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ñores curas (1). El señor ministro don M.. instaba por la aprobacion, hablaba á nombre del soberano; pero la mayoría del consejo, con la mas sólida erudicion y celo se opuso á el curso de tan malas doctrinas, y negó su licencia para la impresion de las traducciones.

Se trataba ya de que la España entrase en el plan general de la filosofia contra la religion. El medio adoptado por los filósofos, era impedir los libros que defendiesen los derechos de la Iglesia católica, unida á su cabeza el vicario de Cristo, y procurar se esparciesen los escritos que la atacaban, Nuestras autoridades se vieron sorprendidas muchas veces, y dejaron correr algunas obras perjudiciales.. Los inficionados de las nuevas doctrinas se acercaban al trono de nuestro rei, y le hacian mirase como sus enemigos á los mismos que le defendian. Se fingian decididos realistas, para armarse contra la Iglesia. La autoridad real se ponderaba por algunos, solo con el fin de disminuir la del papa y la de los obispos. Exaltaban el poder de los reyes, para acercarse al trono, y minarlo mas facilmente á la par que destruian á la Iglesia. El tiempo nos ha dicho tan terribles verdades; los soberanos y los pueblos, lo han visto.

(1) - S. M. ve con dolor frustradas sus ideas y esperanzas lisongeras. Este cuerpo (el consejo) que debe ser el defensor nato de las regalias y derechos de la soberanía, el que como un Argos vele scbre ellas dia y noche, aumentandolas hasta el último grado, cuidando esparcir esta doctrina por todas partes, abrigando y protegiendo á sus promovedores, se conformó con el dictamen de los fiscales, que propusieron la remision á los curas. Véase el informe del consejo, impreso en Cadiz, año de 13. pag. 8. 9. y siguientes.

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Asi se reprendia al consejo porque no habia resuelto inmedia tamente por sí la publicacion de las traducciones. Aqui está sellado por una real órden lo que debia hacerse por el consejo y todas las autoridades con los promovedores de las nuevas doctrinas; abrigarlos, protegerlos y aumentar por todos los medios hasta el último grado las regalias y derechos del soberano, ¿Cupo esto jamas en el be nigno y piadoso corazon del rei? No pero cabia en el de los ministros, que con el pretesto del monarca intentaban priyar á la Iglesia de parte de su autoridad, y disminuir de la España el ascendiente del romano pontífice.

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A pesar de estar prohibidas por el consejo las obras de Pereira, y de Cestari, éstas tuvieron algunos dolorosos efectos en la España. En la muerte de Pio VI acaecida en 29 de agosto de 199 mostró nuestro rei el mayor sentimiento: y tratando de evitar los males que generalmente temia toda la Iglesia por la imposibilidad de la eleccion de sucesor, se dió una órden que puntual mente incluia el objeto á que se dirigian tales obras. Por ella se ordenaba á los obispos que usasen para la dis» pensa de matrimonio, y otras de las facultades que te »nian segun la antigua disciplina, ( señalada en Perei,,ra) reservándose S. M. tomar sobre la consagracion de los obispos y otros casos mas graves, el consejo de aque»llos, que creyese deber consultar. »

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"Algunos han creido que el rei fue sugerido para esta órden, por hombres que en esta época trabajaban » con bastante animosidad en hacer en España una especie de revolucion en las ideas religiosas. Sea lo que » fuere, la medida prescrita tuvo poco efecto, y el Sr.... fue tal vez el único que se declaró, como que queria » usar de los poderes inherentes á su caracter. Pero esta disposicion duró poco. El ministro, que probablemen te se la habia sugerido, cayó de su gracia. (1)., Copio en lo primero la órden que se publicó, y en lo segundo la obra que cito..

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El sínodo de Pistoya tuvo entre nosotros una favora ble acogida. Con él, y las obras de Nicole se fue introduciendo en la España el solapado jansenismo. Algunos españoles no tenian ya escrúpulo en reclamar el poder del siglo, para eximirse de la Iglesia, ponderando los facciosos, que en ella habia abusos y supersticiones, cuya correccion reforma estaba á las facultades de los príncipes. La inquisicion velaba sobre los malos libros; pero su tribunal paralizado, acometido por autoridad estraña, cedió alguna vez en sus causas, y dejó correr algunos malos libros. (1) Memorias para servir á la Historia eclesiástica. Tom. 4. pág. 180.

