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sucesores el título de Almirante de Indias, que de la rama derecha le correspondía de derecho, y si de la torcida por afinidad, y dormir, por último, el eterno sueño, llegada que fuese su hora, bajo las bóvedas de la santa Catedral de Santo Domingo, en el enterramiento clásico de los Colón, al lado de su ilustre antecesor y colombroño Cristóbal Colón!...........

Y es nuestro paisano, el potosino don Severino Colón, de quien hace mérito en sus Crónicas el buen analista Martínez Vela, adinerado y pundonoroso, que de manera tan simpática ostentara en 1608, ante los criollos y vascongados de Potosí, los puntos de su descendencia colombina, el que de regresó a España, o de paso por las Antillas o Panamá, se encarga de cumplir la última voluntad de su padre, sepultando sus restos en el sitio que de derecho le correspondía, esto es, en el mausoleo de los Colón, como a tal Almirante y descendiente del Adelantado y Primer Almirante don Cristóbal Colón.

Para nosotros, este Cristóbal II Colón procede verosímilmente del tercer Almirante de Indias, don Luís Colón, que murió en Orán, fué procesado en vida por el delito de poligamía, cuyos restos se hallan contenidos en el cofre puesto a luz por monseñor Cocchia, con el aditamiento de una bala de arcabuz que tuvo que ver, posiblemente, con algún lance ocurrídole durante sus años de minero, mezclado cual se vió en los lances potosinos que abundaron en su época.

¿A quién, si no a un segundo Cristóbal Colón podrían referirse las inscripciones grabadas en el cofre de Santo Do. mingo?......

¿Concíbese, como acertadamente lo hace notar el académico señor Colmeiro, en su defensa de la autenticidad de los restos colombinos trasladados de Santo Domingo a La Habana, aquello de ilustre y esclarecido varón, tratándose de Cristóbal Colón, el descubridor de Nuevo Mundo?......

Privilegio del genio es bastarse a sí mismo, sin el vano aditamento de los calificativos con que se exornan las mediocridades.

¿Quién se atrevería a grabar sobre el sepulcro de Homero, de Dante, de Machiavello, de Galileo, de Bacon, de Shakespeare, de Washington, de Bolívar las palabras ilustre y esclarecido varón?......

El nombre del hombre que, con el descubrimiento de Nuevo Mundo cerró la edad media e inauguró los tiempos modernos, hubo, há, y habrá de escribirse en lo futuro Cristóbal Colón a secas.

Sólo a un "segundo" Cristóbal Colón, desconocido de la fama, le pudo ser permitido grabar sobre su sepultura los calificativos de "ilustre y esclarecido varón"

Erraron, según nuestro entender, tanto monseñor Cocchia cuanto la Academia Española de la Historia y la Societá Ligure di Storia Patria, al interpretar las inscripciones del cofre de Santo Domingo en la forma siguiente:

Cristóbal Colón Almirante.
Descubridor de la América.

Ilustre y esclarecido varón don Cristóbal Colón.

Y primer Almirante,

en que se ve aplicado por partida doble, a una sola persona, el título de Almirante designado el Nuevo Mundo como América y no como "las Indias".

Dichas inscripciones han de leerse, de acuerdo con las usanzas españolas, y entendiéndose que hubo dos Cristóbal Colón con el título, efectivo el uno y virtual el otro, de la siguiente manera:

en el exterior: Almirante [IV] Cristóbal Colón.

Descendiente del Adelantado,

y Primer Almirante.

O, en otras palabras:

Cristóbal Colón, segundo de este nombre y apellido, con derecho al título de Almirante de Indias, descendiente del Adelantado en la empresa del descubrimiento del Nuevo Mundo, y primer Almirante.

En el interior, por último, declarando la precisa identidad de los restos:

Ilustre y esclarecido varón.

