Señor.

, Tocante á Macanaz la cosa es un poco mas interesante. La historia de este célebre erudito es bien conocida en España por los que se han dedicado á estudiar nuestros preciosos monumentos. Debo no obstante hacer algunas reflexiones en general. Qué seguridad podrá tener un hombre, por bien sentada que juzgue tener la opinion, mediante la conducta mas acrisolada, y á pesar de haber dado de ello las pruebas mas decididas; qué seguridad, repito, podrá tener de la Inquisicion, quando ve que un monarca ha sido su víctima? Este mismo, cuya apología se acaba de reimprimir, y cuyo libro es de lo mejor que se ha escrito en su favor, pero que es la expresion forzada de quien sin este caso no podia volver á la libertad, se sabe lo que hizo no es de este lugar el referir la historia triste y horrible de esa intriga miserable de gabinete y ministerio, en que hicieron servir á la Inquisicion, no para beneficio del estado ó de la Iglesia, sino para fines particulares. Señor, al hablar de las persecuciones de este fiscal y del de Indias, me veo en la necesidad, en obsequio de las doctrinas de este autor, que son en gran parte las de V. M., adoptadas en el siglo pasado en materias de regalías, de leer algo de uno de los tomos de sus mismas obras; con la circunstancia que tiene un pedazo de papel interesantísimo escrito de mano de su autor (por si se me pregunta si está impreso ). En la representacion que hizo como fiscal del Consejo en 30 de julio de 1714.... no pudiendo contener sus sentimientos y quejas, dirigió á Felipe y un memorial, , que existe en este tomo, y está hecho con todas las demostraciones cristiano-políticas de la verdad de todos sus asertos y quejas. En mingun pais se escribió un libro ni mas erudito ni mas juicioso; y este autor, haciendo una compilacion de sus obras, para dexar este único tesoro á su posteridad, nos pone esta nota el año de quarenta y tantos, como se deduce de su contexto ( leyó ). Note V. M. esto con cuidado, que no son las Córtes las que han venido á hacer estas novedades, que en el reynado de Felipe v ya se habian hecho, así como para honra de la toga española lo ha dicho nuestro actual presidente del tribunal supremo de Justicia en sø oracion inaugural (siguió leyendo). Se refiere en esta ignorancia, que dice que padecia, á una obra que publicó en 1739 el presbítero romano Cayetano Censi, De la antigüedad de España. Vea V. M. qué arrepentimien to tendria un hombre, que en los últimos dias de su vida le parecia que todo lo que habia dicho era poco; y decia, que si no habia dicho mas, era porque no sabia mas; pero que al fin habia asegurado la verdadera doctrina relativa á la iglesia de España sobre regalías. No ha habido, pues, esos arrepentimientos y retractaciones.

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Aunque queda infinito que decir en esta primera parte, creo que le dicho basta; porque no acabaria jamas si hubiera de ir exponiendo todo lo que me parece que debe ser contestado. Y así solo haré una observacion muy del caso para apartar del ánimo de V. M. y del comun de los españoles of horror que causa aquel método ( que por estar notado en varios historiadores no se puede ocultar ) de los primeros tiempos de la Inquisicion. ¿Se pue de decir que el de ahora es absolutamente diferente, que todo es suavidad,

facilidad, y sobre todo que abunda tanto la caridad, que es enteramente contrario al de otros tiempos? Sobre esto haré una reflexion, y citaré un hecho. La reflexion es esta: hay ó no reglamento en la Inquisicion? Si lo hay, qual es, y qué fuerza tiene? Si el que hay es el del inquisidor Valdés, el arroja de sí todo el rigor, y las formulas que inspiran el horror que se tiene á este tribunal en la parte política. Si hay otro, que le manifiesten, y nos digan quién lo ha hecho. Y si á pesar de no haber otro, y ser este el que hay, nɔ se observa, ¿qué es lo que resulta? Resulta probada la proposicion de la comision de que los inquisidores son unos soberanos, porque se dispensan á sí mismo de la observancia de las leyes; con una diferencia, que lo, verdaderos soberanos revocan las leyes quando lo exíge la utilidad, pero mientras tanto son los primeros que las observan, porque si no habria pondus et pondus, mensura et mensura. ¿Cómo es, pues, que no habiendo hoy reglamento diferente del de entonces, puede ser probable que la práctica de hoy sea distinta de la de entonces? Y si lo ha, ¿quién lo ha hecho, dónde está, y de dónde le viene la autoridad? Quizá por esto se dixo que en la iglesia estaban reunidos los tres poderes. Esto podemos aplicarlo á este tribunal, porque efectivamente el Sr. Riesco ha dicho que el Poder executivo eclesiástico, estando delegado por su Santidad en esta parte, reside en la Inquisicion. Siendo un tribunal es claro que tiene la parte judiciaria; y ahora sacamos en limpio que no está sujeto á reglamento ninguno. Así no solo tenemos la reunion de Poderes, sino el despotismo mas completo, que se funda en tener el derecho de hacer todo lo que se quiere, aunque no se haga lo malo. Esto es contrario al carácter de un gobierno moderado, que no consiste en que se haga esto ó lo otro, sino en que por su naturaleza no haya arbitrio para evadirse de las leyes, como lo hay en este tribunal. Pero dexémonos de reflexiones donde hay hechos.

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Así como se citó al frances Laborda, y se dixo que aun á los franceses les habia parecido la Inquisicion una cosa razonable y justa, no será malo que se recuerde que esta desgraciada revolucion y trastorno de cosas entre otros bienes que accidentalmente nos han traido, es uno el que anden ea manos de todos varias cosas relativas à la Inquisicion, que de otro modo hubieran permanecido en la obscuridad. Una de las que con este motivo han ido á parar á manos de un extrangero, es el proceso que á un cocinero de cierto seminario de una provincia de Castilla la Vieja se formó en 1806; y que no se concluyó sino con la revolucion. Y digo á qualquiera que desee verlo que puede conseguirlo, porque ya no se halla en la Inquisicion; y nihil est occultum quod non revelabitur.... llega un dia y todo sale. Pues mues trenme la mas pequeña diferencia entre este proceso, y el modo de enjuiciar en el siglo xvi despues de las ordenanzas de Valdés en este se ve la misma disposicion, siempre hostil de parte del fiscal, la ocultacion de los nombres de los testigos, el variar las cláusulas, poniéndolas en tercera persona: en fin, todo lo mismo, lo mismo que previene el reglamento de Valdes, se hizo en el año de 1806 en el tribunal de la Inquisicion de Valladolid.

,, Pues, Señor, quando se trata de remediar estes males, no se nos diga que la Inquisicion es tan suave ahora, como rigorosa en otro tiempo. Y si lo es, ¿por qué hemos de-consentir que no dependa de una regla cierta y fixa, sino del capricho, y no hemos de querer que se exija la responsabili dad al que falte?

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