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Inquisicion de la autoridad que los reyes le han concedido, fixese la forma, modo y regla como haya de usar de ella, y désele á los procesos toda la publicidad que determinen las leyes, sin desviarse un ápice de la constitucion, aunque ha de ser mas gravosa y perjudicial á los culpados que útil y conducente. Y si todavía no se quiere el tribunal de la Inquisicion con estas limitaciones, niéguele V. M. toda la autoridad civil que ha exercido hasta ahora, y quédese un tribunal puramente eclesiástico, y con sola la autoridad pontificia.

,, Porque entienda V. M. que no puede tocarle de modo alguno en esta. Yo tengo libertad como diputado para decirle : Ne te misceas negotiis ecclesiasticis &c. No puedo menos de hacerle presente lo que decretó Sixto v en su bula 74, que empieza: Inmensa æterni Dei, §. 5:,, en todas estas cosas es nuestra intencion que sin consultar á nos ó á nuestros sucesores, no se innove cosa alguna en el oficio de la Santa Inquisicion, establecido por autoridad apostólica tiempos pasados en los reynos y señoríos de las Españas, del qual vemos cada dia salir copiosos frutos en el campo del Señor." Llamo la atencion para que se note primero: que el Santo Oficio estaba establecido de antemano en España por autoridad apostólica, y no por la real, aunque intervendria la peticion y consentimiento del rey: segundo, que nada se innove ó varíe sin consultar al Sumo Pontífice: tercero, que cada dia se cogian frutos copiosos en la iglesia contra lo que se ha dicho repetidas veces de su inutilidad, y que las Córtes pueden extinguirlo. Si esta prohibicion parece suave, oygamos y estremezcámonos de los terribles anatemas de Julio I en su bula, que principia: Licet á diversis; de la qual entresacaré algunas cláusulas por no molestar demasiado la atencion de V. M.

,, Aunque diversos Romanos Pontífices han decretado y sancionado bien y saludablemente que las potestades seculares.... favorezcan y asistan á los obispos ó inquisidores de la herética pravedad en el negocio de la Inquisicion, y que ninguna de las predichas potestades conozca ó juzgue, de qualquier modo que sea, sobre el crímen de heregía, siendo meramente eclesiástico, ni se atreva á oponerse ó impedir de algun modo al obispo diocesano ó al inquisidor, que se emplea en negocio de Inquisicion &c....; pues se ha promulgado sentencia de eterna condenacion contra los que hicieron lo contrario....; con todo ha progresado de tal manera la ambicion de gloria mundana, ó la ignorancia de los sagrados cánones, ó el desprecio de la disciplina eclesiástica, que unos, á pretexto de justicia para que á ninguno se le haga injuria; otros, so color de piedad para que los malvados sean castigados mas severamente, no se avergüenzan juntarse á los obispos diocesanos, y á los inquisidores instituidos por la Silla apostólica, quando estan exerciendo el oficio de Inquisicion &c."

,,Requerimos y amonestamos á las potestades seculares...., y les mandamos en nombre de nuestro Redentor Jesucristo (cuyas veces hacemos en la tierra, aunque sin merecerlo), que de ningun modo impidan ó perturben á los obispos diocesanos é inquisidores en su negocio de Inquisicion &c. abroguen y borren sin demora qualquiera órdenes, providencia y leyes dadas sobre el conocimiento del delito de heregía, opuestas á los sagrados cánones, y que impidan la jurisdiccion eclesiástica, como tambien Nos determinamos y declaramos que todas ellas han sido y son inválidas, y queremos Y mandamos que desde ahora se tengan por abrogadas y borradas."

Los que no obedecieren estas nuestras amonestaciones, ó los que á sabiendas dieren en las predichas cosas consejo, auxilio ó favor, conozcan.... que por esta nuestra sancion, ó sentencia y declaracion, que ha de durar perpetuamente (que pronunciamos en estos escritos con autoridad de Dios omnipotente, y de los bienaventurados Pedro y Pablo, y por la nuestra contra los mismos que no obedezcan en qualquier dignidad que se hallen constituidos), quedan privados de la comunion de los fieles, y de la partici pacion de todos los sacramentos eclesiásticos, maldecidos, ligados con vínculo de maldicion eterna, heridos con la lanza del anatema y excomunion mayor; de suerte que ninguno de los que delinquen en lo precedente puede ser absuelto si no es por Nos ó nuestros sucesores, fuera del peligro de muerte."

