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cuelas públicas. No les deja arbitrio para defenderse de los tribunales: los escluye de todos los empleos, los priva de sus bienes, y roba hasta las Iglesias, diciendo á los de Edesa lo hacia para facilitar á los galileos el camino del cielo. ¡ Tal fue el imperio de la filosofia en los dias de Juliano! lo

Los filósofos le hicieron detestar del cristianismo y alistaron en las banderas de la idolatria. Juliano rehusó creer los misterios de nuestra religion, y se puso en manos de los cabalistas: le parecieron supersticiosos el sacrificio de nuestros altares, y los ritos de su institucion, y adoptó como razonables sacrificar por sus manos las vícti mas, y meterlas en las entrañas humeantes para adivinar lo futuro. El imperio de Juliano se llama por los filósofos el de la filosofia, y fue en verdad el de la superstición mas pueril, mas ridícula.

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El cristiano perseguido, el evangelio ridiculizado, la fe combatida, las Iglesias saqueadas, la religion cristiana precisada á cultivarse en los cementerios, en los desiertos, huyendo siempre del poder de los príncipes de la tierra; tal es el estado de la Iglesia en el reinado de Juliano. En la Italia, en la Francia, en la España, en la Alemania, donde ya estaba en el mayor auge la fe del evangelio, en todas partes donde se venera á Jesus, tienen menoscabo sus cultos. La Iglesia parecia iba ya á sepultarse entre sus ruinas, cuando Jesus volviendo por su causa, hace morir á Juliano. Una saeta disparada por una mano invisible, divide su pecho, y Juliano desesperado toma una porcion de su sangre, la tira al cielo, y dice con furor, venciste Galileo (1). Con su muerte respira el católico, se repara la fe de sus ruinas: el evangelio queda triunfante.

La filosofia retira otra vez la supersticion á los pagos ó casas de campo. El paganismo nuevamente introduci

(1) Florez. Clave historial, pág. 86. Historia eclesiástica del Orsi y Teodoreto, lib. 3. cap. 25. citado por Natal Alejandro, Histor eclesiast. tom. 4. pág. 180. 04

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por Juliano en el imperio se vió de un todo destrui do: el culto gentilico se fué desterrando: la Deidad que dijo á Creso penetraba la region del silencio, fue penetrada del silencio mismo. Un candado eterno cerró sus labios, y los augures, auríspices y ministros de la supersticion pagana dejaron de seducir los pueblos. Ya no hai mas religion que la cristiana. Dios burló los proyectos de los reyes y príncipes romanos que se ligaron contra Cristo. Desde lo alto de los cielos les habló en el dia de su furor, los conturbó, los dispersó, y rompió su imperio como si fuera un vaso de barro frágil.

Del setentrion vienen los godos, hunos, alanos: unas naciones bárbaras conquistan la Alemania, la Italia, la Francia, la España: en pocos años reducen el imperio de Roma á las provincias de Asia. Del mediodia se sublevan los vándalos, los persas, y atacan el imperio de Oriente, y le hacen tributario. Roma deja de ser la señora del mundo porque habia perdido la virtud, perseguido el evangelio, dado muerte á los cristianos. Sus conquistadores abjuran los cultos profanos, se someten á la fe, y son los mas sumisos hijos de la Iglesia. Los pueblos les obedecen fieles, siendo buenos cristianos. Cuando despues siguieron los escándalos de sus antepasados, tuvieron la misma suerte. Otros pueblos se suscitaron contra ellos, y Dios los puso en sus manos.

La Alemania, la Francia, la Italia deponen unánimes las justicias de Dios sobre los reyes y príncipes, que despues de los romanos perdieron sus reinos por haber perseguido la Iglesia, y declarádose contra sus verdaderos cultos. Nuestra España está á la vista, y su historia nos habla. Consúltese, y se verá con admiracion, cuando perdieron su imperio los godos y demas pueblos que la dominaban.

Recaredo habia abjurado el arrianismo, y échose padre de la patria por sus virtudes. Bajo su imperio el estado conquistó la Galia Narbonense, y la religion llegó á su mayor auge. Los concilios de Toledo regularon las

costumbres, el culto, la fe. La España era la mas feliz provincia de la Iglesia romana. La que antes estaba siempre inquieta, dice el gran político Saavedra, luego que depuso los errores de Arrio, abrazando todos la religion católica, vino á ser la mas pacífica (1).

Resfrióse la piedad de sus príncipes, comenzaron los escándalos públicos á turbar la paz, la relajacion llegó á lo sumo en tiempo de Witiza. En los primeros dias de su reinado fue un príncipe amable, padre de sus pueblos, pero luego que sus lascivias oscurecieron su razon, luego que hizo participar al clero de sus escándalos, luego que llegó al colmo de sus males, despreció la autoridad de la Iglesia, desobedeció al papa, y mandó que la España no le obedeciese. Llamó á los judíos, y opuso á los cristianos los primeros enemigos de su cruz. Los pecados. de la España irritaron la ira de Dios contra su rei y contra los vasallos. La espada de la guerra intestina va á vengar los ultrajes del santuario. Las provincias se sublevan contra el soberano. Los hijos del desgraciado Favila acometen á Witiza, y hacen morir á aquel príncipe afeminado. La sangre de los españoles corre por la España derramada por ellos mismos... Dios es el que la castiga.

