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cierto que sus servicios: D. Iñigo Lopez de Mendoza fué hecho Marqués de Santillana y Conde de Manzanares: Villena se dió à D. Juan Pacheco con nombre tambien de Marqués: demás desto en Avila D. Álvaro de Luna fué elegido por voto de los caballeros de aquella Orden en Maestre de Santiago: parece que la fortuna le subia tan alto para con mayor caida despeñarle. A D. Pedro Giron mas por respeto de D. Juan Pacheco su hermano que por sus méritos, pues ántes siguiera el partido de Aragon, diéron el maestrazgo de Calatrava: para este efecto depusiéron à D. Alonso de Aragon; cargábanle que siguió à su padre en la guerra pasada.

No faltó quien tachase aquellas dos elecciones como no legítimas, de que resultáron debates y competencias. Contra D. Álvaro pretendia D. Rodrigo Manrique, ayudado (como se dirá luego) del favor del Príncipe D. Enrique: contra D. Pedro Giron se oponia D. Juan Ramirez de Guzman Comendador mayor de Calatrava, que desde la eleccion pasada pretendia algun derecho, y en la presente tuvo algunos votos por su parte, de que resultáron grandes alteraciones y discordias. Alburquerque se tenia todavía por los Aragoneses: acudió el Rey en persona à rendir la villa y la fortaleza, que finalmente le entregó su Alcayde Fernando Dávalos. Dió el Rey la vuelta à Toledo, y allí removió à peticion de la ciudad de la tenencia del alcázar y del gobierno del pueblo à Pero Lopez de Ayala, y puso en su lugar à Pero Sarmiento: acuerdo poco acertado por lo que avino adelante, y aun de presente se disgustó asáz el Príncipe D. Enrique por el mucho favor que hacia al depuesto Pero Lopez de Ayala.

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6 Muere Don Gutierre Arzobispo de Toledo,

y le sucede Don

Alonso Carrillo
Obispo de si

güenza.

*Hernan Perez

de Guzm. en sus Claros varones

c. 29. dice que 1444, y que ya

murió el año

ce en Alba.

:

Al fin deste año à los quatro de Diciembre, finó en la su villa de Talavera D. Gutierre Arzobispo de Toledo *: su cuerpo sepultáron en el sagrario al cierto de aquella Iglesia Colegial. Sobre si le trasladáron à la villa de Alba, como él mismo lo dexó dispuesto en su testamento, hay opiniones diferentes : quien dice que nunca le trasladáron, y que yace en el mismo lugar sin lucillo y sin letra, solo un capelo verde, que cuelga de la bóveda en señal de aquel entierro; otros porfian que los de su casa le pasáron à Alba, sin señalar quándo, ni cómo solo consta que en San Leonardo convento de Gerónimos de aquella villa hay un sepulcro de mármol blanco suyo, que de en medio de la capilla mayor en que estaba, le pasáron al lado del Evangelio; pero sin alguna letra que declare si están dentro los huesos. En suma en lugar de D. Gutierre alcanzó aquella dignidad D. Alonso Carrillo, Obispo à la sazon de Sigüenza, por principio 1446. del año mil y quatrocientos y quarenta y seis. Su padre Lope Vazquez de Acuña, que de Portugal se vino à Castilla: sus hermanos Pedro de Acuña Señor de Dueñas y Tariego, y otro Lope Vazquez de Acuña; demás desto era tio de D. Juan Pacheco, y hombre de gran corazon, pero bullicioso y desasosegado, de que son bastante prueba las alteraciones largas y graves que en el reyno se levantáron, y él las fomentó.

7 El de Aragon se apercibe

para continuar

la guerra con

mayor vigor, y

las guarniciones que tenia en Atienza y Torija

salian à correr

Hízose consulta sobre lo que quedaba por concluir de la guerra. Atienza y Torija solamente se tenian por el de Navarra en toda Castilla; pero fortificadas para todo lo que podia suceder, guarnecidas de buen número de soldados, que salian à correr los campos comarcanos, hacer presas de ga

marcanos:

el

Rey mandó cercar à Atienza, y se moviéron pláticas de paz.

nados y de hombres. Demás desto crecia la fama los campos code cada dia, y venian avisos que el de Navarra se aprestaba para volver de nuevo à la guerra: cosa que ponia en cuidado à los de Castilla, tanto mas que el Rey Moro con intento de ganar reputacion, y à instancia de los Aragoneses, con una entrada que hizo por las fronteras del Andalucía, tomára por fuerza à Benamaruel y Benzalema pueblos fuertes en aquella comarca: afrenta mayor que el miedo y que el daño. No se podia acudir à ámbas partes: marcháron las gentes del Rey contra los Aragoneses por el mes de Mayo, y despues que tuviéron cercada à Atienza por espacio de tres meses, se trató de hacer paces. Concertáron que aquellos dos pueblos se pusiesen en tercería, y estuviesen en poder de la Reyna de Aragon Doña María hasta tanto que los jueces nombrados de comun consentimiento determinasen à quién se debian entregar.

