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Por cuanto por parte de vos Juan Rodriguez Mafrá, nuestro piloto, é Jines Murio, nuestro capellan, é Diego Martin Pinzon, é Alvaro Alfonso Nortes, é Juan Pinzon, é Alonso Gonzalez, vecinos y naturales de la villa de Pálos, nos fué fecha relacion, que Martin Alonso Pinzon, é Vicente Yañez Pinzon, é Andrés Gonzalez Pinzon, é Diego de Lepe, é Miguel Alonso, capitanes, vuestros abuelos é padres y tios y hermanos, en cierto viage, jornada y armada que los Reyes Católicos de gloriosa memoria, nuestros abuelos, que hayan santa gloria, mandaron inviar á cierto descubrimiento de que diz que fué por capitan general el almirante don Cristóbal Colon en descubrimiento de la isla Española y en otras islas, y despues en otro cierto descubrimiento que fué á la costa de las Perlas, en cierto asiento que con ellos y algunos de vosotros fué tratado por el muy reverendo en Cristo Padre don Juan Rodriguez de Fonseca, arzobispo de Rosano, obispo de Burgos, del nuestro consejo, por mandado de los dichos Católicos Reyes, en que se ofrecieron de armar tres navíos á su costa para ir á cierto descubrimiento á la Tierra-firme, con los cuales diz que descubrieron seiscientas leguas de tierra firme é hallaron el gran rio y el Brasil, y rescataron con ciertos indios de la dicha Tierra firme oro y perlas, › etc.

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No debe estrañarse que en este documento no aparezca el nombre de Solis, porque se trataba solo de los servicios de los Pinzones, para cuya familia era el escudo de armas de que se hacia gracia, y la naturaleza del asunto no permitia introducir en él otros nombres que los de los causantes de tal gracia acordada á sus descendientes.

Queda pues demostrado, de la manera mas evidente, que la espedicion que asociados hicieron Vicente Yañez Pinzon y Juan Diaz de Solis, tuvo por objeto el rescate en la renombrada Costa de las Perlas, y que en ella recorrie

ron seiscientas leguas de tierra firme y hallaron el gran rio y el Brasil.

Por allí, pues, sobre la tierra que los descubridores llamaron con el nombre del palo de tinte que produce, entre el gran rio, cuyo nombre omitimos por no ofender al lector, y el cabo mas oriental de nuestro continente, por allí, leguas mas ó menos, iba la raya é demarcacion y se encontraba la punta de la gran provincia de Castilla del Oro.

La verificacion que hemos hecho con los documentos, de la parte por donde pasaba la línea de demarcacion, se encuentra corroborada por los cronistas Oviedo, Gomara y Herrera; lo que parece demostrar que el hecho estaba bien averiguado y que era público y notorio en el siglo XVI.

Tratando del cabo de San Agustin, Gomara dice: < Unos ponen quinientas leguas, y otros mas desde el rio Marañon al cabo de San Agustin. Están en este estrecho de costa la tierra é punta de Humos, por do es la raya de la reparticion de Indias entre Castilla y Portugal; la cual cáe grado y medio tras la equinoccial. »

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Lo mismo, poco mas o menos, dicen Oviedo y Herrera con diferentes palabras.

Ese era tambien el término probable de lo descubierto hasta entonces por los españoles en Tierra-firme, y desde allí debian partir los descubrimientos de Solis en 1515, empezando por averiguar si Castilla del Oro era una isla, pues todo permanecia desconocido á sus espaldas.

II

Vamos á ocuparnos ahora de los errores y contradicciones que han cometido los cronistas, y que han repetido

con variantes mas o menos sustanciales en los detalles, todos los escritores que los han tomado por guia en el particular; y para que nuestros lectores puedan facilmente apreciar la crónica, sin ocuparse de hojear libros que no todos tendrán á la mano, trascribiremos testualmente lo que cada uno dijo, y lo comentaremos en seguida á la luz de los documentos.

