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por los autores de los trabajos publicados en su Revista.

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OF TEXAS

La Universidad y Estudio General de la Ciudad de los Reyes 1571-1572 (*)

El Lic Juan Bautista de Monzón. Su carácter díscolo e intrigante le hace experimentar serios reveces.— Explota su preponderancia política para hacerse elegir Rector.Vencido su período, se mantiene de hecho en el cargo.— El Conde del Villar-Don-Pardo lo separa del rectorado.-El Claustro elige al Dr. Juan de la Roca.— Primemeras tentativas para ajustar una concordia con el Colegio de San Pablo. Es elegido Rector el Dr. Francisco Franco, médico.— Se propone reanudar la obra de los colegios universitarios que comenzara Dn. Francisco de Toledo.-El Consejo de Indias aprueba ese proyecto.

De acuerdo con lo establecido en las Constituciones de la Academia, celebraba el Claustro su capítulo electivo en las calendas de julio de 1584, y sus vocales elegían Rector al Lic. Juan Bautista de Monzón, oidor de esta Real Audien

(*) Tan encariñado vivió siempre con sus estudios históricos el P. Angulo, que ni aun herido por mortal dolencia, que sabía que le llevaría a la tumba, hizo abstracción de ellos. Y así, "puesto ya el pie en el estribo y mirando de cerca a la muerte", como dijo el gran Cervantes, escribió un nuevo capítulo de su interesantísima historia de la

cia, y uno de los más antiguos en ella. Era a la sazón su Presidente, y por eso muchos dudaban de la espontaneidad de aquella elección, suponiendo fundadamente, que la elevada posición y autoridad del electo, hubiese contribuído a influenciarla, coartando la libertad de los electores, ya fuese con largas promesas, ya con represalias injustas, pues todo podía temerse del carácter inquieto y ambicioso del Lic de Monzón.

Era natural de Pamplona, en el reino de Navarra, y descendía su casa de un añejo linaje palentino, que tenía su solar y parentación mayor en la villa de Monzón de Campos (1). Siendo ya Licenciado por Alcalá, logró que se le nombrase Fiscal de la Audiencia de Los Reyes; plaza que se encontraba entonces en acefalía, con grave detrimento del servicio e intereses reales, pues una dolencia aguda e incurable dos años había que traía muy postrado al Lic. Juan Fernández, su titular (2).

A mediados de 1559 se acordaron los respectivos despachos, y bajando con ellos a Sevilla, se embarcó en la flotilla que zarpó de San Lúcar a 16 de Enero de 1560, la que formaba parte de la armada que traía al Perú al Excmo. Conde de Nyeva. con todo su séquito de funcionarios, familiares y criados. Siguiendo la derrota acostumbrada entonces, toca

Universidad de Lima, dejando instrucciones para que nos fuera entregado para su publicación. La Revista Histórica, pues, se enorgullece de insertar este trabajo en sus páginas preferenciales, lamentando profundamente la pérdida de la valiosa colaboración de tan insigne historiador como fuera el P. Domingo Angulo.

(1) Y la rama navarra de esta estirpe tenía el suyo en Pamplona, en el barrio de San Antón.

(2) Y debido a ello el Consejo acordó proveer la plaza, viviendo aún el propietario, quien falleció al comenzar el mes de Diciembre de 1559. Y al intento le decía al Rey el Marqués de Cañete, en su carta de 7 de Diciembre de aquel año: "el Licenciado Joan Fernández, Fiscal por Vuestra Magestad, proueído para esta Real Audiencia e Reyno, murió de una graue enfermedad, que auía más de dos años que tenía, etc." LEVILLIER: Gobernantes del Perú, etc., tom. I, pág. 342.

ron las naves en Cádiz y en las Canarias, y haciendo la travesía sin mayores contratiempos, arribaron a Cartagena y a Tierra Firme, perdiéndose desgraciadamente en el golfo una de las naves más cargadas de mercadería.

Cuatro meses duró aquel viaje, y parece que a través de ellos, el de Nyeva venía observando al Lic. de Monzón, y le estudiaba el carácter, pretendiendo descubrir en él ciertas liviandades, que no decían bien con la seriedad del cargo que traía; y así se lo manifestaba al Rey, en una de las cartas que le escribiera desde Panamá (3), insinuándole que proveyese la plaza en otra persona de mayor cordura y autoridad.

