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sale, el que envian á las Indias no deje con su gasto y poco servicio hecho grande hoyo; que de estos particulares y de otros se forjan las deudas que nos atierran. Esto tiene mas fuerza en la Compañía, por ser el tiempo de las probaciones mas largo, y larguísimo el de la profesion; y así se debe procurar que si gastan, sirvan; que así se practicaba en tiempo de nuestro padre Ignacio, y así lo sentia él mismo que se debia hacer.

omni stomacho (1). No hay punto en que los mas de la Compañía piensen que va tan acertado nuestro gobierno como en la crianza de los novicios: yo tengo el juicio tan extravagante, debe de causallo la vejez, que en ninguna cosa entiendo vaya mas errado y fuera de toda razon; daño, que dado fuera muy pequeño, era de grande consideracion, por ser en los principios, de que depende todo lo restante. No hay duda sino que los de la Compañía se crian para soldados, para andar por las plazas, mesones y hospitales, vivir entre soldados, herejes y gentiles. Para este fin es por ventura á propósito criallos tan encerrados y retirados como cartujos, que no vean ni aun los vean los de su misma religion? ¿ Cómo se acostumbrarán á los soles y á los frios, á andar á pié ó á mal pasar los que en tiempo. de sus fervores se acostumbran al regalo que sabemos y á tantas comodida des? Los puercos que se matan para regalallos, las frutas escogidas y para todos tiempos, ¿cómo será posible queregrinaciones y oficios de casa, que ó se dejan ó se ha

sin sentirlo no crien unos espíritus amigos del regalo y enemigos del trabajo? Lo cual se experimenta en gran número de ellos la edad adelante. Yo no soy de parecer que los traten miserablemente, y en particular en sus enfermedades es justo no sientan la falta del regalo de sus casas; y en la salud, que en el vestido interior y comida se le provea con liberalidad; mas el regalo en aquella edad y en aquellos principios siempre es dañoso.

39. Sobre todo se yerra en criar los novicios en casas aparte, que llamamos casas de probacion. Es averiguado que esta manera de casas fué una muy nueva introduccion y muy fuera de lo que nuestro Fundador dejó trazado, y que en tanto que él vivió, nunca se fundó casa semejante; antes en el Examen, cap. 2.o, dice: Hujusmodi domus probationis velut membra sunt collegiorum. Cierto la casa de Villarejo y la nueva que se fundó en Madrid, de ningun colegio son miembros, ni como miembro, si no, digan en qué : si en el gobierno, si en la renta, si en el edificio, que todo es distinto. Si alguno dice que la constitucion declara puedan estas casas tener sus rentas, digo, que no para hacer ranchio aparte, sino como la sacristía, la librería, etc., de manera que estas casas son, no solo fuera, sino contra las constituciones, que es una razon muy fuerte, y mas para los que sienten no se debe alterar cosa alguna en el Instituto y siempre apellidan esto.

40. Otra razon, y á mi ver de mucho peso, es que todas las religiones han experimentado y experimentan los inconvenientes que hay en criar los novicios en los conventos; sin embargo, todas, sin faltar ninguna, los crian en ellos, y ninguna ha seguido este nuestro camino; y si alguna le probó, todas le han dejado y seguido el contrario.

41. Lo tercero, que es gran prudencia trazar las cosas de suerte, que los que están en la Compañía como comen vayau sirviendo, para que el que muere, el que

(1) Senectus secum portat, et facil omnia stomacho amara. Así en el MS. Vaticano, núm. 6344, fol. 118. El MS. de Vargas trae en el cuerpo de la obra las mismas palabras latinas que el mio, y por adicion interlineal pone las del Vaticano.

42. Lo cuarto, que por falta de servicio se multiplica en gran manera el número de religiosos legos, que es otro daño asaz grave, y que en gran parte se atajaria si en los servicios de casa se ayudasen de los novicios; mas de este daño se tratará en otra parte en particular.

43. La quinta razon, que con esta manera de vida y crianza no se cumple con las probaciones que se ponen en el cap. 4.o del Examen : lo de los hospitales, pe

cen de paso ó por cumplimiento. Donde hay cincuenta novicios, ¿cómo puede haber oficios para todos? Especialmente que no se contentan con ser tantos, sino que tienen buen número de legos antiguos para los oficios de mas trabajo.

