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tanto se fué manifestando la opinion nacional, de manera que Gerónimo Zurita no atreviendose á negar la verdad, sin embargo de ser secretario del consejo de la Inquisicion, disimulando quanto pudo lo que juzgaba ser contra el honor de los aragoneses, escribió lo siguiente.

» Comenzáronse de alterar y alborotar los que eran nue"vamente convertidos del linage de judíos, y sin ellos muchos » caballeros y gente principal, publicando que aquel modo de » proceder era contra las libertades del reyno, porque por este » delito se les confiscaban los bienes, y no se les daban los » nombres de los testigos que deponian contra los reos, que » eran dos cosas muy nuevas y nunca usadas, y muy perjudi»ciales al reyno; y con esta ocasion tuvieron diversos ajunta"mientos en las casas de las personas del linage de judíos que » ellos tenian por sus defensores y protectores, por ser letrados »y tener parte en el gobierno y juzgado de los tribunales, y » de algunos mas principales de quienes se favorecian.'

» Procuraron por este camino de impedir y perturbar el "exercicio de aquel santo Oficio, y haber algunas inhibiciones »y firmas del justicia de Aragon sobre los bienes, entendiendo » que si la confiscacion se quitaba no duraría mucho aquel ofi»cio. Ofrecieron largas sumas de dineros, y que sobre ello se » hiciese algun señalado servicio al rey y á la reyna porque » la confiscacion se quitase; y señaladamente procuraban indu»cir á la reyna, diciendo que ella era la que daba mas favor »á la Inquisicion general."

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"Con esto, con diversas dádivas y promesas insistieron en » procurar se proveyese la inhibicion del oficio del justicia de › Aragon, y nunca la quiso otorgar Tristan de la Porta, que »era lugarteniente del justicia de Aragon, y comenzaron á ha»cer entre los conversos repartimiento de mucha suma de di»nero, así para enviar á Roma como á la corte del rey, to"do con color de la confiscacion, poniendo principalmente fuer»za en que se les proveyese la firma por el oficio del justicia "de Aragon. Y como era gente caudalosa, (y por aquella ra»zon de la voz de la libertad del reyno hallaban gran favor

» generalmente) fueron poderosos para que todo el reyno y los » quatro estados del se juntasen en la sala de la diputacion como » en causa universal que tocaba á todos, y deliberaron enviar so»bre ello al rey sus embaxadores, que fueron un religioso prior » de San Agustin, llamado Pedro Miguel, y Pedro de Luna, le"trado en el derecho civil."

"Habiendose enviado por el mismo tiempo inquisidores á » la ciudad de Teruel se alborotaron y comenzaron á resistir » su entrada, y no permitian que exerciesen tan libremente su "oficio, y por esta causa se recogieron los inquisidores y ofi»ciales en el lugar de Cella, y el rey desde Sevilla á 7 de » Febrero (de 1485) les dió el favor que convenia para que »usasen de su jurisdiccion apostólica, conforme á lo que se ha"bia ordenado en aquella católica congregacion de Sevilla. Y » con el favor de la gente ilustre y principal, que tenia muy » aborrecidos á los que sucedian del linage de judíos, se fue in"troduciendo y autorizando, y se comenzó á proceder al casti"go de muchas personas que estaban infamadas y convencidas "de haber judaizado y seguido aquella dañada y reprobada »ley."

"Pero con el favor de haberse juntado los estados del rey"no los conversos cobraron gran orgullo y soberbia, parecien»doles que tenian todo el reyno de su parte, y en los meses » de Noviembre y Diciembre del año pasado continuaron en Za»ragoza sus ajuntamientos, llevando á sus consejos, personas » de mayor consideracion, y entre ellos cristianos viejos, y algunos » caballeros; y como gente muy poderosa y favorecida comenza"ron á proponer que si se hiciesen matar un inquisidor o dos, »ó tres, se guardarian otros de venir á hacer tal Inquisicion y

»escarmentarian.

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Siempre se insistia en haber la inhibicion y firma del jus»ticia de Aragon, y tuvieron grande negociacion por inducir » á que les favoreciese para ello Don Lope Ximenez de Urrea, "por ser de los grandes varones y diputados del reyno este año. "Y como no pudieron salir con su intencion por este camino "que tenian por mas facil, trabajaban de haber el favor de otros

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grandes por via de bando y parcialidad, y valerse

Y servirse » de algunos hombres escandalosos y valientes; y como gente » muy caudalosa y rica, con su dinero hacian gran labor en » grangear diversas personas muy principales que eran gran par"te en el reyno, mayormente tratandose á su modo del nom"bre de libertad."

"Estando el rey en la ciudad de Córdoba, las personas » que enviaban, particularmente á la corte (allende de los que » fueron por los estados del reyno) trataban con los privados "y principales ministros del rey para que se pusiese remedio » en sus pretensiones, y publicaban que se les daba favor. Y » con una obstinacion diabolica deliberaron de executar lo que diversas veces se proponia en sus ajuntamientos, que un Juan » de la Abadía, hombre furioso y facineroso tomase á su cargo » de haber personas que se encargasen de matar al inquisidor » Pedro Arbues de Epila, y á Martin de la Raga, asesor del » santo Oficio, y á micer Pedro Francés, ó á dos de ellos." Prosigue ahora Zurita contando todo lo relativo á la muerte del inquisidor San Pedro Arbues, verificada dentro de la iglesia metropolitana del Salvador de Zaragoza en la hora de maitines, entre doce y una de la noche del dia 14 para el 15 de Septiembre de aquel mismo año (5).

