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dades. Por fuerza los juglares peregrinos, o los franceses principales que a veces traían sus juglares consigo, harían conocer a sus compatriotas establecidos en España los poemas franceses, sobre todo aquellos que contaban con traducción provenzal, como el Fierabrás, cuya oración se parece tanto a la de doña Jimena. Pero tampoco exageremos la influencia extranjera en el Poema del Cid hasta el punto de los que lo creyeron escrito en una jerga medio provenzal o medio francesa (1), o de los que en cada episodio, en cada pormenor, en cada frase del Poema sienten latir la vida de las chansons (2). En los tiempos de Wolf, en que se desconocía la épica castellana y hasta se negaba la posibilidad de su existencia,

(1) Cítanse en el Cantar, ps. 35 y 36.

(2) G. BERTONI, Il Cantare del Cid, Bari, 1912, p. 15.— Aunque más templado, Bello exagera también al establecer esta comparación: "tan cierto es para nosotros que el autor del Poema del Cid imitó las jestas o historias rimadas de los troveres, como que Moratín, Quintana, Cienfuegos i Martínez de la Rosa han adoptado en sus composiciones dramáticas las reglas, el gusto i estilo del teatro francés moderno. I aun nos atrevemos a decir, después de un atento exámen, que es mayor i más visible esta influencia francesa en la antigua epopeya española." Bello (Obras, VI, 260) escribe estas palabras en 1834 para contradecir el supuesto influjo árabe, y preocupado con su nueva y entonces muy rara erudición relativa a las chansons, de las cuales había leído muchas manuscritas en el Museo británico.-E. de SAINT-ALBIN, La Legende du Cid, 1866, I, p. 223, desearía, "como francés", hallar pruebas en favor de la opinión bastante corriente de que el Poema está imitado del Roland, pero no halla la más mínima. Véase también p. 59, n.

era natural que, apareciendo el Poema del Cid como nota aislada de la literatura española frente a la rica producción épica francesa, se le calificase de simple remedo semi-erudito de modelos franceses (1). Pero hoy que vemos ese Poema como parte de una completa poesía heroica castellana de carácter muy diferente de la francesa, no puede menos de reconocerse que los pormenores, el argumento y el espíritu general del Poema no pueden ser más diversos del de las chansons; el estilo sólo en muy pequeña parte es semejante (2); el verso mismo, con ser aná

(1) Esto dice Wolf en cuanto a la métrica, Studien, p. 415 sig. D. Hinard ve la influencia francesa en cada pormenor de lenguaje (p. LXX) y de métrica del Poema, fundándose en puntos de vista que no creo sean hoy aceptados por nadie (v. Cantar, págs. 35 y 79); ve también influencia en las costumbres caballerescas, armas y trajes, lo cual me parece evidente; pero no trata en especial de la imitación literaria.-Es increíble que, después de escrito el libro de Milá, F. Körbs siente como tesis algo más categórico que las afirmaciones anteriores: "Das P. C. ist eine von einem spanischen juglar verfasste Nachahmung einer a. fr. chanson de geste." (Untersuchung der sprachlichen Eigentümlichkeiten des altsp. P. del Cid, Frankfurt, a. M., 1893, p. 63.)

(2) Como complemento a nuestra nota 2 de la p. 44 y como resumen referente al estilo del Poema, copiaré las atinadas observaciones de BERTONI (ps. 24-25), quien ya hemos visto no regatea la influencia francesa: "Dal confronto del "Cantare" con altri monumenti spagnuoli concernenti l'antica epopea (per es. la Cronaca rimada) risulta, com'è del resto naturale, che lo stile epico ebbe una speciale fraseologia contesta di locuzioni già fatte e molto care, senza dubbio, ai giullari e al pubblico. Così, troviamo sovente il cavallo che fugge "senza padrone", e

logo, es muy diferente en aquélla y en estas obras literarias (1). De modo que la cuestión puede quedar en terreno firme, reconociéndose en el Cantar un fondo de tradición poética indígena y una forma renovada por la influencia francesa (2).

