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CAPITULO XII.

Se estingue la Inquisicion: ardid de sus enemigos para alucinar al pueblo : sus triunfos, y las humillaciones de la religion.

La

Ja parte mas lúgubre de la historia de nuestras reformas es la que va á delinear mi pluma. El español pudo ser irreligioso, pero jamas se manifestó al público con un aire de impiedad. Las córtes poco a poco se iban ená trando en el santuario, para barrenar sus leyes, mas nunca lo publicaban como triunfos contra la Iglesia. Minaban sus cimientos destruyendo las leyes mas justas, hacian padecer al papa, á su nuncio, á los obispos, á los sacerdotes, á las Iglesias ; pero trataban de aparecer como justos. Se habla de la Inquisicion, y estas miras, este respeto, este decoro en los lábios, va á desaparecer luego que se llega á proponer el plan del decreto para abolir el santo tribunal.

No se contentan sus enemigos con reunir toda la basura esparcida en la historia de 18 siglos, y tirarla á la esposa de Jesucristo para que aparezca oscurecida, enlodada, toda sucia. Se oyen unos discursos tegidos de falsedades, calumnias atroces, atestados de errores en materias de fe y de disciplina. Se forma, en fin, en lo público un partido ó facción á cuyo cargo está eludir toda la sana doctrina que se vierta en la apologia del tribunal. Luego que con el mayor descaro se impida hablen otros, quiten la libertad á los de opinion distinta, y en el colmo de su

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despotismo destruyan el tribunal de la fe; veremos á los reformadores publicar sus victorias en la Iglesia, mandando á sus ministros suban á los púlpitos á predicar al público el escándalo y el triunfo de la impiedad. Disimúleseme el lenguage: yo no hallo otras voces con que esplicarme: vean solo si me he escedido. Cito discursos y hechos públicos.

En seguida al dictámen de la comision se leyó el proyecto del decreto sobre los tribunales protectores de la fe, compuesto de dos capítulos, y estos de 15 artículos. El veneno que encierran lo he manifestado ya en los presupuestos que formaron el dictámen; solo resta mirar el decreto como el término de todas las astucias de los enemigos del tribunal. El plan era hacer entender á los españoles, que si se estinguia el tribunal otros muchos suplirian sus oficios. Este es un ardid de palabra, ó mejor sea una burla.

El primer artículo da por estinguida la Inquisicion, y dice: », se restablece en su primitivo vigor la lei 11. título » 26., partida 7., en cuanto deja espeditas las facultades » de los obispos y sus vicarios para conocer en las causas "de la fe con arreglo á los sagrados cánones, y derecho »comun. Los jueces eclesiásticos y seculares procederán » en sus respectivos casos conforme á la constitucion » las leyes. Vamos á la discusion de este artículo.

y á

El dia 9 de diciembre se leyó el voto particular del señor Riesco, protestando, » que á las córtes no tocaba se,,ñalar las leyes que debian seguirse en las causas de la ,,fe: y que S. M. no habia dado tampoco esta comision á los del dictámen (1).,, No obstante, las córtes mandaron la impresion del proyecto que no se pidió á los de la comision, y que esta dió por sola su autoridad, ó por una verdadera usurpacion.

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El 26 del mismo se señaló por el señor presidente el dia 4 de enero próximo para comenzar á discutirlo.

(1) Pág. 4.

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El 29 el señor Sanchez de Ocaña, unido con otros dos diputados de la provincia de Salamanca leyó la esposicion mas enérgica, para que en asunto de tanta trascendencia, que tenia en espectacion á toda la España y otras potencias ,, estrangeras se oyesen los votos de los pastores del rebaño de Jesucristo; concluyendo su sólido discurso con „que se suspenda la discusion del proyecto hasta que so„bre él se oiga el voto de los obispos y cabildos de las ,,catedrales de España é islas adyacentes (1).,,

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Muchos señores diputados apoyaron la indicacion; se opuso la mayoria: el plan ya estaba convenido. La constitucion era el baluarte desde donde debia batirse en brecha el tribunal. Los resortes interiores de las córtes se movian á la vez; todos los periódicos de la faccion tenian preparado ya el camino. Unos diputados estaban ganados, otros aun se veian indecisos; pero estos cayeron á las primeras tentativas. El partido se formó; todo estaba listo para el asalto; nada quedaba por hacer á los enemigos.

