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teniente, que residiese en este puerto para que viese y registrase las cosas que se embarcabaa y desembarcaban y tuviese cuidado de que se guardasen en esto las ordenanzas de la ciudad; y en cumplimiento de esta orden puso el alguacil mayor por teniente suyo á Cristóbal Garzón, que era alguacil del campo, y como por el mismo tiempo se comenzaron á señalar y repartir solares á los que aquí se van avecindando, á pedimento dei Canónigo Agustín Arias, Vicario de la Catedral de Lima, á veintiuno de Octubre del sobredicho año de mil y quinientos cincuenta y cinco, señaló el Cabildo de Lima dos solares para edificar iglesia y casa del Cura que fuese de este puerto. Algunos años adejarte, como ya esta ranchería fuese tomando forma de pueblo nombró el Cabildo de Lima un Alcalde que, según la jurisdicción que se le concedía, administrase justicia, lo cual ordenó por el auto siguiente: "En la Ciudad de los Reyes, viernes veinte y cinco días del mes de enero de mil y quinientos y sesenta y seis años, se juntaron á cabildo como lo tienen de costumbre los muy magníficos señores justicia y Regimiento para tratar cosas del servicio de Dios Nuestro Señor y de Su Majestad y bien de la república, especial y señaladamente el Capitán Juan Maldonado de Buendía, corregidor, Francisco de Talavera y Juan de Cadahalso Salazar, alcaldes ordinarios; Melchor de Brizuela, alguacli mayor, Francisco de Ampuero, Jerónimo de Silva, Hernán González, Francisco Ortiz, Diego de Ampuero, regidores, y por ante mí Nicolás de Grado, escribano de este Cabildo, trataron y proveyeron lo siguiente, que interpuestas otras cosas, dice así: "En este Cabildo el Licenciado Alvaro de Torres, procurador mayor de esta ciudad, pidió que muchas veces antes de ahora se ha pedido y tratado en este Cabildo que en el puerto de mar de esta ciudad y alrededor de él, en los límites que se le pusieron para evitar las costas que se hacen y molestias á muchas personas que queriéndose embarcar piden ante la Justicia de esta ciudad mandamientos para detenerlos, y algunas veces lo hacen por molestar, lo cual todo cesaría si hubiese persona de confianza en el dicho puerto para que conociese civil y criminalmente en las cosas que esta ciudad le diese comision, de manera que haciéndolo cesen los tales inconvenientes". Dejo otras razones que trae á la larga el procurador, á propósito de que conviene poner el sobredicho Alcalde. Lo que cerca de ello proveyó el Cabildo es lo que sigue: Dijeron que porque haya "en el Puerto y Callao de esta ciudad cuenta y razón de los navíos que entran y salen y bastimentos que traen para el proveimieto de esta dicha ciudad y con los mesones y abernas que se guarde la orden que para esta ciudad está dada y se diese en lo que más conviniese, y para que los hombres de la mar vivan bien y no hagan daño ni perjuicio á los naturales ni otras personas que están y residen en el dicho puerto y que los negros que andan con

las carretas y barcos y otras grangerías estén recogidos y no hagan hurtos y no se atrevan á ir y entrar en los ranchos de los indios sin ¡icencia ni tomarles sus haciendas y para otras cosas que cada día se ofrecen, ha parecido cosa conveniente que á más que la visita que en cada semana han de hacer la Justicia, oficiales y ejecutores y todas las veces que pareciese, haya persona de toda confianza que con nombre de Alcalde del d cho puerto, nombrado por este Cabildo, asista en él, siendo vecino de esta ciudad y por tal recibido; que de otra marera que en el dicho puerto conozca de los casos que aquí irán declarados y no más, sin expresa comisión en lo general de esta ciudad y en lo particular del Corregidor que es ó fuese, ó de la Justicia ordinaria, trayendo vara de Justicia como tal Alcalde, la cual elección se ha de hacer en cada un año ó por el tiempo que á esta dicha ciudad le pareciere" etc. Va explicando el modo que se ha de tener en hacer la elección, los términos y jurisdicción que ha de tener este Alcalde, en qué cosas y con qué condiciones. Desde este tiempo tuvo el Callao más forma de pueblo y aún se puede tomar por principio de él el sobredicho año de sesenta y seis. Aquel modo que se tuvo entonces de elegir Alcalde para este pueblo se ha guardado después hasta acá hasta el día de hoy, puesto caso que no esté amplia su jurisdicción después que reside aquí el general de la mar que es el mayor cargo que provee el Virrey, á quien sólo toca conocer de los casos de los soldados del presidio y de toda la gente de mar y guerra de la armada real. Es este el puerto más principal y más frecuentado de todo este reino y de toda esta Mar del Sur y como la puerta y entrada de todas estas provincias del Perú, donde hacen la descarga los fardos que vienen de Tierra Firme. Nueva España y otras partes y se registran las merraderías que entran y salen en la tierra y se pagan los derechos que pertenecen al Rey, para cuya cobranza solía haber oficiales reales distintos de los de Lima; mas por estar tan cerca de la ciudad que son des leguas cortas de camino llano y excusar gastos demasiados á Su Majestad se han quitado y acuden por su turno los oficiales reales de Lima á visitar las naos que entran y salen, las cuales todo el tiempo que no hacen viaje por aqui, donde hay aparejo de artifices y materiales para dar carena y suele también labrarse algunos barcos, fragatas, galeones y otros navíos medianos; y á causa de carecer de montaña su comarca de donde cortar madera no se fabrican en él todas las naos de esta mar, las cuales de ordinario se hacen en Guayaquil, Tierra Firme, Nicaragua y Chile. Serán hasta número de ciento las que ordinariamente andan en el trato de los puertos de esta Mar del Sur, cuyos dueños por la mayor parte son vecinos de Lima y de este puerto, en el cual se encuentran á todos tiempo surtas de cuarenta naos para arriba. El trajin y trato más grueso en que andan es de ropa

