Imágenes de páginas
PDF
EPUB

nio de 1810, pidió y obtuvo Toreno la venia para leer en su presencia la mencionada exposicion, redactada en términos que más denotaban la reclamacion de un derecho que la expresion de un deseo (1). Hubo de producir su lectura notable disgusto en el ánimo de algunos de los co-regentes, y en especial en el del obispo de Orense. Era este prelado, segun la desapasionada descripcion que de él hace Toreno en su Historia, y que el juicio de otros escritores no ménos que su propia conducta han venido á justificar, hombre universalmente respetado por la austeridad de sus costumbres y por la entereza y energía con que se negó á acudir al llamamiento de Napoleon, que le habia nombrado miembro de la diputacion general de España reunida en Bayona; pero con pocas ó ninguna de las cualidades que se requieren, para intervenir en la direccion de los negocios públicos, en los que, sin embargo, aspiraba á tomar siempre la suprema direccion, siendo no pocas veces, enmedio de su proverbial terquedad, juguete de hipócritas y enredadores. Encendióse en ira el obispo al oir la lectura de la exposicion y prorumpió en voces descompuestas contra Toreno y Hualde, que le respondieron en el mismo tono. Aplacados unos y otros, merced á la intervencion conciliadora de Castaños, los comisionados recibieron en definitiva una contestacion satisfactoria de la Regencia. Divulgados este resultado y estos incidentes, la opinion pública de Cádiz se preocupó del suceso, ensalzando á los comisionados, y la junta de aquella ciudad apoyó sus esfuerzos con otra exposicion á la Regencia, siendo el éxito de esta negociacion no ménos propicio para Toreno que el de su mision á Inglaterra.

Al dia siguiente, 18 de Junio, la Regencia promulgó un decreto mandando que se realizasen á la mayor brevedad las eleciones de diputados que no se hubiesen verificado hasta aquel dia, y que en todo el mes de Agosto se reunie

(1) Véase la exposicion en el apéndice núm. 1.

ran los nombrados en la isla de Leon, donde, apenas hubiesen llegado la mayor parte, se daria principio á las sesiones.

Grande fué el júbilo de Toreno al saber esta noticia, más que por la parte que personalmente pudiera caberle, por haber intervenido en la aceleracion de esta medida, por ver realizados sus deseos y convicciones de siempre, en los que, á su juicio, estribaba la felicidad de la patria. Aun al cabo de muchos años, cuando tantas vicisitudes y amarguras vinieron á echar por tierra en parte las generosas ilusiones que entonces embargaban su ánimo, al recuerdo de este suceso, deja correr su pluma, de ordinario tan sobria y contenida, y prorumpe en estas exclamaciones: «¡Estrella singular la de esta tierra de España!» (1)

Toreno habia tomado demasiada parte en la convocacion de las Córtes para que su nombre dejase de figurar entre los de los diputados electos. Apenas Asturias se vió libre de la ocupacion de los franceses, se apresuró á elegirle diputado, habiéndose anticipado á nombrarle la provincia de Leon. Desde este momento empieza la vida parlamentaria del conde de Toreno.

(1) Toreno: Historia del levantamiento, guerra y revolucion de España: tomo III, pág. 103, edicion de Madrid de 1848.

CAPÍTULO PRIMERO.

PRINCIPIA EL CONDE DE TORENO SU VIDA PARLAMENTARIA.

I. Discusion de la capacidad legal de Toreno para formar parte del Congreso.-II. Discusion sobre los señoríos.-III. Discursos como individuo de la comision de Guerra.-IV. Discusion del reglamento de guerrillas.-V. Discurso sobre el ingreso en las carreras militares.-VI, Debates á que dió lugar un Manifiesto de D. Miguel de Lardizabal.

I.

El dia 24 de Setiembre de 1810 se reunieron, vencidas muchas dificultades, las famosas Córtes extraordinarias, conocidas en la Historia con el nombre de Córtes de Cádiz, punto en que definitivamente fijaron su asiento, despues de haber abierto sus sesiones y residido por espacio de cinco meses justos en la isla de Leon.

