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El rey commo estava muy sañudo e mucho irado contra él, creyólos luego..., [e enbio luego dezir al Çid por sus cartas que le saliesse de todo el regno. El Çid después que ovo leídas las cartas, commo quier que ende oviesse grand pesar, non quiso y al fazer, 5 ca non avía de plazo más de nueve días en que salliesse de todo el reyno.]

I

EL CID CONVoca á sus vaSALLOS; ÉSTOS SE DESTIERRAN CON EL. (Sigue el relato de la Crónica de Veinte Reyes y se continúa con versos de una Refundición del Cantar, v. p. 50-51).—ADIÓS DEL CID A BIVAR (aquí comienza el manuscrito de Per Abbat.)

[Enbio por sus parientes e sus vasallos, e dixoles cómmo el rey le mandava sallir de toda su tierra, e que le non dava de plazo más de nueve días, e que que- 10

6 En la alta Edad Media sólo nueve días de plazo se daba al hidalgo desterrado para salir del reino (comp. 306-307); en el siglo XIII, las Partidas conceden un plazo de treinta días. Según la Crónica Particular, la mudanza se introdujo en el siglo XII, pues dice que fué el mismo Cid quien después de desterrado obtuvo del rey que ampliase el plazo en favor de los hidalgos castigados (Cant., p. 797). El rey podía desterrar libremente y sin previo juicio a cualquiera de sus vasallos.

8 Esta parte del Cantar estaba asonantada en á-o (vasallos: plazo), es decir, que pertenecía a la primera serie conservada hoy en el ms. del poema. Por eso empezamos aquí la numeración de las series.

ría saber dellos quáles querían ir con él o quáles fin

car,]

"e los que conmigo fuéredes de Dios ayades buen grado, "e los que acá fincáredes quiérome ir vuestro pagado."

Entonces fabló Álvar Fáñez su primo cormano: "convusco iremos, Cid, por yermos e por poblados, "ca nunca vos fallesceremos en quanto seamos sanos "convusco despenderemos las mulas e los cavallos "e los averes e los paños "siempre vos serviremos como leales vasallos." Entonçe otorgaron todos quanto dixo don Alvaro; mucho gradesçió mio Cid quanto allí fue razonado... Mio Cid movió de Bivar pora Burgos adeliñado, assi dexa sus palacios yermos e desheredados.

2 Según el Fuero Viejo de Castilla, los vasallos del señor desterrado tenían obligación de acompañarle hasta que hallase medio de vivir en el destierro. (Cant., p. 606.)

3 La Crónica de Veinte Reyes (y la Primera Crónica) prosigue: "Minaya Alvar Fáñez le dixo: Çid, todos iremos con vusco e seer vos hemos leales vasallos. Todos los otros dixeron otrossí que irién con él onde quier que él fuesse, e que se non quitarién nin le desenpararían por ninguna guisa. El Cid gradesciógelo estones mucho, e díxoles que, si le Dios bien fiziesse, que gelo gualardonaría muy bien. Otro dia sallio el Çid de Bivar con toda su conpaña; e dizen que cató por agüero, e que tovo corneja diestra..." En vez de este resumen, continúo con algunos versos de una Segunda Refundición de nuestro Cantar, conservados en la Crónica de Castilla y en la Particular del Cid. Estos versos darán idea de los que inmediatamente precedían a los primeros conservados en la copia de Per-Abbat; pero téngase en cuenta que la Refundición ampliaba seguramente lo que en ia redacción primitiva era más conciso y rápido.

14 La Segunda Refundición del Cantar, seguida por las

5

De los sos ojos tan fuertemientre llorando,
tornava la cabeça i estávalos catando.
Vío puertas abiertas e uços sin cañados,
alcándaras vázias sin pielles e sin mantos

5 e sin falcones e sin adtores mudados.

Sospiró mio Çid, ca mucho avié grandes cuidados Fabló mio Çid bien e tan mesurado:

Crónicas de Castilla y Particular, contaba aquí el trato de las arcas de arena, antes de la partida de Bivar (mientras la primera Refundición, seguida por la Prim. Crón., se mantenía fiel al primitivo cantar). Luego, las Crónicas de Castilla y la Particular continúan: "e desquel Çid tomó el aver, movió con sus amigos de Bivar, e mando que se fuesen camino de Burgos. E quando el Çid vio los sus palacios desheredados e sin gentes, e las perchas sin açores"...; suprimo el verbo "vio", pues está ya en el verso 3 de Per Abbat; el sustantivo "palaçios" es el antecedente gramatical obligado del pronombre los, que aparece en el verso 2 de Per Abbat.

