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año siguiente se le otorgó como a tal un solar en la acera de la propiedad de Alonso Martín de Don Benito, o sea en la actual calle de Baquijano. El mismo tambo de la mar fue adjudicado en 1555 por la Real Audiencia a los soldados artilleros que en las filas reales habían combatido contra el rebelde Francisco Hernández Girón con el objeto de que ellos solos pudieran vender comidas en el puerto; decisión que fue contradicha por el Cabildo de Lima, que alegó que ello era en perjuicio de los derechos de la ciudad y de otras muchas personas que en el Callao tenían sus casas y de los marineros y pasajeros que allí llegaban. La población del Callao se fue formando, pues, mediante la construcción de rancherías, barracas y bodegas que, con permiso del Cabildo limeño, levantaban algunos vecinos de la ciudad para dedicarlas a depósitos de sus mercaderías propias, bodegas que se ubicaban junto a la playa, las mismas que arrendaban sus propietarios o que regentaban por medio de criados y guardianes suyos. Detrás de esas rústicas edificaciones se fueron construyendo luego casas de vivienda para los que como moradores se afincaban en el puerto.

Es de precisar que aunque, como se ha dicho, no hubo fundación en el puerto de Callao, sus edificaciones se sujetaron a un plano establecido por el Ayuntamiento de Lima, el que otorgaba gratuitamente solares a los que los solicitaban. Así lo acredita la información que trae un narrador anónimo de principios del siglo XVII el presunto judío portugués- en la que se dice que "por detrás de la playa tiene (el Callao) algunas calles que van de norte a sur y otras que salen para el oriente, y también están repartidas en cuadras, como Lima".

Sobre la adjudicación de solares en el puerto hallamos los siguientes datos en los primeros Libros de Cabildos:

En 1549 se otorgó un solar al alguacil Alonso de Castro, de 200 piés en cuadro, junto al desembarcadero de la mar y a un paredón del tiempo de los indios.

En 1553 a Alonso González un solar de 100 piés en cuadro, durante su vida.

En 1554 "se vió la petición del Capitán Diego de Mora, vecino de Trujillo, pidiendo un solar en el puerto y callao de la mar de esta ciudad para recoger en él y en unas casas que en él ha de hacer sus azúcares y conservas y mercaderías que le traen de Trujillo a esta ciudad, porque se le dañan del sereno y rocío. Dijeron que por cuanto esta ciudad tiene en el puerto por propios un tambo o aduana para recoger las mercaderías del puerto y para lo arrendar para otros aprovechamientos de esta ciudad y propios de ellos y porque son informados que las dichas conserva y azúcar y otras cosas el dicho Mora las trae de su cosecha para el proveimiento de esta ciudad, por tanto

que sin perjuicio de esta ciudad y sus propios y derecho que tiene a la dicha aduana, cuanto podían y debían y no en más hicieron a Mora merced de un solar del tamaño y traza de los de esta ciudad en que haga una casa para que recoja su azúcar y conservas y no para otras granjerías ni para otras cosas ni efecto, y con esto le mandaron dar el título de él en la forma acostumbrada y encomendaron al alcalde Diego Pizarro y a Hernando de Mena que le señalen a Mora el dicho solar en el callao del dicho puerto, en la parte y lugar que les pareciere".

En 1555, un solar al secretario de la Audiencia de Lima Pedro de Avendaño; y dos solares para la construcción de la iglesia del puerto a pedido del Canónigo Agustín Arias, vicario de la iglesia de Lima, quien pidió "que en el pueblo que se funda en el callao de la mar y puerto de ella se le señale y dé para la iglesia que allí está fundada, para ornato, plaza y cementerio de ella y para morada del cura que alli reside, una cuadra de solares".

En el mismo 1555, un solar a Jerónimo de Silva, vecino de Lima. para hacer una casa donde depositar sus granjerías. Este solar debía ser del tamaño de los que se daban en Lima, no pudiendo enagenarlo y debiéndolo edificar conforme a las ordenanzas dictadas para Lima. En 1556, un solar a Diego García, en el callao de la mar. Concesión hecha por el Virrey D. Andrés Hurtado de Mendoza.

En 1558 el Cabildo de Lima acordó que el alcalde Rodrigo Niño diese la posesión al procurador general de la ciudad de dos solares para propios de ella en el callao de la mar, los cuales debian tomarse donde se señalare procurando que fuere en la parte más útil y de provecho.

En 1559, un solar a Alvaro de Vardeci. y otro a Alonso de Matienzo.

En 1561, un solar al conquistador del Perú Jorge Griego.