á no

,,No tiene duda de que esta bula trata de la autoridad eclesiástica ; pero extinguido el tribunal se le impide totalmente que la exerza. Y SObre esta no puede V. M. innovar, mudar 6 alterar cosa alguna, y mencs impedir ó perturbar á los inquisidores en los negocios de Inquisicion, ser que le quieran hacer creer que esta bula no está admitida en España, y aunque esté, que tiene facultades para suspender su continuacion. Pero, Señor, no es lo mismo suspender la publicacion de un rescripto pontificio hasta examinario, y concederle el pase ó placitum regium, que obtenido este y dexada correr, pueda recogerse.

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por

Mas lo tocante á la autoridad civil que ha obtenido el tribunal de la Inquisicion, confesando de plano que puede V. M. quitársela, ó moderarla segun estime conveniente, me atrevo á suplicarle encarecidamente que no se la quite, pues quitándosela, se quita un medio que la experien cia de tres siglos ha demostrado ser el mas á propósito para extirpar las heregías del pueblo español, no matando hombres, sino convirtiendo á penitencia; aunque á los incorregibles los ha entregado á la justicia secular, que ha aplicado la pena de muerte á los que, segun las leyes, debian sufrirla, como se hace con los demas malhechores, y para impedir se introduzcan otros errores, velando de continuo para que ni corran libros de doctrina pestilencial, ni permanezcan en nuestro reyno maestros del error. Séame lícito transcribir el dictamen de Macanaz impugnando el de Tomasino, sobre el remedio que hubiera podido preservar las naciones de las heregías de los eutiquianos.,,Si en los principios, dice, se hubiesen unido el sacerdocio y el imperio á contener á Eutiquio, si hubiese habido una Inquisicion tal como la de España, veria que hubiera sido esto tan poderoso remedio, que nada de quanto dice hubiera sucedido...; y se vió por experiencia en Europa, pues al mismo tiempo sin resistencia alguna la pusieron fuego Lutero y Calvino, y toda ella se vió arder en sus llamas, y teñida de la sangre de católicos, los templos arruinados, las sagradas imágenes abrasadas, los sacrosantos sacramentos en la mayor parte abolidos, y los católicos quedaron fugitivos, errantes, ocultos y sin libertad; al mismo tiempo se vió tambien que habiendo intentado entrar en España, por mas medios que para ello tentaron, jamas pudieron conseguir tener un pie seguro en ella, como todos los hereges lo han llorado y lo lloran, y los católicos lo han confesado y admirado; y no podria negarse que la causa de no haber podido tomar pie en España, fué únicamente el gran euidado en que viven los centinelas de la fe y ministros del santo tribunal

de la Inquisicion. Los luteranos y calvinistas.... no hubieran dicho tanto mal de la Inquisicion si no hubiese sido esta la única que impidió que no logra sen sus intentos, y así se ve que solo desde entonces han comenzado á calumniarla, , porque no les ha quedado otro medio." Así habla, tomo I, capítulo 11, n. 45. Y en el capítulo 111, n. 25, dice:,,Esta Inquisicion es la que ha acabado con todos los enemigos de la iglesia, que se han atrevido á poner en execucion algunos de los dañados intentos que sus corazones pervertidos han concebido, y á ella es á la que se le debe desde su establecimiento hasta el dia de hoy no se haya visto en los vastos dominios, á que su jurisdiccion se extiende, heregía, cisma, ruido, inquietud, ni estas guerras de religion, que en el mismo tiempo se han visto abrasar á todos aquellos reynos, provincias y estados, á que no se ha extendido la jurisdiccion de esta soberana union. Ningun católico puede desconvenir de estos hechos, pues que los mismos hereges no se han empeñado en combatir á este santo tribunal mas que por las propias experiencias que tienen que él es el único fuerte que hasta ahora no han podido tomar, sitiar, ni bloquear, ni corromper sus soldados, sorprehender á sus centinelas, introducir la desercion, las parcialidades ni la desunion; pero él ha descubierto sus emboscadas, penetrado sus des gnios, sorprehendido sus espías, castigado sus partidarios, y en fin de su nombre tiemblan del mismo modo que el inferno (que es el que les ha de abrasar), tiembla de oir el nombre santo de Jesus (11. 26. ). De aquí se conoce claramente que los católicos que han escrito ó hablado mal de este santo tribunal no han examinado esta materia, sino que se han dexado llevar de lo que los hereges publican en voz y por escrito contra este santo tribunal, los quales han trabajado con todo esfuerzo por desterrarlo de los reynos donde se habia establecido, como Lutero y Zuinglio lo echaron de toda la Alemania, y Calvino y sus sec tarios de Francia en sentir de dicho Macanaz, tomo 11, cap. IV, n. 11 al fin.