44. Dirá alguno que si el trabajo no es muy medido enfermarán y morirán; digo que en buena demanda les faltará la salud. Fuera de que mas quita la salud el regalo y mas mueren por esta causa; y aun yo creo que las mas de nuestras enfermedades vienen de muchocomer, mas que de trabajo; y llamo mucho, respecto el poco ejercicio corporal que se hace.

45. La sexta razon es porque nuestras virtudes mas deben de ser prácticas que especulativas, quiero decir, que para la humildad es mas á propósito humillarse que hacer actos y especulaciones sobre la humildad ; para aumentar la caridad, hacerla y ejercitarla con los enfermos y con los sanos; para la paciencia los trabajos. De lo cual todo hay tan poca comodidad y ejercicio en vida tan regalada y retirada, como es en la que nuestros novicios al presente se crian; pues los ejercicios corporales en que los ocupan dicen son muy improprios. ¿Cuánto fuera mejor imponerlos en remendarse, aderezar una comida, curar una bestia, que son cosas que pueden servir toda la vida, y se excusarian gastos grandes que se hacen en servirlos toda la vida, porque nunca aprendieron á ser hombres?

46. La postrera razon sea que los que alcanzamos los primeros tiempos de la Compañía, en que se rigieron acerca de los nuevos del modo dicho, sabemos muy bien que hoy los novicios con tantas contemplaciones y retiramientos no salen mejores que entonces salian cuando sus probaciones eran con los oficios de casa y por los caminos y hospitales. Verdad es que el fervor de entonces hacia mucho al caso para que el aprovechamiento fuese mayor; pero puédese pensar que no sea esta la causa principal, sino que los novicios no están bien tratados. Yo seria de parecer que con algunos se probase otra vez á traellos y reducillos en los colegios, como se hacia al principio, y conformé á las constitu

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ciones, y ver si salian tan aprobados y aprovechados como los retirados para escoger lo mejor. Hace para esto que cuando estas cosas se pusieron en su punto se ordenó que, no solo los estudiantes, sino los legos, se criasen en ellas; viéronse al cabo de poco tiempo notables daños, y algunos pasaron por mis manos, que despues de aquel ocio no los podian volver al trabajo; y así acordaron que los legos no los probasen de aquella suerte. Podria ser que en los estudiantes hiciese lo mismo algun daño que no se echase de ver tan presto; y tornar. á probar lo que se hizo al principio no veo que seria yerro, sino grande prudencia, para con humildad escoger lo mejor.

CAPITULO VI.

De los estudiantes.

47. En los estudios de la Compañía considero tambien muchos verros y algunas faltas notables. Diré primero de los de humanidad, despues de los de artes y teología. Hanse encargado los nuestros de enseñar las letras de humanidad en los mas principales pueblos de España; asunto sin duda de consideracion, porque con ellas la tierna edad de los mozos se encamina á toda virtud y devocion para que no se estrague con vicios en los primeros años, pero de grandes dificultades, por no ser los de nuestra nacion muy inclinados á estos estudios y por la falta que de ordinario tenemos de buenos maestros. Leen de ordinario dos ó tres años los que no saben ni quieren aprender, propria condicion de necios. Enseñan á los oyentes impropriedades y barbarismos, que nunca pueden olvidar, como lo demás que se les imprime en esta tierna edad. No hay duda sino que hoy en España se sabe menos latin que ahora cincuenta

años.

48. Creo yo, y aun antes lo tengo por muy cierto, que una de las causas mas principales de este daño es estar encargada la Compañía de estos estudios; que si la gente entendiese bien el daño que por este camino se hace, no dudo sino que por decreto público nos quitarian estas escuelas, como se ha empezado á tratar. Veamos si seria buen gobierno que en los otros oficios se permitiese los enseñasen remendones, con color de que son hombres de bien y enseñarán virtud á sus aprendices. No es la Compañía la primera religion que se lia encargado de esto. Antes en la de San Benito los monasterios eran las escuelas públicas, como se ve de la corónica de Tritemiò. Temo yo que como aquellos padres se las quitaron ó las dejaron, lo mismo habrá de ser de las nuestras. Es sin duda carga intolerable, y como los colegios son tantos, no se puede llevar. Antiguamente. los preceptores de gramática seglares, como gastaban toda la vida en aquel oficio, unos sabian preceptos, otros poesía, otros erudicion, entre los nuestros apenas hay quien sepa de esto. Los seglares, por ver los puestos ocupados, no se dan á estas letras y profesion. Y así, si alguna dificultad se ofrece, no se halla apenas en España quien sepa cuatro palabras en latin.

