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Apénas tenian los aboríjenes de Cuba, armas propiamente dichas, porque siendo como eran, pacíficos por naturaleza y enemigos de bélicas empresas, para nada necesitaban estar armados. Usaban sin embargo de algunos instrumentos cortantes formados de fuertes pedernales que hacian las veces de cuchillos, valiéndose ademas de ciertas espinas de pescado, que colocaban para hacer lanzas, al estremo de una vara.-Pero el arma mas comun entre éllos, despues de la flecha, era la macana, nombre que daban á una maza ó clava, hecha regularmente de yaya, y que manejaban todos con admirable ajilidad.

No habia en la isla de Cuba ganados de ninguna especie, ni animales feroces que persiguieran á los hombres. Las culebras eran inofensivas y casi puede decirse lo mismo de los caimanes y cocodrilos. Solo habia cuatro especies de mamíferos en el Ciboney: los guaminiquínaxes (ó perros mudos), las jutias, los quemies y los cories (curielcs) de los cuales, el primero y el tercero han desaparecido completa

mente.

Las producciones de la isla consistian en ñames (ajes), maiz (mahizi), tabaco, (cohiba,) yuca, de la que hacian el casabe (casabi), boniatos, algodon, frijoles &c. todo lo cual como queda dicho, cultivaban con esmero y en abundancia los naturales.

El idioma de los ciboneyes, debió ser idéntico ó muy parecido, cuando ménos, al que hablaban los indios de las otras islas, por que COLON nos dice repetidas veces en su Diario, "que todos tenian una fabla y una lengua," añadiendo en otra parte, que "todos eran una misma jente."-En efecto, el Almirante tomó algunos indios en Guanahaní, para que le sirvieran de intérpretes, y sabido es que aquellos indios entendian perfectamente á los de Cuba y á los de Haití; de manera, que los lucayos, ciboneyes y haitianos hablaban un mismo lenguaje.-Esta circunstancia notable, que indica desde luego la identidad de orijen, hubiera podido utilizarse mucho, estudiando en cada uno de esos pueblos las tradicio

nes orales, para venir en conocimiento de los sucesos pasados. Acaso se hubieran tenido informes hasta de la época en que pudo un cataclismo desconocido separar del Continenter esos grupos de islas, islotes y cayos, que aparecen hoy en el archipiélago colombiano.

Pero los españoles, en nada mas pensaron que en allegar riquezas; y los indios, con sus valiosas tradiciones, bajaron en tropel á la tumba para perderse en el olvido con el recuerdo de sus antepasados.

Volvamos á la narracion, y baste lo dicho para que tengan ustedes una idea, de lo que eran á fines del siglo XV, los aborijenes del Ciboney.

Fundóse luego en 1518 el obispado de Baracoa, otro en 1522 en Santiago de Cuba, y á esta poblacion, que iba siendo por entonces la mas importante, trasladó su residencia DIEGO VELAZQUEZ;—el cual, asi que consiguió de la Corte los privilejios que ambicionaba, no contento con gobernar en la isla de una manera absoluta sir la dependencia de la Española; quiso estender su dominio y llevar su ambicion mas allá de los mares, para lo cual concibió y llevó á efecto lo que diré á ustedes en la siguiente leccion.

Pero ántes de terminar ésta, quiero mencionar una circunstancia, que se ignora jeneralmente, porque no la traen los historiadores mas conocidos; y que es digna sin embargo, de que la conozcan ustedes.

Sabido es que el obispo de Búrgos, presidente en aquella época del Consejo de Indias, fué el protector decidido de VELAZQUEZ, y el que obtuvo para él, los privilejios que deseaba. Pues bien, el historiador URRUTIA en su obra (inédita) sobre la isla de Cuba, dice hablando de aquel prelado, que obró de la manera que lo hizo, porque pretendia casar con VELAZQUEZ á su sobrina doña MARÍA DE FONSECA. ¡Qué ya desde aquellos dias fueron los destinos de nuestra tierra manejados por intrigas palaciegas, y por hombres que hacian patrimonio de familia, los empleos mas lucrativos de nuestro infortunado pais!

Acaso habia entre el obispo de Búrgos y doña María DE FONSECA un parentesco mas estrecho.-Todos saben lo que suelen ser en España las sobrinas de los clérigos; y tal vez el Presidente del Consejo de Indias, favoreciendo como favorecia las pretensiones de VELAZQUEZ, compraba el consentimiento de éste para que cubriese con el ruido de su nombre, algun acto de nacimiento ilejítimo y aun sacrilego de los muchos y escandalosos que en España tienen lugar.

