Obras completas del excmo sr. d. Manuel José Quintana, Partes2-19

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M. Rivadeneyra, 1867 - 588 páginas
 

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Página 39 - Cid su centelleante espada, y allá sobre los altos Pirineos, del hijo de Jimena animarse los miembros giganteos, en torvo ceño y desdeñosa pena ved cómo cruzan por los aires vanos; y el valor exhalando que se encierra dentro del hueco de sus tumbas frías, en fiera y ronca voz pronuncian: «¡ Guerra!
Página 5 - Los mismos ya no sois; pero ¿mi llanto por eso ha de cesar? Yo olvidaría el rigor de mis duros vencedores: su atroz codicia, su inclemente saña crimen fueron del tiempo y no de España.
Página 34 - ¡Ah! ¿qué te sirve conquistar los cielos, Hallar la ley en que sin fin se agitan La atmósfera y el mar, partir los rayos De la impalpable luz, y hasta en la tierra Cavar, y hundirte y sorprender la cuna Del oro y del cristal? Mente ambiciosa, Vuélvete al hombre.
Página 141 - Todo es gala el africano, su vestido espira olores, el lunado arco suspende, y el corvo alfanje depone. Tórtolas enamoradas son sus roncos alambores, y los volantes de Venus sus bien seguidos pendones.
Página 90 - ... compuse en este tiempo hasta veinte comedias o treinta, que todas ellas se recitaron sin que se les ofreciese ofrenda de pepinos ni de otra cosa arrojadiza: corrieron su carrera sin silbos, gritas ni baraúndas.
Página 33 - Sin tí se devoraban Los siglos á los siglos, y á la tumba De un olvido eternal yertos bajaban. Tú fuiste: el pensamiento Miró ensanchar la limitada esfera Que en su infancia fatal le
Página 141 - Todo sirve a los amantes, plumas les baten veloces, airecillos lisonjeros, si no son murmuradores. Los campos les dan alfombras, los árboles, pabellones ; la apacible fuente, sueño; música, los ruiseñores. Los troncos les dan cortezas, en que se guarden sus nombres mejor que en tablas de mármol o que en láminas de bronce. No hay verde fresno sin letra, ni blanco chopo sin mote ; si un valle Angélica suena, otro Angélica responde.
Página 447 - Y para ratificación de lo que he referido , digo y afirmo que renuncio cualquier merced y galardón temporal que me quiera y pueda hacer; y si en algún tiempo yo ú otro por mi merced alguna quisiere , sea tenido por falso y engañador de mi rey y señor.
Página 19 - Tal vez trepar osaba al Etna mugidor, y allí veía bullir dentro el gran horno, y por la nieve que le ciñe en torno los torrentes correr de ardiente lava, los peñascos volar, y en hondo espanto temblar Trinacria al pavoroso trueno; mas nada, íoh sacro mar!
Página 5 - España ostente su corazón espléndido y sublime, y dé a su majestad mayor decoro, llevando este tesoro donde con más violencia el mal oprime. Yo volaré, que un numen me lo manda, yo volaré: del férvido Océano arrostraré la furia embravecida, y en medio de la América infestada sabré plantar el árbol de la vida.

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