El Cuzco y sus ruinas

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Imprenta del Estado, 1905 - 257 páginas
 

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Página 43 - ... como fieras y animales brutos, sin religión ni policía, sin pueblo ni casa, sin cultivar ni sembrar la tierra, sin vestir ni cubrir sus carnes, porque no sabían labrar algodón ni lana para hacer de vestir; vivían de dos en dos y de tres en tres, como acertaban a juntarse en las cuevas y resquicios de peñas y cavernas de la tierra. Comían, como bestias, yerbas del campo y raíces de árboles y la fruta inculta que ellos daban de suyo y carne humana.
Página 43 - Sobrino, yo te las diré de muy buena gana, a ti te conviene oírlas y guardarlas en el corazón (es frase de ellos por decir en la memoria). Sabrás que en los siglos antiguos toda esta región de tierra que ves, eran unos grandes montes y breñales, y las gentes en aquellos tiempos vivían como fieras y animales brutos, sin religión ni policía, sin pueblo ni casa, sin cultivar ni sembrar la tierra, sin vestir ni cubrir sus carnes, porque no sabían labrar algodón ni lana para hacer de vestir.
Página 220 - Para verificar el equinoccio tenían columnas de piedra riquísimamente labradas, puestas en los patios o plazas que había ante los templos del Sol. Los sacerdotes, cuando sentían que el equinoccio estaba cerca, tenían cuidado de mirar cada día la sombra que la columna hacía. Tenían las columnas puestas en el centro de un cerco redondo muy grande, que tomaba todo el ancho de la plaza o del patio. Por medio del cerco echaban...
Página 232 - Tampu, que quiere decir venta o dormida que amanece. Púsole este nombre el Inca porque salió de aquella dormida al tiempo que amanecía. Es uno de los pueblos que este Príncipe mandó poblar después, y sus moradores se jatan hoy grandemente del nombre, porque lo impuso nuestro Inca. De allí llegaron él y su mujer, nuestra Reina, a este valle del Cuzco, que entonces todo él estaba hecho montaña brava.
Página 43 - Sabrás que en los siglos antiguos toda esta región de tierra que ves, eran unos grandes montes y breñales, y las gentes en aquellos tiempos vivían como fieras y animales brutos sin religión ni policía, sin pueblo ni casa, sin cultivar ni sembrar la tierra, sin vestir ni cubrir sus carnes, porque no sabían labrar algodón ni lana para hacer de vestir. Vivían de dos en dos, y de tres en tres, como acertaban a juntarse en las cuevas y resquicios de peñas y cavernas de la tierra.
Página 239 - Asimesmo, llevaron un ídolo de piedra de figura de hombre y diez u doce indios con sus mujeres, muy industriados a los fingimientos con el Mango Cápac, como familia suya, con el ídolo nombrado Guanacaore por delante; ansí el cerro y serranía adonde hicieron alto, se quedó con el nombre del ídolo nombrado Guanacaore, porque en él le hicieron un tabernáculo y adoratorio adonde se quedó en su templo, e allí le iban a le adorar los ingas por su tiempo ceremonial y a hacer sus sacrificios,...
Página 209 - Sacsaihuamán, amenazándole desde allí como una nube de maldición. Cuando el fuego enrojezca el cielo y tú duermas sobre tu lecho ensangrentado, tu rey perecerá contigo, y, una vez abatido, verá si mis yuncas son poco numerosos. Y cuando le ahogue entre mis brazos, veremos si su boca inanimada le dice todavía : — « ¡ No eres digno de mi hija ! ¡ No la poseerás nunca ! » Y no me humillaré más ante su altiva presencia para pedírsela de rodillas.
Página 220 - ... de poner el un punto y el otro. Por la sombra que la columna hacía sobre la raya, veían que el equinoccio se iba acercando; y cuando la sombra tomaba la raya de medio a medio, desde que salía el sol hasta que se ponía, y que a mediodía bañaba la luz del sol toda la columna en derredor sin hacer sombra a parte, alguna, decían que aquel día era el equinoccial.
Página 168 - Reina y Señora de los Remedios con su Soberano Hijo, que la pusieron en las puertas de esta iglesia por espacio de tres días, con lo que amainó el rigor de la Justicia. Y para recuerdo perpetuo de esta fatalidad se saca el 31 de Marzo su procesión, para memoria del suceso de la ruina que acaeció en esta ciudad.
Página 210 - ... encerrada en el fondo de esta caverna? Salla: Toma un poco de alimento. Sin él, hermana, tal vez sucumbirías. Estrella: ¡Qué dichosa soy viendo, después de tantos años, un rostro nuevo en esta joven que te acompaña! Bella: ¡Ah princesa mía, hermana encantadora, bello pájaro de pecho de oro! ¿De qué crimen eres culpable para sufrir de esta suerte? ¿Por qué crueldad estás en ese suplicio, compañera mía? La muerte te oprime bajo la forma de esa culebra.

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