Imágenes de páginas
PDF
EPUB

los nuncios. Los mismos arzobispos de Colonia, Maguncia, Tréveris, y Salzburgo dieron tan funesto egemplo á las Iglesias y á los príncipes. Pio VI tuvo que detenerse en sus graves y urgentes negocios á contestar con los arzobispos referidos sobre un punto que sensiblemente iba consternando á toda la Iglesia. Una carta dividida en dós partes, y dirigida á los arzobispos por Pio VI, probó con la mayor erudicion los derechos de la primera silla sobre toda la Iglesia de Jesucristo, y la posesion en que estaba Roma de mandar sus nuncios á todas las Iglesias católicas desde los primeros siglos (1). Dios bendijo los trabajos de su vicario en la tierra, y su obra produjo los mas admirables efectos. Aquellos prelados conocieron su yerro. El mismo Febronio autor de esta guerra en Ale. mania detestó sus doctrinas. El obispo de Pistoya que las estendió en Italia adjuró al fin sus errores: todos los disidentes reparan sus escándalos y se someten á la voz de Pedro, reconociendo la autoridad suprema en la persona del papa representada por sus nuncios.

¿Por qué despues de estos hechos públicos, de estos errores y de estas retractaciones, de estos escándalos y arrepentimientos de los delicuentes; por qué se repiten en nuestros dias las mismas doctrinas, los mismos errores, y se lleva el crimen á su mas alto punto? ¿Cómo aun despues de arrojado de España el nuncio de S. S. se le persigue con infamaciones y se le amenaza ?...

El enviado del papa obedeció rendidamente las órdenes del gobierno, y retirado al Portugal, para llenar su ministerio en el modo que las circunstancias le permiten, dirige una protesta al gobierno en 24 de julio de 813 contra lo que se le hacia sufrir, circulando una carta á los obispos de España, para que pudiesen acudir á S. E. en los casos que le necesitasen (2). Esta sola disposicion que exigia su ministerio, y dictaba la utilidad pública, susci

(1) Esta carta se trasladó á nuestro idioma, y se imprimió en Cadiz en el año de 1813.

(2) Manifesto. Documento n. 24.

tó de nuevo la guerra contra monseñor, no perdonándose medio para denigrarle y perseguirle.

El gobierno publicó á todo el mundo que habia estrañado de España á monseñor nuncio; acumulándole delitos, falsedades, mala conducta política. El señor nuncio hace pública su inocencia: por un manifiesto desmiente cuanto se le acrimina, y desafia al gobierno para que publique los documentos de acusacion.,,Es una abierta fal,,sedad, dijo monseñor, de que no es capaz S. A., la ,,enunciativa que se hace de los medios suaves, del ra. ,,zonamiento y reconvenciones..... Publiquense enhorabue,,na, y vea todo el mundo estos oficios, que dan princi,,pio al manifiesto, y que yo constantemente desmiento. ,,Yo que debo ser el infamado lo pido encarecidamente. ,,La justicia tambien lo exige.,,

Un señor diputado de córtes tomó á su cargo contestar á la protesta y circular de monseñor. S. A. la regencia hizo suyo este papel, y el señor ministro lo mandó imprimir y circular á todas las provincias, sin perjuicio de adoptar las medidas que en este caso exige el desagravio del gobierno y el decoro del pueblo español, la paz de las conciencias y la tranquilidad pública de la monarquia (1).

Un nuevo señor ministro habia sucedido ya al que no soñaba, ni veia mas que conspiraciones: pero con el cargo se le inoculó la misma mania, y no pudo menos de seguir la farsa comenzada, para que el nuncio de S. S. sufriese. En la órden para que la contestacion del señor diputado circulase por los pueblos, se decia " que la protesta de ,,monseñor tenia por objeto renovar oposiciones que siem,,pre han turbado la paz interior de las naciones, fomen„tándose partidos que sobre deshonrarnos sobre el obje,,to, nos esponian á las escenas de horrores y sangre en ,,que se veian envueltas otras naciones.,, Estas son palabras vacías de todo concepto: monseñor en su protesta

(1) Contestacion al señor nuncio.

nada hizo más que reclamar á nombre del papa contral la abolicion del tribunal y el desafuero que se cometia con su nuncio. Aqui nada hai de opiniones, de partidos de horrores. Su política fue la mas delicada: en nada faltó al decoro y obediencia del gobierno. Dígalo su conducta.

