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timiento de libertad prematuro en Italia y en España, inútil para la Europa en los cantones de la Suiza, triúnfa de la tiranía del poder en Inglaterra en el siglo XVII, en la América y en la Francia en el XVIII, y abre la gran lúcha que lléga hasta nuestros dias, y de cuya buena ó mála direccion pénden hoy los destinos de la humanidad. Quiere decir, que la civilizacion moderna ha sido la lucha de elementos y principios opuestos que écsistieron á un mismo tiem→ po, pero que fueron inhabiles á dar á la sociedad el reposo y el porvenir, el órden y la libertad, que es el gran problema político, la piedra filosofal de los tiempos modernos.

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Mas sí la antigüedad nos ofreció ejemplos de señaladas injusticias y de aberraciones escandalosas debidas á la intolerancia de los principios esclusivos, presentánlos igualmente los tiémpos modernos. No solo la ignorancia y la supersticion generalizaron en Europa las purgaciones vulgares, ó los llamados juicios de Dios; si que en nombre de la magia, de la sortilegia y de la heregía, fueron quemados libros útiles y varo

nes respetables por su saber y por sus virtudes; y el desarrollo político, intelectual y moral de la humanidad sufrió las mas violentas restricciones, y fuéle necesario mucho tiempo, immensos adelantos materiales y emplear toda su vigorosa energía para vencer á poderosos adversarios y dejar triunfante sobre la tierra la libertad y dignidad moral que el hombre recibiera del cielo como la mas importante de sus prerogativas.

El carácter pues, distintivo de la civilizacion moderna, es el de oposicion y el de lúcha ; lúcha emprendida en nombre de la razon, de la justicia y de la moral, cóntra la tiranía de los principios esclusivos. Pero al decir que la lúcha es la fase visible de la civilizacion de Europa, no se crea que el progreso de esta pénde necesariamente de aquella; al contrario; mientras la sociedad tenga necesidad de empeñar combates materiales hacer triunfar la vitalidad de sus principios, el progreso será lénto, dificil, borrascoso y aventurado; porque el desarrollo del género humano no puede ser cierto, grandioso, moral é infinito, sino cuándo la conciencia del

para

hombre no abrigue dúda alguna sóbre su verdadero destino, y cuándo en nombre de fuertes y arraigadas creencias se eleve à todo lo nóble, magestuoso y heróico, que su imaginacion y su corazon pueden comprender y realizar.

El estado que la sociabilidad europea presenta en la actualidad para ello, es consolador y debe inspirar las mas lisongeras esperanzas á los amigos de la humanidad. Todas las tiranías están derrocadas, y el hombre puede pensar y obrar libremente, sin otro género de trabas que

el
que la justicia y la moral ecsigen para evitar
una direccion egoista y criminal. Si todavía pues,
en nombre de cualquier principio por respeta-
ble que este sea, se quisiere reproducir la in-
tolerancia de los inquisidores, de los monarcas
absolutos y de los revolucionarios de la Conven-
cion francesa; si invocando mácsimas sagradas y
respetables se pretendiese tiranizar el entendi-
miento y el corazon de los demas hombres á
cualquier comunion política que ellos pertenez-
can; si la libertad, el amor de la patria, el pro-
greso de la humanidad, y todo lo que hay mas

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noble y sagrado, se convirtiese en vil objeto de cálculo, de especulacion ó de ganancia; si los derechos que hemos conquistado para hacer bien á nuestra nacion y al género humano, los empleasemos en promover nuestros mezquinos intereses personales, ó en favorecer la maldad y el crímen; entonces, señores, seríamos culpables del mas gráve de los delitos, la lúcha y los heróicos esfuerzos de catorce siglos habrían sido estériles y valdíos, y la caúsa de la libertad y del progreso bien entendidos se habria perdido para siempre. (Fuertes y prolongados aplausos) (1).

(1) No es una miserable idea de vanidad personal, la que ha decidido al profesor á marcar la aprobacion que han tenido sus doctrinas ó sus sentimientos. Habiéndose propuesto en esta enseñanza un fin á la vez científico y político, cree de su deber y sobremanera útil, el manifestar la aprobacion que han hallado sus principios, para que de éste modo pueda apreciarse bien, hasta donde ciertas doctrinas tienen éco ánte la opinion pública ilustrada.

DOCUMENTOS JUSTIFICATIVOS.

En lo que hemos manifestado sobre la civilizacion Romana, hay hechos y reflecsiones; ecsiste ademas una parte positiva y otra conjetural. Sóbre los primeros relativos al tiempo de la república, nos hemos servido de Tito Livio; en los relativos al imperio, hemos seguido los anales de Tácito.

Acerca del proyecto de Augusto de reformar las costumbres, puede consultarse el libro 56 de la historia Romana de Dion Cásio , y leerse las disposiciones de la ley Pápea Popea.

En la párte relativa á marcar los rasgos característicos de la civilizacion romana; nos han sido muy útiles la lectura profunda y detenida de Tito Livio, y de la instituta de Justiniano, las antigüedades de Hienecio, la obra del orígen y nacimiento del derecho civil de Gravina, la historia de las revoluciones de Roma del Abad Vertot, la moderna historia del derecho Romano del Aleman Nieburh, y las obras de Ci

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