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Propaganda fide de Sta. Rosa de Ocopa del Orden de N.S.P.S. Francisco. Lima, 1908. T. III, p. 165-174.

Santo Oficio. Edictos generales de la Fé. Lima, 1919. T. VI Entrega IV, p. 324-354.

Schüller, Rodolfo R. Contribución para el estudio de la historia de las Misiones Franciscanas en el Perú Oriental. Lima 1909. T. IV. Trim. I y II, p. 158-165.

Publica dos documentos de 'os P. Juan Crisóstomo Amini y Fernando Pallares.

Documentos para el estudio de las Misiones Franciscanas en cl Perú Oriental. (Según manuscritos inéditos). Lima, 1908. T. III. Trim. II, p. 165189.

Se trata de dos documentos del Archivo de la Misión de San Luis de Shuaro.

Torres Saldamando, Enrique. El primero y el último Provincial de la Compañía de Jesús en el Perú. Lima, 1906. T. I. Trim. IV. p. (445)-465.

Se trata del padre Gerónimo Ruiz Portillo y José Pérez de Vargas. Estudio biográfico.

Valdez, A. Diálogo entre un misionero y un salvaie. Lima, 1908. T. III. Trim. II. p. 162-163.

Vargas Ugarte, Rubén. Jesuitas peruanos desterrados a Italia. Lima, 1928. T. VIII, entregas III y IV p. (209--242; Lima. 1931. T. IX, entregas II v III. p. (229)-255.

En el primer articulo trata del "Catálogo de la provincia del Perú" año de 1767 y en el segundo en especial del padre Baltazar de Moncada. Estudios que están incluídos en su obra del mismo titulo en el año de 1934.

Discurso-Memoria del Presidente de la Academia Dr. Aurelio Miró Quesada

Señores Académicos:

De acuerdo con el artículo 29o de nuestros nuevos Estatutos, me ha sido particularmente grato convocar a esta Asamblea General, para cumplir con el precepto que establece que, en el mes de enero de cada año, el Presidente reunirá a los Académicos para dar cuenta de la marcha de la corporación; lo que implica el balance de la obra realizada en el año anterior, el esbozo de lo que se proyecta efectuar en el presente y la invitación a escuchar sugestiones para el mejor desarrollo de las labores.

Nueva Junta Directiva

Ante todo, quiero aprovechar esta oportunidad para agradecer vivamente, una vez más, a los señores Académicos la gentileza de haberme elegido con sus votos para desempeñar la Presidencia de nue'stra prestigiosa institución. Encargado transitoriamente de las labores de reorganización en octubre de 1962, tuve la honra de recibir el voto aprobatorio de la Asamblea realizada el 25 de enero de 1963. Y en esta misma fecha tuve la singular satisfacción de haber sido elegido Presidente de la nueva Junta Directiva, al lado de los siguientes distinguidos consocios:

Vice-Presidente: Doctor Luis E. Valcárcel;
Secretario: Dr. Evaristo San Cristóval:

Tesorero: Dr. Félix Denegri Luna;

Director de la Revista: Ing. Manuel Moreyra y Paz Soldán;
Inspector de Archivos y Museos: Dr. Guillermo Lohmann Villena;
Vocales: Drs. Ella Dunbar Temple, Alberto Tauro del Pino y Jo-
sé Agustín de la Puente Candamo.

Como conveniente enlace con las actividades anteriores de la institución, y para contar personalmente con la experiencia y con las luces de quienes me' antecedieron en el cargo, la Asamblea aprobó también, a propuesta mía, el nombramiento de una Comisión Asesora,

formada por los ex-Presidentes Doctores Luis Alayza y Paz Soldán, Jorge Basadre, Victor Andrés Belaunde y Oscar Miró Quesada.

Asimismo, de acuerdo con los artículos 26 y 27 de los Estatutos, la Junta Directiva, en su sesión del 6 de febrero de 1963, designó las siguientes Comisiones:

Comisión de Publicaciones: Manuel Moreyra y Paz Soldán, Alberto Tauro y Félix Denegri;

Comisión de Textos de Historia: Ella Dunbar

Muelle y Emilio Romero;

Temple, Jorge

Comisión de Actuaciones y Concursos: José Agustín de la Puente Candamo, Carlos Camprubí y Juan Bromley.

Nuevos Estatutos

Nuestra institución ha marcado, en el año que acaba de transcurrir, una etapa realmente trascendental con la aprobación por Decreto Supremo de 24 de diciembre de 1962, y la inmediata puesta en vigencia, de los nuevos Estatutos que reemplazan a los iniciale's de 1905 y que, como reconocimiento del país a la esforzada y patriótica labor de casi sesenta años en el esclarecimiento y el cultivo de la Historia nacional, otorga a nuestra institución -fundada con el nombre de Instituto Histórico del Perú el elevado carácter de Academia Nacional de la Historia.

El proyecto de nuevos Estatutos, que había empezado a prepararse durante la Presidencia del Doctor Jorge Basadre, se distribuyó entre todos los miembros, a fin de que pudieran pronunciarse sobre el contenido de cada uno de sus articulos. Tengo la complacencia de haber presidido la sesión en la que esos artículos fueron debatidos y aprobados; así como de haber obtenido la inmediata ratificación por el Ministerio de Educación Pública del texto definitivo, que consta de 6 capítulos y 37 articulos. Ese texto recoge la experiencia de los últimos años, contempla las nuevas realidades y confiamos en que ha de permitir un más ágil y eficaz cumplimiento de nuestro doble fin, cultural y patriótico, de "cultivar y promover el estudio de la Historia patria y de los problemas conectados con las ciencias históricas".

