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muestras de afecto hacia García Ordóñez, a quien llama en sus diplomas "gloriae nostri regni gerens".

Álvar Díaz (v. 2042, 3007 b) figura también en la corte entre 1068 y IIII, frecuentemente con el título de gobernador de Oca, vieja ciudad próxima a Burgos.

Per Ansúrez, cuyo nombre se conserva en el verso 3008 b (olvidado por el copista Per Abat, pero impuesto por la Crónica de Veinte Reyes) como uno de los personajes del bando de los infantes de Carrión, es el famoso conde leonés que engrandeció a Valladolid hacia 1095; su gobierno se extendía sobre un vasto condado entre los ríos Esla y Pisuerga, en el cual se incluían, además de aquella ciudad, las de Zamora, Carrión, Saldaña y toda la Liébana. Este conde, como principal vasallo de Alfonso VI de León, debió ser rival del Cid, principal vasallo de Sancho II de Castilla, cuando estos dos reyes hermanos sostuvieron entre sí encarnizada guerra. Sabido es que esta lucha terminó con la derrota de los leoneses. A principios del año 1072 Alfonso VI era derrotado en las inmediaciones de Carrión, la capital del condado de Per Ansúrez, y aunque se refugió dentro de la iglesia de la ciudad, allí fué hecho prisionero por Sancho II y el Cid. El vencedor se apropió el

reino de León, y Alfonso fué obligado a expatriarse entre musulmanes, marchándose a vivir con el rey moro de Toledo. En este destierro le acompañaron los dos nobles y fidelísimos hermanos Pedro y Gonzalo Ansúrez.

Este hermano de Per Ansúrez es el que el Cantar llama Gonçalvo Ansuórez (v. 3008 y 3690) o Conde don Gonçalo (v. 2268, 2441), padre de los infantes de Carrión (1).

Se comprende bien que la epopeya castellana, cuyo espíritu es frecuentemente hostil á León, mirase con antipatía a estos nobles leoneses que habían militado en el partido opuesto al del Cid. Después, cuando la rivalidad entre Castilla y León fué olvidándose con la unión de ambos reinos, el nombre de Per Ansúrez, generalmente respetado, desapareció de entre los enemigos del héroe castellano en las refundiciones posteriores del Cantar, y hasta se borró del original que copió Per Abat. En cambio, el nombre de Gonzalo Ansúrez, como de personaje desconocido de todos, pudo quedar sin dificultad.

Los hijos de este conde don Gonzalo, Diego y Fernando González, los infantes de Carrión del Cantar, que son mucho urgullosos e an part en

(1) Para toda esta cuestión véase Cantar de Mio Cid, ps. 544-552.

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la cort (v. 1938), y cuyo matrimonio con las hijas del Cid el rey mismo gestiona, también son personajes históricos, pues aparecen al lado de los otros enemigos del Cid, Pedro Ansúrez conde de Carrión, Alvar Díaz y García Ordóñez, como confirmantes en diplomas reales, entre los años 1090 y 1109, titulándose ambos "hijos de conde" y del séquito del rey" (filius comitis; de scola regis). El Cantar dice que eran de natura de condes de Carrión (v. 2549, 3296), y, efectivamente, si estos Diego y Fernando González de los diplomas eran, como el patronímico indica, hijos del Gonzalo Ansúrez histórico, resultan sobrinos de Per Ansúrez, Carrionensium come s. Dice también el Cantar que son de natura de los de Vanigómez (v. 3443), y, en efecto, hallamos que los historiadores árabes, desde el siglo x, llaman Beni-Gómez, o sea “hijos de Gómez”, a la familia del conde de Carrión, Saldaña, Liébana y Zamora, dándole este nombre a causa de un antepasado, Gómez Díaz, que había sido alférez y yerno del famoso conde de Castilla Fernán González, y conde a su vez de Saldaña y Liébana (1). Cierto es que la

(1) Los que combaten la historicidad del Poema, desde Yepes (1616) hasta Milá (1874, véase Cantar, p. 555) y Menéndez y Pelayo (1903, Antología, XI, 313), lo hacen porque, desconociendo el Gonzalo Ansúrez histórico, creían que los infantes de Carrión no podían ser sino los hijos de un Gómez Díaz, conde de Carrión, uno de los cuales había

historia nada sabe de un primer matrimonio de las hijas del Cid con estos infantes o jóvenes nobles de Carrión; sólo puede decirse que tal matrimonio no es imposible, a pesar del matrimonio histórico de aquéllas con el infante de Navarra y con el conde de Barcelona, pues en la Edad Media abundan los casos de segundas nupcias viviendo aún el cónyuge de las primeras (1), y aun cabe añadir que, dada la historicidad general del Poema, es muy arriesgado el declarar totalmente fabulosa la acción central del mismo. Más razonable es admitir que debió existir algún trato matrimonial fracasado entre los sobrinos de Pedro Ansúrez y las hijas del Cid, pues hubo un tiempo en que el noble leonés era amigo del héroe castellano: en 1074 Pedro Ansúrez fué fiador de las arras que el Cid dió a doña Jimena.

La parte histórica referente a personajes musulmanes es en el Poema mucho menor. Sólo

muerto antes que el Cid ganase a Valencia, y por lo tanto no podía haberse casado con la hija del Cid, como dice el Poema. Además, negaban que los Beni-Gómez fuesen condes de Carrión cuando el Cantar supone, pues ya entonces poseía a Carrión el famoso Per Ansúrez. Pues bien éste era hijo de Asur Díaz, hermano del citado Gómez Díaz, condes ambos conjuntamente en Saldaña, hacia 1056, y, por lo tanto, Pedro Ansúrez y sus sobrinos eran tan Beni-Gómez como Gómez Díaz y sus hijos. (1) Véase BERGANZA, Antigüedades de España, I, 1719. ps. 518 y sigs., y COESTER, Rev. Hispanique, XV, 194

Yúçef, de Marruecos, es un personaje real; Yúsuf ben Texufin, primer emperador de los almorávides (1059-1116). Para identificar a Búcar con alguno de los Abu Béker coetáneos del Cid hay dificultades. Tamin, rey de Valencia (verso 636), es fabuloso, y no hay la menor noticia histórica de sus dos vasallos Fáriz (Háriz) y Galve (Gálib); probablemente Fáriz, herido por el Cid (v. 760), es recuerdo del moro Háriz, vencido en combate singular por el Cid en Medinaceli. De Abengalbón tampoco se sabe nada.

En suma a pesar de algunos pocos personajes ignorados o fabulosos, el Cantar tiene un carácter eminentemente histórico. Es mucho más histórico, sin comparación, que las chansons francesas.

La geografía del Poema tiene todavía mayor carácter de exactitud. No hay en ella ningún lugar fabuloso, como los que abundan en las chansons francesas, y su estudio atento sugiere una observación importante.

CARÁCTER LOCAL DEL POEMA.

TRADICIONES LOCALES QUE ACOGE

Aunque el juglar menciona ciudades de toda la Península y describe itinerarios, que en par

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