Ocho meses habian ya corrido desde el destierro de, monseñor; un año iba á cumplirse que se estaba descu-, briendo la conspiracion, nada se habia adelantado en estas pesquisas; y no ostante el señor ministro vuelve de nuevo á valerse en la contestacion y en la órden de las conspiraciones suscitadas por los eclesiásticos. Toda la España conoció la injusticia; pero los que estaban al frente de las reformas se empeñaban cada vez mas en sacar reos de estado al cabildo de Cadiz, á los obispos y eclesiásticos que se habian unido á él, para defender los derechos de la Iglesia, y no todos los españoles se convencian del proyecto que á toda fuerza se seguia contra el clero. Bórrese tanta ignominia de nuestra historia: corramos un oscuro velo sobre estos hechos. Disculpémoslos á lo menos, diciendo que era un número mui reducido de españoles los que esto hacian.

La guerra al estado eclesiástico ha sido general en nuestros dias en toda la Europa. Los filósofos la suscitaron, los jacobinos de Francia la estendieron á todos los pueblos, nuestros regeneradores la hicieron en la España por los mismos motivos que en los otros paises. A una voz publicaron que todos los eclesiásticos se oponian á las reformas. Por este medio se acometió al clero, por esta misma causa fue perseguido en la España. Acaso el perseguidor no lo conoceria.

Atribuyamos á la revolucion general de la Europa cuanto hemos visto hacer á nuestros regeneradores contra el clero español. La guerra, á quien se ha dirigido por la filosofia, es á la religion católica, pero esto no era de todos conocido. Peleaban por las reformas, y por necesidad los ministros de la religion debian se perseguidos. » Si á mi » me persiguen decia Jesucristo á sus discípulos, tam

"bien vosotros sereis perseguidos: si mis palabras no son ,,oidas ni las vuestras: si el mundo me aborrece vosotros sereis aborrecidos." No hai necesidad de otros principios.

Los hechos espuestos indican los motivos de la persecucion del clero. Añadiré no ostante el deseo grande que han tenido los reformadores de apoderarse de sus bienes. Juzgo ser esta otra causa de las principales que mas han contribuido á la persecucion del estado eclesiástico. Voi á dar las pruebas (1).

CAPITULO XIV.

Proyectos de nuestros regeneradores para apoderarse de los bienes y rentas ecle

[merged small][ocr errors]

Tocamos en este capítulo el punto principal de don

de han partido todas las declamaciones de los filósofos y políticos contra la Iglesia de Dios. La hambre rabiosa del oro, ó la sed mortal que ha aquejado en nuestro si

(1) Por no hacer mas difuso este capítulo he omitido citar los papeles públicos que cerca de un año no dejaron de infamar á nuestros señores obispos, canónigos, cabildo y nuncio de S. S. El redactor y la abeja, el diario mercantil y el tribuno, todos á la vez se empeñaron en hacer creer la conspiracion de los canónigos y obispos. Véanse estos periódicos principalmente los de los meses de marzo y abril, y sobre todos la abeja que describe la casa de fieras. La plama se resiste á copiar cuanto alli se dijo contra monseñor nuncio. Véanse tambien contra estos papeles el diario patriótico de Cadiz en muchos de sus números, y el procurador general del rei y de la

nación.

glo á toda la Europa la ha compelido á devorar la sustancia de los ministros del culto. Esta sed insaciable de los bienes eclesiásticos á manera de una peste cruel ha corrido los estados, se ha radicado en los pueblos, ha contagiado paises: sus males y sus estragos influyen todavia en los pueblos mas cristianos. y cultos.

En nuestros dias, sí, en los últimos 40 años del siglo que acabó, no se presentan á los ojos piadosos de la Europa católica mas que conventos suprimidos, templos arrasados, bienes de Iglesia vendidos, un furor para apoderarse de los bienes de ésta, reduciendo sus ministros al menor número, precisándolos á pasar su vida en mendicidad, en dependencia de una mano seglar, de quien redima su vida á fuerza de sacrificios y humillaciones degradantes de su estado.

Las necesidades urgentísimas que en nuestros dias pusieron á las potencias de Europa al borde de una bancarota general, los gastos inmensos y las revoluciones preparadas para trastornar todo órden, acabar con todo so. berano y destruir la religion católica, dieron los primeros impulsos á los proyectos de los filósofos y políticos para que sus gobiernos respectivos pidiesen primero parte de los bienes de las Iglesias, despues exigirlos en mayor número, y por último pasar á posesionarse de ellos casi en su totalidad, prometiendo un salario á los ministros de la religion, como se hace con el soldado ó los emplea

dos civiles.

Los políticos que estaban al frente de la general conspiracion prepararon los ánimos de los pueblos, para que no se exacerbasen al ver á los ministros del culto en tan abatido estado. Publicaron miles de escritos contra las rentas eclesiásticas para excitar contra sus poseedores el disgusto público. Por el mismo órden con que se dispuso la destruccion de los tronos, se ordenó la degradacion de los altares á aquellos se les preparó la mina con pape les incendiarios que por todas partes publicaban con exageracion las profusiones incalculables de los reyes y

« AnteriorContinuar »