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de la fe, que profesé en el bautismo, haciendo aquí en presencia de V. M. Ja protestacion de ella. Algunos de mis compañeros en los discursos que han pronunciado ó leido en las anteriores sesiones, arrebatados del zelo de su opinion, y como temerosos de que esta no llegase á triunfar por medios racionales y sencillos, se han deslizado alguna vez á pintar como sospechosos á los que no siguieren su dictámen; de suerte, que aquello de hermanos en Cristo apenas es mas que una fórmula de cortesía religiosa; y aun esta parece que iba á desterrarse de este recinto, á no haber mediado alguna vez la prudencia del Sr. Presidente, y la moderacion del Congreso.

,, La Inquisicion se intitula tribunal de la Fe; mas no es de fe. Esta distincion debiera haberse hecho en todos tiempos para evitar escrúpulos en que está generalmente envuelto el vulgo, y lo que no es vulgo, de los pueblos, que hoy se aparenta clamar por una institucion que no conoce, ni jamas ha podido conocer, y así no sabe lo que se pide, si es que lo pide. Al pueblo español no se le consultó para establecerlo, ni se le pidió su consenimiento, ni se le exploró su voluntad, así como no se le pidió para establecer los demas tribunales, ni para reformar ó extinguir otros, sin lo qual vivirian los españoles sin paz y sin justicia, quando pueden vivir sin Inquisicion, y vivir muy cristianos. ¿Qué empeño en hacer sinónimos las palabras Inquisicion y Religion; Santo Oficio y Fe católica? Claro está : así se substituye el terror al amor, la credulidad á la creencia, y la humillacion al convencimiento; y se viene á venerar de un mismo modo al perro que al pastor del ganado. Con esta ignorancia es fácil espantar y desconsolar á las almas piadosas é inocentes. ¡Os aan á quitar la religion santa de vuestra patria! les predican pública y privadamente, y tal vez al oido, y sin aventurar mucho por la correspondencia del correo. Y no hay quien les responda: nosotros no necesitamos de Inquisicion para ser católicos: esto es injuriarnos, es injuriar á nuestros padres que la practicaron por medio de la instruccion, y no por la amenaza del castigo, non propter iram, sed propter conscientiam; es injuriar á los antiguos españoles que recibieron el evangelio de boca de los discípulos de los apóstoles; no con el aparato de cadenas y cuchillos, sino con la persuasion y dulzura, presentándoles el yugo suave del Señor, que desde entonces le llevamos con gozo y alegría. Es finalmente injuriar á la España toda, quitándole la gloria de ser y haber sido cagélica por antonomasia entre los demas reynos de la cristiandad, antes que se hubiese inventado este tribunal, que ni da la fe al que no la tiene, ni la .confirma al que la tiene.

,,¿Acaso se trata de dexar á la religion desamparada suprimiendo la Inquisición, no en órden á su santísimo fin y objeto, sino en órden á su forma, atributos y fórmulas, por ser opuestas á los medios que tiene prevenidos y adoptados la constitucion para mantener la justicia, el órden público, y la misma religion que ha jurado proteger? En tal abandono quieren afectadamente suponer algunos que quedaria para llenar de amargura á la muchedumbre inocente, indocta y timorata. ¿Qué católico se escandalizaria de que esta potestad delegada vuelva á la jurisdiccion inmediata de los señores obispos, que tienen el derecho, la autoridad y la obligacion de apacentar y cuidar las ovejas de la grey que á cada uno le está confiada, no por la cabeza visible de la iglesia, sino por la invisible que es Cristo? La predicacion, el consejo, Ja edificacion y la solicitud pastoral fué la mision divina de los apóstoles,

cuyos sucesores legítimos, y herederos inmediatos de su palabra y autoridad, son los obispos. Los inquisidores, ni siembran la divina palabra, ni aran, ni edifican, ni administran sacramentos, porque otra es su incumbencia¡ juzgar y condenar! Facultad desmembrada del episcopado en Es- ́ paña, cuyos prelados por una especie de anuencia han consentido esta ver-, dadera usurpacion de su autoridad. Y es mas extraño aun que su silencio, la resistencia que muchos de ellos oponen hoy á recobrar esta parte de su apoś➡. tólica potestad que el soberano Congreso nacional quiere reintegrarles. ¿Querrán todavía contentarse con la facultad que les concede, como por gracia, la Inquisicion de poder concurrir al tribunal á intervenir en las sentencias como conjueces; á cuyos actos, por no degradar su dignidad, no asisten, pues se les señala el último asiento: y como temerosos de perder este derecho, que es muy suyo, suelen enviar un teniente que represente sus personas?