Este suceso que los judaizantes pensaron convenirles infinito para impedir la nueva forma de Inquisicion, produxo efectos totalmente contrarios, pues la plebe de los zaragozanos cristianos viejos hizo lo que han hecho y harán todas las del mundo, esto es, conmoverse por las ultimas afecciones. Las de compasion ácia el sacerdote sacrificado, de odio á los delinqüentes, y de amor á la causa del cristianísmo, la , por que se verificaba el martirio, encendieron el zelo á favor de la Inquisicion, de manera que se amotinó la ciudad para matar á todos los judíos y cristianos nuevos, y hubiera sido casi imposible apaciguar el tumulto sino porque Don Alonso de Aragon, arzobispo de Zaragoza, virrey de Aragon, hijo del rey, recorrió á ca

(5) Zurita en el lugar citado.

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ballo toda la ciudad, prometiendo que la Inquisicion proseguiria, se buscarian los reos y se haria con ellos un castigo exemplar.

El rey noticioso aprobó todo, y los diputados del reyno volvieron á sus casas abandonando su empresa. El inquisidor general envió á Zaragoza por inquisidor á Fray Juan Colvera, religioso dominico, Juan de Colmenares, abad del monasterio de Aguilar de Campoo, del órden premostatense, y Alonso de Alarcon, canónigo de Palencia; quienes establecieron su tribunal en el alcazar y real palacio del castillo de la Aljafería para mayor seguridad de inquisidores y presos, y comenzaron' luego á inquirir sobre la muerte del inquisidor Arbués, que hoy veneramos en los altares, canonizado como mártir de la fe dia 17 de Setiembre, en que murió, dos despues del 15 en que recibió las heridas mortales (6).

Consta que Alonso Sanchez de Alarcon y Fray Miguel de Monterrubio, inquisidores de Zaragoza, juntos con Martin García, vicario general del arzobispo, condenaron en 20 de Junio de 86 á Juan de Esperaindeo, y en 25 de Enero de 87 á Juan de la Abadía, á ser relaxados á la justicia seglar para morir quemados como hereges judaizantes, impenitentes y reos de la muerte del inquisidor Arbués. En 27 de Marzo de 86 fue quemado en estatua por ausente fugitivo Azarias de Santangel. En 18 de Agosto de 87 mosen Luis de Santangel, que lo fue en persona. En 20 de Agosto su hijo Juan Tomas, penitenciado, y despues en 27 de Junio de 1491 Luis, tambien hijo suyo. Micer Alonso Sanchez fugitivo á Nápoles, quemado en estatua, y Zurita dice que fueron castigados todos los reos principales; pero que resultaron indicios de auxilio y fautoria contra varios cristianos viejos y caballeros de la primera nobleza (7), lo que se confirma por una cláusula de ciertos apun

(6) Zurita en el lugar citado. Diego García de Trasmiera: vida de San Pedro Arbués.

(7) Anónimo de la Academia de la Historia: Origen de la Inquisicion.=GarTom. V. N. 2.

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cía de Trasmiera vida de San Pedro Arbués. Zurita en el lugar citado. = Micer Manente, libro verde de Aragon núm. 39.

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tamientos de cosas de la Inquisicion, escritos en el siglo décimo sexto, los quales dando noticia de lo que se encontró en un libro de gobierno del consejo de la Inquisicion, exîstente en el caxon tercero de las cosas de Castilla, decian estas palabras, » Muerte del inquisidor Arbués, alias maestre Epila. Aqui se des»cubre gran gente de Zaragoza culpados en ella (8).'

Entre estos pareció ser uno mosen Alonso de la Caballería, vice canciller de Aragon, el mismo que habia sido individuo de la junta de Tarazona del mes de Abril de 1484; pero que de veras aborrecia la Inquisicion desde tiempos anteriores, porque era hijo del judío noble Bonafós, que se habia bautizado nombrandose Pedro de la Caballería, y escribió un libro contra los judíos en favor de la fe. Persiguió la Inquisicion la memoria de su suegra, bautizada con el nombre de Violante de Arbolea, abuela de mosen Alonso, y quemó sus huesos. Habiendose formado proceso contra este por complicidad en la muerte del inquisidor Arbués y sospecha de heregía judaizante, se valió de la grande estimacion en que le tenia el rey Fernando, y acudió al papa quejandose del modo con que procedian los inquisidores; en cuya vista Inocencio Octavo libró á 28 de Agosto de 1488 un breve inhibiendo á dichos inquisidores y avocandose el conocimiento. Representaron estos que la narrativa de mosen Alonso era incierta; pero sin embargo, el pontífice insistió en 20 de Octubre mandando le remitieran el proceso original. Ignoro el éxîto, mas es verosímil haber sido absuelto el acusado, pues prosiguió con el mayor favor en la corte, y casó sus hijos é hijas con las primeras fa

(8) Anónimo: apuntamiento de noticias de la Inquisicion, sacadas de los libros de gobierno del consejo de la suprema. Esta obra sería muy preciosa si el autor hubiese expresado la fecha de cada noticia; pero la omitió las mas veces, contentandose con referir el libro del consejo y folio en que consta. Por una nota parece que este libro fue de Don

Miguel Antonio Echay de Cañedo, secretario de la Inquisicion de Sicilia, sobrino del inquisidor Don Luis de Pá ramo, de quien habia sido tal vez dicho libro; pero está adicionado con noticias posteriores al año 1618, y sin embargo, para distinguirlo de otros anónimos le nombraremos el de Echay.

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