En vano claman los afectos de la Inquisicion por ganar tiempo para instruirse. Estas reclamaciones que en 22 de abril sirvieron de pretesto á los contrarios para no entrar en cuestion sobre el restablecimiento de la Inquisicion, no bastan ahora á los defensores del tribunal para que se espere el voto de los obispos é iglesias. Unas mismas razones espuestas por lábios distintos producen convencimientos diversos. Digamos la verdad; los contrarios á la Inquisicion eran los de la faccion dominante: cuando les acomodó á estos entrar en la lid, se preparó la batalla, y no hubo mas remedio que pelear. Esto era público: en no conviniendo á los reformadores un plan, no se les podia hacer aceptasen la discusion, era distraer á las córtes: eran asuntos de poco momento. ¡Cuántas veces se valieron de esta contestacion!...

Llegó el 4 de enero se leyeron las dos primeras

(1) Tomo sobre la Inquisicion, pág. 46.

proposiciones de la comisien, y en seguida los votos de los señores Cañedo y Barcena bajo un solo discurso. No podia apetecerse una esposicion ni mas sólida, ni mas convincente, ya de la nulidad de las córtes en intervenir en la abolicion del tribunal, y ya de la union íntima que tenia su institucion con la disciplina general de la Iglesia. La historia de la Inquisicion se divide en tres épocas, en todas aparece el tribunal como un juzgado eclesiástico el mas necesario para la religion, y aun para el estado secular. Los esponentes hacen mérito de hallarse la Iglesia en el mayor conflicto: dicen que á el santo padre, arrojado por un tirano, se le redoblarán sus penas luego que sepa el estado de la nacion; y concluyen pidiendo, que siendo de la mayor amargura para la Iglesia la abolicion del tribunal, se deje la discusion para otro tiempo (1).

Once diputados por Cataluña piden tambien á nombre de toda su provincia que se suspenda la discusion del proyecto, ó á lo menos que solo se trate de la parte de jurisdiccion meramente civil, que confió á dicho tribunal la potestad secular (2). La comision habia espuesto contra la Inquisicion las quejas de las córtes de Valladolid y Toledo: estos señores diputados forman su apologia con los honores y atribuciones que las córtes de Monzon (3) y de Barcelona (4) reconocieron en dicho tribunal en las peticiones dirigidas para que se conservase en la España la Inquisicion,

El señor Valle manifestó la voluntad de la junta provincial de Cataluña por una conte tacion tenida á este efecto, y en la que se decia á dicho señor, que la junta queria la permanencia del tribunal. Del mismo parecer era el ilustrísimo obispo de Vic, á quien se le habia consultado por las juntas. Uno y otro oficio se leyeron por el señor diputado (5): nada se pudo adelantar á favor de la Inquisicion.

(1) Pág. 61 y 63. (2) Pág. 62. (3) Año 1512. (4) Año de 1520 y 1706.

(5) Pág. 63 y 64.

pesar de tantas protestas, súplicas, representaciones contra la voluntad de una gran parte de los señores diputados, sin que hubiese lugar para oir á los únicos jueces en las materias de fe, como antes pidieron, sin atender, en fin, á lo que primero digeron de ser la materia mista, de pertenecer á un concilio y no al congreso, el S..... el oráculo de la faccion, el mismo que habia traba jado en el dictámen, y el que desde los primeros dias de las córtes estaba declarado enemigo del tribunal..... este señor se levanta, principia zahiriendo á los del contrario sentir, y les da en cara » con que quieren eludir por me»dios menos conformes los principios del congreso (1).» El señor Cañedo responde, haciendo ver que solo al » papa, á la Iglesia, á los obispos tocaban estas materias.. Al instante tuvo contra sí la palabra de otro señor de la comision, y la súplica al señor presidente, para » que no » permitiese que se estraviase la cuestion, pues se ha per », dido la mañana: pido, añadió, se lea la primera pro"posicion del dictámen, y se prosiga la discusion.» Va rios señores diputados iban á hablar, y terminó la sesion

sin oirlos.

ΕΙ 5 de enero se leyó de nuevo el artículo. Unas leves indicaciones del señor Borrull y del señor Ximenez de tal suerte alteraron á los de la comision y agregados, que las voces perturbaron el órden, imponiéndose silencio sobre el particular. Ni aun siquiera permitian los de la faccion que se hablase contra sus proyectos. Como si estuvieran asidos á la cadena eléctrica, lo mismo era tocarles en su máquina, que á la par se les veia irritarse, ponerse convulsos, despedir centellas por toda su musculacion.

El 6 comenzó la discusion por el señor don Simon Lopez, dando por supuesto que las córtes jamas habian » pensado en abolir el tribunal; que no sabia como en la » actualidad intentaban ingerirse en un asunto ageno de "su poder; que volviese el espediente á la comision, pa

(2) Pág. 65.

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