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protesta contra la usurpacion de 1843, y á reconocerles jurisdiccion sobre todo el Estrecho de Magallanes y sus costas.

Por eso le han obligado á declarar disputados todos los territorios al oriente de los Andes.

Por eso le han obligado á prescindir del artículo 1o de la Constitucion de Chile, en cuanto pudiese favorecer al derecho argentino, y á respetarlo en cuanto asegure la primera usurpacion.

Por eso le han obligado á derogar el compromiso con. traido en 1856, que se refiere á todas las cuestiones sobre límites entre ambas repúblicas, limitándolo solamente al territorio argentino que Chile ha indicado como materia de sus pretensiones desde 1843.

Todo esto, y mucho mas denigrante para la patria, importa la declaracion del doctor Montes de Oca, comple tamente de acuerdo con las declaraciones del pacto.

La voluntad y la audacia chilena predominando en todo sobre la decadencia argentina.

En nuestro territorio al Oeste de los Andes, por el art. 1o de su Constitucion.

En Punta Arenas, violando su Constitucion y el territorio que esta reconoció ser de nuestra propiedad.

En todo el Estrecho y sus costas, que marchan á tomar colocacion al Occidente de los Andes, siguiendo el movimiento de Punta Arenas, que ya se encuentra tras ellos, segun ciertos conocimientos geográficos capaces de hacer saltar á Valdivia hasta el grado 44.

En el Atlántico, arrastrando nuestra bandera y fijando el límite á nuestra jurisdiccion.

En nuestro Gabinete, imponiéndose á un Ministro que sostiene y defiende la voluntad chilena, quemando al efecto nuestros títulos de dominio sobre todas las tierras australes.

¿Qué mas puede exijirse de honroso para los argentinos, despues de esta série de triunfos de su diplomacia? Otras declaraciones curiosas contiene el artículo del doctor Montes de Oca.

« Nadie ha sometido al arbitraje, dice, lo que está del otro lado de los Andes y limitado por el Pacífico. Nadie ha dicho que Chile usurpara ese territorio con su Constitucion. >

El Dr. Montes de Oca no puede decir que nadie ha sometido al arbitraje el territorio á que se refiere, porque las dos repúblicas, que se comprometieron en 1856 á someter á arbitraje sus cuestiones sobre límites, son algo mas que nadie.

Entonces no se conocian todos los títulos territoriales de ambas partes, ni podia fijarse la estension de sus comprensiones.

Era necesario buscarlos, estudiarlos y hacerlos valer oportunamente, ya en los arreglos que se intentasen, ya ante el juez que quedaba establecido para el caso de no arribarse á un acuerdo.

Una vez manifestados los títulos, y llegado el caso de presentarlos al árbitro, este tiene que tomarlos en consideracion por entero, sin arrogarse la facultad de fragmentarlos, de alterar su letra, ni violentar su espíritu.

Asi, cuando los títulos argentinos dicen, que su propiedad austral está limitada por los mares del Norte y del Sud, ó sean Atlántico y Pacífico, no puede el juez declarar que esos límites son el Atlántico y la Cordillera de los Andes, so pretesto de que esta se interpone á los límites legales estableciendo una division material; porque entónces dividiria el juez lo que la ley no divide y le prohiben las leyes dividir.

Pues nada menos que esto, es lo que pretende el doctor Montes de Oca, no en calidad de juez, sino de simple

representante temporal de una de las partes, arrogándose la facultad de declarar que el punto de partida de su representada ha sido y es reconocer por límite la Cordilera de los Andes.

Entonces no hablemos de títulos, de leyes, de jueces ni de derechos. Hablemos de voluntades omnipotentes, de habilidad diplomática, de valor incontrastable, de sabiduría infinita, de puntos de partida nevados, ó de cualquiera otra cosa, menos de justicia ni de honra nacional. Asegura tambien el señor ministro que «nadie ha dicho que Chile usurpa ese territorio con su Constitucion.

Contestando le diremos que, cuando no lo hubiésemos demostrado repetidas veces en nuestros escritos, bastaba que lo patentizasen nuestros títulos, para que el Gobierno, ó sus representantes en la cuestion, lo hubiesen hecho valer.

Si no lo han hecho, esa no es culpa de nuestros títulos. La culpa es de los débiles ó generosos diplomáticos que los han manejado inhábilmente, hasta traernos al incalificable modus vivendi que combatimos.

No crea el doctor Montes de Oca, que los que nos oponemos con toda la vehemencia de nuestras almas á que sea humillada nuestra patria, nos proponemos estraviar la opinion pública para llevarla á servir intereses que no son los suyos.

Ni tema tampoco nuestra propaganda, si es de desatinos, como él la califica.

Con desatinos no se estravía la opinion pública, en media plaza y á la luz del medio dia.

Como se engaña al público, es con procedimientos secretos en que se comprometen sus mas caros intereses, por la ignorancia, la debilidad ó la mala fe de los que se creen con facultades ó competencia de que carecen.

Como se engaña al público, es haciéndole creer en un triunfo, despues de esperimentar una tremenda derrota, celebrada por el enemigo.

Marzo 22 de 1879.

Manuel Ricardo Trelles.

CARTAS DE INDIAS

Entre los valiosos contingentes con que, de algunos años á esta parte, nos viene favoreciendo la imprenta de la madre patria, ofreciéndonos los antecedentes histó ricos que guardan sus inmensos archivos, depositarios de las glorias, al par que de las desgracias de una noble raza y de una gran nacion, el actual gobierno de España, ha costeado la preciosa obra que lleva el sencillo título de < Cartas de Indias».

Contiene numerosos documentos relativos á la conquista de las diferentes secciones de la América Española, con facsímiles de algunos de los originales mas notables, y noticias biográficas y geográficas, tomadas de los mismos. documentos, en su mayor parte.

Entre las mencionadas secciones, figura la del Rio de la Plata, con once cartas de nuestros primeros conquistadores.

Esta corta, pero interesante coleccion, es la que ofrecemos en las páginas siguientes, precedida de la comunicacion que, con motivo de la obra, tuvimos el honor de dirigir al señor Conde de Toreno, ministro de Fomento de S. M. Católica, y seguida de las noticias biográficas y geográficas correspondientes.

La edicion de las Cartas de Indias, poco numerosa y de mucho costo, no se presta á la difusion de los impor tantes datos que contiene, los cuales, refiriéndose á toda la

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