Suena por primera vez el nombre del conde de Toreno en aquellas Córtes, elegido, como ya se ha dicho, para representar á la provincia de Oviedo, apesar de sus pocos años, el 1.o de Febrero de 1811, en cuyo dia se sometió á su deliberacion si habia de ser ó no considerado mayor de edad y admitido á representar el principado de Asturias, no obstante faltarle poco ménos de un año para cumplir los veinticinco que exigian las leyes.

Sostuvieron su admision varios paisanos suyos y otros diputados, distinguiéndose por su ardor y por lo mucho que enalteció el patriotismo y el talento del Conde su entonces íntimo amigo, y más tarde adversario político, D. Agustin

Argüelles, que fundó principalmente su argumentacion en que la Regencia habia autorizado á Toreno para administrar sus bienes, dispensándole la minoridad, que le impedia entrar en la eleccion de suplentes por Asturias. Opusiéronse algunos diputados, principalmente los Sres. Aner y Martinez (D. José), apoyándose en lo necesario que era observar la imparcialidad debida y el justo y riguroso ejercicio de la igualdad ante la ley, tanto más cuando el señor Tenreyro habia sido excluido por no reunir las cualidades prescritas por la instruccion. Las Córtes no pudieron ménos de reconocer la fuerza de estas razones; pero su simpatía hacia Toreno era muy viva, y sin duda para favorecerle, resolvieron que volviesen á la comision sus poderes, para que justificase ante la misma la habilitacion de edad obtenida del Gobierno anterior. Con efecto, fácil fué al jóven Conde probar ante la comision, no solo que estaba habilitado para administrar sus bienes, sino tambien para todos los efectos civiles. La comision de poderes, acatando la autorizacion otorgada por el anterior Consejo de Regencia, propuso á las Córtes que Toreno fuese admitido, dictámen al que aquellas asintieron en 16 de Mayo de 1811.

II.

Pocas cosas hallaremos en la vida pública del conde de Toreno que revelen más la elevacion de sus sentimientos que el acto con que inauguró su carrera política en aquellas Córtes. Empezaba á discutirse apasionadamente la célebre cuestion de señoríos, una de las que con más empeño se debatieron despues en la Asamblea, y que no trascendió poco fuera, cuando el Sr. García Herreros, espíritu radical y violento, cansado de la justa y necesaria distincion que las Córtes hacian entre las adquisiciones á

título oneroso ó á título lucrativo, por más que no rechazaba el reintegro de lo que fuese justo, cortando de un golpe todas las dificultades, exclamó: «¡Todo eso es in»útil!... En diciendo abajo todo, fuera los señoríos y sus »efectos, está concluido» (1). El conde de Toreno, que era uno de los diputados que poseian señoríos, no pudo contener en aquel instante la generosidad de su alma, y se levantó á pronunciar las frases siguientes: «Señor: yo, >>dueño de varios señoríos, pido al Sr. García Herreros »fije las proposiciones que ha indicado, y ruego al Con»greso, encarecidamente, se digne aprobarlas desde lue» go» (2).

Estas palabras fueron dignas, y superan, sin duda, á la famosa renuncia de todos sus privilegios hecha en Francia en la noche del 4 de Agosto por los brazos de la nobleza y el clero; aquel, como acto colectivo, era contagioso, arrebatado y casi inconsciente en cada uno de sus individuos, por más que sea de un mérito grandísimo. En el conde de Toreno, al verificarlo aislado y sencillamente, sin frases de relumbron, se ve una sinceridad y una firmeza de convicciones, que realzan mucho su desprendimiento.

En la luminosa discusion á que dieron lugar los señoríos, en la que tanto se hizo notar el ya célebre Argüelles, apėnas tomó parte el conde de Toreno. No hecho todavía á las lides parlamentarias, muy ocupado en la comision de guerra, de que era individuo, y que se comprende fuera en aquella época muy importante y trabajosa, preferia escuchar y preparar poco á pocò su oido y su inteligencia de orador, sin lanzarse desde el primer dia en lo más intrincado de aquellas batallas de la palabra, en las que es preciso, como en toda lucha, cierta astucia y no poca es

(1) Diarios de las Córtes de Cádiz: tomo VI, pág. 145. (2) Diarios de las Córtes de Cádiz: tomo VI, pág. 145.

« AnteriorContinuar »