En 1562, un solar a Francisco Fajardo, alguacil mayor de Lima: otro solar al Licenciado Estrada; otro solar al vecino de Lima Diego de Agüero y Garay; y otro solar a Nicolás de Grado, escribano del Cabildo de Lima,

En 1576, un solar a Pedro Márquez, vecino del Ca'lao; un solar a Alonso Pérez Sarmiento para edificar una bodega pues había comprado un navío que traficaba entre el Callao y Guayaquil; y un solar a Juan Jurado que "vivia junto a la calle que viene desde las casas. de Don Pedro (D. Pedro de Portocarrero) por entre la iglesia y las casas de Juan Antonio Corso, derecho hacia Maranga y que es un cascajal hacia Maranga el dicho solar que alinda por una parte con dicha calle".

En 1577, un solar al Canónigo Juan de Balboa, vicario de Callao, quien dijo que hacía más de seis años que se ocupaba en el puerto en la administración de los santos sacramentos y que su padre había sido de los antiguos en este reino.

Sobre la edificación de los solares en el puerto hallamos las siguientes noticias:

El 5 de Diciembre de 1575 Domingo de Carranza, vecino del Callao, dijo que en él estaban dados muchos solares y que los dueños de ellos los tenían sin cercar ni edificar y que según las ordenanzas de la ciudad de Lima debían quedar vacantes. por lo que pidió que dentro de un breve término los cercaran y construyeran. El Cabildo mandó que dentro de tres meses los cercasen y dentro de seis meses los edificasen, so pena de perderlos. En 1618 dispuso el Ayuntamiento de Lima que "ninguna persona edifique en el puerto del Callao en ninguna parte sin que presente al Cabildo los titulos que tenía y se viese si eran anteriores a los que tenía la ciudad; y que se restituyese a la ciudad lo que fuere suyo". El Cabildo era dueño de amplios terrenos de pastos en el Callao, los que comenzaban desde las últimas casas del puerto y lindaban por una parte con el mar. El mismo año de 1618 el regidor Alonso de Paredes Zambrano propuso "que conforme á a la merced de pastos y ejidos es incusible en ellos los solares y edificios que hay en el Callao y que muchas personas van edificando casas y tomando solares sin licencia ni títulos del Cabildo". Se acordo "que se pregone públicamente en el puerto que ninguna persona edifique en ninguna parte sin que primero parezca en este Cabildo y presente los títulos que tuviere".

El Callao, escala principal de los navíos que llegaban de Panamá, y puerto de la capital del virreinato peruano, tuvo desde sus inicios que merecer la atención de las autoridades municipales de Lima con el objeto principal de que las mercaderías que llegaban del exterior para el proveimiento general del reino y en particular de la Ciudad de los Reyes no fueran acaparadas por los comerciantes con fines de especulación. Así, en 11 de Marzo de 1535 los cabildantes de Lima expresaron que solía acontecer que cuando los barcos llegaban al puerto con mercaderías algunos comerciantes acostumbraban adquirirlas antes que los vecinos compraran las cosas de que tenían necesidad para sus casas; por lo que se acordó que para que ello cesase dichos mercaderes no podían adquirir las especies sino después de diez días de su llegada, cuando ya los vecinos hubiesen comprado lo que les era indispensable, debiendo los contraventores ser multados con penas pecuniarias. En 18 de Enero de 1549 se trató en el mismo Ayuntamiento que no se cumplía lo que tocaba a manifestar públicamente

las mercaderías, como lo disponían las ordenanzas, y que algunas personas atravesaban los artículos de alimentación y las ropas que ingresaban al puerto para llevarlos a Arequipa y otras partes; acordándose que se visitasen los navíos que se dirigían al puerto de Arequipa para que una tercera parte de las mercaderías que portasen quedasen para satisfacer las necesidades de Lima. En 19 de Febrero del mismo año el Cabildo acordó solicitar del Presidente la Gasca que ordenase que un alcalde o un regidor suyo pudiera acompañar al alguacil encargado de visitar y despachar los barcos que partían del Callao. El 26 de Marzo de igual año de 1549 se dijo en el Ayuntamiento que cuando llegaban los navíos al puerto concurría mucha gente y los naturales recibían de los marineros y otras personas muchos agravios, robos y daños; por lo que se acordó que los alcaldes fueran cada semana al Callao llevando un escribano público para hacer audiencia entre los españoles y los indios y conocer y sentenciar los pleitos que se ofrecieren. En 1616 se manifestó en el Cabildo "que todas las mercaderías y bastimentos que vienen al puerto del Callao se almacenan y ponen en las bodegas que para ese efecto hay de los vecinos de él. a los cuales les pagan su bodegaje y guarda y los más dueños de ellas las arriendan á quien las quiere tomar", y que á veces los bodegueros no daban buena cuenta de dos depósitos que se les encargaba. Se resolvió, para garantía de los interesados, que los bodegueros debían prestar fianza por valor de 10,000 pesos y los dueños de recuas que trajinaban entre el Callao y Lima de 5,000 pesos.

