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Don Antonio de León Pinelo (1596-1660) y su obra "El Paraíso en el Nuevo Mundo" (1650)

Acaso convenga en estos días de tragedia y de desvarío universal dar las señas exactas del lugar beatífico en que se encontraba el Paraíso Terrenal. El Licenciado don Antonio de León Pinelo nos asegura desde la cumbre de su observatorio erudito, sostenido con los tomos de geógrafos medievales, padres de la Iglesia y exégetas ortodoxos de la Biblia, que el idílico paraje estuvo, sin lugar a duda, en las márgenes del Amazonas o Marañón del Perú, en la Ibérica Meridional. Por eso adquiere oportunidad y actualidad la publicación de este grueso infolio, que se hallaba inédito desde hace tres siglos en la Biblioteca Real de Madrid, con motivo del IV Centenario del Descubrimiento peruano del río Amazonas. El descubrimiento geográfico del gran curso fluvial, hecho desde el Perú, puede parangonarse con este hallazgo del Edén perdido de la humanidad, redescubierto en las disquisiciones de "la más delicada metafísica" y en los viajes alegóricos de una geografía a lo divino. Para que no dudemos de su palabra y opiniones, el incansable y minucioso bibliógrafo que fué León Pinelo abarrota las páginas de cifras y de latines y nos dá noticias no sólo sobre el temple y las producciones de aquel

jardín celeste, sino que llega hasta darnos un plano exacto del Paraíso. Quien quiera llegar a él, sin escépticas vacilaciones, que tome un vapor de la Booth Company o un hidroavión peruano en San Ramón y se prepare a gozar de lo que algu nos nefandos propagandistas llamaron hace algunos años The Devil's Paradise. El Paraíso, el auténtico, el lugar de deleite. de la Biblia, Locus Voluptatis,-sin Winchester ni hienas humanas, está allí en las inmediaciones de Iquitos Lo dice León Pinelo, Consejero Real de Castilla, Cronista Mayor de Indias, recopilador del Derecho Indiano, polígrafo y bibliógrafo innumerable cristiano sin sombra de herejía y nieto de un judío quemaão vivo en Lisboa por la Inquisición.

EL HOMBRE BIBLIOGRAFICO

Pinelo,

1656 y

Don Antonio fué en vida, y sigue siéndolo, espiritualmente peruano. Aunque su partida de nacimiento se hallara en Lisboa o Valladolid y él lo ocultara por razoncs obvias, gustaba de decir que era de Lima y en toda su obra el Perú ocupa lugar principal en su pensamiento. En Lima estudio, en los jesuítas, y se graduó de doctor in utroque jure en Sas Marcos; y en Lima vivieron sus hermanos don Diego de León que fué Rector de la Universidad de San Marcos en 57-en vida de don Antonio-y Juan Rodríguez de que fué hombre de letras y predicador. Hablando de Lima-diría él mismo en La Vida de Santo Toribio: “Debo a su · residencia mis juveniles años y a sus escuelas mis estudios. Yace sepultado en su catedral quien me dió el ser (1). Débame como segunda patria este breve recuerdo". Con razón, pues el Mercurio Peruano de 1791 proclamó a Pinelo entre las grandes figuras precursoras de la peruanidad.

León,

La biografía de Antonio de León Pinelo arranca de sus

(1) Hay una venial inexactitud en la afirmación de Pinelo: la tumba de su padre se halla junto a la del Arzobispo Arias de Ugarte en la parroquia del Sagrario de Lima, que está junto a la Catedral.

propias declaraciones contenidas en su obra y de las noticias que consignó el célebre jeronimita Fray Diego Cisneros en el Mercurio Peruano (2) pero ha sido principalmente esclarecida por el historiador peruano Mendiburu y por el erudito chileno don José Toribio Medina (3). Estudios diligentes como los del padre Antonio Larrouy y los académicos españoles Altolaguirre y Bonilla San Martín, la han completado y rectificado después (4). Luis Alberto Sánchez dedicó también a Pinelo y a sus hermanos un comentario crítico interesante, enfocando principalmente la personalidad del bibliógrafo (5)..

El distinguido peruanista, el poeta español, Juan Larrea, ha estudiado particularmente la obra sobre el Paraíso de Pinelo, con singular pericia crítica y bibliográfica. (6).

El Mercurio Peruano decía en 1791, refiriéndose a Lcón Pinelo: "Ignoramos quiénes fueron sus padres y no sabemos positivamente si nacieron en Lima o en alguna otra parte del Reyno". Medina ha esclarecido, que el abuelo paterno de León Pinelo, Juan López, judío portugués que comerciaba

con la

(2) Mercurio Peruano, Tomo I, no 29, 10 de Marzo de 1791.Noticia histórica de los tres hermanos Pinelo, por Archidamo, pseudónimo que corresponde al ilustre jeronimita Fray Diego Cisneros.

(3) Bibliografía Hispano-Americana, vol VI pp. XLIX y siguientes. La Imprenta en Lima. Tomos I y III.

