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"tierra la palabra de Dios, procuró sembrar ziza»ña para que ahogada la semilla no llevase fruto "alguno." La data desta bula fué en Fabriano año de la Encarnacion de mil y quatrocientos y quarenta y nueve à veinte y quatro de Setiembre.

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Otra bula que expidió el mismo Pontífice Nicolao dos años adelante à veinte y nueve de Noviembre, tampoco será necesario engerilla aquí por ser sobre el mismo negocio y conforme à la pasada. Tampoco quiero poner los decretos que consecutivamente hicieron en esta razon los Arzobisde Toledo D. Alonso Carrillo en un synodo de Alcalá, y el Cardenal D. Pero Gonzalez de Mendoza en la ciudad de Victoria algunos años despues deste tiempo de la misma sustancia. Casi todo esto que aquí se ha dicho de la revuelta y estatuto de Toledo, dexáron los coronistas de contar, creo con intento de no hacerse odiosos; pareció empero se debia referir aquí por ser cosa tan notable, tomado de ciertos memoriales y papeles de una persona muy grave. Quál de las partes tuviese razon y justicia, y quál no, no hay para que disputallo: quede al lector el juicio libre para seguir lo que mas le agradáre, que podrá por lo que aquí queda dicho, y por otros tratados que sobre este negocio por la una y por la otra parte se han escrito, sentenciar este pleyto à tal que sea con ánimo sosegado y sin aficion demasiada à ninguna de las partes.

CAPITULO IX.

De otras nuevas recueltas de los Grandes de Castilla.

No cesaba el de Navarra de solicitar à los Gran

des de Castilla para que se alborotasen. Las ciuda

I Los Aragoneses hacen va

rias correrías en

lla.

des de Murcia y de Cuenca no se mostraban bien tierras de Castiafectas para con su Rey, de qué alguna esperanza tenian el de Navarra y los otros sus parciales de recobrar sus antiguos estados. Hacian los de Aragon diversas correrías en tierras de Castilla y en la comarca de Requena robáron gran copia de ganados. Demás desto los moradores de aquella villa como saliesen à buscar los enemigos con mayor ánimo que prudencia, fuéron vencidos en una pelea que trabáron ; sin embargo la esperanza que tenian los contrarios de apoderarse de Murcia, les salió vana. Acometiéron los Aragoneses à entrar en Cuenca debaxo de la conducta de D. Alonso de Aragon hijo del Rey de Navarra. Llamólos Diegó de Mendoza Alcayde de la fortaleza que en aquel tiempo se veía en lo mas alto de la ciudad: al presente hay solamente piedras y paredones, muestra y rastros de edifició muy grande y muy fuerte. Estos intentos salieron tambien en vacío en esta par te à causa que el Obispo Barrientos defendió con grande esfuerzo la ciudad...oq we

Pasado este peligro, en Aragon ise moviéron nuevos tratos con ocasion de la vuelta del Almit rante de Castilla, de quien se dixo que pasó en Ita

Fuéron vencidos en una pelea que trabáron.-Esta pelea fué el ro de Enero de 1449.

2 Convidan al rique à que se Príncipe D. Enligue con los

Grandes.

3 Los principales alborota

dores de Toledo son castigados.

lia. Convocáron los procuradores de las ciudades y los demás brazos para que se juntasen en Zaragoza: leyéronse los órdenes è instrucciones y mandatos que el Rey de Aragon enviaba, y conforme à ellos pretendian que se juntasen las fuerzas del reyno, y se abriese la guerra con Castilla. Esquivaban los procuradores el rompimiento: decian no estaba bien al reyno trocar fuera de sazon la paz que tenian con Castilla, con la guerra, especial ausente el Rey, y los tesoros del reyno acabados; por esto intentáron otros medios y ayudas: tratóse de casar al Príncipe de Viana con hija del Conde de Haro; procuráron otrosí que los Grandes de Castilla tuviesen entre sí habla, y sobre todo y lo mas principal convidaron al Príncipe de Castilla D. Enrique para ligarse con los que fuera del reyno y dentro andaban descontentos. Atreviéronse à intentar esta prática por no haberse aun el Príncipe reconciliado con su padre, ántes en su deservicio estaba apoderado de Toledo.

