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que se exigieran dos taquígrafos que tomasen nota de los dis cursos para publicarlos en tanto que no se diese el Periódico de Córtes. Desechada esta proposicion, se admitió otra del diputado Sanz para que se nombrasen desde luego los oficiales de secretaría de las córtes; y otro señor diputado manifestó que para estas plazas se estaba en el caso de elegir personas ya dotadas por el erario público, cuya indicacion y la de que fuesen preferidos, en igualdad de circunstancias, los militares inutilizados para el servicio, fué admitida por el Congreso. En este dia se presentó á felicitar y jurar fidelidad á las córtes el cardenal de Borbon, con las ceremonias acordadas en la sesion del dia 7.

La del 10 comenzó admitiéndose al diputado suplente don Mariano Blas Goroz, y enseguida el señor Golfin, como secretario de la comision de guerra, leyó un escrito sobre un reclutamiento general para el ejército, que las cortes acordaron imprimir á propuesta del señor Argüelles. El señor Dueñas leyó tambien otro dictamen de la comision de justicia sobre la pronta decision de las causas, con otros escritos relativos á las atribuciones de la misma, los cuales siendo reconocidos como urgentes, se leyeron hasta tres veces, quedando aprobados en la misma sesion.

En la del 11 se hicieron varias proposiciones, entre las cuales merece especial mencion la que hizo el señor Oliveros. «Que se nombre, dijo, una comision para que medite sobre los medios de arreglar y reorganizar las provincias, á fin de que sin intervenir comisionados particulares, se hagan los alistamientos, recaudaciones, requisiciones y demás; y que esta comision presente á las córtes su trabajo sobre la organizacion mas conveniente de las provincias. Las córies tuvieron en cuenta la importancia del objeto que proponia el señor Oliveros y aprobaron la mocion, resolviendo que inmediatamente se nombrasen los diputados que habian de entender de ella.

El dia 12 se dió cuenta de una esposicion del P. Traggia en la cual pedia la admision de los regulares en las córtes, y se acordó no concederle los honores de la lectura. Se repartieron los ejemplares impresos de los proyectos sobre libertad

de imprenta y reclutamiento del ejército, y se dejó para la sesion siguiente la discusion, empezando por el último de ellos.

Don Francisco Santalla, don Manuel Goyanes, don Luis Gonzalez Colombres y don Antonio Valcarcel Piña, juraron como diputados en la sesion del 15, en la cual tambien prestó el juramento de fidelidad el conde de Altamira, como decano del Consejo de Estado y como caballerizo mayor y ballestero mayor de S. M. Se resolvieron algunas proposiciones pendientes y otras incidentales y se cerró la sesion despues de comenzada la discusion sobre el proyecto de reclutamiento del ejército.

Empezóse el dia 14 por dar asiento en el congreso á los diputados don Miguel Alfonso Villagomez, don Joaquin Ca. neja y don Domingo Garcia Quintana, procediéndose en seguida al nombramiento de los señores Riesco, Oliveros, Morales Gallego, Lujan, Creus, Alonso y Lopez, Valle, Bahamonde, Goyanes, Vera y Morales de los Rios para formar la comision de arreglo de provincias. Despues se presentó el Consejo de Regencia para felicitar á las córtes por ser el cumple años del señor don Fernando VII, siendo recibida en la puerta de la sala por una comision de doce diputados prevenidos para el efecto. Cuando concluyó el acto de la felicitacion se marchó la Regencia, quedándose las córtes para seguir la discusion. Y dando lectura del proyecto sobre libertad de impren ta manifestaron algunos diputados la aversion que les merecia el proyecto distinguiéndose entre ellos el señor Tenreyro, que se oponia á que se tratase de la materia hasta que llegasen los diputados que se esperaban de las provincias de Levante. El señor Argüelles habló en favor del proyecto, esponiendo sus doctrinas de una manera elocuente y patriótica, manifestando las ventajas, la justicia y la razon que envuelve en sí misma la libertad de hablar y de escribir. El jóven diputado asturiano inauguró con este discurso su brillante carrera parlamentaria, conquistándose en ella desde entonces el adjetivo de divino con que le han distinguido sus contemporáneos.

La sesion del dia 15 se ocupó en el mismo asunto. Despues

de dar cuenta, y de algunas comunicaciones insignificantes durante el debate hablaron en favor del proyecto los señores diputados Muñoz Torrero, Gonzalez, Oliveros, Gallego, Mejia y Lujan, aclarando algunas dudas el señor Argüelles que á la vez esplicaba y combatía los errores de los enemigos de las reformas.