(4) Antonio Larrouy.-Nuestra Señora del Rosario de Córdoba. -Caterina da Esperança y su familia, publicado en Revista Eclesiástica del Arzobispado de Buenos Aires (abril 1909).-Indice General de los Papeles del Consejo de Indias.-Publicado en virtud de acuerdo de la Real Academia de la Historia por los académicos de número D. Angel de Altolaguirre y Duval y don Adolfo Bonilla y San Martín. Madrid 1925. Tomo V págs. 281 a 321. (Tomo XVIII de la Colección de Documentos inéditos relativos al descubrimiento, conquista y organización de las antiguas posesiones españolas de ultramar).

(5) Luis Alberto Sánchez.--Don Antonio de León Pinelo, primer bibliografo americano.-Boletín Bibliográfico de la Universidad Nacional de San Marcos de Lima-Vol. III, 1927-28, págs. 212 a 222. (6) España Peregrina, págs. 8 y 9. México.-Octubre 1940.

isla Madera, fué quemado vivo en Lisboa por la Inquisición, en unión de su digna esposa.

Los padres de León Pinclo fueron el capitán y Licenciado Diego López de Lisboa y León y Catalina de Esperanza Pinelo, ambos judíos portugueses conversos. La madre descendía del genovés Francisco Pinelo, que había sido Factor de la Casa de la Contratación. El padre adoptó tan devotamente su nueva religión que en 1621, hallándose viudo, se ordenó de sacerdote. Fué confesor, limosnero y mayordomo mayor del Arzobispo de Lima Arias de Ugarte, a quien sirvió, primero en Chuquisaca y después en Lima y de quien escribió una vida que publicó en Lima en 1638 (7).

Era necesario para la familia borrar la huella del abuelo carbonizado. Diego López, su mujer y su hijo Juan, al dejar Lisboa emigraron primero a Valladolid y luego al Río de la Plata. El viaje a Valladolid debió de realizarse en 1595. Se sabe que el padre huyendo de la hoguera y probablemente apoyado por los judíos de Amsterdam, se fué en seguida a Indias, dejando en España a su mujer y a dos hijos pequeños, Juan y Antonio. Este habría nacido, pues, en Valladolid. El propio don Antonio, en sus Anales de Madrid, dijo, refiriéndose al traslado de la corte a Valladolid, en 1601, que lo supo por ser testigo de vista, "por ser mi patria y hallarme entonces en ella". Su nacimiento puede ubicarse así entre 1595 y 1596, en Valladolid. Medina ha discutido el origen vallisoletano de Pinelo, alegando que éste quería ocultar con él su procedencia portuguesa, pero consta, por las informaciones de servicios de Juan y de Diego ante el Consejo de Indias, que se sabía la nacionalidad portuguesa de los padres y el nacimiento de Juan en Lisboa. No habría pues, razón para una ocultación parcial de parte de Antonio.

Los Pinelo Juan y Antonio y su madre, merced al apoyo del ermitaño Bernardo Sánchez, consiguieron

(7) José T. Medina, Laurel de Apolo, pág. 40.

permiso

para pasar a América, no obstante ser personas prohibidas, y se embarcaron para unirse con su padre en el Río de la Plata, llegando a éste en 1604. El padre se había establecido y ejercía el comercio en Córdoba de Tucumán. El Nuevo Mundo iba a acoger hospitalariamente a la familia Pinelo y a ofrecerle tranquilidad y bienestar, y hasta la honra, tan difícil y esquiva para los desposeídos de ella. Se explica, pues, entonces, el homenaje de gratitud de los Pinelo, principalmente de Antonio al honrar al Perú como su patria y al ubicar en esta tierra pródiga al Paraíso terrenal.

Antonio llegó al Nuevo Mundo ávido de curiosidad y de prestigio. Era ya un niño inquiridor y reflexivo. El recuerdo de su llegada al Río de la Plata, del mejestuoso espectáculo del río y de sus islas, quedó grabado entre las más hondas emociones de su vida. El niño recorrió la isla de Maldonado poseído de un afán de análisis y de documentación. Recordando este primer contacto con la tierra americana, escribe en El Paraiso: "El año de seiscientos quatro entrando yo por este río rodeé toda la isla, pues desde mis primeros años fuí inclinado a saber y a investigar con atención lo que otros pa san sin ella" (8).

Los años primeros debieron, sin embargo, ser dificultosos. Consta por las averiguaciones de Medina que la Inquisición ro dejó de perseguir y molestar a Diego López. De 1605 a 1637 le citó y procesó varias veces, acusándole por motivos nimios o ridículos, como tener un caballo llamado Pedro, haber bajado los ojos al alzarse la hostia o haber amarrado una mula en una cruz. La religiosidad y virtud de Don Diego y su familia salieron, no obstante los disgustos pasados, indemnes de estos cargos. El padre murió en paz con la Iglesia en 1647.

El propio Pinelo afirma haber residido en Tucumán, "donde mis padres fueron encomenderos y yo me crié" (9) En esa ciudad nació su hermano Diego. Estudió luego en Chuqui

(8) El Paraíso, II, 487.
(9) El Paraíso, I, 219.

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