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e los ricos omnes non presçiaron nada sus cartas del Çid, e fueron todos mucho esforçadamente e destruyeron al rey de Sevilla toda la tierra, fasta el castillo de Cabra.

Quando aquéllo vio Ruy Díaz Çid, [tomó todo el 5 poder que pudo aver de cristianos e de moros, e fue contra el rey de Granada, por le sacar de la tierra del rey de Sevilla. E el rey de Granada los ricos omnes que con él eran, quando sopieron que en aquella guisa iva, enviáronle dezir que non le saldrían de 10 la tierra por él. Ruy Díaz Çid quando aquello oyó, tovo que non le estaría bien si los non fuese cometer, e] fue a ellos, e lidió con ellos en campo, e duróles la batalla desde ora de terçia fasta ora de medio día, e fue grande la mortandad que y ovo de moros e de 15 cristianos de la parte del rey de Granada, e venciólos el Çid e fizolos fuir del canpo. E priso el Çid en esta batalla al conde don Garçía Ordóñez [e mesóle una pieça de la barba]... e a otros cavalleros muchos, e tanta de la otra gente que non avie cuenta; e tóvolos 20

4 Cabra es hoy ciudad de la provincia de Córdoba. En el barrio viejo de la población se alza el histórico castillo que después fué palacio de los condes de Cabra.

19 Compárese con el verso 3288, en que el Cid apostrofa a Garci Ordóñez: Quando pris a Cabra e a vos por la barba... la que yo messé. Este verso nos prueba que la batalla de Cabra figuraba al comienzo del Cantar, en forma muy semejante a como la refieren la Historia latina y la Crónica. Mesar la barba a uno, o arrancarle de ella mechones, era una injuria corriente que las leyes castigaban con grandes multas.

el Çid presos tres días, desí quitólos a todos. Quando él los ovo presos, mandó a los suyos coger los averes e las riquezas que fincavan en el canpo, desí tornósse el Çid con toda su conpaña e con todas sus riquezas para Almutamiz rey de Sevilla, [e dio a él e a todos 5 sus moros quanto conoscieron que era suyo, e aun de lo al quanto quisieron tomar. E de allí adelante lamaron moros e cristianos a éste Ruy Díaz de Bivar el Çid Campeador, que quiere dezir batallador].

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Almutamiz dióle estonces muchos buenos dones e las parias por que fuera... E tornósse el Çid con todas sus parias para el rey don Alfonso su señor. [El rey resçibióle muy bien, e plógole mucho con él, e fue muy pagado de quanto allá fiziera]. Por esto le ovieron muchos enbidia e buscáronle mucho mal e 15 mezcláronle con el rey...

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como

Esta es la verdadera explicación del epíteto de nuestro héroe: Campeador, "batallador, vencedor", o decía el conde de Barcelona al retar al Cid, "eris ipse Rodericus quem dicunt bellatorem et Campeatorem". Fray Prudencio de Sandoval creyó que Campeador era lo mismo que alférez o portaestandarte del rey, y R. Dozy sostiene que era lo mismo que el barrâz de los musulmanes, o sea el que tenía el oficio de desafiar, antes de empezarse una batalla, a algún campeón del ejército enemigo. (Cant., p. 527.)

16 Recuérdense los enemigos malos, verso 9, o los malos mestureros, verso 267, que según el Cantar son los causantes del destierro del Cid, lo mismo que según la Crónica. Esta no dice, empero, que los envidiosos acusaran ante el rey al Cid de haber retenido para sí las principales riquezas de las parias, como se desprende de los versos 110-112 y 125 del Cantar.

El rey commo estava muy sañudo e mucho irado contra él, creyólos luego..., [e enbio luego dezir al Çid por sus cartas que le saliesse de todo el regno. El Çid después que ovo leídas las cartas, commo quier que ende oviesse grand pesar, non quiso y al fazer, 5 ca non avía de plazo más de nueve días en que salliesse de todo el reyno.]

I

EL CID CONVOCA Á SUS VASALLOS; ÉSTOS SE DESTIERRAN CON EL. (Sigue el relato de la Crónica de Veinte Reyes y se continúa con versos de una Refundición del Cantar, v. p. 50-51).—ADIÓS DEL CID A BIVAR (aquí comienza el manuscrito de Per Abbat.)