Según información del historiador Romero, en 1573 el Virrey Don Francisco de Toledo en carta al Rey de España hacía ver la necesidad de establecer "una casa de aduana en el Callao de Lima" por ser conveniente para la revisión de los fardos y valuación de las mercaderías y para evitar los fraudes, pues traídas éstas a Lima "se llevan los fardos á casa de los mercaderes sus dueños" con perjuicio y desmedro del real fisco. Añadia el virrey que creada la aduana convenia "como tengo escrito que de ordinario asista un oficial en el Callao por su turno y aun el escribano de la visita de los navíos pues allí tiene V. M. un tambo vuestro con el cual y con unas bodegas que también hay de vuestra real hacienda y con suplir lo demás de algunas penas de cámara y de fraudes y descamino de algunas cosas que pasa de las vedadas se podrá suplir lo que falta, como pareciere al gobernador de esta tierra". La sugerencia del virrey -sigue diciendo Romero se cristalizó más tarde en un hecho, pues en carta de 8 de Abril de 1578 informaba el rey que se había establecido dicha aduana, a pesar de los trabajos que había costado quitarle a los mercaderes "la libertad y costumbre en que estaban y aun á vuestros ofi

ciales compróse en el Callao una casa por tres mil pesos con los cuales y con dos mil que se han gastado de lo procedido de la aduana y con el tambo y peltrechos que V. M. envió á mandar entiendo costará tres veces sobre si no se tomare casa hecha". También estableció Toledo en el Callao "la casa de contratación", expresando al rey, en carta de 15 de Octubre de 1578, que había producido por derechos de las flotas pasadas de 18.000 hasta 24,000 pesos, confiando que con el establecimiento de la aduana en el puerto dicha suma subiria hasta 40,000.

Es de anotar que ya en 1554, como se ha visto anteriormente, el Cabildo de Lima había establecido aduana en el tambo que poseía en el puerto, donde se recogían las mercaderías, aunque ella no llenara todavía satisfactoriamente su objetivo de cautelar el pago de los derechos que correspondían a la real hacienda. En la Recopilación de Indias hallamos la ley siguiente:

"Ley 29. El Emperador Carlos, en 2 de Junio de 1537. Los Reyes de Bohemia, en 16 de Abril de 1550. Felipe II. en 27 de Febrero de 1575. Que en el puerto del Callao de Lima haya casa de aduana. En los puertos de las Indias y en el Callao de Lima se haga Casa de Aduana y Contratación en que puedan caber las mercaderías, pipas, toneles, cajas y otras cosas que á ellas se llevaren, y si alguna vez fuesen tantos navíos á algún puerto que las mercaderías no puedan caber en la Casa de Aduana, por grande que sea, el virrey o gobernador ordenará que la justicia y oficiales reales tomen otra casa que supla la necesidad, y como se vayan descargando las mercaderías se avalúen y entreguen á sus dueños, como se dispone por las leyes de los títulos de las evaluaciones y aduana, Libro 8".

También hallamos el dato de que el 5 de Agosto de 1594 el Ayuntamiento limeño dispuso que Jorge Griego, que estaba en el puerto dei Callao, mostrase el título que pretendía tener para poseer "la casa de aduana que está en el puerto de la mar".

La primera incursión pirática a la Mar del Sur, la del inglés Francisco Drake, hubo de determinar una nueva etapa para la población del Callao y la gradual transformación del puerto en una plaza fuerte de defensa. Drake, partido de Inglaterra en 1577, cruzó el Estrecho de Magallanes, penetró al Pacífico y después de cometer diversas tropelías en las costas de Chile se presentó en el Callao el 13 de Febrero de 1579. El 6 de Marzo de ese año se dió cuenta en el Cabildo de Lima como el Virrey Toledo tenía por nueva que en una isla de la costa de Chile habían aparecido dos navíos, los cuales se entendía que eran de ingleses, y que habían entrado por el Estrecho de Magallanes juntamente con el navío que había llegado al puerto de la ciudad y que para que no estuviese desapercibida la gente de Lima y del

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