49. Algunos medios se han intentado en la Compa

ñía para acudir á estos daños. Uno de ellos es el de los seminarios de humanidad; no sé si el provecho es bastante, por ocuparse los estudiantes muy de paso en esto y poner la mira de ordinario en el púlpito ó en los estudios escolásticos. El remedio seria que los colegios de estas lecturas fuesen menos y honrar los que profesan estas letras, que como vean á los que menos de esto saben estimados y puestos en oficios, todos ó casi todos dejan este camino y toman el mas acreditado, que es el de la ignorancia. Punto es este de los mas dificultosos que hay, templar estos estudios de manera que se cumpla y no se perjudique á las otras letras y profesiones que la Compañía tiene á su cargo.

50. Los estudios mas altos se tratan con mas cuidado, si bien el número de los que se adelantan es pequeño para tan buenos ingenios como entran en la Compañía y para la quietud de que gozan todo el tiempo de los estudios. La causa debe de ser verse tan falta de puestos en que se ejerciten los sugetos y aun el poco fundamento qne tienen en las letras de humanidad. Los estudios escolásticos son secos y no para toda la vida; y como no entienden los santos, ni tienen lenguas para entrar en la Escritura, deságuanse por los sermones ó danse á la ociosidad.

51. Hay otro daño en estos estudios, que es la poca union; quiere cada cual ir por su camino, y se salen con ello sin remedio, en que hay dos inconvenientes, que se experimentan cada dia. El primero, que en los puntos no se pasa adelante ni se pueden enriquecer; lo que uno dice, el otro lo desdice; lo que uno tiene por claro, otro dice que no es verdad. Con que la doctrina de los nuestros viene á ser semejante á la tela de Penélope, que lo que se teje de dia, se desteje de noche. El segundo, que en pocos años todo se muda, no solo las opiniones, sino la manera de hablar, en tanto grado, que á cabo de seis años los tinos no entienden á los otros, no solamente los que dejaron las escuelas y despues vuelven á ellas, sino los que las han continuado y nunca dejan los estudios de la mano, que no entienden los que vienen de otro colegio do han estudiado ó leido algun nuevo curso de artes ó de teologia.

52. Alguнos son de parecer que para evitar estos y otros inconvenientes seria único remedio señalar á los maestros, así artistas como teólogos, un autor que declarasen á sus discípulos, sin poder salir de él, á lo menos hasta haberle leido algunos años. Las razones que hay para hacer esto quiero poner aquí, por ser uno de los puntos mas importantes para encaminar nuestros estudios como conviene.

53. La primera de todas, que por este camino se unirian los nuestros en una misma doctrina y opiniones, cosa de grande importancia para quitar disensiones y aun bandos, que comienzan ya. Mandallos pues que en la teología sigan á santo Tomás, como se manda en la constitucion y se aprieta mas en el decreto en la quinta congregacion y en el libro de Ratione studiorum, 110 basta, porque cada cual, aunque sea-apospelo, quiere traer à santo Tomás á su opinion, en que gastan gran

con los mismos términos, sin que cada dia se inventasen nuevas cuestiones y en las antiguas, nuevas y peregriuas maneras de hablar, todo por dejar libres los ingenios y no atallos á una manera de doctrina.

parte de sus lecturas, que es otro nuevo daño, demás de las muchas cuestiones que hoy se ventilan, y no en tiempo de santo Tomás. Forzoso será pasar adelante en la cura y probar si se podrian unir con señalarles un intérprete de santo Tomás, del cual no salgan de ordinario ni se aparten por lo menos por su juicio particular.

54. La segunda, que por este camino irian con seguridad sin tropezar en novedades, que a veces son perjudiciales y peligrosas; que por ser los ingenios lozanos y amigos de señalarse, siempre buscan por lo menos algunas nuevas sendas, en que se despeñan si no les quitan de todo punto esta libertad de leer cosas suyas y nuevas. Si no, mírense las alarmas que cada dia nos dan por esta causa y los tragos que nos hacen beber.