Los escándalos siguen : los desórdenes se repiten: el matador de Witiza no escarmienta con los horrores pasados. Don Rodrigo hijo de Favila sube al trono de la España, y cómplice en los desórdenes de Witiza se ve arrojado del trono, privado de su imperio por los árabes, muerto por sus alfanges, y trasladado su cetro á otras manos. Dios pesó las iniquidades de estos reyes: :: la balanza de su justicia no halló en ellos sino escándalos contra la Iglesia y contra Cristo, les privó del mando, transfirió su corona á otros, y la mayor parte de la España entró á gemir bajo el yugo de los mahometanos.

La nacion iba á ser otra Sodoma, á no haberse interpuesto la piedad de unos príncipes justos, que diesen á

(1) Empresas políticas. La 24. Tom. 1. pag. 228.

: Dios su culto, y le desagraviasen de los insultos pasados. Pelayo, nieto de Chindasvinto, vuelve por las glorias de la religion y del estado, y hace renacer en medio de la Asturia el imperio de la fe, y el reino de la España. En razon de su virtud estan los triunfos que alcanzó de los enemigos de su trono, y de la religion cristiana. Ramiro siguió su piedad y sus egemplos. Alfonso de Castilla imitó las virtudes de los mejores príncipes católicos, y puso las medias lunas bajo de sus plantas. La santidad en fin de los Fernandos é Isabeles borró de un todo la ignominia de este reino.

La España volvió á ser libre y feliz, luego que sus reyes y sus pueblos aplacaron las iras de un Dios, reformando sus costumbres, y dándose al cultivo de la religion cristiana.

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Pudiera estender mi raciocinio por todo el orbe cristiano. La Inglaterra, la Polonia, la Holanda, la Francia, la Alemania, dó quiera ha estado la fe de Jesucrisínterin su moral y preceptos han sido obedecidos por los reyes y sus súbditos, el estado se ha visto floreciente, sus enemigos han sido humillados, vencidos. La historia general testifica estos hechos. Los siglos XVI, XVII y XVIII abundan de testimonios de esta clase: ellos no admiten la menor duda.

Los tronos vacilan mas ó menos á proporcion de como los errores y escándalos se disminuyen ó se aumentan. Dios que trajo de los cielos á la tierra su religion divina para hacer la felicidad de la especie humana, no puede menos de castigar á los que la persigan, y premiar á los que la acatan. El cielo, la tierra, el mundo todo perecerá, y la palabra de Dios, su evangelio, su fe, su religion santa durarán por todos los siglos. A ella sola está vinculada la paz de los reinos, la seguridad de los tronos, las vidas de los monarcas, la prosperidad de los estados, bien general de los pueblos.

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¿Por qué, pues contra una demostracion tan clara, al cabo de diez y ocho siglos que se estan repitiendo tan ter

ribles verdades, braman las gentes (al modo de los brutos fieros) contra Cristo, y los pueblos meditan planes quiméricos contra su religion santa (1)? ¿Cómo en nuestros dias algunos reyes y príncipes de la Europa se han coligado en un proyecto comun contra Dios, y contra su Cristo ó su vicario en la tierra (2)? ¿Con qué justicia la Francia, la Alemania, la Italia, hasta la fiel España han concurrido á destruir la Iglesia de Cristo cada una á su modo, con el plan general. de reformarla ?........

¡Ai! La filosofia volvió á entrar en los palacios de los príncipes. Los malos libros franceses y sus agentes la introdujeron en las cortes y los pueblos los filósofos de la Francia sirvieron de maestros á todos los ministros y consejeros de los soberanos: á la vez se enseñó en toda la Europa, que la religion Cristiana tenia mil abusos, que la vigilancia de los príncipes debia corregirlos, que la supersticion de los pueblos mantenia á la direccion de los obispos y papas la disciplina de la Iglesia, y que los reyes estaban desfalcados de sus derechos por la religion que los predicaba, sostenia y daba la sancion mas firme y mas estable. He aqui renovada la guerra de los primeros siglos contra Cristo los mismos reyes de la tierra, que la filosofia llegó á engañar, encadenándolos al carro de sus triunfos.

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Seducidos los pueblos y sus soberanos por la infernal filosofia de la Francia, dijeron en alta voz: rompamos los vínculos (3) de los sacerdotes, obispos, papas; estos vínculos que ligan á los pueblos con sus curas, con sus obispos, y con la cabeza de la Iglesia: vínculos que hacen de los monarcas y de los vasallos un solo cuerpo, por la unidad de la fe, de los sacramentos, y de la doctrina santa. Rotos ya los vínculos de la caridad y de la fe, separados los cristianos, abandonado cada uno á sus pasiones,

(1) ¿Quare fremuerunt gentes, et populi meditati sunt inania? Astiterunt reges terrae, et principes convenerunt in unum adversus Dominum, et adversus Christum ejus.

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(3) Disrumpamus vincula eorum.

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