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para proseguír la empresa, les hizo meditar hondo en los grandes obstáculos que había que vencer en semejante con

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No 2 Embarcación de los indios de los ríos Urubamba y Madre de Dios (Amarumayo)

quista. Quedaba probado que al sur de la línea equinoccial existía un vasto y poderoso imperio; que las gentes que obedecían al monarca Hijo del Sol eran gentes cultas, y cuyas relaciones pacíficas,con los países de Centro América, se revelaban en ese comercio regular que les mostraba la embarcación de los tumbesinos.

La situación mediterránea del Imperio incaico, y la preocupación de la raza conquistadora de los quechuas por las campañas terrestres, fué, seguramente, causa para que, en el antiguo Tahuantinsuyo, fueran pocos los adelantos en el arte de la navegación, ya que las expediciones militares de esta raza conquistadora nunca tuvieron que vencer las dificulta des de una larga travesía por mar; esto no obstante, y a pesar de la poca atención que los primitivos conquistadores pusieron al arte de navegar de los antiguos peruanos, éstos habían llegado, sólo auxiliados de su inventiva, a descubrír la mayor parte de los instrumentos y medios de navegación. A

la llegada de los españoles a las costas de Sud América, pudieron observar, en indígenas débiles embarcaciones, el uso de la vela, el remo doble, los mástiles y trinquetes, el timón, la quilla de proa y la cámara para el abrigo y defensa de la tripulación. Además, no era solamente la balsa la que se hallaba en uso en el Perú incaico: el lago Titicaca y los grandes ríos del interior del país se cruzaban con embarcaciones menores, cuya descripción ensayamos en esta monografía.

De los estudios y prolijas investigacianes que hemos lle. vado a cabo para conocer los adelantos en el arte de la navegación de los antiguos peruanos, sacamos en claro que éstos tenían, desde antiguo, cinco clases de embarcaciones:

1o La almadía o balsa de palos del mismo nombre;
2o la almadía o balsa de cueros henchidos de aire;
3o el chinchorro (o caballito de totora) para la pesca;
4° el barco de totora o huampu (juamppu, en aimará); y
5o la canoa.

Los yungas de la costa del Perú fueron, sobre todo, hábiles en la construcción de las primeras embarcaciones; las usaron para su comercio de cabotaje, para pescar en los ma. res de su litoral, y para aventurarse en expediciones aun más largas, como las que los llevaban a comerciar con los pueblos de las costas del Ecuador y Centro América.

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No 3 Balsa o almadía de odres en el Eufrates, igual a la de los antiguos indios de Arica.

Los primeros diligentes cronistas que observaron los adelantos culturales de los peruanos, nos dan noticias de estas embarcaciones, describiéndolas minuciosamente. Nos dice el padre Acosta que "los indios de Ica y los de Arica contaban que solían antiguamente navegar a unas islas al Poniente, muy lejos, y la navegación era en unos cueros de lobo marino hinchados. De manera, dice, que no faltan indicios de que se haya navegado la Mar del Sur, antes que viniesen españoles por ella" (1). "Los indios de Arica,dice el padre Cobo, hacen unas balsas de dos cueros de lobo marino, llenos de aire, los cuales atan unos con otros al modo de los dos haces de que se hacen las de enea. En cada una va sólo un indio, y entra a pescar en la mar tanto trecho como en las otras. Mas porque estas balsas suelen aflojarse en el agua y descrecer, para que no se hundan, lleva cada indio un cañuto, y en medio de la mar se pone, de cuando en cuando a desatarlas y rehincharlas a soplos, como si fueran pelotas de viento. Son tan livianas y ligeras en el agua, como la materia de que son compuestas, que es aire; nunca se les pone velas, como ni a las de enea, y sólo se navega en ellas a remo, como en las primeras" (2). Los pellejos inflados para servir así de flotadores los sacarían los indios o de odres fabricados ad hoc, o de pellejos de lobos marinos, los que, seguramen

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No 4 Almadía de madera usada actualmente en la navegación del Eufrates

XX.