Nada tendria de estraño, Señores, que los primeros honores, títulos y prerrogativas otorgados por España al primer gobernador que tuvo Cuba, hubiesen tenido su orijen en un acto de prostitucion. ¿Porqué no habia de suceder ya desde entónces lo que con tantísima frecuencia sucede ahora? Empleado español he conocido yo en Andalucia, que para alcanzar cierto destino en la Habana, consentia gustoso en dejar al cuidado de un ministro, la mujer hermosa con quien se habia casado hacia pocos meses en la villa de Madrid.

Dueño en fin de su nombramiento, y mas complacido cada vez del buen aspecto que iba presentando por todas partes la naciente colonia; VELAZQUEZ quiso lanzarse en nuevos y arriesgados descubrimientos, para acrecer con éllos su riqueza, robusteciendo su autoridad; y para conseguir una y otra cosa, puso luego por obra, ayudado de los suyos, lo que contaré á ustedes, si desean y quieren oirlo, en la próxima leccion.

LECCION CUARTA.

SEÑORES:

Contento del buen resultado y mejor prospecto que iba ofreciendo por todas partes la colonizacion naciente de Cuba; pero no satisfecho con ejercer en esa Isla sola su despótica autoridad; dejamos á DIEGO VELAZQUEZ en la leccion anterior, ocupado ya en especular sobre nuevos descubrimientos, y natural es que veamos ahora lo que hizo para llevar á cabo sus proyectos, esplicando al mismo tiempo qué razones tuvo, primero para concebirlos, y cuales circunstancias le indujeron despues á ponerlos en ejecucion.

Como saben ustedes, databan de muy atras sus ideas ambiciosas, porque no contento con mandar de la manera que lo hacia en la isla de Cuba, quiso todavia, y lo solicitó asi de la Corte, separarse por completo de la dependencia en que se hallaba de don DIEGO COLON, su amigo y protector, que solo favores le habia dispensado y beneficios, desde que le escojió en 1511 para venir á nuestro pais.

Mucho se opuso el Almirante, como era natural, á las pretensiones exajeradas del Adelantado, adivinando anticipadamente cuales eran sus miras y el término de sus deseos; pero como aquel mandase á la Corte ajentes con dinero y contase ademas con el valimiento del obispo de Burgos,

presidente á la sazon del "Consejo de Indias;" acabó al fin por obtener y del modo que podia apetecer, las concesiones y titulos que para sus planes ambicionaba.

Tan impaciente estaba VELAZQUEZ y desasosegado, por poner luego en planta sus proyectos de conquista, que no siendo ya bastante á contenerle, la dependencia en que aun estaba del gobierno de la Española, sin consultarse con éste y siguiendo solamente los consejos de su ambicion; acordó de enviar un comisionado, que fuese ocupándose en descubrir, para ir teniendo con tiempo los informes que necesitaba.

Escojió para aquella primera tentativa de esploracion, á FRANCISCO HERNANDEZ DE CÓRDOVA, hidalgo animoso, segun cuentan las historias, el cual, dominado del espíritu aventurero de la época, y ávido de allegar riquezas, como todos los españoles de aquellos primeros tiempos; abasteció de cuenta propia dos navios y un bergantin, y salió con éllos del puerto de la Habana, (Febrero 8 de 1517) á poner por obra su comision.

Tres meses tardaron en volver á Cuba los pocos que escaparon con vida de aquella empresa desastrosa, en la que perecieron cincuenta y seis españoles, despues de haber visitado algunos puntos del Continente, y recojido en éllos noticias é informaciones, que fueron para las espediciones sucesivas de grandísimo interes. CÓRDOVA murió á consecuencia de doce heridas que recibió; pero ántes escribió detenidamente á VELAZQUEZ, contándole, con todos sus pormenores, la historia de la espedicion.

Nada influyó por supuesto en el ánimo del Adelantado, para hacerle desistir de sus pensamientos ambiciosos, el mal éxito que tuvo aquel su primer ensayo de esploracion. Antes al contrario, los informes que entónces recibió, de una tierra fértil en estremo, donde eran los naturales mas robustos que los cubanos, donde las casas estaban hechas de cal y canto, y donde usaban los indios ciertas ropas ό mantas que parecian tejidas de algodon; de tal manera y á

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