8 El Rey se retira à Valladolid encargando al nuevo Arzobispo de Toledo y à D. Cárlos de Arellano que reprimiesen los

Aragoneses.

Hecha esta avenencia, el Rey de Castilla fué recebido dentro del pueblo à doce de Agosto. Hizo abatir ciertas partes de la muralla y poner fuego à algunos edificios. Los vecinos pretendian se quebrantaran las condiciones del concierto y asien-usultos de los to tomado, y así no le quisiéron recebir en el castillo. Por esto sin acabar nada fué forzado volver atrás, y irse à Valladolid; solamente dexó ordenado que el nuevo Arzobispo de Toledo y D. Cárlos de Arellano quedasen con gente para reprimir los insultos de los Aragoneses por aquella parte y en ocasion se apoderasen de aquellos pueblos. No por esto los Aragoneses quedaron amedrentados, ántes desde aquellos lugares hacian de ordinario correrías y cabalgadas por todos aquellos campos hasta Guadalaxara, do el de Toledo y Arellano residian.

y

9 D. Álvaro D. Juan Pacheco siembran la discordia entre el Rey y el Principe.

Algunos de los parciales andaban al tanto por toda la provincia esparcidos y mezclados con los demás à la sorda alteraban la gente, y eran

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que

causa que resultasen nuevas sospechas entre los Grandes de Castilla: maña en que el de Navarra tenia mayor fiucia que en las armas. Demás desto D. Álvaro y D. Juan Pacheco cada qual por su parte con intento de aprovecharse del daño ageno sembraban con chismes y reportes semilla de discordias entre el Rey y su hijo el Príncipe, que debieran con todas sus fuerzas atajar: cruel codicia de mandar y ciego ímpetu de ambicion, quán grandes estragos haces! en un delito quán gran número de maldades se encerraban! Pasáron tan adelante en estas discordias, que por ámbas partes hicieron levas de soldados. En cierto asiento que se hizo entre el Rey y el Príncipe su hijo, hallo que el Rey perdona al Conde de Castro, y à sus hijos manda se les vuelvan sus estados y bienes. D. Rodrigo Manrique confiado en estas revueltas mas que en su justicia, por nombramiento del cia, y se apo- Pontífice Eugenio, y à persuasion del Rey de Aragon, sin tener el voto de los caballeros se llamó Maestre de Santiago. Pretendia él por las armas apoderarse de los lugares del maestrazgo, D. Álvaro le resistia; de que resultáron daños de una parte, y de otra muertes y robos por todas aquellas partes. Estas alteraciones y revueltas fuéron causa que pocos cuidasen de lo que mas importaba: así los Moros por principio del año mil y quatrocien1447. tos y quarenta y siete hicieron entrada en nuestras tierras; lleváron presas de hombres y de ganados, quemáron aldeas, taláron los campos, las rozas y las labranzas, y en particular ganáron de los nues-'

IO Los Moros hacen entrada en el reyno de Mur

deran de varios pueblos.

tros los pueblos de Arenas, Huesca, y los dos Velez, el Blanco y el Roxo, que están en el reyno de Murcia poco distantes entre sí. No tenian bastante número de soldados, ni estaban bastecidos de vituallas ni de almacen: así no pudiéron mucho tiempo sufrir el ímpetu de los enemigos. Esto y las sospechas que todos tenian de mayores males, eran los frutos que de las discordias que andaban entre los Grandes, resultáron..

CAPITULO V.

De la guerra de Florencia.

No será fuera de propósito (como yo pienso) de

clarar en breve las causas y el suceso de la guerra de Florencia que por el mismo tiempo se empren dió en Italia. Blanca hija de Philipo Duque de Milan casó con Francisco Esforcia: el dote sesenta mil escudos, y entretanto que se la pagaban, en prendas à Cremona ciudad rica de aquel ducado; la qual el yerno con esperanza que tenia de suceder en aquel estado, aunque le ofrecia el dinero, no quiso restituir à su suegro, confiado en la ayuda de Venecianos, en aquella sazon por sí mismos, y por la liga que tenian con Florentines y Ginoveses, poderosos por mar y por tierra. Envió Philipo por su Embaxador al Obispo de Novara para que tratase con el Rey D. Alonso y moviese guerra à los Florentines, para con esto recobrar él à Cremona sin embargo del favor que daban à su yerno los Venecianos. El Pontífice Eugenio era contrario à los Venecianos y à sus aliados y intentos, y por

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