55. La tercera razon es que los estudiantes, fuera de seguir por este camino doctrina segura y sendereada de muchos, sabrian con mas fundamento, pues de ordinario el que imprime sabe mas que el que comienza á leer, mira mejor las cosas y las traba unas con otras, que es el todo en la teología escolástica y en las artes.

56. La cuarta, que por este camino las opiniones que parecieran á propósito y convenientes á la Compañía se introducirian con mucha suavidad y sin las violencias que en el libro de Ratione studiorum y en su ejecucion se experimentaron al principio. Cada dia se enriquecerian mas, porque uno hallara una razon para defendella y otro hallara otra, adonde al presente lo que uno hace, otro lo deshace, y ninguna opinion medra ni reluce; todo es tejer y destejer, y yo veo muchas opiniones válidas en las escuelas al presente por esta causa que antiguamente se tuvieron por extravagantes y por falsas.

57. La quinta, que por este camino se leeria al doblado de lo que hoy se lee; podríanse acabar las partes de santo Tomás en cuatro años, como se desea, y correr el número de cuestiones que el libro de Ratione studiorum señala á cada lector, lo que de la manera que hoy va se tiene por imposible.

58. Item, que por este modo se excusaria el dictar, con que se miraria por la salud de los oyentes, que la pierden muchos con tanto escribir, y excusaríanse gastos en escribientes y en portes cuando llevan sus escritos; que ya no hay mozuelo que no tenga para hinchir baul ó arca, con que sin sentir se nos entra la propriedad en casa. El tiempo que gastan en escribir y copiar le gastarian en leer los autores, con que se varian mas doctos que por via de los escritos que dictan los maestros.

59. La séptima razon, que los maestros trabajarian menos y se harian mas doctos; porque el tiempo que hoy gastan en juntar sus lecturas y en escribillas le podrian gastar en estudios mayores de Escritura, con erudicion eclesiástica y en lenguas; á lo menos podrian ocupar en esto muchos ratos, con que se despojarian de la barbarie que comunmente reina hoy en España.

60. La octava, que unos á otros se entenderian, dado que estudiasen en diversos pueblos ó provincias, y los que hoy estudian con los que estudiaron veinte y treinta años antes verian tratadas las mismas opiniones

61. La nona razon sea que por este camino se han unido las otras religiones: los dominicos en la doctrina de santo Tomás ; los franciscanos en la de Escoto; los carmelitas en la de Bacon, que debieron al principio de experimentar las dificultades en que nosotros nos hallamos de presente; y no hallaron mejor camino que señalarles un autor de quien no se pudiesen apartar, que debieron ejecutar al principio con mayor rigor que al presente, cuando todavía les permiten dictar sus escritos, á tal que no se aparten del autor que abrazaron.

62. La postrera sea las cátedras que en las universidades se instituyeron de Santo Tomás, de Escoto, de Durando, sin duda enderezadas á que los maestros solamente leyesen aquellos autores, por excusar las extravagancias que hoy andan, que las debieron experimentar tambien en aquel tiempo. En la universidad de Salamanca hay constitucion antigua, que los maestros no dicten; así lo refiere Antonio de Nebrija en una de sus repeticiones. La confusion de escritos que hoy vemos les debió de mover á hacer aquella constitucion, con que pretendieron atajar aquel daño. Finalmente, el rey don Felipe II, despues de grandes consultas y acuerdos, resolvió que los maestros del Escurial no dictasen, sino que leyesen por un libro, y así entiendo que se guarda.

CAPITULO VII.

De los coadjutores temporales.

63. Eu ninguna cosa se echa mas de ver que este gobierno va errado en algimos principios prudenciales que en este punto de los coadjutores temporales. Uno de los muchos grados que tiene la Compañía son los hermanos coadjutores, ó legos y el mas bajo de todos, los cuales, segun las constituciones, quedaron fundados en tanta humildad, que, segun ellas, habian de traer hábito de seglar, y nunca los admiten á votos solemnes, sino que en cualquier tiempo los pueden despedir, y ellos despedidos, se pueden casar.