,,La Inquisicion es de hecho un estado dentro del estado, ó por mejor decir un estado fuera del estado. Es verdaderamente un cuerpo independien te, como lo es una potencia respecto de otras. Los reyes y las mismas Córtes antiguas, para conciliar los derechos de la nacion y de la corona, y los que se atribuia la Inquisicion, han tenido que capitular con ella como de igual á igual. Díganlo las concordias que repetidas veces se han tenido que celebrar, á manera de tratados, de un gabinete con otro, entre aliados que quieren transigir sus diferencias. Es tambien independiente de la Silla apostólica, aunque proclama ser emanada su autoridad de esta; pues quando no le convenia, desobedecia las bulas y breves pontificios, y no reconocia las sentencias dadas en Roma, así de absolucion como de condenas. Díganlo las licencias para leer libros prohibidos concedidas por el Papa, las quales eran de ningun efecto en España, si al inquisidor general no le placia confirmarlas, como sucedia ordinariamente.

Ha sido seguido con tanta constancia por la Inquisicion el empeño si stematico de mostrar en todos los actos su independencia, que no solo en puntos de competencias de jurisdiccion con los demas tribunales reales ha turbado el órden y armonía, sino que por etiquetas de superioridad y preeminencia, intitulándose por excelencia y por institucion tribunal de la Fe, en el acto mas solemne, público y augusto de la religion católica, qual es la procesion del Corpus Christi, á la qual acompañan los ayuntamientos y tribunalės Supremos en cuerpo, por no ceder el puesto de precedencia, dexaba de asistir á este obsequio tan religioso de la fe misma, de que se gloriaba ser protector y defensor especial.

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Los disturbios que en el transcurso de los tiempos,, en varias épocas, pueblos de España, han causado las pretensiones de su fuero, confundiendo las prerogativas ó las usurpaciones de ellas, con su potestad espiritual, son tantas, que formaria un gran volúmen solo su compendio. En todas se echa de ver que se erigian jueces en causa propia, y en las cárceles del Santo Oficio, destinadas solo para los delinquentes en la santa fe, entraban las que tenian la desgracia de tocar un pelo de la ropa, no digo á un juez, sine hasta el último ministril.

,, Entre los varios hechos que en el reconocimiento del archivo munici pal de Barcelona, he leido citaré solo dos, que se refieren en el diario del ayuntamiento del siglo xvi.

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,, En la fiesta de la Natividad de la Vírgen, que se celebraba con asistencia de dicho ayuntamiento en la capilla de la Lonja de contratacion, fue convidado el inquisidor general, obispo de Cuenca, que á la sazon se hallaba allí; pero este prelado, ántes de empezarse la misa, no solo tomó su asiento en el presbiterio como convidado, en frente del ayuntamiento, sino que se hizo poner estrado con todo el aparato. El ayuntamiento le envió un recado por un portero, suplicándole se abstuviera de presentarse con aquella distincion, que era prerogativa que gozaba la ciudad, y estaba reservada solo á los reyes y á los vireyes. Nada contestó. La ciudad repitió otro recado de atencion; y nada contestó. Entonces se mandó á dos porteros que recogiesen dicho estrado, como tuvo que executarse con violencia, y no poco escándalo, suspendidos los divinos oficios, y detenida la misa por mas de una hora. El desquite del inquisidor, no atreviéndose con el magistrado, fue mandar al dia siguiente prender á los porteros, y llevarlos á la cárcel del tribunal. La ciudad reclamó con energía, y aun amenaza ; y logró la soltura del preso, sin dexar de recurrir á la corte por expreso, pidiendo pública satisfaccion del atentado. La respuesta fue que se tomaria seria providencia en lo que tan justamente pedia la ciudad. A los tres meses repitió esta nueva representacion mas fuerte (que he leido como la primera), y se contestó con la misma fórmula de estilo ministerial. Ignoro en qué paró este negocio; pero el inquisidor se hallaba ya en la córte entonces.

