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NUEVA ETAPA

El Instituto Histórico del Perú, establecido oficialmente por Decreto Supremo de 18 de febrero de 1905, con el doble fin, cultural y patriótico, de propender en todos sus aspectos al esclarecimiento y cultivo de la Historia nacional, ha ingresado en una nueva etapa al reconocérsele como Academia Nacional de la Historia y al aprobarse nuevos Estatutos, por Resolución Suprema de 24 de diciembre de 1962.

Se reconoce así la labor esforzada de quienes, en el curso de más de medio siglo, han contribuido con obras e investigaciones fundamentales al más cabal conocimiento de nuestra Historia; y se permite a nuestra institución el uso de nuevos Estatutos, basados en la experiencia recogida y más acomodados a las actuales circunstancias, que hagan más eficaz el cumplimiento de los elevados fines de "cultivar y promover el estudio de la Historia patria y de los problemas conectados con las ciencias históricas”.

El Instituto Histórico del Perú, como todo centro cultural, ha pasado por vicisitudes y etapas distintas durante el camino recorrido. Pero quizá el lazo mayor de cohesión y la más auténtica muestra de presencia, ante propios y extraños, en el terreno de la historiografía, ha sido la publicación de la "Revista Histórica", como órgano oficial de nuestra corporación y como vehiculo de difusión de fuentes, monografias, documentos estudios y, en general, de todas las manifestaciones de la conciencia histórica peruana. Los XXV tomos, de diversa periodicidad pero de parejo valor de contenido, que han aparecido con las fechas de 1906 a 1961, representan sin duda una básica fuente de consulta y un permanente motivo de estimulo en el campo de la Histo

ria nacional.

La Academia Nacional de la Historia, continuadora del espiritu y de la vida oficial del Instituto, se propone no sólo mantener, sino ensanchar y vigorizar en lo posible la obra necesarisima de la “Revista Histórica", como testimonio de la historiografia peruana contemporánea; y abre con este tomo XXVI —y bayo la misma Dirección— una nueva etapa de investigación, de presentación de materiales, de reconstrucción, de comento y de crítica.

EL CALLAO, Puerto de Lima

(Años 1535 a 1637)

Por Juan Bromley y Seminario

Muy poco es lo que se conoce de la historia del puerto del Callao en lo que se refiere a su origen incaico y a su nacimiento y desarrollo urbano como pueblo español durante su primer siglo de existencia. Los historiadores modernos y más autorizados del puerto Arrus y Melo sólo consignan a tal respecto las pocas noticias documentales de que se disponía cuando escribieron sus valiosos trabajos.

Es en los Libros de Cabildos de Lima donde se encuentran las mayores referencias sobre el Callao de la época virreinal por razón de que su territorio y su pueblo estaban incursos en la jurisdicción civil de la Ciudad de los Reyes. El llamado Libro Becerro de Escrituras, publicado en resumen por Guillermo Lohmann Villena en la Revista del Archivo Nacional, también aporta algunas interesantes noticias sobre los primeros días de existencia del Callao colonial.

Ya descifrados en 1936 ocho de aquellos Libros de Cabildos, los correspondientes a los años 1534 a 1578, el historiador Carlos A. Romero publicó en aquel año en el diario "El Comercio" un largo articulo en el que ofreció una nueva información sobre el Callao desde sus origenes más remotos hasta fin del siglo XVI.

Disponiendo ahora nosotros de 23 descifrados Libros de Cabildos podemos esbozar un cuadro general de la historia de nuestro primer puerto en su inicial centuria de existencia española y exponer, por primera vez, el origen y evolución de su organismo municipal represen

tativo.

El Callao fue a lo largo de la época virreinal el puerto principal tanto del Perú como de toda la costa occidental de la América Hispana, pues, siéndolo de la capital de la nación, a él confluía todo el comercio marítimo y a él llegaban, para su posterior distribución, los ingentes tesoros de metales preciosos proveniente's especialmente de los fabulosos minerales de Porco y Potosí. Ya el historiador Bernabé Cobo, que escribió por el año 1630, decía de él: "El Callao es el puerto más principal y frecuentado de este reino y de toda la Mar del Sur y como

la puerta y entrada de todas estas provincias del Perú, donde hacen la descarga los barcos que vienen de Tierra Firme, Nueva España y otras partes... Este puerto es el emporio ó centro de todo el reino".

La historia civil del Callao en su primera centuria de vida está caracterizada por una pugna permanente entre sus vecinos y el Cabildo de Lima en la que los primeros pedían la autonomía administrativa de su pueblo y el segundo bregaba por mantener autoridad primaria sobre el puerto. Tal pugna sólo concluída el año 1671, cuando al Callao se le dio el título de ciudad con sus inherentes prerrogativas- determinó, como en vía de transacción, una modalidad propia en cuanto a la elección del alcalde del puerto, el que, a partir del año 1595, era designado por un sistema de votación popular indirecta, como se explicará en oportuno lugar posterior.

