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y un año, en el repartir y encomendar de los indios, vuestra merced me ha dejado sin suerte. Pues, vuestra merced no me olvida cuando ha menester hombres, razon fuera de que se acordara para hacerme algun bien, como ha hecho y hace á otros, aun hasta los que han venido con Martin. d'Urrea, que aun no son bien llegados, ya tienen indios repartidos y encomendados.

Bartolomé Garcia.

Sobre de la carta en que vá inclusa esta Memoria - A los mui poderosos señores presidente y oidores del Consejo de su Magestad de su Real Consejo de las Indias.

Carta de Martin Gonzalez, clérigo, al Emperador don Cárlos, dando noticia de las espediciones hechas y de los atropellos cometidos despues de la prision del gobernador Alvar Nuñez Cabeza de Vaca-Asuncion, 25 de Junio de 1556.

Sacra Cesárea Católica Real Magestad:

Como los capellanes que en esta tierra estamos, seamos obligados á avisar á V. M. especialmente, y con mas obligacion yo, por haber doctrinado y bautizado estas ove jas de vuestra majestad, y viendo los daños y contínuos trabajos que han pasado, y doliéndome de ellos, acordé, no tan solamente avisar á V. M. por esta mi epístola de lo sucedido en esta tierra despues acá de la prision de Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, gobernador que fué desta prov incia por V. M.; pero, aun por estos mal limados versos

publicar y decir los enormes daños y contínuos trabajos que esta pobre gente, súbditos de V. M. y naturales de la tierra, han pasado y pasan; y suplico á V. M. reciba de mí, su capellan, este pequeño servicio, juntamente con la voluntad y celo que tengo del servicio de Nuestro Señor y de V. M., y de que Nuestra Santa Fé Católica sea ampliada y ensanchada.

Ya tiene noticia y será informado de la prision de Cabeza de Vaca, el cual, no tan solamente los oficiales de V. M. prendieron, pero aun tambien fué en su prision el capitan Vergara, que ahora por poderes de V. M. en esta tierra por gobernador manda; por que, certifico á V. M. que, si él no diera calor, favor y ayuda para ello, no eran ellos bastantes á le aherrojar, por que, aunque malo que á la sazon estaba, por el largo tiempo que habia mandado, toda la gente que en la tierra estaba ó la mayor parte tenia de su mano, por lo cual hubo ocasion de hacer y perpetrar lo que hizo en desservicio de V. M, y en destruimiento y perdimiento desta tierra y de los naturales della.

Y para mejor obrar y efectuar y conseguir lo que comenzado tenian, y para poder salir con ello, echaron y mandaron echar un bando, por el cual pregonaban libertad y daban á entender que el gobernador de V. M. pretendia cautivallos á todos, y que ellos por la libertad habian fecho lo que habian fecho; lo cual certifico á V. M. que fué despues acá, no digo cautividad, como ellos decian, pero total destruicion de todos, sino eran sus amigos y valedores, por que estos estaban contentos y eran señores.

Preso el gobernador, y sus justicias presas y peladas las barbas con grande vituperio, lo cual V. M. será mas y mejor informado, queriendo dellos ser servido de los que allá ván, lo cual fué, segun ha parecido, para poder ellos mandar, volviendo el dicho capitan Vergara al mando

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que tenia y esquilmar y destruir esta tierra como lo han todos hecho.

Y para efectuar y conseguir lo que querian, advocaron y trugeron á si con engaño á mucha gente, lo cual fué de causa de estar, como estaban, unos malos, otros en compañia de otros que estaban dañados y puestos en la voluntad del capitan Vergara y oficiales de V. M., y en fin, todos pobres, que era lo peor y mas dañoso, que, como la gente era nueva en la tierra y no se pudiese valer en ella sin el favor de los que acá estaban, de fuerza, ó por grado, ó de necesidad, habian de conseguir cada uno á la parte do estaba afirmado.

Y no tan solamente la necesidad que la junta tenia, pero decian y publicaban contra el gobernador de V. M. que queria usurpar esta tierra á V. M., para lo cual daba color que habia quitado la bandera Real de un navio y habia mandado poner otra suya, y otras cosas que, por su prolijidad y en sí tener poco fundamento, no las diré, por que me parece, á lo que siento y alcanzo, por lo que he visto por vista de ojos, su falsedad y cautela y habérselo levantado para poder traer á sí la pobre gente que engañaron para hacer y efectuar y vengar sus pasiones.