64. Sin embargo, en ninguna religion están hoy tan subidos, porque en el hábito no se diferencian de los demás, por cuanto se alteró esta constitucion años ha, no sé con qué autoridad. El tratamiento es el mismo, y aun quieren decir que mejor, por estar en su poder todo el vestido y toda la provision. En las conversaciones, recreaciones y todo lo demás corren á las parejas con todos. Todo lo cual se pudiera llevar bien, pero la mucha igualdad no lo es, sino desórden y demasía.

65. El mayor daño es que el número se ha multiplicado mucho. En esta provincia por las listas se halla que de quinientos y cuarenta que somos, los doscientos Y treinta son coadjutores, que si á este número añadimos mozos y pretendientes, pasarán de trescientos. Esto es muy grande inconveniente por la costa, que es grande;

como trabajan, comen beben y rompen mucho. Yo aseguro que cada dos coadjutores comen y tienen de costa por tres de los demás. Con esto las deudas crecen y no hay de qué pagar; las plazas están ocupadas, y no se puede recibir ni sustentar otra gente. Bien se ve que entre ellos hay gente muy buena; mas de ordinario son poco capaces, de naturaleza ásperos, como sacados de la tienda y aun de la azada, de poca honra, que es el freno que á muchos tiene para no caer.

66. Item, como por razon de sus ministerios andan por entre la gente del pueblo, ellos se aseglaran fácilmente, y cuando no caigan, por lo menos, con su grosería escurecen el buen nombre de la Compañía. Venlos con el mismo hábito, y por la muestra juzgan de todo el paño, con que poco á poco se pierde el crédito, una de las mayores joyas que alcanzamos.

67. Las causas de este desórden tan grande son: La primera la crianza de los novicios, que como no sirven, es preciso multiplicar legos. Los estudiantes se crian desocupados, que es ocasion de salir de los estudios muy engreidos y sobre sí, en fin, como se crian; y muchos de ellos pudieran tener algunos oficios ya que relevaran á los mas señalados ingenios, que siempre son pocos, con que saldrian mas humildes y ahorrarian de legos. Cierto que no los vemos salir al presente mas adelantados en virtud ni aun en letras que cuando los criaban destotra manera. Los sacerdotes podrian tener algunos oficios, como los tienen en otras religiones, siquiera para estar ocupados y que no saliesen tanto de casa, pues no todos son para continuar en los estudios ni siempre hay que hacer con los prójimos.

68. La segunda causa, que de ordinario los legos son poco amigos de trabajar, sea porque se cansan, sea porque no tienen que pretender, sea porque el tralamiento es el mismo que trabajen que huelguen. Con esto se doblan los oficios, y aun no basta, y es averiguado que un pretendiente hace por dos y aun por tres legos. Yo me maravillo no queramos escarmentar ni aprender de lo que las otras religiones han hecho y trazado para descargarse en esta falta.

69. La tercera causa es los muchos oficios de que los superiores cargan; quieren tener carpinteros, albañiles, sastres, zapateros, lavanderos, panaderos; otros añaden granjerías de ganados, labor, sementeras, so color que por este camino se aliorra mucho. Como sale del monton el sustento y el vestido, no se echa tanto de ver como el dinero que se saca cada dia ó cada semana para la paga de los oficiales de afuera. Mas yo he tocado con las manos que, bien mirado todo, sale mas barato lo que se puede hacer por oficiales seglares. Fuera de la experiencia se prueba ser esto así con un ejemplo particular. En esta casa de Toledo se comen como cuatrocientas fanegas de pan; para cocerlo en casa son menester un hornero y un mozo, que tienen de gasto ciento y sesenta ducados; de leña otros setenta, porque no hay dia que no pase de dos reales, pues los instrumentos algo cuestan, y la parte de casa que ocupan. Pues digo yo, ¿con qué se puede reparar esta costa, aunque salie

se al doble el pan de lo que da un panedero, que no es así ni aun el cuarto?

