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los primeros que introdujeron el uso de los quipus en la administración pública, pues no se encuentran estos ingeniosos contadores en entierros anteriores al tiempo de los InCaminos artificiales había en el Perú mucho antes de los Incas, tanto en la Costa como en la Sierra (1), pero los Incas los extendieron sistemáticamente por toda la Costa, de Norte á Sur, y por toda la Sierra, uniéndolos también en varias partes por caminos transversales que descendían por las quebradas (2). El carácter lógico de su civilización se muestra en las líneas clásicas y ornamentos ordenados de su alfarería; su superioridad intelectual en sus edificios, en los planos de sus fortalezas (3) y en las proporciones grandes de muchos de sus artefactos, (de barro, piedra, oro,&). Más maravilloso es el origen mismo de una raza tan enérgica y tan adelantada, que el éxito que los acompañaba casi en todas partes por donde fueron. Sin embargo, también su civilización era solo el producto de las civilizaciones que le precedieron, como la de los romanos, la consecuencia de las que la precedieron en el Mediterráneo. Su arquitectura era la continuación de la que vemos en Tiahuanaco. Su estilo ornamental tenía su génesis en el de los valles vecinos que le precedió. Su lengua, diferente de la de los aimarás, es sin embargo idéntica con la de los últimos en los rasgos grandes de su organismo, y aunque no conozcamos todavía todos los hilos del desarrollo de su civilización maravillosa, según lo que sabemos, ya no hay duda de que también hemos de llegar á descubrir el resto.

La gran expansión del Imperio de los Incas ha sido obra de pocos siglos, más ó menos de cinco ó seis generaciones. La superioridad de su sistema explica suficientemente un desarrollo tan rápido. Llegaron al Norte del Perú y al Ecuador quizá unas tres generaciones más tarde que su aparición en la frontera Sur de Bolivia. El Ecuador ha estado bajo su dominio solamente durante dos generaciones, Bolivia durante cinco. Esto explica por qué las influencias ejercidas

(1) Relaciones Greográficas de Indias, I, pag. 120.

(2) Como en Huarochirí, valle de Pisco, Nazca, Huamachuco. (3) Comp. Saesahuaman, Pisac, Ollantaitambo, &.

por ellos más allá de las fronteras del Norte, no podían equipararse con las que ejercieron en el Sur.

Las relaciones comerciales con el Norte durante el período de los Incas fueron mantenidas principalmente por los Chimus, aún después de su conquista por aquellos. Sin embargo, la civilización incaica los acompañaba. Muy interesante es para nosotros el informe que dió el piloto Bartolomé Ruíz sobre el cargamento de una balsa que capturó cerca de la bahía de San Mateo al principio de la conquista (1). Elcargamento consistía en muchas “piezas de plata y de oro para el adorno de sus personas, de pitos, tenazuelas, cascabeles, sartas y mazos de cuentas, rosicleres y espejos guarnecidos de plata, y tazas y otras vasijas para beber; mantas de lana y algodón, camisas y aljubes, y alcaceres y claremes y otras muchas ropas, todo lo más de ello muy labrado, de labores muy ricos, de colores de grana y carmesí, azul, y amarillo, y de todas otras colores, de diversas maneras de labores, y figuras de aves, y pescados y arboledas,... en algunas sartas de cuentas venían algunas piedras pequeñas de esmeraldas (?) y calcedón y otras piedras y pedazos de cristal y ánime. Son todos estos artículos de las clases que especialmente fabricaban los Chimus". Sigue el informe así: "Todo esto traían para rescatar por unas conchas de pescado de que ellos hacen cuentas coloradas como corales y blancas, que traían el navío casi cargado de ellas”.

Sabido es que el piloto Ruíz sorprendió aquí una de aquellas balsas (2) que durante muchos siglos estuvieron dedi. cadas á traer de las costas del Norte los Spondilus pictorum y los Conus Fergusoni para el uso de los peruanos, manteniendo este tráfico todavía en el tiempo de los Incas. Al través de esta noticia, no se vislumbra la influencia de los Incas sobre las costas del Norte; pero Dorsey descubrió en la isla de la Plata unos cuantos vasos incaicos junto con vasos de oro de la misma procedencia, y entre estas huellas peruanas faltan, al revés, los objetos de fabricación Chi

(1) Colección de documentos inéditos para la Historia de España. tomo v pág. 197.

(2) En el Norte del Perú, como Paita,Sechura, &, hay balsas de madera.

mu (1). Esto prueba que los incas tenían también relaciones independientes de los Chimus con los mares y costas del Ecuador.

Vasos incaicos no se han encontrado al Norte de Pasto, en Colombia; pero los Chibchas tenían conocimiento del imperio de los Incas y por el contrario, parece que el nombre de Cundinamarca ha sido impuesto á la región de Bogotá por peruanos, aunque no conozcamos aún el tiempo y la causa de su origen. El señor A. Ernst presentó al Congreso de Americanistas de Berlín en 1888 un trabajo bastante eru. dito (2) sobre el uso de la coca en Colombia. De él resulta que el uso de esa hierba existía en la Nueva Granada desde antes de la conquista. Bien podría creerse que el uso de la coca se haya extendido allí antes de los Incas: pero el uso de la coca con la cal como estimulante, tiene sin duda en Colombia un origen incaico, y aunque Piedrahita (3) afirme que ha sido introducida por los españoles del lado del Perú, el hecho de que ya existiese el uso de la coca con cal en Cumaná en 1499, como lo publicó Pedro Mártir de Anglería en sus Décadas en 1530, es una prueba de que ya los incas la habían introducido, y que unos 30 años á lo sumo habría sido suficiente para extenderse desde Pasto hasta Cumaná, por una distancia de 200 leguas (4). Este hecho pone de manifiesto con cuánta rapidez pueden propagarse nuevas costumbres si ellas son propagadas por una raza conquis tadora.

