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Mágno, ecsagerados por escritores apasionados y que fueron impotentes contra la barbárie de su tiempo; resplandecía en Córdoba, cual luminosa antorcha, el trono de los Ben-Omeyas. Académias de Humanidades certámenes poéti cos, mezquitas magníficas, hospicios, escuelas, bibliotecas públicas, dotación de colegios y aljamas, plantaciones importantes, construccion de puentes, de acueductos, de lagos, y acequias de riego; todo lo que una administracion sábia y esplendorosa puede idear en beneficio de los intereses materiales, y aun para dar libre vuelo á la vida del corazon y de la imaginacion, todo fué ejecutado por el genio de Abederrahmen, de Alhakén, y de Almanzor. Debe sin embargo decirse en honor de la verdad, que la civilizacion árabe no tuvo una influencia manifiesta en la de Castilla hasta el reinado de Alfonso el Sábio; y el primer rayo de luz vino á esta en el último periodo del siglo XI del monasterio de Cluni y de los Eclesiásticos franceses que de su vuelta de Roma trajo á España el arzobispo don Bernardo. Empero conquistadas desde esta época

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ciudades importantes por los Reyes de Castilla y Leon, y adoptada por estos desde Alfonso V la política mas sábia y eficaz para la reconquista y poblacion de España; comienza un periodo de visible decadencia del Imperio Arabe y de pujanza y crecimiento del español. En el principio del siglo XII se escribió por tres canónigos de Santiago la apreciable Historia Compostelana; fundóse en el mismo siglo por Alfonso VIII la escuela de Palencia; y en la primera mitad del siglo XIII tenemos en Lúcas de Tui y el Arzobispo Don Rodrigo, no ya cronistas, ni compendístas, sino historiadores universales. Por mandato de la virtuosa y prudente, Reina Doña Berenguela dió el primero publicidad á los libros históricos de S. Isidoro, S. Ildefonso, y Julian Arzobispo de Toledo, y escribió la historia, general de España desde Pelayo hasta S. Fernando, en la que al través de errores cronológicos y de algun suceso fabuloso se hallan escelentes indicaciones sobre el gobierno de Castilla. Mas el eclesiástico verdaderamente acreedor á, nuestra estima y reconocimiento es D. Rodrigo Jimenez

de Ráda. A su celo religioso se debió sin disputa la victoria de las Návas de Tolosa (1212), que puede considerarse como la lucha campal y definitiva del Cristianismo y del Mahometismo en la península, y á su pluma la Historia de los Vándalos, Suevos, Alanos y Silingos, la de los Gódos, la de los Arabes, y la de la reconquista de España hasta 1243. Cuando se compara el estado de la lengua latina en esta época con el estilo de D. Rodrigo en su libro de Rebus Hispaniæ, hai motivo para admirar su clásica latinidad; y el lenguaje y la varonil elocuencia de muchos de sus rasgos ofrecen singular analogía con las dotes que han hecho única la Historia castellana de Juan de Mariana. En este mismo siglo, Alfonso el Sábio, cuyo nombre recuerda ademas de sus obras poéticas y filosóficas, la fundacion y dotacion de la Universidad de Salamanca, la de la Escuela de Sevilla, las tablas astronómicas, la version del cuadripartito de Ptolomeo, el fuéro Real y el Código de las Partídas, es decir, adelantos literarios y legislativos, asombrosos atendida la época, escribió la crónica general

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de España desde su primitiva poblacion hasta la muerte de S. Fernando, que es en la actualidad el mas precioso documento para el conocimiento de nuestra lengua y aun de nuestras costumbres en el siglo XIII. Desde este al XVI, abunda la historia de España en cronistas y compendistas, siendo los mas célebres entre los primeros Villazain, Ayala, García de Santa María, Palencia y el correcto y clásico Hernando del Pulgar, y entre los segundos Pedro de Cartajena Rodrigo Sanchez de Arévalo y Diego Valera.

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Pero luego que el valor y el arrojo español ereyó estrecho el campo que le ofrecia la Península despues de la conquista de Granada (1492), y marchó en pós del honor, de las aventuras y riquezas á las guerras de Italia y á la conquista de la América, encendióse vehemente deseo de saber los hechos pasados y la historia fué un objeto predilecto de los Reyes y del Reino. El cargo de cronista fue un oficio público altamente respetado por nuestros Reyes, hasta Felipe V; y la edicion de crónicas motivó peticiones de Cór

tes. (1) En el siglo XVI Florian de Ocampo dió á luz la crónica de Alfonso el Sábio, y trabajó en otra general, que continuó el sábio anticuario y humanista Ambrosio de Morales. Publicáronse en este siglo, el compendio historial de Garíbai, los anales de Aragon de Zurita, y la historia de Mariana. Bajo el punto de vista que nosotros ecsaminamos en el dia la historia, daremos preferencia á los anales de Zurita sobre la historia de Mariana. Pero considerada á la manera que los antiguos, como un cuadro y un monumento oratorio, es indudable el derecho del último á ser contado entre los primeros escritores de historia. Su mérito está en los colores y en el estilo; y es lo que ha dado reputacion á Túcidides, á Tito Livio, á Tácito, á Muller, y en nuestros dias al conde de Toreno, cuyo sábio y profundo escritor ha sabido dar al lenguaje castellano el tóno fuerte, enérgico y acadenciado que tan fe

(1) Córtes de 1526, 1528, 1532, 1537, 1548, 1555, 1560 y 1563. Sempere, Derecho real de España, tomo . 295.

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