,,Pocos años despues aconteció otro caso de igual tropelía en desacato de la potestad civil. Por bando de policía estaba prohibido el porte de armas de fuego sin distincion de personas. Fue encontrado de noche con ellas uno que dixo ser dependiente del tribunal, y fue preso en el acto por un alguacil de la ciudad. Al siguiente dia manda la Inquisicion prender al alguacil, y encerrarlo en sus cárceles. El ayuntamiento despachó aquella noche quatro dependientes suyos á llevar una decente cena al preso, alumbrada con quatro hachones; con un oficio seco á los inquisidores, de que si diesen lugar á que se le hubiese de llevar al otro dia la comida, tomaria por primera providencia ocuparles las temporalidades. La intimacion era terrible, y así se ahorró al ayuntamiento el gasto de la comida. ¡Qué de pleytos y recursos ocasionados con motivo de sus carnicerías, hornos de pan y otras privativas y franquicias que la devocion ó la inconsideracion les habia concedido en perjuicio de los privilegios y bien comun de los pueblos en órden á la administracion de sus abastos! Cada escrito llevaba implícito un amago de anatema á la parte contraria.

,,He leido en un libro en octavo, escrito en muy castizo castellano, impreso en 1-545, el suceso escandaloso que el año ántes pasó en el pres-biterio de la catedral de Barcelona en los oficios del dia del Corpus, presentes el obispo y el ayantamiento, cuya procesion no pudo salir aquel dia, juntas ya todas las comunidades seculares y regulares, cofradías y demas concurrencia, á causa de unas disputas con los inquisidores y el preste de la misa al tiempo de colocar la hostia consagrada en el viril. El que me prestó el libro (y era un inquisidor), no me permitió leer el nombre del autor ni el lugar de la impresion.

,,Algunos señores diputados que me han precedido en sus discursos, me han prevenido en varios puntos que han tocado y esclarecido con mucha rudicion, y no menor circunspeccion; y así me abstendré de repetir unas

reflexiones, y de explanar otras, cuyos autores no necesitan de mi apoyo, no siendo yo ni teólogo, ni canonista, ni jurisperito, ni controversista en materias de derecho eclesiástico.

,,Solamente contestaré á algunos casos de hecho en que los señores diputados que se han presentado á manera de apologistas de la Inquisicion, han fundado sus opiniones. Ha dicho alguno que el siglo XVI fue el mas floreciente en España en hombres de eminente sabiduría, y esto para probar que el establecimiento no se oponia al progreso de las luces. Yo les concedo que contra las luces no; pero sí contra los que lucian: se encendian con una mano, y se apagabar con la otra. Si fue el siglo de la sabiduría, tambien fue el de la persecucion de los sabios, ornamento de las divinas y humanas letras. Ningun predicador de fama, ningun escritor insigne, y mas los teclagesyritor estaba seguro de dormir mañana donde habia dormido hoy. De cárcel inquisitorial, é de persecucion teologal pocos varones sobresalientes se libraron; y si mas no cayeron, seria por el recato y reserva con que, con el exemplo de los desgraciados, se abstendrian de manifestar la superioridad de su doctrina y de su ilustracion. Siglo fue de oro á pesar de la Inquisicion, es verdad; pero ¡quantos tesoros quedaron escondidos! Aquel fue el tiempo en que los émulos y envidiosos del buen nombre de sus rivales, tenian la puerta franca para tacharlos de hereges ó de sospechosos.

,,Dígalo un Antonio de Nebrija, restaurador de las buenas letras, perseguido por sus escritos: un Fr. Hernando de Talavera, confesor de la Reyna Católica: un Arias Montano, tesoro de toda erudicion, tambien perseguido: un Francisco Sanchez llamado el Brocense, maestro del buen gusto y de las humanidades, que murió en la Inquisicion: un Martin de Cantalapiedra, insigne teólogo escriturario, que sufrió una prision de dos años: el arzobispo de Toledo Carranza, que sufrió diez y ocho años de prision, , porque entre tanto Felipe II aplicaba las rentas de su mitra á la obra del Escorial: un Fr. Luis de Leon, eminente en las lenguas sabias, honor de la eloqüencia y poesía española, y de la teología expositiva que padeció un encierro de cinco años: un P. Sigüenza, eruditísimo teólogo y orador, á cuya pluma debe tanto la eloqüencia de la lengua castellana, tambien tuvo que sufrir la persecucion, y purificarse con mas rigor que hoy sufren los afrancesados: una Santa Teresa de Jesus no estuvo amenazada de haberse de justificar ante el tribunal? ¿Qué le sucedió al famoso Antonio Perez? Un Fr. Francisco Ortiz, del órden de los menores, cuyo nombre y escritos son poco conocidos entre los literatos modernos, maestro de la eloqüencia mistica, cuyo patético estilo enternece y levanta el alma, y obliga con la pulidez y tersura de las palabras á venerarlo como primer modelo de nuestra lengua. Este varon sabio y virtuoso padeció encierro y diez años de reclusion en el convento de Tordelaguna. Seria muy extendida ántes de su desgracia la fama de su oratoria evangélica, pues el almirante de Castilla (en la coleccion de las cartas familiares del P. Ortiz, impresas en Alcalá de Henares en 1552), le dice entre otras cosas, con fecha de 1535 desde Medina del Campo:,,recibí con vuestra carta muy grande consolacion, en que en verdad, vuestra católica determinacion (de no salir de su retiro) no me satisface: que como parece obra de caridad de vos, querer vos solo gozar bien seria acordaros que San Pablo está á la mano derecha de San Pedro; por donde parece que nuestro Señor no quiere que el provecho sea de solo uno,

