Imágenes de páginas
PDF
EPUB

no estaba en su estado original y primitivo, sino que ya habia padecido alguna modificacion. Y esto es precisamente nuestra opinion, cuyo buen fundamento, no lo dudamos, aparecerá todavia mas, al paso que nos acercarémos a aquella misma forma primitiva. Pero antes de pasar adelante, observarémos que con lo dicho hasta aqui ya queda probado que los romances del Cancionero de romances de 1555 republicados en la Silva de 1813, por lo menos en el texto, la forma y el lenguage en que los poseemos, nada absolutamente tienen que ver con el verso alejandrino, sino que, al tiempo y en la forma que fueron colegidos de la boca del pueblo, se cantaban, pensaban y sentian en redondillas de romances como todos los de aquel tiempo. Pues hai mas que comparar su lenguage con él del arcipreste de Hita para convencerse que no puede ser mas antiguo que la mitad o cuanto mas el principio del siglo quince? Y hasta la misma regularidad en el numero de diez y seis silabas, y de la cesura en la octava, tan opuesta a la irregularidad de los alejandrinos no dirémos del Poema del Cid, sino hasto de los de Berceo y del Alejandro, da fe de que no son alejandrinos, sino redondillas de a ocho; ademas de que, excepto en el Poema del Cid, no se encuentra un solo alejandrino de diez y seis silabas. Todo esto sea dicho sin el menor perjuicio a la suposicion de no ser aquella la forma original y primitiva de estos cantares, y por consiguiente sin perjuicio de la cuestion principal, ni de la opinion de los señores Grimm sobre esta. De esto luego volverémos a tratar; pero comoquiera que se decida, lo cierto es, que aquellos romances en la forma que presentan no se habian de imprimir en alejandrinos. *)

Llegando al

*) Se nos permita de citar aqui lo que dice la poetica española (propiamente dicha) mas antigua que hayamos visto (la de Juan Diaz Rengifo, Salamanca 1592. cap. 34): „No hai cosa mas facil que hacer romance, ni cosa mas difficil, si ha de ser qual conviene. Las facilidades en la composicion del metro, que todo es de una redondilla multiplicada, en la qual se guarda mas asonancia que consonancia entre dos, cuatro etc., los otros dos yendo sueltos. La dificultad está en que la materia sea tal y se trate por tales terminos que le

siglo catorce, nos encontramos con la dificultad de no haberse conservado un solo romance que (en la forma presente) pertenezca a aquel tiempo; y aunque de uno que otro se pudiese demonstrar con alguna probabilidad que haya sido originariamente compuesto entonces, de esto nada se puede concluir positivamente en cuanto a la forma originaria, mientras no haya razones mayores en contrario; aunque no se negará que la presuncion siempre es mui fuerte en favor de la redondilla con asonancia alternada. La razon contraria pues que se podrá alegar, es la ya mencionada de no conformarse el artificio de la asonancia alternada con la rudeza primitiva de la poesia popular; pero mientras no quede demonstrado que aquella hubiese sido la tal epoca primitiva de la poesia popular, no tenemos nada. Y aunque no tengamos razones positivas para suponer que ya entonces la forma primitiva se habia modificado, no deja de hacerse mui probable por varias razones generales e inductivas, como luego verémos. Y en primer lugar no cabe duda ninguna que el mismo hecho de la asonancia alternada sea decididamente en disfavor de aquella suposicion, y esto es tan cierto que no hesitariamos a poner por regla y principio: que donde hai asonancia alternada, no hai forma ni epoca primitiva. En cualquier tiempo pues que se ponga aquella primicia de la poesia popular y en esto ya se ve que la unica dificultad está en que tengamos eleccion ilimitada entre tres o cuatro cientos años no tenemos que mirar por asonancias alternadas. Y de esto acaso tendrémos que concluir en favor

vante y suspenda los animos, describiendose en los romances hechos hazañosos, casos tristes y lastimosos, acontecimientos raros, nuevos, singulares." Pero esta autoridad no la aducimos por cierto para probar lo que no necesita prueba, que desde la segunda mitad del siglo diez y seis los romances tuviesen esta forma y metro, sino porque esto se refiere mas particularmente a los romances del genero epico o en otra palabra a los antiguos, pues ya en aquel tiempo o mui luego despues los romances se empezaban a usar con preferencia para asuntos liricos e idilicos.

del alejandrino de diez y seis silabas con asonancia consecutiva? No por cierto; pues mientras lo contrario no quede comprobado con toda evidencia y no como excepcion, nos atendrémos a otra regla o lei general, no menos segura que aquella de la oposicion entre asonancia alternada y la simplicidad primitiva de la poesia popular, y es: que la misma simplicidad y rudeza tampoco se conforma con el artificio de versos largos y de muchas silabas. Esta regla no seria tan dificil demonstrarla en otras poesias populares modernas *), pero basta referirnos a lo que se ha dicho por Sarmiento y otros para vindicar al verso de ocho o seis silabas el caracter de menos artificial y mas popular en la poesia y lengua castellana. **) Asi tanto por principios generales como por la natura y el caracter de la lengua y el ingenio español estamos obligados de suponer de redondillas los versos primitivos de los cantares populares castellanos, al mismo tiempo que no podemos atribuirles asonancias alternadas. Y con esto todo quedaria dicho? Con que aquellos romances carecerian enteramente del adorno de la consonancia o la asonancia tan propia, tan indispensable a toda poesia moderna, que casi no se pudiera contar por tal la que no lo tuviese? ***) Y

*) Aunque lo pudiesemos, no queremos tratar aqui de ciertos trozos de cantares populares romanos.

