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y sólo difirió en que las cuestiones referentes á relaciones comerciales fuesen atendidas y resueltas en forma equitativa.

La Mesa del Consejo, es decir, el Presidente y Secretarios, puso también su parecer especial, el más práctico y justificado en nuestro concepto, opinando por la independencia de la Audiencia de Charcas en estos términos: «La distancia de las Intendencias situadas en el Distrito de la Audiencia de Charcas, para no poder ser bien gobernadas desde la Capital de Buenos Aires, que alega Croix, es un argumento de tanto peso, que con ninguna razón se podía contrarrestar...... Pero estas razones tan eficaces contra Buenos Aires, tienen la misma eficacia y peso contra la protección de Croix, porque el Distrito de Charcas dista con poca diferencia lo mismo de Lima y sus caminos son casi tan malos.>>

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«De lo dicho se infiere que las referidas Provincias no se deben agregar á Lima, co<< mo opina el Consejo. Pero que no pudiéndose, como no pueden gobernarse bien desde Buenos Aires, hay una suma y urjente « necesidad de que se declaren independien<< tes de los dos Virreinatos y que la Presi<< dencia de dicha Charcas se erija en Gobier<< no y Capitanía General, para el distrito de << su Audiencia.»

Después de exponer este proyecto, el único

práctico, la Mesa hace la reflexión: «de que con un Jefe independiente en un centro, se ocurriera prontisimamente á cualquier alboroto de la indiada que hay en todos sus partidos........ y á la defensa de las invasiones de los Portugueses fronterizos.»

Esta declaración de la Presidencia del Consejo de Indias, comprueba una vez más, que el territorio de la Audiencia de Charcas era el único fronterizo con las provincias portuguesas en todas las zonas de las misiones de Apolobamba.

El Rey prestó su aprobación en 1.o de Diciembre de 1802 al parecer del Consejo de Indias, y en consecuencia quedaron definidos los límites del Virreinato de Buenos Aires sin otra modificación que la segregación de la Intendencia de Puno, que tuvo lugar en el curso de estas gestiones.

Esos límites reiteradamente descritos por los Virreyes del Perú. el Consejo Real de Indias, la Contaduría de Hacienda, los Fiscales, y por el mismo don Jorge Escobedo, fueron al Sur, Magallanes, al Norte el Río Amazonas y al Este el Brasil. Esta es la verdad oficial y Real que llegó á sancionarse solemnemente por la Corona, sin que nadie, mucho menos Escobedo, que conocía los dichos límites, hubiera deducido la más ligera observación.

CAPÍTULO SEXTO

Descripción de los límites del Virreinato del Perú por don Francisco Gil y Lemos.-Importantes documentos y mapas oficiales que ponen de manifiesto la línea divisoria entre los Virreinatos de Buenos Aires y del Perú en 1795.

I

Después del Virrey Caballero de Croix, su sucesor don Francisco Gil y Lemos, fué quien continuó ocupándose, de 1790 á 1795, en hacer estudiar y describir el territorio del Virreinato del Perú, sus Intendencias, sus partidos y por consecuencia, sus límites, muy Particularmente en la sección colindante con la jurisdicción de Buenos Aires. Al través de una tarea bien larga, en la que tomó parte principal el Cosmógrafo don Andrés Baleato, se llegó á reunir un gran número de datos estadísticos, geográficos, políticos y administrativos, y con ellos se alcanzó á levantar el mapa general del Reino.

En la Memoria que escribió aquel Virrey para su sucesor, comienza con una introducción, en la que hablando de la extensión y límites del Virreinato, dice así: « Yo he medi

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tado lo útil y conveniente que es, antes de entrar á la explicación de los hechos parti«culares, dar una razón en general de los « límites á que ha quedado reducido este Vir« reinato, que en otro tiempo abarcaba todo << el Imperio..

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« Los conocimientos geográficos que á cos<< ta de no pocos desvelos y providencias he podido adquirir (aunque no en el grado de perfección de mis deseos) son de los que « más carecía esta porción hermosa de la América Meridional, puesta á mi cuidado y << sus detalles presento á V. E. como funda<< mento de todos los demás».

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• El Reino del Perú ha perdido mucho de aquella grandeza local que tuvo tanto en tiempo de sus antiguos Emperadores Incas, ⚫ cuanto en aquel en que se fijaron sus pri« meros conquistadores; pues si en el año 1718 se le segregaron las Provincias de Qui<< to por el Norte, se le desmembraron en 1778 « por el Sud las más ricas y dilatadas que « forma el respeto del Nuevo Virreinato de « La Plata».

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<< Este Virreinato de N. á S. desde Tumbes hasta la Cordillera de Vilcanota, compren« de 289 leguas geográficas; pero de aquella « ensenada hasta el río Loa por la diagonal de la costa tiene 423 leguas. La irregularidad de su ancho obliga á tomar un medio,

y entre cuatro distancias resulta 79 y 1/2 leguas, cuyas medidas producen sin diferencia sensible el espacio de 33.628 y 1/2 leguas cuadradas».

« Confina por el Norte con el nuevo reino de Granada; por el N. E. con la Pampa del Sacramento; por el Este con las Naciones feroces del Pajonal; por el Sudeste con el Virreinato de Buenos Aires, por el Sud con el Reino de Chile, de quien lo divide el dilatado desierto de Atacama; y por el Occidente con el inmenso mar Pacífico» (1).

He aquí cuales fueron los límites del Perú en 1795, en el concepto autorizado y oficial de uno de los Virreyes que más conocimiento tenía de este territorio. Este alto funcionario, en ninguna parte de su memoria afirma ni da á entender que su jurisdicción hubiese confinado con el Brasil, ni comprendido el territorio de Chunchos ó Apolobamba hasta el río Beni y Tuichi, como pretenden los escritores peruanos sin razón alguna.

El pensamiento del Virrey Lemos está gráfica y materialmente explicado en el mapa que hizo levantar por don Andrés Baleato, cuya copia auténtica se acompaña á este alegato. Según este mapa los límites del Perú comenzaban en el Norte de la ensenada de

(1) Anexo N.° 85.

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