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Cid contra estos criticos, a no haver Risco descubierto y publicado en el entretanto el documento mas importante y concluyente para la decision de esta causa. Hablamos de la Historica Roderici Campidocti impresa en el apendice VI de la bien conocida obra: La Castilla y el mas famoso Castellano etc. Madrid 1792. Con el auxilio de dicho documento no dejó Risco de adelantar en esta historia del Cid la conclusion del pleito; aunque en una forma bastante fastidiosa e insulsa. Quedava sin embargo todavia una parte de la historia del Cid sumamente defectiva y embrollada; y era aquella que llamarémos la parte arabe es decir todos aquellos puntos que no podian decidirse con satisfaccion sin testimonios arabes. En efeto, quien habia de creer que de unos sucesos tan importantes para la historia de la dominacion arabe en España, como lo era la conquista de Valencia y otros en que tuvo parte el Cid, no hubiesen los historiadores de aquella nacion tan culta y literata conservado otras noticias que las escasisimas publicadas en la Bibliotheca Arabe de Casiri? - Y aun abstrayendo de los hechos inmediatamente relativos al Cid. quedavan que averiguar muchisimos puntos de la historia arabe contemporanea que tienen mas o menos referencia a las cosas del Cid, y de que ni Casiri, ni menos las confusisimas y sospechosisimas compilaciones de L. del Marmol y de Bleda, ni hasta las obras tan meritorias por otras partes de Cardonel y Murphy dan suficiente noticia.

Asi no era de extrañar que entre los que mas ansiosos recibieron la Historia de los Arabes en España de Conde, se hallasen aquellos, que de una parte u otra se

cientifico en los terminos que lo entendemos por acá, es el señor Aschbach, autor de varias obras historicas de primer merito (Hist. de los Wisigodos de los Omayades - de los Almoravides y Almohadas en España del Emperador Sigismundo), pero preocupado en este particular de una especie de Cidofobia. Con los Franceses Rosseuw St. Hilaire y Romey no tenemos nada que ver, mientras no den otras y mas convincentes pruebas de su vocacion historica y critica.

interesaban en la discusion sobre lo mas o menos de autenticidad historica del Cid y sus hazañas. Pero por grandes que sean los indudables meritos de aquella obra, no se puede negar que las esperanzas que algunos tendrian de importantes revelaciones inmediatamente relativas a la historia del Cid fueron enteramente frustradas, pues los autores arabes de que Conde se habia valido no parece que del Cid referian mucho mas de lo que ya se sabia por los estractos de Casiri. No deja sin embargo la obra de Conde de ser bajo otro respeto bastante importante para la historia del Cid - es decir en casi todos aquellos puntos donde está conexa con la historia general de los Arabes en los reinos de Aragon, Valencia y Murcia, y que quedando anteriormente mas o menos oscuros y confusos, se podian algo mejor averiguar y ordenar con las noticias de Conde. Aprovechandose pues el editor de la presente obra de estos testimonios arabes para completar las lacunas, desembrollar las confusiones y aclarecer las dudas y oscuridadas que en aquellos puntos quedavan en la Historia latina (que asi llamarémos la publicada por Risco) y en los otros escasisimos testimonios autenticos de los Christianos, pero en lo demas adoptando los hechos fundamentales, que de ellos resultaban, y que no se hallaban en oposicion con aquellos, compuso su historia del Cid. Y por mas que posteriormente se haya dicho por otros, en lo contrario, debe y puede declarar aqui mui expresamente: que no ha hallado razon suficiente para mudar de parecer sobre los resultados de los investigaciones que entonces hizo. En efeto toda la cuestion se cifra en lo mas o menos de credito historico que merezca la Historia latina, tanto en sí mismo, como relativamente a los testimonios autenticos tanto cristianos como arabes, y notamente los de Conde. En cuanto a los primeros no nos detendrémos con ellos, pues nuestros oponentes (a lo menos los mas cuerdos, instruidos y candidos de ellos) tampoco lo han hecho ni en verdad aquellos testimonios presentan contradicion alguna directa con la Hist. latina, ni la escasez general de sus noticias permite decentemente de formar conclusiones respeto lo que callan. En cuanto a los testimonios

arabes no se les puede echar la misma nota, pues no dejan de ser en general bastante circunstanciados y aun prolijos, y asi los criticos se han creido autorizados de no solo negar aquellos puntos de la historia del Cid, que les parecian estar en contradiccion directa con testimonios arabes, sino hasta aquellos hechos que estos callan! Nosotros hemos seguido y seguimos un principio diferente, y es: de dar tanto credito a los unos como a los otros, a cada uno en aquellos puntos que mas inmediatamente le tocan, y siempre prefiriendo el testimonio positivo y directo del uno al meramente indirecto y tacito del otro. A este modo de proceder nos hallamos tanto mas autorizados que casi no encontramos ninguna dificultad en reunir y acordar los testimonios positivos y directos de ambas partes en todos los puntos de alguna esencialidad. Queda sí alguna que otra oscuridad y confusion en la cronologia, algun que otro desacuerdo en los nombres y años de reinado de algun principe arabe ; pero ademas de ser estos puntos de poco momento para la autenticidad general de los hechos respectivos cuantos, preguntamos, de estos desacuerdos y confusiones no hai entre los mismos autores arabes, con cuyo testimonio se quisiera aniquilar la historia del Cid! Queda ademas, no lo negarémos, cierta contradicion respecto las condiciones y circunstancias de la conquista de Valencia; pero el testimonio de la Historia latina, aunque breve y escasa en cuanto a la entrega de la ciudad, no deja de ser tan claro y positivo, como las noticias de los Arabes sobre la parte que tendria el Wali de Abenrazin en aquel suceso son vagas y confusas, y asi hemos dado y damos mas credito en este particular a aquella que no a estas, mientras no se descubrieren nuevos testimonios mas circunstanciados y autenticos. No negarémos sin embargo que en el entretanto siempre quedará mui oscuro este suceso, y nos reservamos ademas para otro lugar lo que en este respecto tenemos que decir sobre la historia llamada comunmente de Gil Diaz o del Moro Abenalfange. Y qué dirán a todo eso nuestros hipercriticos oponentes? Qué razon fundada en sana critica tienen para desechar del todo nuestra Historia latina, y no solo recibir por positiva