de

,,Por no haber podido conseguirlo en Italia y España, comprenhendiendo al Portugal, se ha conservado mas pura la religion católica. Ahora se hacen todos los esfuerzos para abolirla en nuestro reyno; y si se consigue, le amenaza la desgraciada suerte que á los otros, donde hoy se ve entronizada la irreligion. Para ver si pueden civilizar la ferocidad y barbarie de los españoles, como ellos dicen, recurren á representárnosla como inútil, porque se dice han cesado los motivos de su institucion, á saber, los judíos y moriscos; pero me atrevo á asegurar que al presente es mas útil por haberse multiplicado los motivos; de manera que si no estuviera establecida, era menester establecer la Santa Inquisicion. Ni los moros ni los judíos eran tan perjudiciales á nuestros abuelos en punto de religion como los hereges del dia. La ley de Moyses es un yugo tan pesado, que los mismos judíos ni sus padres podian soportarlo, y apenas ellos la siguen; será muy raro el católico que se dexe seducir para abrazarla; es gente ignominiosa y detestable á todas las naciones. Los errores de los moros son tan groseros, que ningun hombre de entendimiento despejado los seguirá. Ademas que aquellos y estos son enemigos irreconciables de los católicos: no ocultan su secta para atraer con engaño: se conocen muy fácilmente; pero los novadores ocultan todo su veneno: son lobos devoradores que se revisten de piel de ovejas, esto es, se publican á boca llena católicos: aparentan piedad, aunque no la conocen: propalan máximas de libertad y felicidad: dicen con

astucia que no combaten los dogmas ni la moral, mas que hay ciertos abusos que es necesario reformarlos, y como si tuvieran la mision correspondiente, se hacen reformadores, siendo mas bien destructores de las máximas cristianas, y de los medios de conservarlas. Si fuera verdad que se intenta la reforma de abusos, los manifestarian, y no se atreverian á tocar lo substancial; pero basta que haya abusos verdaderos ó aprendidos en este ú otro establecimiento, y en vez de corregirlos se pretende extinguir. Ese es el empeño que se ha tomado para acabar con el tribunal de la Inquisicion, el único que ha sabido descubrir las tramas de los hijos bastardos de la iglesia, , que rompen las entrañas de su madre, á manera de generacion de . víboras, y quieren derramar en medio de ella el veneno mortífero de la heregía ó de la incredulidad. Es verdad de fe que no faltará este don preciosísimo en la iglesia, que las puertas del infierno no prevalecerán contra ella; no es de fe que no faltará en España, como ha faltado en Africa y otras regiones, y sin alejarnos la vemos casi perdida del todo en Francia; no tiene nuestra nacion una divina promesa que la afiance que no sufrirá una desgracia semejante. Confieso tambien que jamas se han imaginado los católicos que sea verdad de fe el establecimiento de la Inquisicion, y que sean sinónimos inquisidores y religion; pero conocen generalmente su utilidad, pues mirando la iglesia como una ciudad, reputan al Santo Oficio como una muralla que la defiende de los asaltos de sus enemigos, que intentan destruirla. Si la contemplan como una viña pingüe y frondosa, reputan á este como la cerca que estorba pueda entrar el jabalí silvestre de la heregía á exterminarla, ó la fiera singular del error á devorar sus frutos: lo tiene como una torre ó atalaya en medio de ella, desde donde los centinelas ven las raposas astutas que se insinúan blandamente á roer las vides, y las cazan ó ahuyentan para impedirlas causen daño. Todavía me atrevo avanzar á decir que en cierto modo hay necesidad de este establecimiento ahora mas que nunca; pues si se juzgó necesario ó mas á propósito quando tanto respeto se tenia á los reverendos obispos, y tanto se temian las excomuniones; al presente, que se hace gala de desacreditar á aquellos, hacerlos despreciables á la faz de la nacion, y motejarlos de criminales, indiferentes y mercenarios; que se burlan de las censuras diciendo los que se glorían de ilustrados, no sé que jocosidades irrisorias contra ellas, ¿qué urgencia no habrá de que continúe en su libre exercicio? Este ha sido medio experimentado por espacio de tres siglos con los mas felices resultados; ¿por qué, pues, se ha de abandonar y hacer prue ba con otro nuevo, que se ignora si será conducente á conseguir el fin?