de Castilla venidas en las flotas de Tierra Firme, de ricas sedas y otras cosas de la Nueva España, de madera, trigo, azúcar, vino, corlobanes, sebo y otros frutos para provisión de la ciudad de Lima, que se traen de Chile, Guayaquil, Panamá y de los Valles de esta costa, y la plata que baja de las provincias de las Charcas y de otras partes aquí se embarca para España; en suma, este puerto es el emporio y centro de todo el reino y de él como á la circunferencia las líneas salen las naves para todas partes y vuelven de viaje á parar y hacer tiempo en él. La disposición y forma de este puerto es ésta: una grande ensenada ó bahía ancha y larga más de tres leguas, capaz de miilares de navíos de cualquier grandeza: tan quieta, mansa y pura que no hay memoria que se haya perdido nao por borrasca, y si como este puerto está defendido y amparado de los contrastes del mar y viento que corren comunmente en estas costas fuera cerrado y se pudiera fortificar y defender la entrada se pudiera contar entre los mejores del mundo. Hácele abrigo contra el viento sur, que es el ordinario que sopla en esta costa, una isla medianamente alta, que corre de largo norte á sur dos leguas y comienza como media legua á barlovento de la punta de tierra firme, dejando un canal entre bajíos capaz para toda suerte de naos. Todo el suelo de esta isla es de rocas y arenales secos, está yerma de plantas y animales por carecer de agua. La costa que mira dentro del puerto es playa limpia, con dos ó tres desembarcaderos. Está siempre el mar tan quieto y bonancible dentro de esta bahía que por toda ella se puede andar en una arteza, menos cuando sopla viento norte, que es pocas veces y no con violencia que obligue á doblar las amarras de los navíos. Verdad es que si soplara con fuerza no tuvieran aquí defensa ni seguridad las naos. Las comodidades de este puerto son muchas: la primera, su grandeza, capacidad y buen suelo, limpio de arena y cascajo, seguridad y bonanza del mar; la segunda, e desembarcadero fácil, de playa limpia, de cascajo menudo, sin rocas ni anegadizos; a ésta se allega otra de no menos consideración y es por causa de la frialdad grande del agua de la mar no les da broma á los navios aunque estén surtos muchos años, antes bien los que de vuelta de viaje vienen maltratados de ella se reparan porque su agua Iria mata la broma, y es esta frialdad del agua de nɔ poco regalo para los que asisten en este puerto, particularmente para los que asisten en los navíos, porque en el tiempo más caluroso del año enfrían el egua metiéndola en una vasija bien tapada dentro de la mar. Otra comodidad bien notable es que como no llueve en esta región y costa no corren riesgo de mojarse y podrirse las jarcias y velas, ni las mercaderías que se cargan y descargan y por la misma razón en ningún tiempo deja la gente de mar de atender á sus faenas. Hay por toda la playa copia de buen lastre de piedra menuda, que es