70. En fin, todas las religiones han quitado este arbitrio, hasta las monjas, que por ser mujeres eran mas proprias para este menester, se han reducido en este ministerio á panaderos de afuera. Y cuando se granjeara algo y mucho, ¿cómo se puede sanear con esto el gran número de legos? Que regularmente en diez años se baldan, y es forzoso sustentarlos otros veinte ó treinta, sin que sean de provecho ó de muy poco, de suerte que por ocasion de cada horno á esta cuenta se multiplican tres ó cuatro legos. Yo veo que en muchas religiones comenzaron por estas granjerias; mas el tiempo, que es gran maestro, les enseñó que el interés no era tan grande ni tampoco duradero. Lo que es mas, que este número tan grande cada dia se hace mayor por los que se envejecen, por los que se cansan, por los que enferman, con que quedan inútiles y ociosos, solo á propósito para murmurar, hacer juntas y aun moti nes, como se ha visto diversas veces; donde los demás, cuando envejecen ó enflaquecen todavía hacen algo, dicen misa, y confiesan algunos.

71. Tiene otro inconveniente ser tantos, de que se bauderean unos á otros, de juntas, monipodios, motines, cosas que diversas veces se han comenzado. Puede ser que me engañe mi pensamiento; mas yo entiendo que por esta parte, como la mas flaca, se ha de comenzará estragar la Compañía, que se ven, y verán cada dia, escándalos muy graves en daño de todos. En sus naos á lo menos van nuestros lios, digo, el crédito, el buen nombre de los demás. Por esto soy de parecer que todo el resto se debia de posponer, á trueco de poner remedio en este daño y hacer que esta gente se redujese á un número competente de la octava ó décima parte de los sugetos, y para esto quitar oficios y granjerías y servirse de novicios, de estudiantes, de sacerdotes y aun de mozos seglares.

CAPITULO VIII.

De las haciendas temporales.

72. No se puede concluir con el punto de los coadjutores temporales si no se trata de las haciendas y rentas de los colegios, en que hay nuevo daño y nuestra de -que en este gobierno andan paralogismos y sofismas, que engañan sin entenderse. Las deudas que tenemos son muy grandes, en tanto grado, que en sola esta provincia deben pasar de doscientos y cincuenta mil ducados. Lo que aconsejamos á otros y aún les obligamos á ello que se midan y no gasten mas de lo que tienen, ¿cómo no lo guardamos en nuestras casas? No sé qué se es. Cuando la hacienda era muy poca pasábamos sin adeudarnos; y ahora que las haciendas han crecido, no solo absolutamente, sino respecto de la gente que hay, las deudas son tales, que nos atierran. Forzosa cosa es confesar que en el gobierno de ellas hay algun daño ó daños secretos.

73. Quiero apuntar algunas causas de este daño. La primera es que no tenemos las maneras de adquirir

que tienen las otras religiones; lo que es la sacristía, los agostos, vendimias y semejantes arbitrios están quitados á la Compañía muy santamente; no hay duda.

71. La segunda, que somos muy costosos por el vestido, que es de paño negro; y porqué desde lo mucho á lo poco se provee del comun á todos; el papel, la tinta, el libro, el viático, en que al cierto es natura! que los particulares se alarguen en gastar mucho mas que si ellos de otra parte los proveyeran. Costumbre es esta muy santa sin duda, mas qué sé yo si la podrán llevar adelante y que veo relajarse poco á poco.

75. La tercera, el gran número de legos. Como tienen á mano el vestido y sustento, gastan y destrozan asaz, sin consideracion, especialmente que los mas son amigos de gastar; en que sospecho que el noviciado tiene gran culpa, porque como entonces ven tanto gasto y regalo, el estruendo de mulas y carruaje, salen como hijos de condes, de grande corazon y que ni reparan en nada. 76. La cuarta, el edificar unos y derribar otros es causa de grande gasto. El gobierno de los superiores es absoluto y independiente á lo menos de los súbditos. Cada uno entra en el gobierno con intento diferente; uno planta, otro desplanta; uno pone granjerías, otro las quita, en que se gastan grandes cantidades.

77. La quinta, en viáticos y portes se gasta lo que no se puede creer, y en gastos comunes tan grande suma, que un provincial pocos meses ha dijo en la congregacion provincial habia en un año repartido de gastos por la provincia mas de tres mil ducados, cosa que parece increible, porque á esta cuenta saldrá en toda la Compañía en cada año, en solos gastos comunes de portes y pleitos, mas de cincuenta mil ducados.