DIFUSIÓN Y ÉXITO DEL POEMA

El Poema del Cid, compuesto principalmente sobre tradiciones locales de hacia Medinaceli, se hizo pronto popular fuera de su tierra (3). Acaso no habían pasado diez años de su com

i pennoni che "s' innalzano e si abbassano", e il "sangue "che cola giù dal gomito", ecc. ecc. In genere, non pare que questa speciale fraseologia, che spesso ritorna e costituisce uno degli interessanti caratteri del "Cantare", siasi formata sotto l'influsso della Francia, benchè anche lo stile, qua e là, risenta non poco, come si è avuta occasione di vedere, della moda letteraria francese. Ma, anche nella forma, molto di indigeno resta ed è, per il rispetto stilistico, ciò che è più importante e curioso!"

(1) Aun creo poco exacta la fórmula de J. VALERA, Discurso sobre el "Quijote", en la Academia Española, 25 Set. 1864, p. 21: "poco importa que el metro y la estructura del Poema del Cid estén imitados de las canciones de gesta; el espíritu es puro, original y castizo en toda la extensión de la palabra."

(2) Así lo reconoció ya Huber en 1857; comp. MILÁ, De la poesía her.-pop., p. 88.

(3) En el artículo de A. P. LOPES DE MENDONÇA, Influencia del Poema del Cid sobre las costumbres, carácter y poesía de la Península hispana (publ. en La América, 8 Dic. 1860, p. 11), no hallará el lector sino la más insustancial declamación.

posición, y ya alude a él como famoso el autor del poema de Almería. Los juglares posteriores se inspiraron en él repetidas veces. En el siglo XIII, el poema de Fernán González imitó (1) la cortés e irónica despedida que el Cid hace al conde de Barcelona cuando le devuelve la libertad (v. 1064-1076). En el siglo XIV, el juglar del Abad Juan de Montemayor imitó la huída del rey Búcar (v. 2408-2421) y la oración de doña Jimena (v. 330-365), aludiendo a los mismos milagros que ésta y cayendo en el mismo error cronológico de colocar la bajada de Cristo a los infiernos después de la resurrección. Pero ya en esa imitación de la huída de Búcar se descubre que el Poema del Cid no circulaba en el estado primitivo que hoy conocemos sino con ciertas alteraciones (2).

Cierto que, en el mismo siglo XIV, Per Abbat

(1) En el pasaje perdido de la libertad que Fernán González da al rey García, al menos en la redacción conocida por el abad de Arlanza, Arredondo. Puede verse el pasaje de Arredondo en C. C. MARDEN, Poema de Fernán Gonçález, 1904, p. 189.

(2) Véase R. MENÉNDEZ PIDAL, La leyenda del Abad don Juan de Montemayor, Dresden, 1903, págs. XVI y XXVII.TICKNOR, Hist. de la literatura esp., I, 28, descubre en el Rodrigo una imitación del Cantar, pero se trata de una descripción de batalla que arriba hemos explicado por imitación francesa, independiente en ambos poemas españoles. Otras semejanzas entre el Rodrigo y el Cid nota C. G. ESTLANDER, Poema del Cid, I svensk öfversättning, Helsingfors, 1863, p. 62, pero son inexpresivas.

y la Crónica de Veinte Reyes propagaban todavía el texto viejo, pero esto lo hacían por un espíritu arcaizante opuesto al de la mayoría de sus coetáneos.

En los siglos XIII y XIV el Poema circulaba, no en su estado primitivo, sino refundido. En efecto: la Primera Crónica General, hacia 1289, prosifica todo el Cantar de Mio Cid, y en esa prosificación se observa que si bien el Poema en su primera parte no había sufrido apenas modificaciones, las había sufrido abundantes a partir de la conquista de Valencia por el héroe. La nueva redacción de la obra repara los olvidos del autor primitivo (véase un ejemplo en la página 36), tiende a hacer más complicada la trama y a agrandar sus proporciones, dando al relato cierto tono de libro de caballerías, con merma de la antigua sencillez heroica (1).

(1) Pudiera creerse que los redactores de la Crónica no seguían en estas mudanzas una redacción en verso del Cantar, sino tradiciones orales o propias invenciones. Así piensan Beer y Coester (Cantar, ps. 12862 y 117540). Coester cree que se deben admitir las fuentes no poéticas, sobre todo desde la parte correspondiente al verso 2337, en que las divergencias son más considerables. Pero en esta parte está la huída del rey Búcar, cuyo final modificado (Búcar, según la Crónica, no es muerto por el Cid, sino que huye con vida), tuvo descendencia poética en los romances populares que hoy se cantan conformes con esa modificación, y no es nada probable que un romance popular derive de una Crónica. Además, la fuente poética

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