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crucificado, que prescinda de los sugetos cuyos escritos cite. Á este fin oculto sus nombres: solo hablo de pape les púbicos. El máximo de nuestros preceptos, el único segun la frase del amado discípulo, es el amor á nuestros hermanos. Miremos en los escritos de nuestros españoles nada mas que unas debilidades, errores de entendimiento, faltas de cálculo. Rompamos con una mano sus papeles, y démosles la otra para levantarlos. Arrojemos de nuestro seno sus doctrinas, y'corramos apresurados á estrechar sus personas entre nuestros brazos. Las críticas circunstancias en que nos hemos visto, la persecucion cruel que nos han hecho sufrir las huestes del tirano de la Europa, la ausencia de nuestro amado rei, los terribles males de que nos hemos visto rodeados produgeron algun otro escándalo; ¿qué mucho es que nos hayamos dividido, y que algunos hayan pecado?

Declamo alguna vez con vehemencia, despues que copio una frase á mi parecer antireligiosa, ó depresiva de nuestros reyes y autoridades legítimas. Mui rara vez me se escaparán los términos de facciosos, revolucionarios; pero nunca recaerán sobre personas determinadas. Cuando diga impiedad ó heregia hablando de algun otro papel, es porque el público los tiene censurados ya con esta nota. Yo nada añado á la opinion pública.

Herido por las nuevas doctrinas en lo mas delicado de mi sensibilidad, no me es facil renovar mis llagas con la lectura é impugnacion de los papeles que me las abrieron,

sin estremecerme, sin quejarme, y sin poner mis clamores en el cielo y en mi soberano. Atribúyase á mi dolor cualquiera espresion algo fuerte, que pido no recaiga jamas sobre las personas, sino sobre los escritos.

CAPITULO I.

PRIMERAS

DOCTRINAS

SOBRE REFORMAS DE LA IGLESIA

ESPARCIDAS EN ESPAÑA.

Una de las pruebas mas convincentes de la divini

dad de la religion cristiana es no haber sucumbido á los escándalos de sus hijos. Jesucristo su divino autor no hizo impecables á los hombres. Su moral rectifica las pasiones del corazon, pero no las estingue. Los cristianos abundan de pecados, como los que no lo son. La religion no muda la naturaleza, no la espiritualiza. Por necesidad debe ha ber entre los fieles quien escandalice á sus hermanos con su conducta (1), mas él es responsable á Dios y á su Iglesia de sus errores y crímenes.

La Iglesia católica plantada en medio del mundo, no puede menos que inficionarse de los miasmas que contagian á este, y que siempre le tienen corrompido. La nave de Pedro está espuesta á las borrascas: los vientos la agitan con frecuencia: las olas se hinchan, y á cada instante amenazan sumergirla. Pedro no desfallecerá en la

fe; pero le asaltarán mil angustias. Cristo Jesus le permitirá que padezca para sus mayores triunfos, y que los fieles que le siguen, temiendo zozobrar á cada instante, digan á su maestro: salva nos, perimus. Jesucristo se desentendera por algun tiempo, parecerá que está dormido,

(1) Necesse est enim ut veniant scandala: verumtatem vae homini illi per quem scandalum venit. Math. cap. 18 v. 7. }

y que no cuida de su Iglesia; pero su divino imperio en el momento que guste calmará las borrascas, y los salvará del peligro.

El evangelio sembrado en un campo inmenso produce sus frutos, á la par que la zizaña esparcida por los malos hombres crece hasta cubrir la buena semilla. Podrá su

ceder, que el que mire al campo de la Iglesia no advierta sino espinas, cardos, malezas; pero á su tiempo se arrancarán estas, y aparecerá el trigo puro con admiracion del universo. El grano de la fe no se pierde del todo, se arruga, se algeña, ó se tizna; mas el que se conserva bueno produce á ciento, y llena los troges del divino Señor.

Aqui es cuando se advierte con admiracion de todos que una mano sobrenatural es la que siembra la fe: que un rocio del cielo es el que la fecundiza: que el gran padre de familias cuida de su heredad, y que si permite esté la mala yerba con el trigo puro, es por no arrancar uno y otro, antes que haya dado su sazonado fruto. Luego que es llegado el tiempo de recoger la mies, y pedir cuenta á los colonos, perderá infaliblemente á los que se porten mal , y premiará á los que fueren dignos.

Una economia tan justa, tan divina ha conservado has ta aqui en medio de los escándalos y vicios de los cristianos la pureza de su fe y las principales virtudes del cristianismo. Con la Iglesia nacieron sus enemigos: á la par que se propagaba por todos los pueblos, y que infinidad de gentes venian alegres á someterse á la fe, de su seno mismo, de en medio de los fieles al parecer mas fervorosos, salieron los mayores hereges, sus mas irreconciliables enemigos. No eran del imperio de Jesus; si fueran suyos no hubieran salido (1); pero separados de la unidad de la fe, combatieron por destruirla, y lograron llevar tras sí á los que aun no estaban probados, á los que no eran dignos.

Como fundó la religion Jesucristo, asi ha seguido hasta nuestros dias. Los escándalos de sus hijos la llenaron de

(1) S. Joan. Epist. 1. cap. 2.

tribulaciones, desde su infancia hasta su robustez, y desde su mayor poder hasta la debilidad en que la hemos visto. Los cristianos la han perseguido en todos tiempos con sus malos egemplos, con sus relajaciones y delitos. Este es el mayor mal que aqueja á la Iglesia. Los tiranos, los idólatras, los hereges la atacan, la mofan, la persiguen; pero estando fuera de la Iglesia, apenas siente esta sus tiros, sus persecuciones. Mas los malos cristianos, aquellos que se venden por sus hijos, estos que estan en su casa misma, criados con una misma leche, y apacentados en el regazo de la Iglesia. ¡Ah! estos hieren á su madre en su pecho mismo: estos minan su casa por lo mas íntimo: los tiros de estos son casi inevitables: las brechas que abren apenas admiten reparos: estos son los que la arruinan.

¿Y es posible que repitiéndose diariamente estos tiros contra el edificio de la Iglesia, aun subsista entera al cabo de diez y ocho siglos? ¡Ah! Sin duda que su artífice es divino: que sus fundamentos estan echados por la mano de Dios vivo: que él mismo lo labró sobre una piedra firme: : que la colocó sobre un monte inaccesible; y aunque los mares la circunden, los vientos la acometan, los hombres la minen, el infierno le declare guerra eterna, ella susistirá por todos los siglos, ella se conservará ilesa: las saetas de sus enemigos volverán contra ellos mismos. El abismo bramará, y no le intimidarán sus bramidos. ¡Qué !... El reino de Dios no es como el de los hombres; jamas se verá dominado, pasará de la eternidad... La Iglesia de Jesucristo es su imperio. El lo fundó para sí... Dios lo ha dicho (1).

Nada denigrará ya á la España que la ponga á la vista del público, manchada con escándalos y vicios, deshonrada la virtud de nuestros padres por la corupcion de algunos de sus hijos, y desaparecido de nuestro suelo aquella pureza de costumbres, que generalmente se ha conservado en ella, aquella sumision á la fe, por lo

(1) Math. cap. 16. Daniel. capožna lans

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