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templo de Copán (Guatemala) depositadas en mayor número en una tinaja.

Período de la civilización de Tiahuanaco y derivados.

Hacia el fin del período de Nazca y principios del de Tiahuanaco, ya se usaban tales conchas en el Perú para adornos y para ofrendas religiosas (cementerios de Nievería en el valle de Lima, sacrificios encontrados en pozos en Huamachuco, &.) en mayor cantidad y vemos aumentar su número constantemente en las tumbas antiguas del Perú hasta los tiempos de los Incas; de lo cual se desprende que había un tráfico comercial de estos artículos, y probablemente también de otros, con las costas centro-americanas, que iba constantemente en aumento y que no fué de un carácter meramente casual ó transitorio.

Si se ha podido encontrar vasos legítimos del período de Tiahuanaco y otros parecidos hasta Cuenca en el Norte, como dejo dicho más arriba, es probable que esta civilización memorable por su desarrollo enérgico y por los monumentos que nos ha legado, haya influido también de otras y varias maneras sobre las tribus indígenas de la altiplanicie ecuatoriana; solo que para probarlo definititivamente nos faltan aún más manifestaciones en detalle.

Cuando Jorge de Speier y Felipe de Hutten cruzaron las regiones del alto Orinoco, encontraron civilizaciones adelantadas en las márgenas del río Guaviare y tuvieron noticias de otras regiones igualmente civilizadas existentes al Sur y al Oeste. Las provincias civilizadas que descubrieron allí, habían recibido los impulsos de adelanto sin duda de la provincia de los Chibchas, en Colombia. Esto prueba que cualquiera que sea la forma de adelanto en el camino de la civi lización, aunque no sea la más refinada, no deja de arrastrar en su esfera á países vecinos, llevándolos á un nivel parecido. Por eso se puede considerar como seguro que las partes andinas de civilización ya bien adelantada en el período de Tiahuanaco y en los inmediatos que á éste sucedieron antes de los Incas, no han podido menos que ejercer influencias importantes sobre las naciones habitadoras de las márgenes

delos ríos que vacian en el Amazonas y sobre las de este mismo, La coca se encuentra ya con regularidad casi en todas las tum. bas del período de Tiahuanaco, y ésta es oriunda de las faldas orientales de los Andes. En las tumbas del período de los vasos de tres colores, que yo llamo así, que precedió bastante tiempo á la invasión de la Costa por los Incas, se encuentra una inmensa variedad de adornos y vestidos hechos con plumas de muchos colores de pájaros tropicales, como Ara, Psittacus y otros muchos, que no existen ni nunca habrán existido en la Costa, de manera que deben haber sido rescatadas del lado de la Montaña mediante las relaciones comerciales que continuamente deben haber cultivado. En las mismas tumbas de vez en cuando se ha encontrado arcos de chonta, iguales á los que usan todavía los salvajes de la Montaña, arcos que, seguramente, deben haber sido traídos de allá.

La existencia de Mainas de ninguna manera puede haber sido ignorada en el Perú andino, y una prueba de ésto es que los Chancas, oprimidos por los Incas vencedores en los primeros años del desarrollo de su poder, se refugiaron en Chachapoyas é impusieron su nombre aimará á esta localidad.

El gran viajero von Martius era muy partidario de la teoría que la cultura de los indios al Este de los Andes ha sido más alta antes de que los europeos los conociesen, y que de este grado más alto de civilización ha decaído en los tiempos modernos. Aunque la diferencia en los grados de cultura antigua y moderna de estos indios ha sido en algo exagerada por él y por eso su teoría ha sido criticada varias veces, no se dejan de observar ahora indicios de ciertos ade lantos de aquellos indios en el tiempo antiguo, que al presente han desaparecido. Parece que muchos petroglifos del Este de Sud-América son recuerdos de períodos pasados de aquellos territorios y que los indios de ahora no los podrían hacer, al menos en la misma forma; y lo mismo, quizá, se pue de decir de ciertos adelantos en alfarería, que podemos observar ahora en huellas arqueológicas que han dejado. En cuanto á ésto, me puedo referir á las alfarerías artísticas y

bien pintadas que se han desenterrado en la isla de Marajó, ejemplares de las cuales existen en varios museos, como en el de Pará, Río Janeiro y Berlín. De igual modo nos ha debido sorprender la noticia que ha dado T. W. Müller al Congreso de Americanistas de Berlín en 1888. Refiere Müller que entre los sambaquis de Río Grande halló fragmentos de tres clases de alfarería finísima pintada. Si unimos estas noticias al hallazgo de Orellana, quien encontró vasos vidriados entre los Omaguas del Amazonas (1) (sin duda alfarería de la misma clase que la que se hace todavía por varias tribus del río Ucayali) y que también en la Guayana se fabrica todavía por los indios cierta alfarería pintada muy parecida en la técnica de los dibujos á la del Ucayali, la antigua de Marajó y quizá también la de los sambaquis, que menciona Müller, llegamos á la conclusión de que sobre varias partes del Este de Sud-América debe haber sido difundida una técnica é industria adelantada, de la que encontramos ahora vestigios solamente en mucho menor número.