Las relaciones del Imperio de los Incas con los salvajes que habitan la zona formada por el triángulo del Madera y el Amazonas, fueron á veces bélicas y á veces pacíficas. Especialmente haremos mención de una expedición militar al Este de los Andes. Inca Yupanqui embarcó un ejército en el río Madre de Dios, con el cual bajó, reduciendo muchas tribus á la obediencia después de varios encuentros.

Una

(1) Archaeolog. Investig. on the Island of La Plata, 1901, fig. 41, pl. XLI-XLII.

(2) Comptes rendus. Páginas 230 y siguientes.

(3) Historia de la Conquista del Nuevo Reino de Granada, I, cap. 3. (4) La calabaza de cal se llama en Colombia poro, como en el quechua.

parte de los indios sujetados fué establecida en las márgenes del río Tono, al Este del Cuzco, y es probable que los Incas se hayan servido de ellos como intermediarios en las relaciones continuas de comercio que necesitaban. En seguida el Inca fué al país de los Mojos, unas doscientas leguas al Este del Cuzco. Pero ya eran pocos los que lo acompañaban y por eso hizo solamente amistades, introduciendo entre ellos costumbres más adelantadas y de un modo pacífico. Esta es la memorable expedición, y sin duda alguna verídica, que describe Garcilaso (1). Las costumbres mansas de los Mojos sobrevivieron al Imperio de los Incas. Los españoles encontraron todavía numerosas prendas de oro entre ellos (2); los restos del culto del Sol que perduró en aquellas regiones del Este, ha vuelto á observar el Barón de Nordenskiöld en su expedición á esta región en los últimos años.

Ruinas incaicas se encuentran hasta más de cuarenta leguas abajo de Ollantaitambo. Esta es la tierra de la coca que tenía tanto valor para los Incas.

Más al Norte, los Incas bajaron de los Andes hacia el Oeste mucho más tarde; no lograron nunca pasar por Huánuco adelante; pero Inca Yupanqui descendió hasta Moyobamba (3).

También la expedición Orellana arroja alguna luz sobre la extensión de una civilización algo adelantada hasta las orillas del Amazonas, cerca de la boca del Napo. Según las noticias que esa expedición proporciona, sabemos que los indios de aquellos parajes tenían oro y plata, también una hacha de cobre fué hallada por los españoles. Bien puede ser que aquella civilización no merezca que se la estime en mucho, porque las mantas de algodón que poseían, las había también entre otros indios poco civilizados. Los vasos vidriados que observaron los expedicionarios como ya observé

(1) Garcilaso, Comentarios, I. parte, lib. VII, cap. XVI.

(2) Ib. loc. cit., I, lib. VII, cap. XV.

(3) Ib. 1. c.. I. lib. VIII. caps. II-III. Según Montesinos el Inca se embarcó allí en el río y se fué á una playa abajo.

arriba (1), no deben haber sido diferentes de los que hacen todavía varias tribus en el Ucayali. El culto del Sol, de que hace referencia Oviedo (lib. 49, cap. 3) pudiera abrigar sospechas de su verdadera existencia, especialmente si se tiene en consideración que Acuña hace mención solamente de varios ídolos y de la falta de ceremonias de cualquiera clase (2). Pero queda establecido que Orellana mismo se manifestaba sorprendido al hallar una civilización superior á la que había encontrado más arriba, en las márgenes del río Napo (3).

Quizá si los ídolos de que hablan Oviedo y Herrera (4) no han sido otra cosa que vestidos de máscaras, porque según el último de estos historiadores, eran tejidos de palma, entonces parecidos á los vestidos de máscaras que describe Ehrenreich de los Karayas que habitan el río Xingú (5). Pero aún así demuestran cierto adelanto de costumbres, que se encuentra entre los indios del Este de Sud América en general. Conocidas son las máscaras usadas por los Ticunas, y Koch-Grümber halló otras entre los indios del río Caupes.

Hay que convenir en que los Incas difundieron muchos gérmenes de civilización en el Este. Aunque yo no crea, lo mismo que Herrera, en las casas del Sol y en el uso de oro y plata, que, según Orellana, existía en las márgenes de la parte inferior del río Amazonas (6), quien se funda solamente en noticias dadas por un intérprete, cuya lengua entendía muy mal, posible es que las huellas de la civilación andina hayan alcanzado en el Amazonas hasta muy abajo de su curso.

Las sillas de madera que se encuentran en entierros incaicos (por ejemplo en el valle de Ica), son en su forma idénticas á las que el explorador Wallace trajo de los indios del

(1) Vea pág. 8.

(2) Markham, Expped, into the valley of the Amazonas, pag. 69. (3) Los indios Pebas se creían descendientes de los Incas, según Osculati.

(4) Dec. 6 libro 9 cap. 4.

(5) Beitr. z. Völkerk. Bras, 1891, pag 34 y fi. 18-19.

(6) Herrera, I. c. cap V.

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