Los papas tenian condenadas las doctrinas de Jansenio por multitud de bulas dogmáticas, que en España se habian recibido y publicado: pero algunos españoles tocados de aquella lepra aprendieron tambien el arte de simular respeto, para ganar tiempo, y resistir á la Iglesia y el papa, acogidos á la sombra del treno, con el pretesto de defender el real patronato, sus regalias, y la soberanía del monarca.

La bula Auctorem fidei de Pio VI contra el jansenista Scipion Ricci, y su sinodo de Pistoya, hacia ya siete años que se habia espedido en toda la Iglesia, y aun no se habia publicado en la España. » Se abrigaba ( dijo

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despues nuestro rei el señor don Cárlos IV) se abri» gaban por algunos de las españoles, bajo el pretesto de » erudicion é ilustracion, muchos de los sentimientos que » solo se dirigen á desviar á los fieles del centro de la unidad, potestad y jurisdiccion que todos deben confe»sar á la cabeza visible de la Iglesia. De esta clase eran » los que se habian mostrado protectores del sínodo de » Pistoya, condenado solemnemente por la santidad de » Pio VI á 28 de agosto de 94 (1). »

En el año de 801 llamó la atencion del soberano el peligro que corria á la Iglesia de España, por la generalidad que iban tomando las doctrinas del sínodo de Pistoya en nuestras provincias. Una real órden dada á 9 de enero de 801, opuso el remedio á tantos males. En ella se manda á los obispos y prelados, á las audiencias y chancillerias, á las universidades y colegios que celen con el mayor rigor no se sostengan las doctrinas condenadas por la bula Auctorem fidei: que se recojan cuantos papeles ó libros las contengan; y que no se proceda en esta parte con indolencia cautelosa.

Se estendió por toda la España la bula y la órden de S. M. Y qué ¿ la corrupcion se atajaria en los que estaban contagiados? Los dolorosos resultados posteriores depo

(1) Son palabras tomadas de la real órden espedida á 9 de enero de 801.

nen que el mal no se remedió. La revolucion política que padecimos desde el año de 8, y el estado de anarquía en que paramos por el gobierno de las cortes, manifestó á toda la nacion un partido que promovió todas las refor. mas del jansenismo, y que las sostuvo con el mayor calor. Los escritos antireligiosos, la reforma de la Iglesia planteada por los novadores, los puntos cardinales que combatieron: ::: cuanto se hizo en el espacio de cuatro años, todo indicaba que las doctrinas condenadas del sínodo de Pistoya eran las que estaban en boga, las que servian de base para la reforma general que se proyectaba, y las que iban regulando la afligida Iglesia de España:::: Llegará el tiempo de citar los hechos y documentos tratemos por ahora de los planes trazados anteriormente, para que la España entrase en los planes contra la religion de Jesucristo, que la filosofia proyectaba en la Europa. Los hubo entre nosotros como en las demas potencias del orbe cristiano. Citemos algunos.

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CAPITULO II.

Plan del Señor C.... contra la Iglesia y la religion.

Toda nacion propende á engrandecerse y reformar

se. Asi como el espíritu de engrandecimiento y de conquistas suele ser ordinariamente un mal terrible del que adolecen las naciones de tiempo en tiempo, asi lo es tambien el de reformar los abusos, y mejorar los estados. La seguridad pública, y el subyugar á un ribal limitrofe suelen ser los títulos que se ponderan para una guerra. La necesidad de cortar los abusos, el poner término á las arbitrariedades de los jueces, mantener las leyes en su vigor, son los pretestos para las reformas. Unos y otros títulos son muchas veces los mas espuestos, los mas injus tos: no ostante, la política los aprueba, y esto basta pa ra proceder á las reformas y las conquistas.

Nada hai mas útil en los gobiernos, nada mas nece sario que prevenirse contra los enemigos de afuera, é impedir que los propios destruyan el estado: pero tampoco hai una disposicion mas espuesta á trastornar el órden político, y á dividir todos los ánimos. Las pasiones suelen entrar á egercer las veces de la justicia: un partido toma el nombre de toda la nacion: un dictamen de un ministro suele ser la lei de un monarca. Los planes de conquista se forman por la ambicion de dominar del que manda : no se miden por el interes de toda la nacion : los pueblos sufren los males de una guerra devastadora, se sacrifican por un capricho, y aunque en la apariencia se engrandezca al estado, sus fuerzas se debilitan, y su accion está mas complicada, mas dividida.

Mas espuesta es la reforma de las leyes, y mas con. trario á la tranquilidad pública oponerse á las prácticas

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