Verso 2, catando, "mirando'.

3

uços sin cañados, 'puertas sin candados'.

4 alcándaras, 'perchas' para colgar vestidos, o posar sobre ellas las aves de caza.-pielles o pelliçones, 'túnica de piel', generalmente de armiño, de conejo o de cordero, véase pág. 109.

5 adtores, forma muy arcaica, por "azores'. El azor mudado, es decir, que había pasado ya la época peligrosa de la muda del plumaje, era ave de caza muy estimada.

7 El fablar tan mesurado, 'tan comedidamente', era virtud muy estimada en un caballero. Gonzalo Gustios, llorando ante la cabeza de su hijo Martín, le dice: "vos fablavades en plaça muy mesurada miente e muy bien" (R. MENÉNDEZ PIDAL, La Leyenda de los Siete Infantes de Lara, 1896, p. 281, 20). Bertoni traduce: "parlo con tranquilla rassegnazione", pues la mesura es la discreciór en todas las situaciones de la vida, la gran cualidad que no debía faltar en la Edad Media al noble, al cortesano,

"grado a tí, señor padre, que estás en alto! "Esto me an buolto mios enemigos malos."

2

AGÜEROS EN EL CAMINO DE BURGOS.

Allí pienssan de aguijar, allí sueltan las riendas.

ΤΟ

A la exida de Bivar

ovieron la corneja diestra,

15

e entrando a Burgos

oviéronla siniestra.

Meçió mio Çid los ombros y engrameó la tiesta: "albricia, Alvar Fáñez, ca echados somos de tierra! "mas a grand ondra tornaremos a Castiella”.

3

EL CID ENTRA EN BURGOS.

Mio Cid Roy Díaz por Burgos entróve,

al amante, y cita a WECHSSLER, Das Kulturproblem des Minnesangs, I, Halle 1909, p. 44 y sigs.

9 buolto 'urdido' (se decía "bolver traición" por 'urdir traición'). El Cid alude a los que le acusaron falsamente ante el rey; comp. verso 267 y pág. 89.

II

12

exida, 'salida'.

Cuando en el camino volaba la corneja de la derecha a la izquierda, era buen agüero (Cant., p. 596 22). El agüero que observaba el Cid era, pues, adverso. Acerca del Cid agorero v. p. 18 y n. 2.

13 'Movió los hombros y sacudió la cabeza', ademán que parece destinado a rechazar el mal agüero.

15 La paragoge de que doy una muestra en esta copla, se usaba en el canto de la poesía narrativa para nivelar

En sue conpaña sessaenta pendones; 16 b exien lo veer mugieres e varones,

burgeses e burgesas, por las finiestras sone,
plorando de los ojos, tanto avien el dolore.

De las sus bocas todos dizían una razóne:

20 "Dios, qué buen vassallo, si oviesse buen señore!"

4

NADIE HOSPEDA AL CID.-SÓLO UNA NIÑA LE DIRIGE LA PA-
LABRA PARA MANDARLE ALEJARSE.-EL CID SE VE OBLIGADO
A ACAMPAR FUERA DE LA POBLACIÓN, EN la glera.

Conbidar le ien de grado, mas ninguno non osava: el rey don Alfonsso tanto avie le grand saña. Antes de la noche en Burgos dél entró su carta, con grand recabdo e fuertemientre seellada:

25 que a mio Çid Roy Díaz e aquel que gela diesse que perderie los averes

que nadi nol diessen posada,
sopiesse vera palabra
e más los ojos de la cara,

las terminaciones agudas (entró) con las llanas (pendones). Esta forma de paragoge antigua entro-ve (así usada en la Gesta de los Infantes de Lara, pero en los romances del siglo xv sería entro-e) se hallaba sin duda en el original de que se sirvió Pedro Abad, pues éste copió entrava, estropeando el asonante.

16 Aquí la gente del Cid se cuenta por el número de pendones. Más común es contar por el de lanzas, como en 419, verso en el cual se advierte que todas las lanzas llevaban pendones, igual que en 723.

24 'con prevenciones muy severas y autorizada en todo rigor por el sello del rey'.

27

Este verso y el siguiente resumen la cláusula penal que solía ponerse en las cartas de la alta Edad Media,

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