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"Ice di-ge as povres bachelers

"as roncins clops et as dras descirez,
"quant ont servi por néant conquester
"s'o moi se vueulent de bataille esprover,
"ge lor dorrai deniers et héritez,

"chasteaus et marches, donjons et fermetez..."
Qui dont véist les povres escuiers,
ensenble o els les povres chevaliers!
vont à Guillaume le marchis au vis fier.
En petit d'eure en ot trente milliers (1).

En sus primeras guerras el Cid saquea la frontera de moros. Para ello divide sus gentes en una retaguardia o zaga, a sus propias órdenes, y una vanguardia o algara, mandada por Álvar Fáñez, la cual se interna por sorpresa en tierra de moros para robar ganados y riquezas. La algara, según los fueros municipales, se debía componer de la mitad del total de los combatientes; pero el Cid se juzga seguro con una zaga compuesta sólo de un tercio de su gente y envía los otros dos tercios en la algara, para que el botín sea mayor; así Álvar Fáñez puede correr y robar con gran fruto 70 kilómetros del valle

(1) Li charrois de Nymes, v. 636, etc., en JONCKBLOET, Guill. d'Orange, I, 1854, p. 90.—M. de UnaMUNO, En torno al casticismo, Barcelona, 1902, p. 125, observa que en las Chansons francesas el "eschec" preocupa menos que la "ganancia" en el Poema del Cid; pero adviértase que en éste el destierro y pobreza del héroe le imponen la necesidad de ganar el pan y de conquistar a Valencia; de igual modo los héroes franceses, cuando están perseguidos por su rey, tienen que ganarse feudos a costa de los sarracenos o a costa de otros vasallos del rey.

del Henares, mientras la zaga del Cid ganaba por sorpresa el pueblo de Castejón (1).

Otra de las pequeñas conquistas del Cid en los comienzos del destierro es la toma del castillo de Alcocer, que le lleva quince semanas de combate y no termina sino mediante una estratagema (v. 553-610).

Como consecuencia de estas correrías, el Cid con sus 600 hombres de armas tiene que aceptar una batalla campal contra 3 000 moros valencianos y muchos más de la frontera. Los 300 caballeros cristianos cargan sobre una de las haces enemigas, la atraviesan matando 300 moros, y dan la carga de tornada matando otros tantos (v. 722 sigs.). Una "charge en retour" de 333 caballeros, semejante a ésta, fué uno de los hechos de armas de que siempre se alabó Girard de Rousillon (2).

Otras varias batallas campales describe el Poema. Cuando ya el Cid reúne más de 3 000 caballeros, preceden a la gran batalla pequeños encuentros (v. 1673-1684, pág. 275,-v. 2344), y se fija de antemano el plan de combate, siendo

(1) Véanse los versos 440-485, y Cantar, p. 45422. La algara del Poema es igual a las que describe un autor coetáneo, el autor de la Chronica Adefonsi imperatoris, § 14, 52, 53, 60, enviadas por el rey, o hechas por el alcaide de Toledo o los caballeros de Avila y Segovia contra los campos de Sevilla y Córdoba (España Sagrada, XXI).

(2) Traduct. par P. Meyer, 1884, § 152.

Álvar Fáñez, como siempre, el que propone la solución aceptada (438, 671), que suele ser un ataque combinado por las dos alas del ejército enemigo (1127, 1144, 1693, 1719, 2361). La batalla se rompe dando las feridas primeras un caballero distinguido (702-714), el cual suele pedir de antemano al Cid que le conceda el honor de herir los primeros golpes en el enemigo (1709, 2374, 3317). De estas primeras heridas hablan frecuentemente los otros poemas españoles y franceses.

La batalla, como la algara, la corrida ó incursión más rápida que la algara (953, 1159) y toda conquista, termina con el robo del campo y el reparto del botín. Después de la derrota del rey de Marruecos, es Alvar Fáñez el que dirige sobre el campo el inventario del despojo, escriviendo e contando (1772); en esta tarea le auxiliarían los quiñoneros o repartidores (511), encargados de hacer los "quiñones" ó suertes en que se dividía el botín para su distribución. Este nombre "quiñón", derivado del latín q u inionem, nos indica que el reparto se hacía sobre una base semidecimal. El rey o el señor de la hueste, en nuestro caso el Cid, toma para sí el quinto de todo el botín (515, 805, 1216, 2487-89), según costumbre imitada de los musulmanes, a quienes el Corán, VIII, 42, manda

ba que el quinto de la ganancia de guerra se entregase al califa. El Cid no está obligado al rey que le desterró, por eso no le envía la quinta de la ganancia total de su hueste, pero generosamente se cree obligado por su ganancia propia, y así envía al rey la quinta parte de los caballos (no de las otras riquezas) que a él le correspondieron en su quinto (1). Del resto de las complicaciones a que el reparto del botín da lugar en los fueros municipales, el Poema no nos dice nada, sino que el caballero cobraba doble que el peón (512-14). La conquista de Valencia enriquece a todos los del Cid. En el reparto de la ciudad parece que las casas y heredades de los moros se adjudican a los 300 caballeros que se desterraron primeramente con el Cid, y la riqueza mueble, trasportable, a los caballeros advenedizos (v. 1245-1261). Se conservan algunos repartimientos del siglo XIII (como el de Valencia en su segunda conquista por Jaime de Aragón y el de Sevilla reconquistada por San Fernando) escritos en volúmenes

(1) Versos 1813, 1819, 1854, comp. 1781; y algo más de la quinta en 816, 872, comp. 805. Los fueros hablan de una "quinta" y una "redroquinta", o segunda quinta, pagada a diferentes personas. Nótese que cuando el Cid trata de dar parte de su botín a otro que a su señor, ya la división semidecimal desaparece: a Minaya le ofrece toda la quinta o una porción indeterminada (492, 1806), y a la iglesia de Valencia le ofrece el consabido diezmo (1798).

especiales que nos dan idea del reparto a que alude el juglar en sus versos 1245-46.

Restos de arquitectura árabe del castillo de Gormaz.

El traje merece una atención especial en el Poema.

Armas ofensivas: La lanza tenía el astil generalmente de fresno, un fierro tajador (3585) y un pendón, el cual a veces llevaba insignias (2375) (1). Aunque, en general, el armamento

(1) En la poesía francesa, la Chanson des Saxons, que es de fines del siglo XII, menciona por primera vez los emblemas pintados en gonfalones y escudos (l'anseignes de

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