Romancero general, ó, Colección de romances castellanos anteriores al siglo XVIII, Volumen 2

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M. Rivadeneyra, 1861
 

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Página 525 - Si alguno quiere morirse sin ponzoña o pestilencia, proponga hacerme algún bien, y no vivirá hora y media. »Y a tanto vino a llegar la adversidad de mi estrella, que me inclinó que adorase con mi humildad tu soberbia. »Y viendo que mi desgracia no dio lugar a que fuera, como otros, tu pretendiente, vine a ser tu pretenmuela.
Página 609 - La más bella niña De nuestro lugar, Hoy viuda y sola Y ayer por casar, Viendo que sus ojos A la guerra van, A su madre dice, Que escucha su mal: Dejadme llorar Orillas del mar.
Página 604 - Pasaron ya los tiempos cuando lamiendo rosas el céfiro bullía y suspiraba aromas. Ya fieros huracanes tan arrogantes soplan, que salpicando estrellas, del sol la frente mojan. Ya los valientes rayos de la vulcana forja en vez de torres altas abrasan pobres chozas. Contenta con tus redes a la playa arenosa mojado me sacabas; pero vivo, ¿qué importa? Cuando de rojo nácar se afeitaba la aurora, más peces te llenaban que ella lloraba aljófar. Al bello sol que adoro...
Página 448 - Si tú quisieses, señora, yo sería tu servidor » «Vete de ahí. enemigo, malo, falso, engañador, que ni poso en ramo verde, ni en prado que tenga flor ; que si el agua hallo clara, turbia la bebía yo ; que no quiero haber marido, porque hijos no haya, no; no quiero placer con ellos, ni menos consolación.
Página 449 - Que por mayo era por mayo, cuando hace la calor, cuando los trigos encañan y están los campos en flor; cuando canta la calandria y responde el ruiseñor, cuando los enamorados van a servir al amor; sino yo, triste, cuitado, que vivo en esta prisión; que ni sé cuándo es de día ni cuándo las noches son, sino por una avecilla que me cantaba al albor. Matómela un ballestero; déle Dios mal galardón.
Página 80 - Allí respondiera el moro, bien oiréis lo que decía: —«Yo te la diré, señor aunque me cueste la vida, porque soy hijo de un moro y una cristiana cautiva; siendo yo niño y muchacho mi madre me lo decía que mentira no dijese, que era grande villanía: 10 por tanto pregunta, rey, que la verdad te diría.
Página 419 - Sin libros y sin papeles, sin tratos, cuentas ni cuentos, cuando quieren escribir piden prestado el tintero. Sin ser pobres ni ser ricos tienen chimenea y huerto; no los despiertan cuidados, ni pretensiones, ni pleitos; ni murmuraron del grande ni ofendieron al pequeño; nunca, como yo, firmaron parabién ni pascuas dieron. Con esta envidia que digo y lo que paso en silencio, a mis soledades voy, de mis soledades vengo. ¡Pobre barquilla...
Página 450 - ... este mi marido ya no le puedo sufrir, que me da muy mala vida cual vos bien podéis oír. — Ellos en aquesto estando su marido helo aquí: — ¿Qué hacéis, mala traidora? ¡Hoy habedes de morir!
Página 91 - ¡Ay de mi Alhama!» Allí habló un alfaquí de barba crecida y cana: «¡Bien se te emplea, buen rey, buen rey, bien se te empleara!» «¡Ay de mi Alhama!» Mataste los Bencerrajes, que eran la flor de Granada; cogiste los tornadizos de Córdoba la nombrada. «¡Ay de mi Alhama!
Página 443 - Que á mi me tiene cansada. ¡Casara yo con la tierra, No me viera sepultada Entre tanta desventura , Que no puede ser contada ! Moza me casó mi padre ; De su obediencia forzada , Puse i Sireno en olvido.

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