ETIMOLOGIA DE LA PALABRA CALLAO

Por el año 1885 el diario "El Callao" promovió una encuesta para esclarecer el origen o etimología de la palabra Callao y del vocablo Chaiaco, la primera correspondiente al nombre impuesto definitivamente al puerto y el segundo aplicado a los nacidos en él. Respondiendo a la encuesta diversos historiadores emitieron al respecto variadas opiniones, más o menos fundadas unas e inverosimiles otras, centrándose la discusión sobre si tal palabra Callao era de filiación indigena o española. Finalizado el debate, no se llegó a conclusión alguna satisfactoria en relación con lo que se pretendía averiguar. He aquí, en resumen, algunas de las opiniones que se vertieron.

D. Ricardo Palma expresó que, primeramente, fue para él artículo de fe que la palabra Callao venía de la voz indígena calla o challua (costa y pesca por generalización), vigorizando su creencia la circunstancia de darse el nombre de cala al acto de la pesca, y que, para ser lógico, tenía que reconocer el mismo orígen a la palabra chalaco. Denominado chala (costa) el puerto, habría que designar al hombre allí nacido challa-haque, del que por corrupción pudo salir chalaco. Agregaba Palma que desde luego ni la palabra Callao ni la palabra chalaco pertenecían ni al quechua, ni al chinchaysuyu, ni al yunga. Analizando luego el posible origen castellano de Callao, expresaba que el jesuíta Coleti en su Diccionario histórico - geográfico de la América Meridional, inipreso en 1771, decía: "Callao (callaum, calavia"); y que el dato carecería de importancia si al latinizar la palabra Callao no la tradujera calavia, que es la voz con que la marinería, en algunos puntos de la costa italiana, designa al lastre. Proseguía Palma diciendo que para los francese's la voz Callao (caillou) significaba guijarro, piedra pequeña,

esto es, zahorra o lastre; que Paz Soldán en su Diccionario de Peruanismos dice que el diccionario de Fernández Cuesta trae la palabra cailao en la acepción de guija, peladilla de río y también en la de zahorra, que quiere decir lastre, agregando que el término de marina callao quere expresar una de las calidades de fondo y de playa, acepción que parece decisiva en favor de la etimología; que es igualmente voz portuguesa calhao, que vale guijarro; y que el Padre Bernabé Torres en su crónica agustina, publicada en 1667, dice con respecto al pueblo del Callao: "Su playa limpia, pedregosa, muy útil para lastrar las naves que entran y salen del continente". Finalmente Palma consideraba inaceptable la afirmación contenida en un vocabulario geográfico que decía que Callao se empezó a llamar el puerto de la Ciudad de los Reyes. desde el año de 1549 por una pesquería indiana de antiguo establecida en aquel punto y que Callao en lengua yunga o de la costa significa cordero.

Entre las más peregrinas opiniones que se emitieron con ocasión de la encuesta referida, hubo una que afirmó que viendo Francisco Pizarre la mansedumbre del puerto exclamó: "Que callado es este mar"; de donde, con dicción andaluza, provino Callao. Hubo también quien conjeturara que el mismo nombre del puerto se debió a un almirante apellidado Callao. Otro interviniente en el debate manifestó que Callao provenía de una voz aymara que quiere decir arena, "y como el puerto está situado en arenales vendría su nombre de chala-lacu (arena) y no de chala (costa) o de challa-haque (hombre de la costa).

Posteriormente, el historiador Mendiburu dijo que "parece probado que la palabra Callao no es indígena sino castellana, ni era éste el nombre del antiguo pueblo, que acaso fue el de la ranchería que llamaban Pitipiti. Hemos visto agrega en papeles de lejana época que a dicho puerto se le llamaba Puerto de Santa María, y aun se le conocía por el Callao de Lima.. Quien sabe si a los princip os se le diría Callado, siendo caso de semejanza el que en lo antiguo se conociese por el Collao el elevado territorio de Puno que llamamos el Collado".

Carlos A. Romero, en el artículo citado sobre el origen del Callao, se inclina por la procedencia indígena de su nombre. Como su análisis contiene noticias de importancia, lo reproducimos en gran parte:

"¿Es indígena la palabra Callao? ¿Qué significado tiene? Nosotros creemos haber resuelto ambos problemas, asi como también el referente a los nombres de la isla (San Lorenzo), de Chucuito y de los desaparecidos Pitipiti, con la ayuda de los dos grandes maestros de las dos. lenguas indígenas que se hablaron en esta región: Bertonio y Torres Rubio, de la aymara, impresas en Juli y Lima en 1612 y 1615, respectivamente; y González Holguín y del Canto, de la keswa, impresas tam

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