Don Cristóbal Colón,

en que el don declara la hidalguía que favoreció a los del apellido Colón, posteriores al matrimonio de Diego Colón y Perestrello con doña María de Todelo de la casa ducal de Alba

Según esto:

Verdaderos son las restos de Cristóbal Colón, Primer Almirante de Indias, que hoy descansan bajo las naves de la majestuosa Catedral de Sevilla.

De Cristóbal Colón, IV Almirante virtual de Indias, descendiente de aquél, son los que se guardan en el mausoleo de la Catedral de Santo Domingo.

De Luís Colón, hijo de Diego, y nieto del descubridor del Nuevo Mundo, tercer Almirante, de hecho y derecho y primer duque de Veragua, son los restos que, con los del IV Almirante 'virtual, se guardan en el mausoleo de la Catedral de Santo Domingo.

¡A tout seigneur tout houneur!

La Habana, MCMXV.

R. CUNEO VIDAL.

EL ARTE DE NAVEGAR ENTRE

LOS ANTIGUOS PERUANOS

Fué en el segundo viaje que emprendiera Pizarro para descubrir el Perú, que el célebre piloto Bartolomé Ruíz encontró la primera embarcación peruana, que, ostentando un hermoso velamen, navegaba, con buen viento, en dirección opuesta a la carabela española. «El antiguo marinero se confundía al contemplar semejante fenómeno, porque estaba seguro de que ninguna nave europea podía haber llegado antes que él a estas latitudes, y ninguna nación india, de las hasta entonces descubiertas, ni aún la civilizada nación mexicana, conocía la aplicación de las velas a la navegación. Al acercarse, descubrió que era una grande embarcación, o por mejor decir, una balsa, que consistía en un gran número de vigas de una madera ligera y porosa, fuertemente atadas unas a otras, y con un ligero suelo de cañas por encima, a modo de cubierta. Dos mástiles o palos gruesos, colocados en el centro del buque, sostenían una gran vela cuadrada de algodón, mientras que un grosero timón y una especie de quilla hecha con una tabla entre los maderos encajada, facilitaban al marino el que diese dirección a esta clase de buque, que seguía su curso sin la ayuda del remo» (1). La reconstrucción que hace el inteligente Prescott de la embarcación de los indígenas, está apoyada por las noticias que los testigos oculares del hecho dieron entonces del navío peruano, llegando la ponderación de los españoles hasta confesar que, en muchas de las partes del navío, se notaba más primor que en las semejantes de la nave española. "Traía sus mástiles y antenas de muy fina madera, y velas de algodón del mismo ta

(1) Prescott, Conquista del Perú. Lib. II, c.,

III.

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No 1 La balsa de tumbesinos encontrada por el piloto Bartolomé Ruíz (1528 Reconstrucción)

lle, de igual manera que los nuestros navíos", dice una antigua relación (1).

No fué sólo la sorpresa del encuentro con semejante medio de transporte en el mar lo que sorprendió a los aventureros; allí en esa nave encontraron también las muestras inequívocas de la variada y rica cultura del país de los Incas. El testigo ocular que ha contado semejante sorpresa, llega hasta la minuciosidad en su relato. "Encontramos, dice, espejos guarnecidos de plata, tazas y otras vasijas para beber; traían muchas mantas de lana y algodón, y camisas y albujas y alaremos y otras muchas ropas, todo lo más de ello muy labrado de labores muy ricas, de colores de grana, y carmesí, y azul, y amarillo y de todos otros colores, de diversas maneras de labores y figuras de aves y animales y pescados y árboles; y traían unos pesos chiquitos de pesar oro como hechura de romana, y otras muchas cosas" (2).

Ante la vista de los aventureros se mostraba una civilización esplendorosa, que a la vez que entusiasmó los ánimos

(1) Relación de los primeros descubrimientos de don Francisco Pizarro y Diego de Almagro, sacada del códice No 120 de la Biblioteca Imperial de Viena. MS. apud Prescott.

(2) Relación de los primeros descubrimientos de don Francisco Pizarro, citada.

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