Imágenes de páginas
PDF
EPUB

nombre, afluente del Tuichi. Fué fundada por os religiosos de San Antonio de Charcas, con recursos de los curatos de Charasani y Pelechuco, que les entregó el Obispo de La Paz. Esta Misión fué trasladada al lugar que ocupa y restaurada con infieles traídos del Madidi y Madre de Dios.

La quinta Misión fué la de San Antonio de Yxiamas, fundada en 1721 por los mismos religiosos, en la margen izquierda del arroyo Itaca, afluente del Tequeje, por el Norte. Su población fué numerosa y se componía de indios reunidos y traídos de las márgenes de los ríos Tarene, Tequeje, Undumo, Madidi y Madre de Dios.

La sexta Misión es la de San Juan Sahagún de Mojos, que fué fundada por don Pedro de Leagui Urquiza y corrió en sus principios al cuidado de los padres de la Orden de San Agustín y, después, de clérigos, hasta que en 1686 se hicieron cargo los religiosos de San Antonio de los Charcas.

La octava Misión fué la de San Antonio de Atén, fundada en 1736 por el P. Fray Antonio Berrios.

Todas estas Misiones fueron fundadas en el espacio de cuarenta años hasta 1721, con muy escasos recursos procedentes de las Cajas Reales de la Paz, habiendo recorrido los misioneros, para este efecto, el espacio que hay

desde Pelechuco hasta Apolobamba, de este punto á Yxiamas y de aquí al Madidi y Madre de Dios (1).

En el año 1687 se organizó un expediente, por el que consta que el Obispo de La Paz y los misioneros de Apolobamba, hicieron la permuta del curato de Charasani con el de San Pedro de Chuquiabo, permuta que fué aprobada por Reales Cédulas de 1690 y 1691, para que con los productos de este curato se fomenten las Misiones de Apolobamba (2).

El expediente relativo á dicho asunto, se organizó en 1687 á 1694, y la permuta consagró definitivamente los títulos de autoridad del Obispado de La Paz sobre las Misiones de Apolobamba. Este acto está comprobado por las cartas del P. Fray Félix de Como, Comisario de la Orden de San Francisco en el Perú, de 27 de Julio y 3 de Agosto de 1687; por el informe presentado al Consejo de Indias por el padre Fray Julián de Chumillas, en 15 de Noviembre de 1690, dando cuenta de las Misiones de Apolobamba y de la permuta de aquellos curatos, y por las Cédulas Reales de 27 de Julio de 1690 y 30 de Mayo de 1691. (3). Por comunicación de 23 de Mayo de 1696 el

(1) Anexo N.o 42.

(2) N.° 43.

(3) N.° 44.

Arzobispo de la Plata don Juan de Queipo y Valdés, ex-Obispo de La Paz, da cuenta al Rey de haber llegado á su poder el despacho de 3 de Setiembre de 1693, en el que se le acusa recibo del informe de la segunda visita que hizo del Obispado de La Paz. (1). En la relación de estas visitas, el Obispo describe las Misiones de Apolobamba como parte de su Diócesis. En 11 de Enero de 1702 se despachó Real Cédula al Virrey del Perú, dándole orden para que el Presidente de la Audiencia de Charcas tome medidas á fin de que las Misiones de Apolobamba sean asistidas con los recursos necesarios para su progreso. (2).

De 1700 á 1709 se organizó un expediente, sobre estas Misiones de Apolobamba y padrones de indígenas, por representación de Fray Francisco de Tapia, natural de la ciudad de Arequipa. En este expediente corren las Cédulas Reales de 1702 y 1709, por las que se da á la Audiencia de Charcas intervención en las misiones de Apolobamba y se hace, además, relación de los esfuerzos y trabajos de los misioneros de Charcas para llevar á buen fin la reducción de los neófitos, y de la fundación y progresos de cada uno de los pueblos de Apolobamba en los primeros años de su exis

(1) N.° 45. (2) N.° 46.

tencia. Este expediente comprueba, hasta la última evidencia, los derechos de Charcas sobre Apolobamba, territorio de Chunchos (1).

En la Provisión de 11 de Junio de 1709, se hace referencia de que la Audiencia de Charcas dirigió informe al Rey, dando «cuenta del buen estado en que se hallaban las nuevas reducciones de indios de la Provincia de Apolobamba, que está en aquel distrito á cargo de los religiosos de la Orden de San Francisco».

De 1732 á 1739 se redactaron varios memoriales y cartas por don Antonio Sardá, Gobernador del Gran Paititi, solicitando de S. M. el Rey, y del Virrey del Perú la confirmación de sus títulos. De estos documentos apa

rece:

1.° Que durante el siglo XVII y principios del siglo XVIII, las palabras Mojos y Paititi se empleaban conjuntamente como sinónimas, para designar vagamente la región del bajo Beni y del Madera.

2.° Que más tarde, cuando los jesuitas fundaron Reducciones en el Mamoré, Guaporé y sus afluentes, el nombre de Mojos sirvió exclusivamente para estas Misiones, entretanto que la palabra Paititi continuó empleándose para designar las regiones desconocidas del bajo

(1) Anexo N.o 42.

Beni y del Madera, donde se suponía la existencia de un gran Imperio indígena.

3.° Que don Antonio Sardá había conseguido títulos para emprender la conquista del Paititi, entrando por las regiones del distrito de Charcas; pero sufrió la contradicción de don Remigio Irayzos, que pretendía tener mejores títulos, por ser heredero de don Benito de Rivera y Quiroga, á quien el Rey le había conferido la misma conquista el siglo anterior.

4.° Que Sardá fué perseguido y despojado de sus títulos y no halló protección de los Oidores de Charcas, razón por la cual se dirigió at Virrey del Perú, pidiéndole que lo ampa

rase.

5.° Que el Virrey del Perú se negó á escuchar estas reclamaciones, alegando que á la Audiencia de Charcas correspondía resolver los puntos consultados por Sardá.

Por tanto, estos documentos comprueban que la conquista del gran Paititi era asunto de la jurisdicción de Charcas y que, según las descripciones del concesionario Sardá, que corren en este expediente, los reinos del gran Paititi se extienden desde las espaldas de Quito hasta la raya de Santa Cruz (1).

(1) Anexo N.o 47.

« AnteriorContinuar »