Organización interna

En el curso del año pasado de 1963 hemos celebrado diez reuniones: tres Asambleas Generales y siete sesiones de la Junta Directiva.

Dando vida interna adecuada a la institución, en su nuevo carácter de Academia, no sólo se halla al dia y organizado el Libro de Actas y se ha abierto un nuevo libro foliador para la correspondencia recibida y la enviada, sino que se ha podido recuperar una carpeta con

actas y minutas de las sesiones del Instituto Histórico en 1921 y 1922 que se creían perdidas en el incendio de la Biblioteca Nacional y que contribuyen a facilitar la continuidad de las labores.

Se ha aprobado también y se ha oficializado la acuñación de la insignia o venera de la Academia, basada en el primer formato de la medalla de la Orden del Sol instituída por San Martín, y en cuyo reverso se grabará en cada caso el número correspondiente a cada uno de los señores Académicos.

Para facilitar la información, se ha publicado un folleto en el que aparecen los nuevos Estatutos, el texto del Decreto Supremo aprobatorio y el necesario Registro de Académicos con la fecha de los respectivos nombramientos.

Por último, la Junta Directiva, en su sesión de 28 de noviembre, aprobó la designación de Don Carlos Mould Saravia como Secretario de la Oficina, para dar mayores facilidades a los señores Académicos.

Local para la Academia.

Preocupación constante de la Presidencia, y con ella de la Junta Directiva, ha sido la de encontrar un local adecuado para nuestra institución, que ha carecido de él -con el breve paréntesis de su funcionamiento en el antiguo Colegio de San Pedro- desde el doloroso e inolvidable incendio de la Biblioteca Nacional ocurrido en 1943. Esta falta de local, aparte de la escasez de medios económicos, ha sido la que más ha entrabado nuestra acción institucional y la continuidad de nuestras reuniones. Sin una sede oficial y permanente, no sólo se dificultaba la cohesión y se entorpecía inevitablemente la marcha administrativa, sino que se impedía la necesaria comunicación con otras instituciones de cultura del país y del extranjero, que no sabían adónde dirigir sus notas, libros o revistas.

Afortunadamente, la Comisión Nacional de Cultura creada en 1962 y de la que me fue honroso formar parte- acordó en una de sus primeras sesiones dar preferencia a las Academias de la Historia y de la Lengua en la antigua casona llamada de Jaraba o de Pilatos, que se' adquirió por el Estado y empezó acertadamente a restaurarse para que sirviera de Casa de la Cultura. En la primera etapa de la reconstrucción, se ha otorgado a nuestra Academia una sala como despacho de la Presidencia, al lado del salón de actuaciones; y la misma Comisión de Cultura nos ha dotado de los muebles básicos, de estilo virreinal, y nos ha colocado en lugar principal el retrato al óleo de uno de nuestros más grandes historiadores del siglo XIX: el General Manuel de Mendiburu. Por acuerdo de la misma Comisión, tenemos también derecho a utilizar, conjuntamente con las demás instituciones de cultura que tie

nen aqui su sede, el Salón de Actuaciones, las salas de recibo y la sala de sesiones del Directorio.

Agradecemos vivamente esta decisión, y así acordó hacerlo oficialmente la Asamblea General de la Academia, al instalarnos por primera vez en este local el 17 de julio del año pasado. Pero, sin duda alguna, nos hace falta y cada vez con mayor urgencia una ampliación, para poder instalar nuestra Biblioteca, para organizar y montar ficheros, para colocar las 25 sillas y la mesa tallada que se guardan transitoriamente en el local de los Padres Jesuitas en San Pedro, y para depositar los libros y revistas que se conservan, también provisionalmente, en una habitación de la Biblioteca Nacional. Como al aprobarse el Presupuesto General de la República y con él las partidas correspondientes a la Comisión Nacional de Cultura se confía en que se destinarán los fondos necesarios para proceder a una segundà etapa de la restauración de esta Casa de la Cultura, esperamos que en los próximos meses contemos con una nueva oficina que nos es realmente indispensable. Aparte de las gestiones personales realizadas, he oficializado este pedido por oficio de 14 de noviembre de 1963. Me es grato anunciar que, según el oficio de respuesta del Director de la Casa de la Cultura Doctor José María Arguedas, de fecha 23 de noviembre, la Comisión Nacional de Cultura ha accedido al pedido, aunque condicionado momentáneamente a la instalación de los servicios administrativos de la propia Comisión.

Revista Histórica" y publicaciones.

Me complace expresar también que la "Revista Histórica", órgano oficial de nuestra institución, ha seguido cumpliendo su importante labor historiográfica, bajo la hábil dirección del Académico Don Manuel Moreyra y Paz Soldán. Dentro de las vicisitudes por las que ha pasado durante más de medio siglo el Instituto Histórico del Perú, la publicación de la "Revista Histórica" ha sido quizá el lazo mayor de cohesión y la más permanente muestra, ante propios y extraños, de nuestra presencia como corporación. La nueva Junta Directiva lo ha reconocido así en todo momento, y se esforzará por que se regularice cada vez más y se mantenga esta fuente de consulta fundamental para nuestros estudiosos.

Al finalizar 1962 -y durante la época de mi Presidencia transitoria- se publicó el tomo XXIV, que estaba en la Imprenta desde antes y que corresponde al año 1959. Hace dos meses ha aparecido el número XXV, correspondiente a los años 1960-61. Está ya listo para entregarse a la imprenta el material del número XXVI, que aparecerá ya como órgano de la Academia Nacional de la Historia y que llevará

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