[Enbio por sus parientes e sus vasallos, e dixoles cómmo el rey le mandava sallir de toda su tierra, e que le non dava de plazo más de nueve días, e que que- 10

6 En la alta Edad Media sólo nueve días de plazo se daba al hidalgo desterrado para salir del reino (comp. 306-307); en el siglo XIII, las Partidas conceden un plazo de treinta días. Según la Crónica Particular, la mudanza se introdujo en el siglo XII, pues dice que fué el mismo Cid quien después de desterrado obtuvo del rey que ampliase el plazo en favor de los hidalgos castigados (Cant., p. 797). El rey podía desterrar libremente y sin previo juicio a cualquiera de sus vasallos.

8 Esta parte del Cantar estaba asonantada en á-o (vasallos: plazo), es decir, que pertenecía a la primera serie conservada hoy en el ms. del poema. Por eso pezamos aquí la numeración de las series.

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ría saber dellos quáles querían ir con él o quáles fin

car,]

"e los que conmigo fuéredes de Dios ayades buen grado, "e los que acá fincáredes quiérome ir vuestro pagado."

Entonces fabló Alvar Fáñez su primo cormano: "convusco iremos, Cid, por yermos e por poblados, "ca nunca vos fallesceremos en quanto seamos sanos "convusco despenderemos las mulas e los cavallos "e los averes e los paños "siempre vos serviremos como leales vasallos." Entonçe otorgaron todos quanto dixo don Alvaro; mucho gradesçió mio Cid quanto allí fue razonado... Mio Cid movió de Bivar pora Burgos adeliñado, assi dexa sus palacios yermos e desheredados.

2 Según el Fuero Viejo de Castilla, los vasallos del señor desterrado tenían obligación de acompañarle hasta que hallase medio de vivir en el destierro. (Cant., p. 606.)

3 La Crónica de Veinte Reyes (y la Primera Crónica) prosigue: "Minaya Alvar Fáñez le dixo: Çid, todos iremos con vusco e seer vos hemos leales vasallos. Todos los otros dixeron otrossí que irién con él onde quier que él fuesse, e que se non quitarién nin le desenpararían por ninguna guisa. El Cid gradesciógelo estonces mucho, e díxoles que, si le Dios bien fiziesse, que gelo gualardonaría muy bien. Otro dia sallio el Çid de Bivar con toda su conpaña; e dizen que cató por agüero, e que tovo corneja diestra..." En vez de este resumen, continúo con algunos versos de una Segunda Refundición de nuestro Cantar, conservados en la Crónica de Castilla y en la Particular del Cid. Estos versos darán idea de los que inmediatamente precedían a los primeros conservados en la copia de Per-Abbat; pero téngase en cuenta que la Refundición ampliaba seguramente lo que en ia redacción primitiva era más conciso y rápido.

14 La Segunda Refundición del Cantar, seguida por las

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De los sos ojos tan fuertemientre llorando,
tornava la cabeça i estávalos catando.
Vío puertas abiertas e uços sin cañados,
alcándaras vázias sin pielles e sin mantos

5 e sin falcones e sin adtores mudados.

Sospiró mio Çid, ca mucho avié grandes cuidados Fabló mio Çid bien e tan mesurado:

Crónicas de Castilla y Particular, contaba aquí el trato de las arcas de arena, antes de la partida de Bivar (mientras la primera Refundición, seguida por la Prim. Crón., se mantenía fiel al primitivo cantar). Luego, las Crónicas de Castilla y la Particular continúan: "e desquel Çid tomó el aver, movió con sus amigos de Bivar, e mando que se fuesen camino de Burgos. E quando el Çid vio los sus palacios desheredados e sin gentes, e las perchas sin açores"...; suprimo el verbo "vio", pues está ya en el verso 3 de Per Abbat; el sustantivo "palaçios" es el antecedente gramatical obligado del pronombre los, que aparece en el verso 2 de Per Abbat.

Verso 2, catando, "mirando'.

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uços sin cañados, 'puertas sin candados'.

4 alcándaras, 'perchas' para colgar vestidos, o posar sobre ellas las aves de caza.-pielles o pelliçones, 'túnica de piel', generalmente de armiño, de conejo o de cordero, véase pág. 109.

5 adtores, forma muy arcaica, por "azores'. El azor mudado, es decir, que había pasado ya la época peligrosa de la muda del plumaje, era ave de caza muy estimada. 7 El fablar tan mesurado, 'tan comedidamente', era virtud muy estimada en un caballero. Gonzalo Gustios, llorando ante la cabeza de su hijo Martín, le dice: "vos fablavades en plaça muy mesurada miente e muy bien" (R. MENÉNDEZ PIDAL, La Leyenda de los Siete Infantes de Lara, 1896, p. 281, 20). Bertoni traduce: "parlo con tranquilla rassegnazione”, pues la mesura es la discreción en todas las situaciones de la vida, la gran cualidad que no debía faltar en la Edad Media al noble, al cortesano,

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