Oviedo, en el cap. I, lib. XXIII de la primera parte de su Historia general de las Indias, dice lo siguiente:

E aqueste Johan Diaz de Solis, siendo piloto mayor y pareciéndole que en la villa de Lebrija, de donde era natural, no cabian sus pensamientos, volviólos al otro emisferio ó partes australes, donde se ofreció á mostrar por su industria é navegacion, aquellas partes que de los antiguos fueron ignoradas en el antártico polo. Y con licencia del Católico y Serenísimo rey, don Fernando, de inmortal memoria, dió efecto á la obra y descubrió este gran rio (el de la Plata) año de mil y quinientos é doce años, y trujo la relacion que por entonces pudo ver de aquella ribera. ›

Este primer cronista mayor de las Indias, que comunicó á Solis, segun el mismo lo dice, y pudo, por consiguiente, formar el juicio que emite sobre la competencia del piloto mayor en materia de navegaciones, clasificándolo, como lo clasificó, de buen piloto, no espresa, si con motivo de comunicar á Solie, este le participó haber descubierto el Rio de la Plata en 1512, ni manifiesta tampoco nada que justifique su asercion. Se limita á espresar que trujo la relacion que por entonces pudo ver de aquella ribera, cuya relacion debió ser sumamente insignificante para Oviedo, ya la oyese de labios de Solis, ó la conociese de cualquier otra manera, cuando no mereció del cronista ni siquiera ser condensada en un párrafo de su obra, que tantas otras relaciones de poquísimo ó de ningun interes contiene.

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Cuando no hubiese otros motivos, esto bastaria para deducir que Oviedo dió por verificado el viage de 1512, con solo la noticia de que en ese año se trató de empren derlo.

A lo trascristo se reduce lo que espresó Oviedo sobre el supuesto viage y descubrimiento de Solis en 1512, y dice luego:

‹ Y para mayor y con mas posibilidad é gente salir en tierra, el mismo rey le hizo capitan suyo é le concedió la poblacion de aquel gran rio. E volvió allá con tres naos muy bien armadas y provistas de gente y vituallas, para descubrir é saber los secretos de la tierra, el año de mil é quinientos é quince años; y llegado donde él tanto deseaba, fué amigablemente recibido de los indios é convidado de ellos con mucho alhago é semblante dulce y amoroso acogimiento, y mostraron mucho placer con él y con los cristianos. E salido en tierra con una barca y parte de la gente que llevaba, salieron de una celada grande multitud de indios que estaban puestos en asechanza con mano armada, é mataron á Juan Diaz de Solis é á todos los que estaban en tierra, de los españoles, sin que alguno quedase con la vida, á vista de los cristianos que estaban en las naos, é no sin mucha vergüenza de todos ellos, demas del notorio daño; y tomaron la barca y quebráronla é quemáronla luego. Viendo esto los restantes cristianos é que así sin se entender, les habian muerto su capitan é principal piloto é guía, con mas de cincuenta hombres de los mejores de la armada, alzaron velas é no osaron quedar allí, pareciéndoles que era mui poco número de gente para contra tanta multitud de indios; é fueron á la tierra del Brasil, donde cargaron los navíos de aquella madera, é se tornaron á España para dar color á los paños é á otras pinturas con aquella mercadería; pero no á tan señalada ignorancia y mal gobierno del capitan, con esta

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mala nueva e fin del piloto y de la gente que con él murieron, como hombres gobernados de caudillo sin esperiencia en las cosas de la guerra. Porque como dice Salustio, que la guerra ha de ejercitar, en la adolescencia lo ha de aprender. Buen piloto era Johan Diaz de Solis, é yo le comuniqué, y en las cosas de la mar por diestro era tenido para gobernar un timon é mudar las velas é derroteros; pero en las cosas de la guerra terrestre nunca egercitó escuadron de gente á pié ni á caballo. ›

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No pudiendo persuardirse Oviedo, que la espedicion de 1515 tuviese por objeto descubrir lo que en su concepto ya estaba descubierto, su primer error lo indujo á cometer otros. Por eso dice que el rey, para que Solis pudiese con mas posibilidad é gente salir en tierra, le hizo capitan suyo é le concedió la poblacion de aquel gran rio.

Conociendo, como conocemos, los documentos relativos al viage de 1515, por los cuales consta que su objeto era descubrir y que nada contienen sobre conquistar ni poblar; constando tambien la cortedad del equipage y armamento, en relacion con la pequeñez de la armada, que debia limitar sus esploraciones á espacio y tiempo determinados, las cuales, una vez realizadas con felicidad, serian motivo para que se tratase de las mercedes á que se hubiese hecho digno el descubridor, se vé que Oviedo estendió sus aseveraciones sin documentos ni conocimiento exacto de los hechos.

Gomara; al tratar del Rio de la Plata, en su Historia General de las Indias, dice:

‹ Del cabo de Sant Agustin, que cac á ocho grados, ponen setecientas leguas de costa hasta el Rio de la Plata. Américo dice que las anduvo el año de 1501 yendo á buscar estrecho para las Molucas y Especería por mandado del rey don Manuel de Portugal. Juan Diaz de Solis, natural de Lebrija, las costeó legua por legua el año de 12, á su

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