mente autentico lo que dicen sus Arabes, sino hasta por negativamente autenticado lo que callan? En verdad que a oirlos se creeria que están preocupados de cierta inclinacion islamizante, y que les basta ser un testigo Cristiano viejo para desecharle, y el otro Mohamedano o Judio para darle fe y credito! Pero vamos al caso. Aunque no se puedan allegar pruebas positivas exteriores y legales de la antigüedad y autenticidad de la Historia latina, las generales e interiores abundan tanto que son mas que bastantes para establecer una presuncion general en su favor. El haberse escrito anteriormente por lo menos a la segunda conquista de Valencia en 1238, no se puede dudar, porque despues de haber referido la recuperacion de aquella ciudad por los Moros en consecuencia de la muerte del Cid, dice expresamente: Saraceni etc. nunquam eam ulterius perdiderunt. Verdad es que a aquellos que suponen ser el todo una mera ficcion o por mejor decir una falsificacion del bueno de Risco, poquisima fuerza hará tal argumento, pero con tales criticos no hai que disputar *). Pero hai mas; y es que no se puede dar la mas leve razon para dudar el haberse escrito la tal historia mucho antes de aquel termino, y sí varias para admitir esta suposicion. Entre estas razones mencionarémos: en primer lugar el hablarse en la introduccion como si fuese

*) Esto lo da a entender el Señor Rosseuw St. Hilaire, que debe la mayor o por lo menos la mejor parte de su historia al eruditisimo Aschbach sin nunca citarle. No preguntarémos como se llamará semejante proceder en buen castellano, pero queremos sí preguntar que qué autoridad merece un escritor que presume saber de historia y literatura española y no conoce siquiera la traduccion castellana de la historia de la literatura española de Bouterweck, donde podria ver el facsimile de la escritura del codigo de la Historia Rod. Didaci, de principios del siglo XIII, que él insinua ser fabricacion o invencion de Risco! Verdad es que hasta en esos desvarios no es original, sino que sigue a Masden; con la diferencia de que este tenia, aunque ninguna solida razon, por lo menos un tal cual pretexto, no habiendosele mostrado el codice de Leon, cuando fué alli para verlo; pues por una casualidad entonces se habia extraviado, como se puede leer mas largamente en la obra citada arriba.

aquella la primera vez, que las hazañas del Cid se escribiesen:,, quoniam rerum temporalium gesta immensa temporum volubilitate praetereuntia nisi sub speculo notificationis denotentur, idcirco Roderici Didaci, nobilissimi ac bellatoris viri, prosapiam et bella ab eodem viriliter peracta sub scripti luce contineri atque haberi decrevimus." Y esto se conforma con el hecho de no citarse ninguna autoridad anterior en todo el discurso de aquella historia. En segundo lugar es de notar que siendo por otra parte notorio el haberse muy luego despues de la muerte del Cid y su sepultura en S. Pedro de Cardeña empezado a formar una como legenda del Cid, al que poco faltó para ser canonizado en toda forma, nuestro historiador no refiere un solo hecho de esta natura, de lo que se debe concluir que el autor escribiese en una epoca que por lo inmediato de los hechos historicos aun no conocia o no admitia hechos legendarios. Lo mismo dirémos en cuanto a otros rasgos notoriamente tradicionales, pero de caracter mas profano, como todo lo que se refiere a las bodas de las hijas del Cid con los infantes de Carrion, a las aventuras con el conde Lozano etc. Y aunque de esta sobriedad solo se quisiese concluir que el autor tendria bastante juicio critico para no admitirlos a nosotros lo mismo da; pues todo prueba la autenticidad de los hechos que refiere. Y si quisiesemos apurar la ventaja quien dudaria que el autor por lo menos habria de mencionar la muerte de la viuda del Cid? Y no haciendolo, no es de creer que no habria aun muerto aquella señora, cuando se acabó aquella primera relacion de las hazañas de su esposo? Y pues sabemos por documentos legales que doña Ximena aun estaba viva en 1113, alguna probabilidad tiene la suposicion de haberse escrito la historia por aquellos mismos tiempos. No queremos sin embargo dar mucha importancia a este punto, ni en verdad nos hace falta para mantener, que en tales circunstancias solo un caracter generalmente o en algunas particularidades materiales sospechoso de los hechos que refiere, nos podria autorizar a desechar semejante

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