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Siguiendo la misma discusion el dia 16, combatió el pro yecto el señor presidente, cuyo parecer fué rechazado por los señores Gallego y Duarez. Despues tomó la palabra el señor Perez de Castro y en un brillantísimo discurso manifestó que la libertad de imprenta es el único medio seguro de conocer la opinion pública, sin la cual no es posible gobernar bien, ni distinguir y dirigir convenientemente el espíritu público; y que sin esa libertad no podrá jamás la nacion, que es el comitente de las córtes, rectificar las ideas de sus diputados, dirigirlos en cierto modo, y manifestarles su opinion. El señor Oliveros habló en el mismo sentido diciendo: que la censura prévia, que encadena á la imprenta, es contraria á la propagacion de las luces, y obra de los tiranos que aman necesariamente las tinieblas: que desde que la imprenta no es libre en Francia han pesado todos los males sobre aquella nacion y tomado incremento los errores en materia de religion: que esta ama y necesita la libertad, porque sus verdades triunfan infaliblemen. te del error desde que pueden publicarse libremente y que sin ella todo es esclavitud y males. Se opuso al establecimiento de la libertad de imprenta el diputado Morales Gallego, llamando á esta garantía sagrada medida antisocial y antipolíti ca y entre otros motivos adujo el abuso que la perversidad podrá hacer, particularmante en las delicadas circunstancias del dia, á lo cual replicó el señor Argüelles, pulverizando los alegatos del preopinante, con razones de interés político y social, recorriendo la série de males que en los tiempos pasados y presentes habian producido la esclavitud en que se habia tenido la pluma de los hombres ilustrados y amantes de su patria. »

Cerrada la sesion del 16 se habrió la del 17, dando lectura á cuatro proyectos militares, presentados por don Bernardo

Maria Calzada, don José Armesto, don Juan Garcia Sala y don José Bermejo, que pasaron para su exámen á la comision de Guerra. Continuando la discusion sobre libertad de impren ta, opinaron los señores Quintana y Gonzalez, despues de haber apoyado el proyecto, que deberia darse la materia por suficientemente discutida, pero el congreso desestimỏ la proposicion ocupándose del mismo asunto. El señor Creus, manifestó con la lectura de un papel que era partidario de la imprenta, si bien estaba porque hubiese alguna prévia censura para evitar la publicacion de errores ó difamaciones, perjudiciales á los mismos escritores; pero el señor Muñoz Torrero hablo en seguida para decir que la nacion tiene el derecho de celar y examinar la conducta de todos sus agentes y diputados, como juez único que debe saber si cumplen sus obligaciones, derecho de que no puede, desprenderse mientras, sea nacion: que era locura el pensar que esta daba, á sus diputados unas facultades absolutas sin reservar este examen: que es necesaria una salvaguardia para enfrenar la voluntad de las cortes y del poder ejecutivo, en caso que quisiera separarse de la voluntad de la nacion que esta salvaguardia no podia ser otra que el tribu nal pacífico de la opinion pública, es decir, la facultad de ha blar y de escribit, que es la barrera del despotismo, y del poder inmenso de la corona; lo cual se conseguia con la libertad, política de la imprenta... que los tan poderados males de la libertad de imprenta eran infinitamente menores comparados con los bienes y ventajas que de ella resultaban. Opinó contra ella el señor Llaneras, manifestando en un escrito, que á su provincia no habia llegado aun el deseo de la libertad de la imprenta. Habló en seguida el señor Rodrigo, apoyando el proyecto, al cual dieron su voto favorable los señores Dueña y Cea por medio de un escrito. El señor Oliveros tomó la palabra para desvanecer los infundados temores de los que combatian. la libertad de imprenta, siguiendo la opinion vulgarizada de que traia consigo muchos males; y concluyó manifestando que era preciso ofrecer á la opinion pública la conducta de los hombres públicos para que no se equivocase al juzgarlos. Siguióle en el uso de la palabra el señor Leyva que propuso algunas

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modificaciones; y terminó la sesion con el discurso del señor Mejía, partidario de la libertad de imprenta sin restricciones.

En la sesion del 18 se dió lectura da varios papeles, entre los cuales habia un proyecto de constitucion del señor don Gabriel de Ayeza, que se mandó reservar para ocasion oportuna. La estension que quisieron dar las córtes á los debates. importantes hizo que se continuasen ocupando los diputados del proyecto de ley sobre libertad de imprenta, en cuyo apoyo hablaron este dia Garcia Herreros, Argüelles y Golfin, inpugnándola de nuevo los señores Llaneras y Tenreyro, para lo cual feyó este último un papel, y protestando que no se habia ilustrado bastante la materia; concluyó con pedir la prévia censura. El señor Muñoz Torrero se creyó aludido en la argumentacion del señor Tenreyro y contestando al preopinante, entró de lleno en el debate, haciendo que fuese animado de nuevo con el fuego de la réplica. Volvieron en consecuencia á usar de la palabra los partidarios de la libertad, y sus enemi gos, y despues de un reñido combate se declaró casi por unanimidad que el artículo primero estaba ya suficientemente discutido y se levantó la sesion.

La del 19 se empezó dándose cuenta de haber prestado el consejo de Hacienda, y otros cuerpos de aquel ramo, el juramento prevenido de obediencia á las córtes. Despues se leyeron dos representaciones particulares y en seguida se procedió á la votacion nominal sobre el artículo primero del proyecto de libertad de imprenta, que fué aprobado por una mayoria de 68 diputados contra 52 que lo desecharon, con la circunstancia de haber dado su voto 9 de ellos con la cláusula de por ahora. Los nombres de unos y otros constan en el Diario de las sesiones; y allí pueden verse los pocos españoles que al comenzarse la regeneracion española y cuando se nos suponia muy atrasados combatieron la ley que mas adelante habia de servir de escudo á todos los partidos. Una vez aprobado el artículo primero, que era el caballo de batalla de los partidarios del antiguo régimen, fueron aprobados sucesivamente los restantes con muy ligeras modificaciones sobre el trabajo que

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