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sino que se conurique con aquellos que de ella tienen necesidad. Y en verda 1, Señor, que seria mas merito la obra que hiciereis en mí conversando, que la que ha cis en vuestra soledad. El espíritu de Dios con el vuestro en qualquier parte haila lugar; en Valdescoperos hay harta soledad y silencio, pues tambien soy yo amigo de ella. Siendo yo el mayor amigo que teneis, habeisme de perdonar que contradiga vuestra opinion, pues tan gran servicio será de Dios abrir el arca de la sabiduría de la ciencia espiritual que tanto tiempo há que está cerrada." Respuesta del P. Ortiz desde Tordelagana, quien entre otras cosas le dice:,,en lo que V. S. manda le escriba de la manera que se debe tener para servirse de mí, dexando yo de escribir largas cuentas de cosas pasadas, contentome con decirle que aquella benignísima piedad de Dios, cuya altísima providencia no se olvida aun de los mas viles gusanilles, conociendo mi pequeñez y flaqueza, me ha tornado en tan dulce misericordia el secreto retraimiento y silencio que se me dió por penitencia, que ni yo he salido un paso de este convento, aun despues de acabados los tiempos de mi clausura, ni para esto, ni para lo demas, he querido usar de ninguna facultad apostólica, pues tengo legítimas causas para no dexar la celda y el silencio que tanto con verdad amo; quanto mas que Iray otras muchas, y de peso, para no querer despertar del sueño y reposo que Dios aquí me da por sola su bondad. Puede V. S. creerme, que aunque este mi silencio yo no lo quisiera mercar tan caro, no lo tengo en tan poco, ni me renta tan poco que piense en vendello barato, y ni barato ni caro le quiero vender, ni trocar á cosa ninguna criada. Quedo con obligacion grande á la significacion de V. S. de alcanzarme todo favor y merced del señor cardenal Sevilla en servicio de mi predicacion; mas yo tomo alas para suplicafle tenga por bien de me dexar estar donde me estoy : que sin perjudicar á la buena voluntad de V. S., y quedándole en salvo y en buen seguro todo su merecimiento, siente mi ánima que me conviene callar y guardar este rinconcillo que Dios me dió, procurando de aprender á empezar á servirle. Porque certificadamente afirmo á V. S., que aunque yo no hubiese de mi tan larga soledad alcanzado otro fruto sino una centella de conocimiento que abrise mi corazon en tan grande deseo de estarme donde Dios y sus ministros me pusieron, crece tanto cada dia mas, que parece que agora de nuevo quiero con ansia deseosa gozar de este tesoro. Hasta aquí con mi tibieza se me han pasado muchos años sin fruto, porque veo, aunque á todos convenga, lo que Isaias dice, que lo que obra la justicia es paz, y que la justicia se honra y grangea con el silencio; mucho mas pertenece esto para mí, que claramente me veo por muchas partes inhábil para salir á plaza con pensamiento de aprovechar á otros. Y aunque yo tuviese alas para poder sin peligro mio salir del nido, y tuviese la habilidad que me falta, veo que de aquellos dos tiempos dice Salomon, que hay tiempo de callar, y tiempo de hablar; y aquel es el que á mí me conviene."

,, En este mismo siglo de oro el temor de ser acusado un escritor helaba las plumas en las manos de los literatos, aun en asuntos amenos. Oygamos lo que Pedro Juan Nuñez (el Pinciano) dice á Zurita en una carta, fecha en Valencia á 17 de setiembre en 1566. Si no tuviese la apro bacion de Vmd., desesperaria en pasar mis estudios adelante, no teniendo en esta ciudad persona con quien poder comunicar una buena correccion, ó explicacion ó exposicions no porque no haya en esta ciudad personas doc

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