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la infancia de las sociedades para conservar el depósito de los conocimientos artísticos é industriales, no ha podido menos de dejar estacionario el desarrollo material de la humanidad en estos pueblos. Alli donde las reglas sencillas de las ártes y oficios se consideran como un objeto de familia casi sagrado; donde su ejercicio y su mejora no se halla abierta á todas las inteligencias y capacidades; los nuevos inventos y el progreso dependiente de ellos deben ser muy dificiles, y el desarrollo material está poderosamente comprimido. El movimiento industrial no se ha ostentado grandioso y floreciente en Europa, hasta que la ciencia de los Vauban, de los Quesnay, de los Smith y de los Say arrancó la maleza de las visitas de los gobiernos y las trabas de los establecimientos gremiales.

El monopolio de la ciencia, de la religion y de la moral ejercido por una clase, por respeta ble que ella sea, sanciona no solo el embrutecimiento y degradacion de las demas, si que tiende á pervertir y corromper aquellas. Luego que un cuerpo especial, ó determinado número

de personas se cree depositario esclusivo de las luces y de las ciencias; estas se convierten en un instrumento de opresion, todo descubrimiento ó idea nueva es imposible; y la moral, la religion, la ciencia, es decir, lo que hai mas noble y sagrado para el hombre, lo que está destinado á la mejora y provecho de la especie humana, se hace objeto de cálculo y de privilegio, y se constituye poderosa palanca para el sostenimiento de intereses egoistas 6 mezquinos. El ejemplo del pueblo Hindo, el del romano en los primeros tiempos del gobierno consular, y el que han ofrecido Italia, España y Portugal, cuando los tribunales inquisitoriales ahogaron su genio y envilecieron su carácter, vienen en luminosa confirmacion de esta teoría.

por

Donde el individuo se vea continuamente amenazado el poder; donde las leyes ó las costumbres no le deu garantías contra los abusos de la fuerza material del monarca; el entendimiento no puede pensar ni desarrollarse, el co-. razon y la imaginacion no se elevarán jamás á ninguna accion heróica à ninguna concepcion su

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blime y grandiosa. Como la vida física del hombre necesita el aire y la respiracion, del mismo modo le es indispensable al alma la libertad para ejercer sus mas bellos atributos. Véanse las épocas, en que la humanidad ha ofrecido cuadros brillantes de pasion y de sublimidad; y se observará siempre haberse debido á la fuerza de un sentimiento moral, que apoderándose de la vida íntima del corazon, rechazó toda violencia 6 compresion. El poder ademas es la personificacion de la sabiduría, de la moral y de la justicia en la sociedad cuando se concede sin limitaciones, cuando se ejerce de un modo ab→ soluto, su esencia está pervertida; y lejos de ser un elemento de utilidad y de beneficencia, se convierte en instrumento de privilegio y de opresion. La tiranía de los monarcas absolutos en el riguroso sentido de esta palabra es pues incompatible con la dignidad y el desarrollo del hombre, con el imperio de la justicia y de la moral.

El derecho omnímodo de los padres sobre la vida de sus hijos, que se halla sancionado por

las legislaciones antiguas, por la Mosaica, por la Griega y por la Romana, prueba bastantemente, que la fuerza constituyó el órden en la infancia de las sociedades y que este sancionó las violaciones mas escandalosas de la moral. Entre ellas, debe contarse el derecho de vida y muerte sobre los hijos. La autoridad paterna es de beneficencia, de ausilio, de socorro Ꭹ de benevolencia; y la legislacion que ha puesto en la mano del padre el hierro y la espada, es desapiadada é immoral.

Nególe el cielo á la muger la fuerza y energía física é intelectual que concediera al hombre; pero dotóla en cambio ricamente de una imaginacion vivaz y creadora, de un corazon sensible y generoso, tan capaz la primera de elevarse á las mas sublimes concepciones, como de realizar el segundo las mas bellas Ꭹ admirables acciones. No era bueno, que el hombre estuviera solo sobre la tierra, y en un momento de piedad y de misericordia, el omnipotente la envió en su consuelo. Sus primeras miradas hacen latir dulcemente el corazon del jóven, despier

tan su jenio y moralizan sus costumbres; y cuando la agitacion y los pesares de la vida pública, las enfermedades y las desgracias amargan y accibaran los dias del hombre, es entonces, cuando la mujer resignada, dulce y tranquila en su continente se muestra pródiga de piedad, de beneficencia Ꭹ de consuelos, y alarga generosa una mano de sostén y de apoyo á la ecsistencia envenenada por el dolor. ¿Qué diremos pues de los paises y de las legislaciones, protectoras de la poligamia, protectores de la esclavitud de la muger?¡ Vergonzosas naciones! Vosotras habeis divinizado el sensualismo y los placeres; habeis condenado á la degradacion y al embrutecimiento la obra maestra de la Providencia; habeis impedido crecer y desarrollar su corola á la mas bella de las flores; y vosotras mereceis bien vuestro humillante destino! ¡Hombres injustos! Os mostrais tiranos sobre seres que no pueden reclamar contra la sinrazon; os ostentais dueños absolutos del harém y del serrallo; y todo vuestro poder no alcanza á conquistar la voluntad el alma! Tambien sentís la pena de vuestra in

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