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toria de nobleza en 1620. Una de sus hijas, Agustina Carlos Coya Esquivel Yupanqui casó con Fernando Rodriguez Messia de Estela, natural de Ciudad Real y de este enlace tuvieron a Gabriela Messia Carlos Esquivel la cual contrajo matrimonio con D. Sebastión Sánchez de Bustamante y Zevallos, originario de las montañas de Burgos y familiar del Santo Oficio. Sus hijos fueron: Mateo de Bustamante Carlos Inca, Pedro, Juan, Francisco, Francisca y Eugenia, las cuales casaron respectivamente con D. Félix Rodrigo Febres y D. Pedro Palacios Benito.

De los varones, Mateo casó con doña Juana Valdés y Salas; Pedro con doña Andrea Sotelo; Juan dejó una hija legítima y Francisco sólo dejó hijos naturale's. Del primero de los citados procede D. Juan de Bustamante Carlos Valdés Inca, quien pasó a España en el año 1743 y presentó en la Corte un extenso Memorial en donde figura el árbol genealógico de su familia. A éste se siguieron otros, hasta el número de siete, pues D. Juan pretendía nada menos que se le adjudicara el Marquesado de Oropesa, incorporado entonce's a la Real Corona. No logró su intento, pero en atención a su nobleza y a los servicios prestados se le nombró Gentilhombre de boca. D. Juan casó en el Cuzco con doña Andrea Chirinos, pero en el año 1738 se separó de ella y le abrió juicio por adulterio. De este matrimonio sólo alcanzó a tener un hijo que falleció de tierna edad. No sabemos si en España donde permaneció hasta 1760, por lo menos, llegó a contraer nuevo enlace1o.

Una hermana suya, doña Pascuala, casó en el Cuzco, en 1742, con el caballero de Santiago, don Juan de Helguero Palacio y tuvo cuatro

9 Hermana suya fué Doña Francisca Messia Carlos Esquivel, que casó con Don Juan Pérez de Peñalosa y Velasco, de cuyo matrimonio hubieron ocho hijos, Una de las hembras se casó con un Tristán Reinoso y Abracado, padre del Lic. Ga briel Reinoso y Tristán Inca, Cura que fué de Huencavélica y de D. Juan, familiar dei Santo Oficio de Lima.

10 Da. Andrea era hermana de D. Miguel Chirinos, Racionero de la Catedral del Cuzco y en una carta del Cabildo Eclesiástico a S.M. de 8 de junio de 1755, se anotan curiosos datos sobre su cuñado D. Juan. Se dice que debido a sus empeños le debe D. Miguel la prebenda y descalificando a éste, añaden: "Y no podemos desentendernos de que el mencionado D. Juan Bustamante es hom bre contemptible, hijo de una miserable mulata que ha poco murió y que los derechos que alega en esa Corte a estos dominios, aquí en el centro de su origen, se tienen comúnmente por sofisticos, aseverando personas dignas del mayor cré dito por su veracidad y circunstancias que los ejecutoriales de sangre real que llevó comprados, se los ha adaptado sin pertenecerle y que esta falsedad se halla apoyada en la Información que de orden de V. M. y por comisión del Sr. Virrey actuó el Corregidor de Abancay, D. José de Rosas, por haber vencido a éste con importunos ruegos...". El tono de la carta y algunas de las imputaciones que se hacen a D. Juan, hacen sospechar que no era puramente la verdad la que movía la pluma de los capitulares. A. de I. Sevilla. Lima, 1565 (115-6-8).

hijas: doña Antonia, doña Josefa, doña Margarita y doña Casilda, todas las cuales se retiraron al Beaterio de Nazarenas de aquella ciudad, unas con esperanza de tomar estado y otras con ánimo de ser religiosas. A éstas debía aludir Concolorcorvo cuando decía: "dos primas mías coyas conservan la virginidad a su pesar en un convento de el Cuzco". Otros pariente's dice el mismo que vivían por entonces en la ciudad imperial y entre ellos podemos citar a don Antonio de Bustamante Carlos Inca, Cura Coadjutor de Guanipaca en 1759 y primo hermano de don Juan de Bustamante Carlos; don Antonio de Bustamante Carlos Sotelo y dos hermanas suyas, hijos todos de don Pedro, hermano de don Mateo "1.

Sólo resta determinar la filiación de don Calixto, el supuesto autor de El Lazarillo e indudable amanuense y compañero de viaje de don Alonso. Su origen cuzqueño, el apellido y el hecho de existir por entonces algunos de sus parientes en el Cuzco nos permiten concluir que sus próximos ascendientes debian ser de la generación de don Mateo y posiblemente uno de sus hermanos. Como la descendencia de don Pedro nos es conocida y Juan sólo dejó una hija legítima, aunque no se dice si los tuvo naturales y de Francisco ciertamente se sabe que su descendencia no fue regular, nos inclinamos a pensar que don Calixto fue hijo natural de este último. El hecho de haber hablado él con tan poco respeto de su madre, dando a entender que pudo engañar a su conviviente, nos persuade que su cuna no fue legítima. El asunto no es de tal importancia que valga la pena detenerse en él, pues para el intento de nuestro trabajo basta haber probado, como creemos haberlo hecho, que su ascendencia cuzqueña era real y que los pocos datos que el mismo don Calixto aduce sobre su familia responden a la realidad y pueden comprobarse.