**) Aunque quedamos enteramente de la opinion de Sarmiento en este particular, no adoptarémos sin embargo todos sus argumentos. Pues entre los refranes por ejemplo hai de los mas antiguos que no estan en redondillas, como aquel de:

„Allá van leyes, do quieren reyes,"

que Rodrigo Toledano refiere a la abolicion del rito gotico en Toledo en tiempo del Cid. Verdad es que otros mas viejos todavia estan en redondillas, como aquel de:

Si la hicistes en Pajares,

Pagarlahas en Campomanes,

que no se puede referir sino a la muerte de D. Sancho mayor. (Vease Carvallo, Antigüedades de Asturias p. 299.)

***) Con las imitaciones de metros antiguos no tenemos que ver, y la aliteracion de la poesia escandinava y celtica no se opone a lo que decimos.

eso en una lengua tan llena de asonancias y consonancias que mas artificio casi se quiere para evitarlas que no para encontrarlas? Aunque no se encontrasen ni ejemplos para probar lo contrario hasta en la misma poesia castellana, ni siquiera casos analogos en las poesias de su parentela, no nos pudiéramos resolver facilmente a tal suposicion; pero ni los unos ni los otros faltan, aunque sí, por razones harto evidentes, no se hallen sino mui escasos. Pues mucho mas es de extrañar haberse conservado un solo de aquellos cantares primitivos en su forma original, que no el haberse perdido todos o por lo menos no haberse conservado sino con las modificaciones posteriores y ya firmamente establecidas al tiempo que se pensaba en fijarlos por escritura e imprenta. Es pues el caso que entre los mismos romances del Cid hai uno que evidentemente nos presenta la forma primitiva de este genero de poesia popular epica, es decir redondillas con asonancia no alternada, sino consecutiva, o tirades monorimes. Hablamos de aquel que empieza con: Tres cortes armara el Rey etc., harto conocido a los aficionados de estas cosas, y que se halla en el Romancero del Cid, él de Duran, de Ochoa etc. Bien sabemos que en afirmando nosotoros presentar el tal romance una tirade monorime con asonancia en o, se nos opondrán varios versos que segun las reglas de la poetica moderna no tienen tal asonancia. Pero estas dudas y dificultades mui pronto se desvanecerán, si consideramos que las finales, como cortes, condes etc., no son otra cosa que un castellanismo posterior a la composicion del romance (sea del copista, sea de los que lo cantaban) por la forma lemosinante de corts, conds etc., y que las finales en ado, edo, ido antiguamente se usaban tal cual vez como si tuviesen el acento en la o , y asi bien o mal podian entrar en la asonancia o.*) El resultado pues es, que entre setenta y dos

*) Las pruebas las hallamos en el Poema del Cid y otros antiguos, como se verá por los siguientes ejemplos que se podrian doblar y cuadruplir, si fuese necesario. En el Poema del Cid las finales siguientes entran en las asonancias or, on etc. albores v. 238 pre

[ocr errors]
[ocr errors]

versos no hai sino trece cuyas finales (como rey etc.) no entran en la asonancia o, y estos esparcidos sin regla ninguna, y evidentemente en consecuencia de adulteraciones posteriores tan faciles de explicar en casos de tradicion oral, y aun mas mediando copistas y esto cuando la forma original iba desapareciendo en todos los monumentos de este genero y dando lugar a la asonancia alternada. Cual fuese la casualidad por que precisamente este solo romance de tantos no sufriria mas alteraciones que estas, eso por supuesto que ni lo sabemos ni nos hace falta saberlo. Al hecho nos atenemos, y ser este tal, cual lo hemos demonstrado, nadie lo podrá poner en duda, mientras no explicare de otro modo mas plausible las particularidades de este romance, que por todas señas pertenece a los pocos verdaderamente antiguos del Cid, como lo verémos mas tarde, en hablando de la clasificacion de dichos romances. A todo esto pues se ha de añadir que tampoco faltan hechos analogos en la poesia contemporanea francesa, pues tanto una de las notoriamente mas antiguas de las chansons de geste, la chanson du Roi Gormond (Chroniques de Philipes Mousques etc., publiées par M. le baron de Reiffenberg. T. II. p. X), como los cantares del harto conocido fabliau d'Au

[ocr errors]
[ocr errors]

gones v. 288 - pendones v. 322 - Salvadores v. 3078 guarniciones v. 3084 — tajadores v. 3088 - sodes v. 3147 conosce v. 3196 etc. etc. usandose evidentemente por albors, pendons etc., cuya forma lemosinante se halla varias veces, como por ejemplo en el poema de Apolonio de Tiro, copla 189: sons, sermons, corazons, aguigons. Y lo que talvez seria de notar es que precisamente en la aventura de las cortes de Toledo, de que hace parte el romance en cuestion, predomina la misma asonancia en o, y se encuentra varias veces la misma forma o anomalia. En cuanto pues a las finales en odo, ado etc. comparense las siguientes del Poema, que todos figuran entre asonancias en o: Alfonso v. 2166, 2169, 2209 etc. Fernando v. 2735 - - afonta do v. 2738, suyo v. 2260otros v. 3121 — cena do v. 407 — fablemos v.3171

[ocr errors][merged small]

Del mismo modo se hallan mañana v. 325 fijas etc.

etc. entre las asonancias en a y otros asi.

« AnteriorContinuar »