78. La sexta, que las cuentas no se toman bien ni hay la claridad en todo que seria razon; y aunque se tomen con cuidado, si el rector ó procurador andan de mala, pueden echar de clavo grandes cantidades.

79. La séptima, estar la hacienda de ordinario en poder de legos, que sin duda no son tan seguros ni tan espirituales como querriamos. Acuérdome haber leido que la religion de los grandimonteses se perdió y acabó por dejar la administracion de los bienes en poder de los religiosos legos, y que santo Domingo pretendió hacer lo mismo en su religion, mas no pudo salir con ello, porque los definidores, movidos de este ejemplo, le fueron á la mano. No sé lo que esperamos los que vamos por las mismas pisadas.

80. El remedio era hacer lo contrario de lo que se hace en todos los puntos de suso tocados, que ni legos administrasen las haciendas, aunque no fucse sino para apocar este número. En solo el colegio de Alcalá me certificó uno de estos hermanos que, para el gasto y el edificio que traen, andan seis de ellos ocupados en solo la procuracion de la hacienda, y es grave daño. Seria asimismo un grande arbitrio que el vestido fuese mas moderado, y en muchos remendado, porque además del ahorro, la gente se moveria á ayudarnos, que el vestido pide; y al contrario, el buen vestido da á entender no hay necesidad, y que las limosnas serian mejor emplea

das en vergonzantes, en descalzos y hospitales. No puede pensarse lo que por esta causa se nos va de las manos y echa por otro camino. Algunos tendrian por acertado que la Compañía se ayudase de sembrar y plantar viñas y criar ganados. Ofréceseme en este punto que los hidalgos cuando empobrecen, como no pueden trabajar, dan para remediarse en devaneos de alquimia, astrologías y máquinas; así estos, por la falta que hay de espíritus, cou que la gente se nos aficionaria y no sdaria largamente, se desvanecen en buscar medios extravagantes. Pero mejor será tratar este punto antes de pasar adelante.

́ ́. CAPITULO IX.

De las granjerías.

81. Pocas cosas tenemos en nuestro gobierno asentadas; lo mas está lleno de opiniones, quién dice esto, quién lo contrario; que si en algun punto hay diferentes pareceres, en este de las granjerías hay mayor diversidad de juicios, sin que haya bastado un decreto de la segunda congregacion en que totalmente se vedan á los nuestros las granjerías. No hay duda sino que estas entran de antemano con tres daños, que no se pueden.

excusar.

82. El primero es el peligro en que andan los que las administran de tropezar y caer; solos por los campos, por los pueblos, tratos con mujeres y toda suerte de gentes, poco recogimiento, ni reglas puestas, caidas muchas y graves, que aunque se cubren, bien se saben.

83. El segundo daño es la mucha gente que anda en esto ocupada y ocupan las plazas en que se criaran estudiantes y otros operarios.

84. El tercero, que con tanto carroaje, gañanes, mulas y bueyes en los nuestros se cria un ánimo poco humilde y poco espiritual, que lo interior va al paso de lo exterior. Los de fuera como ven tanto menaje no se persuaden sino que todo nos sobra, lo cual es tanta verdad, que solo la casa de Villarejo tiene lleno todo este reino de esta opinion, que tenemos grandes haberes; que no basta desengañarlos de palabra, ni decirles que antes aquella casa está en la ultima miseria, porque las ayuntas de bueyes, de mulas, tantos ganados y gañanes dicen lo contrario. ¡Grandes han de ser los intereses que han de recompensar estos daños!

85. Pero veamos si el provecho es tan colmado. Los que mas las defienden son los hermanos legos, porque es donde ellos reinan, y mandan, á lo menos así se puede sospechar. Cubren con gran cuidado la falta, si el año no acude; mas la experiencia debe vencer que el provecho no es tan grande como ellos dan á entender, pues los colegios del Villarejo, de Cuenca, de Huete, de Belmonte, de Alcalá por este camino se han perdido y hundido, sin poderse reparar con las gruesas haciendas que tienen ni con las muchas legitimas que algunos de ellos han consumido.

86. Dicen que en Murcia va bien con la granjería de la seda; no me meto en eso; los daños ya dichos no se excusan al cierto, ni el interés debe ser tan colmado,

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