Y ello vino luego a ser causa de agudas discordias; pues la indiscreción de algún funcionario del Consejo, que sería muy allegado, o acaso familiar del Lic. de Monzón, se encargó de transmitirle los conceptos nada benévolos, que en esa carta vertía el Virrey contra su persona, y las insidiosas sugerencias que hacía al respecto, dando así pábulo a la odiosidad, que luego engendraba en el ánimo del Fiscal el germen funesto de una enemistad poco velada.

Y en efecto, desde entonces el de Monzón ya no perdía paso al Conde; y como sus legendarias debilidades traían fuertemente comprometida la economía de la Real Hacienda, de ellas hacía caudal la malevolencia para acumularle gra

(3) Esa carta parece perdida, pero el Conde hace alusión a ella en la de 26 de Diciembre de 1562, donde dice: "Acuérdome que desde Panamá, el año de 1560, y después de aquí, el de 1561, screbí a Vuestra Magestad, aduirtiéndole del poco secreto y mucha liuiandad del Licenciado Monçón, Vuestro Fiscal; y decía, que me parecía cosa muy necesaria que Vuestra Magestad mandase prouer en este officio de otra persona; de más desto, él no hace nada en su officio, y en dos años que ha que rreside en él, no se an uisto quatro procesos fiscales, habiendo más de doscientos conclussos. Yo le he dicho mi parecer muchas veces, y se lo he rreñido, y dicho que lo tengo de screbir a Vuestra Magestad, y por esto está mal conmigo, y scribe muchas cosas contra mí, etc." LEVILLIER: Gobernantes del Perú, etc., tomo I, pág. 488.

ves cargos, pues en todas las armadas que zarpaban con rumbo a España, el Fiscal reiteraba sus denuncias, y en todas sus cartas trataba de indisponerle con Felipe II (4), quien acogía aquellas especies con su acostumbrada reserva, ponderaba los descargos, y lograba así formarse un concepto más o menos exacto de la realidad.

Por su parte, ni era el de Monzón tan austero como pretendía darlo a entender; y ello precisamente contribuía a agitar sus rivalidades con el de Nyeva, y le sugería trazas malignas para dañarle. No sabemos cómo, aunque lo suponemos, logró hacerse de un buen lote de cartas amatorias, escritas de puño y letra del Conde de Nyeva, y no tuvo reparo en enviárselas al Monarca (5), urgando así la vida íntima de su rival, con atrevimiento y poca nobleza.

Bien sabía el Virrey que el Lic. de Monzón lo indisponía en la Corte, y que los oidores cooperaban (6); de ahí que cierta noche obscura, cuando salía el Fiscal de la casa del Lic. Dn. Alvaro Ponce, oidor de esta Audiencia, dos embozados cayeron sobre él con sus dagas, y a la voz de "muera

(4) Cfr. LEVILLIER: Audiencia de Lima. Correspondencia, etc., tom. I, págs. 273-300. Corren ahí cinco cartas del Lic. Monzón denunciando los abusos del Conde de Nieva y de los Comisarios Reales.

(5) Alude a ellas en su carta de 2 de Enero de 1563, donde dice: "digo en este capítulo, questá el Conde ocupado en negocios caseros, dexados aparte los de su hacienda, que son más que yo puedo escrebir; por esas treze cartas que ay van, escritas de su letra, entenderá Vuestra Magestad los otros negocios caseros; y certifico a Vuestra Magestad, que a mi quenta, para quien escribió estas treze cartas, es la dozena en horden, y al rrespecto desta, y de lo poco que se dixo y sintió della, que a las demás de aquí abaxo, que son más de mil las que ha escrito." Cfr. LEVILLIER: op. cit., pág. 279.

(6) Sin duda porque sabían que el Conde, a su vez, los indisponía con el Rey; y en efecto, en su carta de 26 Diciembre de 1562, que ya hemos citado, le decía que las Audiencias de estos Reinos solían entrometerse en asuntos de mero gobierno, interfiriendo así la autoridad del Virrey, y fomentando discordias, que degeneraban al cabo en graves alteraciones. De ahí que los oidores alentasen al Fiscal en su campaña, anhelándole bucn éxito.

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