III

Siempre fuimos de opinión que don Alonso Carrio era el autor de El Lazarillo y nos fundábamos en el examen interno del texto, pero teniendo presente los antecedentes del personaje. Por esta razón nos pareció peregrina la opinión de Monjardin, pues ¿qué necesidad había de que Carrió encubriese su verdadero nombre cuando en el libro se dice expresamente qué se sacó de las Memorias del Visitador, cuando se dice que se formó con ayuda de vecino, el cual no podía ser otro si no Carrió, en cuya boca se pone muchas veces el relato? Pero en fin siempre había lugar para la duda y esta sola reflexión no bastaría

11 Da. Pascuala, la mujer de D. Juan de Helguero Palacio, tuvo también un hijo natural que se llamó Pascual de Bustamante Carlos Inca, de quien pudo proceder D. Calixto.

para asignarle la paternidad de la obra. Más fuerza tiene lo que se dice al f. 11 v.: "Después de haber descansado dos días en Potosí, pidió el Visitador este Diario que cotejó con sus Memorias y le halló puntual en las postas y leguas y, aunque le pareció difuso el tratado de mulas, permitió que ocurriese así... quise omitir las coplas de los Gauderios... y solamente me hizo sustituir la cuarta copla...".

Por otra parte nos encontramos con aseveraciones que de ningún modo cuadran a don Calixto y convienen por completo al Visitador. En el tiempo que fui Corregidor, se dice en el Capítulo Obrajes, observé que cuando el intérprete declaraba su dicho...". Concolorcorvo

fue jamás Corregidor ni lo podía ser y en cambio don Alonso uno de los primeros puestos que ocupó en el Perú, gracias al apoyo de la familia de su mujer, fue el de Corregidor de Chilques y Masques en la comarca del Cuzco. En el titulado Carrera Quinta y Ultima, se lee: "Llegué a Lima el (año) de 1746 con 30 años cumplidos y aunque en los primeros años me ocupé en ideas generales...". Todo esto se aplica por entero a Carrió y no le conviene a Concolorcorvo. Otros pasajes podríamos citar como aquel en que dice: "He visto en la Corte de Madrid que algunas personas se admiraban de la grandeza de nuestro Monarca..." o aquel otro en que asienta que en la Peninsula llaman peruleros aun a los europeos que han residido por algún tiempo en el Perú y añade que a él y a su cuñado les daban este nombre en Madrid y sabido es que don Alonso casó en Lima con una Matute y que un hermano de esta señora, el canónigo don Bartolomé, pasó a España y se unió a Carrió allá por los años 1767 y 1768.

Pasemos por alto cuanto el autor dice sobre México y sus habitantes, de todo lo cual no podía hablarnos Concolorcorvo; las citas cruditas que salpican el texto y que suponen una educación más refinada que la recibida por el mestizo cuzqueño y, uniendo todos estos adjuntos, cualquier lector llegará a la conclusión de que el autor de la obra no pudo ser otro sino Carrió. A lo más, podría aceptarse la opinión de Mendiburu, para el cual tanto éste como Concolorcorvo colaboraron en su redacción.

Don Alonso Carrió de la Bandera había nacido en Gijón y muy joven se trasladó a México, en donde residió cerca de diez años, por lo cual pudo dar de este país abundantes noticias así en El Lazarillo como en otros escritos suyos que reproducimos en el Apéndice. En 1746 vino al Perú y en Lima tuvo la fortuna de vincularse con una de las mejores familias, contrayendo matrimonio con doña Petronila Matute de Vargas y Melgarejo en 1750. Gracias a este entronque, pues doña Petronila era hija de don Pablo Matute, Director de la Casa de Moneda y sobrina de don Pablo de Vargas, pronto logró abrirse paso. El último de los citados era encomendero de Chilques y Masques

y renunció al corregimiento, proponiendo en su lugar a Carrió. Por una Real Cédula de 7 de octubre de 1753, suscrita en el Buén Retiro, se le concedió esta granjería y el 11 de diciembre de 1755 el Virrey Conde de Superunda, dio traslado de ella al Fiscal para su cumpli

miento.