Preso el gobernador, determinaron de destruir la tierra por contentar á sus amigos y valedores, y para tenellos obligados para todas las necesidades que les viniesen sobre este caso, daban tantas licencias para que por la tierra anduviesen estos que los favorecian, y ellos eran tales, que certifico á V. M. que, como fuego, quemaban y abrasaban toda la tierra por do iban, en quitalles sus mujeres, hijas, hermanas y parientas, dado caso que estuvie sen paridas y las criaturas á los pechos, las dejaban y echaban en los suelos, y se llevaban y traian las madres; y dado que algunas no los querian dar, por fuerza y contra su voluntad, amenazados, y algunos puestos al punto de la

muerte, por no pasalla las daban, aunque padecian grandes trabajos y soladas sin ellas, por que, del miedo que tenian, por los bosques las traian escondidas, y de allí las traian y sacaban; y si algunos perezosos ó tardios eran á cumplir lo que les mandaban, ejecutaban en ellos su enojo, dándoles cuchilladas y palos y haciéndoles otros malos tratamientos, quitándoles sus casas y todo cuanto en ellas tenian. Pues, siendo estos naturales tan maltratados, ansí de los que mandaban como de los amigos y valedores dellos, determinaron de matar algunos cristianos, y ansí, mataron dos ó tres cristianos de los que entre ellos andaban ranchando, lo cual hicieron por verse tan lastimados como estaban, por que de noche ni de dia estaban sosegados, sino puestos en gran custodia y cuidado, lo uno, por guardar sus hijas y mugeres que, de causa de andar por la tierra cristianos, ellas nunca entraban en poblado ni en casa ni hacian lo que eran obligadas á hacer en el repa ro de sus comidas y de sus hijos. Levantada la tierra por la muerte de los cristianos, queriendo ir á ellos, por mejor efectuar su propósito, pasaron convocacion y llamaron los cristianos dos generaciones de indios enemigos destos caribes, los cuales es gente muy ligera y se dicen Guatatás y Apiraes. Juntos estos indios con los cristianos, viendo los naturales que convocaban y llamaban enemigos suyos contra ellos, determinaron de levantarse toda la tierra, en tal manera que pocos ó ninguno quedó que de hecho ó de secreto no se levantase.

Levantada la tierra, salieron á ellos doscientos cristianos con dos mil indios destos que arriba he dicho, y en muchos rencuentros que con los naturales hubieron, tomaron mui gran cantidad de los naturales, y en señal de venganza les quitaban las cabezas, las cuales los indios que los cristianos llevaban, se llevaban á su tierra, lo cual

no hicieran ni osaran acometerles, sino fuera con el favor que de los cristianos tenian.

Con estas guerras, visto los indios naturales los grandes daños que los cristianos y gente que con ellos iba les hacian, en les quemar sus casas, talalles y destruilles sus comidas, y que, si mas la guerra por la tierra anduviese, no podian escapar, muchos dellos la perdieron yéndose, y otros vinieron á pedir paces, las cuales se les dieron; y desta manera todo, siempre esta pobre gente ha estado y está pacífica, aunque desollados de causa de los grandes daños y pérdidas, ansí de hijos y hijas, mugeres que les han faltado, ansi de hambre por habelles talado los bastimentos, como por habérselas quitado, como dicho tengo.

Vueltos á sus casas, comenzaron á edificarlas, porque estaban todas quemadas, y atender á sus haciendas y comidas, que de causa de la guerra y del temor de los indios. que los cristianos con ellos llevaban, habia dias que de los bosques no osaban salir, do pasaban necesidades y trabajos ellos y sus hijos, con la poca comida que tenian, que tan solamente era cardos y algunas salbaginas que por los bosques tomaban: y desta manera estuvieron hartos dias, por la cual necesidad faltaron muchas criaturas pequeñas y grandes.

No contentos con estos daños que estos naturales habian pasado, aun no bien estaban en sus casas y asientos, cuando los amigos y valedores, ansí del capitan Vergara como de los oficiales y capitanes, otra vez por la tierra andaban y algunas lenguas entre ellos, enviadas por el capitan, á las cuales mandaba trujesen indias, no tan solamente para si, pero aun tambien para los que él queria; y desta manera, tornaron otra vez peor que de primero á los perseguir y destruir, en tal manera, que muchos indios quedaban cargados de hijos; y vístose tan trabajados, de puro pesar, se morian, no tan solamente él, pero los hijos que,

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