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La muchedumbre del pueblo le entregó la ciudad: los movedores del alboroto pasado querian darse al Rey; por esto y por sus deméritos grandes fuéron presos dentro de la Iglesia Mayor donde se retraxéròn. Á los principales alborotadores, que eran los dos canónigos de Toledo, enviáron presos à Santorcaz para que en aquella estrecha cárcel (que lo es mucho la que en aquel castillo hay) pagasen su pecado: no les quitáron las vidas como mereciam, por respeto que eran eclesiásticos. Marcos García, y Hernando de Avila uno de los principales delinqüentes, fuéron arrastrados por las calles, y de muchas maneras maltratados hasta dalles la muerte: agradable espectáculo para

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los ciudadanos, cuyas casas y bienes ellos robáron, castigo muy debido à sus maldades.

4 Los Moros se

las revueltas y entran por las tierras de Anda

La soltura de los Moros à la sazon era grande: con ordinarias cabalgadas que hacian, traba- aprovechan de jaban, quemaban y robaban los campos del Andalucía à su reyno comarcanos; hicieron grandes pre- lucía. sas, llegáron hasta los mismos arrabales de Jaen y de Sevilla, que fué grande befa, afrenta de los nuestros y mengua del reyno. Su orgullo era tal que el Rey Moro prometió al de Navarra, el qual hacia gente en Aragon, que si por otra parte acometia à las tierras de Castilla, no dudaria de asentar sus reales y ponerse sobre Córdova, sin cesar de combatilla hasta della apoderarse. Dió el Navarro las gracias à los Embaxadores por aquella voluntad, pero dilatóse por entonces la execucion, sea por no ser buena sazon, sea por no hacer mas odiosa aquella su parcialidad, si pasaba tan adelante.

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En Coruña cerca de Soria se juntáron muchos Grandes de Castilla à veinte y seis de Julio: halláronse presentes los Marqueses de Villena y de Santillana, el Conde de Haro, el Almirante de Castilla y D. Rodrigo Manrique que se intitulaba Maestre de Santiago; no falta otrosí quien diga que se halló en esta junta el Príncipe de Castilla D. Enrique. Quexáronse del mal gobierno de D. Álvaro: que por su causa la nobleza de Castilla andaba unos desterrados, otros en prisiones despojados de sus estados: que en ningun tiempo tuvo con el Rey tanta cabida y privanza como al presente tenia: si no se ligaban entre sí, ninguna esperanza les quedaba ni à los afligidos, ni à los demás, para que no viniesen à perecer todos por el atrevimiento de

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6 Sin embargo

de esta resolu

priesa en exe-cutarla.

D. Álvaro, que de cada dia se aumentaba. Acordáron que hasta mediado el mes de Agosto cada qual por su parte con las mas gentes que pudiese juntar, acudiese à los reales del Príncipe D. Enrique; pero aunque al tiempo señalado estuviéron puestos cerca de Peñafiel villa de Castilla la vieja, los Grandes se iban poco à poco sin hacer mucha diligencia para acudir à lo que tenian concertado.

Detenia à cada uno su particular temor, acorcion no se dán dábanse de tantas veces que semejantes deseños les saliéron vanos: demás que no se fiaban bastantemente del Príncipe D. Enrique, por ser poco constante en un parecer; y aun el Rey de Navarra que acaudillaba à los demás descontentos, sabian estar por el mismo tiempo embarazado en sus cosas propias y en las de Francia. Poseía este Príncipe en la Guiena un castillo llamado Maulison, que le entregó el Rey de Ingalaterra, y tenia puesto en su lugar para guardalle su mismo Condestable. Este castillo acometió à tomar el Conde de Fox con un grueso exército, en que se contaban doce mil hombres de à pie y tres mil de à caballo. Fortificó sus estancias en lugares, à propósito con sus fosos y trincheas: comenzó luego despues desto à batir las murallas.

7 El Principe D. Enrique se reconcilia con su padre.

El de Navarra con las gentes que arrebatadamente pudo juntar, acudió al peligro. Puso sus reales en un llano poco distante de los del contrario. Hobo habla entre el yerno y el suegro, pero por mucho que supo decir el de Navarra, no persuadió al de Fox que levantase el cerco: escusábase que tenia dada palabra y prometido al Rey de Francia de serville en aquella empresa: que no po

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