Los dibujos de los vasos vidriados, aun los del Este del Perú, no tienen nada de estilos peruanos. Representan en parte figuras transformadas de pájaros, hombres, etc., y tienen por eso más relación con los dibujos de las canastas que se hacen en varias partes del Este, especialmente al Norte del río Amazonas. De esta manera, más se manifiesta en ellos un desarrollo espontáneo que una dependencia directa de civilizaciones vecinas. Por eso, el estímulo para ese desarrollo independiente puede haber venido de las civilizaciones más altas andinas. Podría parecer que la distribución de la industria alfarera pintada tiene alguna relación con la distribución de la familia Tupi en Sud-América. Noto que también el nombre de dios "Tupá" en las lenguas tupi y guaraní, nos recuerda el nombre de Tunapa ó Tununpa, del dios de los mitos aimarás, de la misma manera como los misioneros dan en las lenguas garaya y chiriguana á Dios el nombre de Tunpa.

Para el desarrollo de una industria alfarera de carácter

(1) Herrera, Hist. Gen. Dee, II, lib. IX, cap. IV.

tan independiente como he bosquejado, y de una extensión geográfica tan vasta con caracteres parecidos, debe haberse empleado mucho tiempo, y por eso hay que rechazar la teoría de que solo á las influencias de los Incas se haya debido. Llego á la misma conclusión observando el carácter de los ponchos de algodón silvestre, que usan al presente los indios de la Montaña. Estos son generalmente listados, como por lo común acontece en el Perú (1). Pero entre ellos no faltan algunos con dos rayas verticales, ornamentados con dibujos iguales á los que se usaban en el período de Tiahuanaco (2).

Con todo eso, me inclino á creer que ciertas influencias ejercidas por civilizaciones andinas sobre los indios del Este de Sud-América, son bien antiguas, y que especialmente las que han servido para levantar en algo el nivel general de cultura de aquellos indios ya datan al menos del período de Tiahuanaco.

Montesinos (3) nos da la noticia de que los Chancas de Andahuaylas, en el período pre-incaico, sujetando á la provincia de los Collas, llegaron hasta los Chiriguanos y después de algunos rencuentros los hicieron vasallos suyos, dejando presidios y gobernadores. Si la noticia del presbítero osonense nos merece confianza, entonces nos dá á saber la ocupación de la altiplanicie boliviana por los aimarás, habitada antes por uros y otros salvajes. Porque los Chancas eran de origen aimará, y más probable es que los aimarás emigraran al Sur del Perú, y no que hubiese venido su emigración de los desiertos bolivianos, que con dificultad podrían haber producido una nueva raza. Pero aun dejando de lado

(1) Ha sido poco observado el hecho de que los Incas preferían para sus ponchos generalmente la ornamentación horizontal.

(2) Véase Stübel y Uhle Die Ruinenstatte von Tiahuanaco, 1892, pl. 8; y ponchos del mismo período encontrados en las tumbas, entre éstos especialmente uno que se publica en la obra de Reiss y Stübel La Necrópolis de Aucón. Los indios del valle superior del Vilcanota, descendientes de los antiguos Chancas, de origen aimará, usan también ponchos con dos rayas verticales, ornamentados con dibujos que son todavía casi idénticos en su técnica y dibujos con los ponchos comunes que se encuentran en la Costa en tumbas del período de Tiahuanaco.

(3) Memorias, cap. V, pag. 29.

esta parte de la noticia de Montesinos, queda la de que tribus peruanas en tiempo pre-incaico sometieron á los pueblos bárbaros vecinos al Este de Sucre (1).

Respecto al origen de las civilizaciones argentinas antiguas, es preciso separar mucho más aún un período de influencias pre-incaicas de las otras influencias durante el período de los Incas.

Sabida cosa es que la cuestión del origen de las civilizaciones argentinas hasta ahora no ha sido definitivamente. resuelta. Unos sostenían que su origen había sido incaico; los otros, apoyándose en su originalidad y gran diferencia de la civilización de los Incas, su origen y desarrollo independientes.

Es probable que estaríamos mucho más cerca de la solu. ción de este problema si desde el principio la contemplación histórica se hubiese introducido en la consideración de todos los hallazgos Calchaquis. Porque donde casi no hay una clasificación histórica, tampoco puede haber resultados de gran valor histórico. Recién Ambrosetti parece haber establecido el hecho de que una civilización con urnas toscas y ornamentos solamente grabados precedió la civilización Calchaqui con alfarería pintada (2). Pero esta última hay tambien que subdividir. Hay cementerios cuyos tipos, según parece, nunca se han encontrado mezclados con objetos peruanos (3), y otros cuyos tipos diferentes casi nunca se encuentran sino acompañados por objetos de carácter peruano. Los hallazgos de la antigua ciudad de La Paya son casi sin excepciones de la última clase (4). No podemos aceptar la teoría de Ambrosetti de que estos objetos diferentes de los de Pampa Grande y otros lugares, han sido por eso importados de la costa de Chile. Para que esto fuese así, son demasiado numerosos. La distancia geográfica es

(1) Según Montesinos, Memorias, cap. XXII, pag. 129, los Chiriguanos entraban en tiempo de Sinchi Roca al Collao entonces en la época de los Sinchis que precedió á la de los Incas verdaderos desde Inca Roca. (2) Pampa Grande, pag. 194 y sigs.

(3) Como en Santa María, Loma Rica, Tolombón, Quilmes, Pampa Grande, etc.

(4) Ambrosetti, Explor. Arqueol. en la ciudad pre-histórica de La Paya, 1907.

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