,,Otro argumento bien falaz he oido repetir: que la religion se conservó pura en los quince siglos primeros de la iglesia sin Inquisicion. Pero ademas de ser este raciocinio muy ageno para probar la incompatibilidad, veamos con ojos despreocupados sus nulidades. Si por religion pura se entiende que no ha admitido error alguno, es verdad, pues siempre los ha detestado, nunca los ha enseñado, ni ha podido en tiempo alguno hacer mezcla de Jésucristo y Belial, de la luz, que es la palabra de Dios, y las tinieblas del error, porque una fides; pero es falsisimo que todos los españoles hayan profesado la religion católica siempre ha habido muchos católicos; pero habia entre ellos acaso no menos heterodoxos de varias sectas, y cada uno procuraba hacer prosélitos, y aumentar su partido. El arrianismo hizo tan

tes progresos no obstante la vigilancia y zelo pastoral de los Isidoros, Fulgencios, Leandros, Braulios, Ildefonsos y otros sabios y santos prelados y doctores de nuestra España, que el rey Leovigildo, arrepentido de la muerte injusta que habia mandado dar á su hijo Hermenegildo, por ser católico, aunque su arrepentimiento fue aparente é ineficaz como el de Antioco, llegó á conocer y protestar que la religion católica es la única verdadera ; pero amedrentado por temor de su nacion, no mereció entrar en ella. ¿Estaria nuestra España pura de hereges? Y durante los siete siglos de la irrupcion mahometana, quantos y quantos sectarios habria? Puedo asegurar que despues de la conquista, en una parroquia de quatrocientos vecinos solo se encontraban quarenta cristianos viejos y trescientos sesenta de los demas: lo mismo sucederia en otros pueblos. Tambien entonces habia gran número de judíos de aquí podremos calcular quan pocos eran los católicos respecto de otras sectas, y se verá que no se han conservado puros los españoles. Pero desde el establecimiento de la Inquisicion se han disminuido los sectarios de tal manera, que si hay alguno, no se atreve á manifestar sus errores; solo en estos últimos años en que se halla sin exercicio, se han dexado ver no pocos, aunque disfrazados, y si se extirgue al fin ese antemural de la religion, no dexarán de hacer prisioneros del error, de la impiedad, de las heregías ó de la incredulidad á no pocos, sin que la vigilancia de los. pastores sea suficiente á impedirla, como lo estamos, viendo con dolor en Cádiz y otras partes.

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,,Permítaseme refutar otras dos incompatibilidades con la constitucion; á saber que faltaria la libertad é inviolabilidad de los diputados, y la exîstencia de las Cortes, si hay tribunal de Inquisicion. Me avergonzaria, Señor, si pensara que los diputados quieren una libertad de conciencia, pudiendo seguir no solo opiniones políticas, por mas improbables que sean, sí tambien errores contra la fe, y que si los profiriesen á sabiendas y con pertinacia, habian de ser inviolables. La Inquisicion no persigue las opiniones ni aun los errores físicos, sino las heregías contra las verdades reveladas, y han de ser formales y con pertinacia, pues siendo materiales enseña á los errantes y los instruye en la verdad; mas si no quisieran admitir la doctrina, se harian hereges formales y pertinaces, dignos de ser juzgados y castigados. Señores diputados, po bay por que, temer a la Inquisicion: libres somos en nuestras opiniones naturales, civiles y políticas: no lo somos, para errar contra la fe y buenas costumbres; pero, quién es el católico que pretende esta libertad, que es impiedad Nuestra libertad consiste en hacer Το que dice el Eclesiástico: qui potuit transgredi, et non est transgresus, facere mala, et non fecit. Y las Cortes no han subsistido sin estorbo ni impedimento desde el establecimiento de la Inquisicion? Lo mismo, subsistiran en adelante, Los negocios, que se tratan, en, las Cortes son de guerra, hacienda, gobierno, policía y semejantes; no corresponde traten asuntos de religion; y quando los trataran, es un Congreso católico, y jamas se apartará de las reglas invariables del evangelio. No teman las Cortes á ese religioso tribunal, que se les propone como un espantajo ó bu de niños.

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Vengamos por último al Aquiles ó mas fuerte argumento, que no dice relacion con la incompatibilidad, sino contra la existencia, esto es, que los inquisidores no tienen jurisdiccion por la renuncia del inquisidor mayor. Este hizo la propuesta, ó sea nombramiento por el mismo hecho les dele

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