(1) Acosta, Historia Natural y Moral de las Indias. Lib. I, c, (2) P. B. Cobo, Historia del Nuevo Mundo. T. IV. Lib. XIV. c. XIV.

p. 220.

te, recibían una preparación especial. Lo que llama la atención y hace meditar, una vez más, en las relaciones de los americanos con los asiáticos, es la semejanza en la construcción de estos medios de trasporte de los indios yungas del Perú, y los que usaban los antiguos caldeos. En los muros de Korsabat se han encontrado bajo-relieves representando a los marinos cal. deos en el trabajoso empeño de inflar los odres para la navegación, los que ya utilizados, sustentan al marino o la almadía que atraviesa la mar, como puede verse en los grabados que insertamos (números 3 y 4). Por lo demás, la descripción que hace Cobo de las embarcaciones de pellejos henchidos parece copiada por el asiriólogo Layard; éste nos cuenta, acerca de esta industria de los caldeos, que perdura has. ta hoy en la navegación de los ríos de la Mesopotamia, lo siguiente: "Los pellejos, dice, de ovejas y cabras en su com. pleto desarrollo, separados del animal con las menos incisicnes, se dejan secar y se preparan dejando una abertura por la cual se introduce el aire; se sopla en ellos a fuerza de pulmones. Una armazón de ramas de álamo del tamaño que se quiera dar a la balsa, se ata a los pellejos hinchados, por medio de varillas de mimbre. Con esto la balsa está completa y se bota al agua, debiendo tener cuidado de colocar los pellejos u odres con la abertura hacia arriba, para que si una dejase escapar el aire y hubiera necesidad de inflarla de nuevo, pudiera fácilmente conseguirse..... Los encargados de la balsa dan movimiento a estas toscas embarcaciones con largos palos, a la extremidad de los cuales están atados algunos fragmentos de caña rajada" (1).

Cobo describe otro género de embarcaciones en que, ya no utilizando pellejos inflados, pero sí calabazas, que, como se sabe, son huecas y, por lo mismo, muy flotantes, usaban los indios yungas. Las utilizaban sobre todo para atravesar los ríos, y en una de ellas pasó el río Santa el padre Cobo, que las describe: "Fórmanlas de muchas calabazas

(1) Layard, Nineveh. Parte I. c, XXIII, apud. Zenaide Ragozin Historia de Caldea. Otros viajeros cuentan lo mismo. Molke, Birfe uber Zustande und Begeben Leiten in de Turkei, Berlín, 1814 págs. 241, 290, citados por Ihering. Les inde-europeens devant l'histoirie, París. 1895, págs. 150-152.

secas y enteras con no más disposición y orden que meter una buena cantidad de ellos en una red, y cada redada es una balsa, encima de la cual se pone la gente que ha de pasar, y los balseros y bogadores van a nado, uno o dos delante, tirando. de ellas con unas cuerdas asidas de la frente, a manera de caballos de carroza, y otros detrás, también nadando, que, puestas las manos en la popa de la balsa, la van echando adelante, haciendo fuerza con los pies en el agua. Para este mismo

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No 5 Balsa de indios yungas, reproducción por don Jorge Juan.

efecto de pasar los ríos, hacen en otras partes balsas de cañas, las cuales son de forma de zarzos, de uno o dos palmos de grueso, atados muchos haces pequeños de caña a unos palos atravesados, sobre que se funda la balsa" (1). Tal se ve hasta hoy en los ríos del interior, conservada todavía por los naturales, como lo muestra el grabado número 9.

La almadia o balsa de palos del mismo nombre (palo de balsa) (2) se usaban para viajes más extensos, y era a ella que se habían adaptado los instrumentos marinos de la vela, los mástiles, el timón y la quilla. He aquí la descripción que de ella nos hace Ulloa, descripción que, con muy pequeñas

(1) B. Cobo. Ob. cit. T. IV. Lib. XIV, pág. 220.

(2) Del género bombax, arbusto muy común en Centro y Sud Améri ca, de tallo ligero, esponjoso y duro, por lo que se utiliza como magnífico cuerpo flotante.

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