la mejor; mucha y buena agua del río en el mismo desembarcadero y sobre todo goza de tan puros y saludables aires que de Lima suelen venir aquí á convalecer y cobrar salud y se tiene la vista de este puerto por una de las buenas recreaciones de la ciudad y no de las menos frecuentadas. La abundancia de bastimentos y de cuanto es menester para provisión de las naos es tan grande que á la lengua del agua se venden á precios moderados cuantas cosas de sustento y regalo goza Lima. Lo que sólo le falta para tener cumplidamente todos los requisitos que debe tener un puerto bien proveido es una montaña cerca donde proveerse de maderas para fabricar naos y de leña, pero se suple esa falta con la mucha madera gruesa que siempre aquí se halla, traída de fuera para aderezar las naos, Cáele este puerto á la ciudad de Lima al poniente, opuesto al pueblo del Cercado que le cae al oriente, y ambos zogen en medio la ciudad. Las fuerzas que para la defensa de estas costas tiene el Rey en este puerto son tres plataformas en la playa delante del puerto, en las cuales y en otros sitios convenientes se cuentan más de cuarenta piezas de artillería todas de bronce, de las cuales son las ocho culebrinas reales; un castillo à un cuarto de legua del pueblo, que labró el Virrey Marqués de Guadalcázar, con doce piezas y una compañía de soldados; una armada real de seis naos de guerra bien artilladas. los dos pataches y los cuatro galeones. La nao que es ahora capitana tiene setecientas toneladas, cuarenta y cuatro piezas de artillería de bronce y otros tantos artilleros, sesenta marineros, sin oficiales y grumetes, y cuando navega lleva de ciento cincuenta á doscientos soldados, y á este respecto las demás, según el porte de cada una. En otro tiempo guardaban este puerto dos galeras reales. Ahora hay tres galeras pequeñas, ocho grandes lanchas y una chata tan grande que es un castillo portátil, artillada de culebrinas reales y cañones de batir, que solo ella basta para no dejar pasar naos enemigas en el puerto. Toda la gente de esta Armada que está á sue'do del Rey sin los soldados, pasa de quinientos hombres; toda la artillería de ella y la de los fuertes y castillos es fundida en Lima, donde hay buenos oficiales y copia de metal para ello. En la isla que hace abrigo al puerto está siempre un centine'a que con una balsa ligera de juncos envía un indio á reconocer las naos y antes que entren en el puerto da aviso al General. El cuerpo de guardia del Presidio está en las casas reales, las cuales son muy capaces y labradas, con corredores altos que caen sobre la playa; en ella se aposentan los virreyes cuando vienen al despacho de la armada y en ocasiones de guerra tienen su sala y vivienda los oficiales reales y están los almacenes del Rey donde se guardan los aparejos de la armada real. En sustentar este puerto con la fortificación referida de armada, presidio y fuertes se gasta cada año en la real hacienda más de treinta mil ducados. Las

casas de españoles que al presente hay en este puerto son ochocientas, vecinos mil; pero pasan de dos mil hombres los que de ordinario residen en él, con los que están á sueldo del Rey y demás gentes de la mar; quinientos indios en sus rancherías, que están pegados á la población de españoles; más de dos mil negros é indios ocho mil; no hay más que una parroquia y curato en todo el pueblo y á éste toca el beneficio más pingüe de todo el arzobispado y aún de todo el reino. Hánse fundado cinco conventos de religiosos: de Santo Domingo, San Francisco, San Agustín, la Merced y la Compañía de Jesús, y un hospital de los hermanos de San Juan de Dios.

QUE TRATA DEL CALLAO. PUERTO DE MAR DE LIMA. PRINCIPAL EN TODO EL PERU Y BUENO PARA ENTRAR Y ESTAR EN EL SEGURO LOS NAVIOS.

(Judío Anónimo: Descrición de Lima. Principios del siglo XVII).

Fsta el puerto del Callao á dos leguas de Lima, tiene vecindad de hasta 600 casas de españoles y tiene casas de negros é indios, los más de los vecinos de este puerto son marineros y gente de mar. Todo está edificado á la orilla del mar y todas las más casas que están en esta playa son bodegas de vinos y almacenes de mercaderías. Por detrás de la playa tiene algunas calles que van de norte á sur y otras salen para el oriente y también están repartidas en cuadras como Lima, éstas salen al campo y camino de Lima. Tiene monasterios y casas de jesuítas. Todas las mercaderías y vino y madera y cuantas cosas han de pasar á Lima se llevan en recuas de bestias y carretas y todo el lía está el camino lleno, ansí en acarrear las mercaderías del Callao á Lima como en llevar las de Lima al Callao, porque aunque las mercaderías van al Callao á desembarcar, todas pasan á Lima y en el Callao no hacen más que registrar para pagar los derechos del Rey que son bien pocos y los mercaderes que han de ir por mar á otras tierras las vuelven á embarcar al Callao y allí se embarcan para adonde 'as quieren enviar. Y lo mismo se hace con la plata y oro y todas las más cosas. Asi que estas dos leguas de camino son las más bien frecuentadas y seguidas que tiene el mundo y por donde pasan más riquezas. Va el camino por en medio de huertas y chácaras y ha en él muchas acequias de agua. A la entrada de Lima está Peralbillo, que es donde asaetan á los negros malhechores, de aquí por muchas calles se entra á la ciudad y se va á la plaza y donde cada uno quiere ir, porque la ciudad no tiene muros ni puerta ni presidio ni guarda, de día ni de noche. Por todas partes es abierta. Todas las acequias de agua que tiene Lima se sacan del río y todas corren de norte å sur,

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