Su mujer le había llevado en dote una suma regular para aquel entonces de 3.220 pesos, el menaje de su casa y dos esclavas. Fruto de este enlace fue una hija, Faustina, que falleció el 2 de setiembre de 1785. Su madre había pasado a mejor vida, algunos años antes, el 14 de octubre de 1781. Don Alonso tuvo ocasión de recorrer el Perú durante los 2 años que permaneció en él y en 1767 se embarcó en el navio San José, alias El Peruano, que conducía al destierro a 181 jesuitas de la provincia peruana. Entre los desterrados figuraba el Provincial, P. José Pérez de Vargas, tío de don Pablo Matute y, por tanto, relacionado con la mujer de don Alonso. El navío levó anclas en el Callao el 29 de octubre y el 30 de noviembre arribó a Valparaíso. Desde este puerto escribía don Alonso una carta, que hallamos entre sus papeles, al Conde de San Isidro y a sus contertulios, en el que les daba cuenta de su viaje y hacía uso del estilo jocoserio que le era peculiar.

Pasó a España aparentemente con el cargo de custodio de los jesuitas desterrados, pero ni en la citada carta ni en la correspondencia del P. Pérez de Vargas con su sobrino don Pablo Matute hallamos dato que compruebe esta comisión. El trato que se dio a los expulsos estuvo muy lejos de ser el que debía y es seguro que de haber tenido alguna parte don Alonso en el abuso, el P. Pérez de Vargas no habría dejado de ponerlo en conocimiento de su sobrino. Por otra parte, algún respeto le merecía la presencia de un deudo tan cercano de su mujer, aunque a decir verdad el tono de la carta de don Alonso al Conde de San Isidro, demuestra cuán despreocupado era y cómo no excitaba en lo más mínimo su compasión la desdicha de los desterrados jesuitas. Iba, por tanto, como se decía entonces, a pretender y el resultado de sus manejos en la Corte fue el que se le nombrara Visitador de Correos.

Solicitó en un principio el que se le concediera el corregimiento de Arica, luego el de Guamanga y por fin el de Guarochiri en las cercanías de Lima, como él mismo asegura, ú otro semejante (V. Apéndice. Docum. No 7 y 8) sin alcanzar a obtener ninguno de estos puestos. Como entonces se estaba tratando el arreglo del ramo de Correos, fue aquí donde vino a hallar colocación. Ofrecióse a salir de la Coruña en uno de los correos maritimos que cada tres meses salian con destino a Buenos Aires y de este puerto se encaminaria por tierra a Potosí y de aquí al Cuzco y Lima, cubriendo de este modo una de

las más principales rutas del tráfico terrestre. Habría de llevar exacta cuenta de los parajes en donse se habrían de situar las postas, de las distancias entre ellas, del comercio existente y de los arbitrios que podían costear las estafetas. El Marqués de Grimaldi extendió su nom. bramiento de Visitador en el Real sitio de El Pardo el 12 de enero de 1771.

Diéronsele las instrucciones necesarias y el 17 de febrero de 1771 se embarcó en el vajor correo El Tucumán, dando fondo en la rada de Montevideo el 11 de mayo de dicho año, en la noche 12. El 20 de junio ponía el pie en tierra en Buenos Aires y en esta ciudad se detuvo, poniendo orden en la administración de Correos y en noviembre de 1771 emprendía su largo viaje a Lima, ciudad a la cual había de arribar mediado el año 1773. Por una carta de Amat al Bailio, D. Julián de Arriaga, se ve que S.M. había ordenado se le favoreciese. E! Virrey dice que sabe estar de viaje de Buenos Aires a Lima, con cargo de Visitador de Correos y que, en llegando, se le atenderá. (A. de 1. Lima 860). El fruto de sus observaciones en tan larga jornada es el Lazarillo de Ciegos Caminantes. En Lima hubo de entrar en relación con don José Antonio de Pando, a quien se había dado el titulo de Administrador General de la Renta de Correos en el Perú, y a quien en cierto modo estaba subordinado. Las diferencias que tuvo con él se transparentaban en los diversos informes que redactó por este tiempo y de los cuales publicamos aquí uno de ellos y los extractos de otro más extenso 13. Por fortuna, ambos llegaron a ponerse de acuerdo y se entabló el servicio de correos en la forma que Carrió sugeria y le había enseñado la experiencia y el conocimiento exacto que tenía de la realidad de estas tierras.

En Lima perseveró hasta su muerte, ocurrida el 17 de enero de 1783, dejando como albacea testamentario a su cuñado, el canónigo don Bartolomé Matute.

IV

Conocido el personaje, veamos su obra. La única publicada es el Lazarillo de Ciegos Caminantes que, como reza su título, está sacada. de "las memorias que hizo don Antonio Carrió de la Vandera". Mas, aunque no lo dijera la portada, a lo largo del texto abundan las prue

12 V. dichas Instrucciones en el artículo citado de W. B. Bose, p. 237 y s. V.A.G. de I. Lima 860. Carta de D. Alonso Carrió, fha. Montevideo 4 de junio de 1771 i en ella vuelve a solicitar un Corregimiento.

13 V. mi obra: Biblioteca Peruana. Tomo V, Buenos Aires, 1947, p. 226 y sig., en donde reproducimos un fragmento de su "Plan para una Reforma del Perú", suscrito en 1782.

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