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VII.

Contra los semieruditos

Sátiras hace Cleon,

Gastando en la reprension
Trecientos versos malditos.
Cuanto es pródiga ademas
Su caridad, ved aquí:
Deja de curarse á sí,

Por curar á los demas.

VIII.

Murió Espurco el avariento, Y aun en la muerte mezquino A un ruinísimo sobrino

Dejó el tesoro opulento.

La muerte misma quedó Vencida en ardid tan raro : Pudo extinguir el avaro, Pero la avaricia no.

NOTICIA DE D. JUAN PABLO FORNER.

Nació en la ciudad de Mérida, provincia de Extremadura, en 17 de febrero de 1756. Fueron sus padres don Francisco Forner y Segarra, natural de Vinaroz, en el reino de Valencia; y doña Manuela Piquer, sobrina del célebre don Andres Piquer. Su docto padre cuidó con esmero de su primera educacion, y puso desde luego en las manos del hijo libros escogidos para ilustrar su entendimiento y formar su buen gusto en la literatura. En Madrid estudió la lengua latina y los elementos de la elocuencia y poesía, bajo la enseñanza de D. Francisco Torrecilla. Trasladado á Salamanca se dedicó en su universidad al estudio de la filosofía y de la jurisprudencia, de la lengua griega, y á la lectura de sus autores clásicos. Allí trató amistosamente à don José Cadalso, de cuyas lecciones en poesía y humanidades se aprovechó, como Melendez é Iglesias. Concluyó su carrera en Toledo, en cuya universidad recibió los grados en derecho civil. Vino entonces à Madrid, y en 1783 se examinó é incorporó en el colegio de abogados de esta corte; y á poco tiempo le nombró el excelentísimo señor conde de Altamira por abogado é historiador de su casa. Aprovechándose de la selecta librería de su tio don Andres Piquer, vivió retirado y oscurecido en la corte. Dióse á conocer luego por su crítica á las Fábulas de Iriarte, publicando la de el Asno erudito, y por la Sátira contra los vicios introducidos en la poesía castellana, que premió la Academia Española en 1782. Publicó luego los Discursos filosóficos sobre el hombre, la Oracion apologética por la España y su mérito literario, la Carta de don Antonio Varas contra la Riada de Trigueros, varios folletos críticos sobre el periódico titulado Censor que se publicaba entonces, las Reflexiones de Tomé Cecial contra la leccion crítica de Huerta, el suplemento al artículo Trigueros contra la Biblioteca de los mejores escritores del reinado de Cárlos III, que publicaba don Juan Sempere y Guarinos; escribió las Observaciones sobre la Historia general del abate Borrego, y otras obrillas por encargo del ministerio : Modo de escribir la historia de España, etc. Por el concepto que se grangeó en el buen desempeño de estos encargos se le nombró fiscal de la audiencia de Sevilla en el año de 1790: allí casó con doña María del Cármen Carasa, de quien tuvo dos hijos: y allí, estudiando y admirando

á los buenos poetas sevillanos Herrera, Rioja, etc., mejoró su estilo y su gusto poético. Trató con los jóvenes mas instruidos y los dirigió por el camino de las letras. En Sevilla escribió Preservativo contra el ateismo; La corneja sin plumas; Nuevas consideraciones sobre la tortura; y otras obras. En 1796, fué nombrado fiscal del consejo de Castilla, donde empezó á promover asuntos de utilidad general; pero en 17 de marzo de 1797, falleció á los 41 años, y se le enterró en Santa Cruz. Su notorio mérito literario se hallaba acompañado de las prendas mas apreciables en un magistrado, como lo manifestó en la fiscalía del crímen de la audiencia de Sevilla, que sirvió por espacio de seis años; en varias comisiones de la mayor confianza, y en el breve tiempo que sirvió la fiscalía del consejo '.

Su mérito como poeta consiste en su disposicion poco comun para la poesía elevada, y en especial para la didáctico-filosófica, con la cual cuadraba mas su genio severo y especulativo, fomentado por su constante aplicacion y por su inmensa doctrina, pero por eso mismo no es de admirar que sus poesías son productos mas bien del arte que del númen, tienen resabios de estudiadas en demasía, asi que sus versos tocan tal vez en prosa, aunque en una prosa escrita con brio y resolucion, como todavía lo es la suya.

No se ha publicado hasta ahora, segun sabemos, una edicion completa de sus poesías, pero algunas de ellas se hallan recogidas en las colecciones de Quintana, Mendibil y Silvela, etc. Su Sátira contra los vicios introducidos en la poesía castellana está insertada en la segunda parte de la Coleccion de obras premiadas por la real Academia Española.

Esta noticia que, como la de D. Félix Samaniego, está compuesta por el señor D. Martin Fernandez de Navarrete, va insertada en la coleccion del señor D. Manuel José de Quintana, de la cual la hemos copiado aquí al pie de la letra.

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POESIAS

DE

D. NICASIO CIENFUEGOS.

En mi cunita pobre, Menesteroso niño, Entre inocentes sueños Posaba yo tranquilo : Cuando hácia mí sin flechas Amor risueño vino, Y en torno de él jugando Otros mil amorcitos. Al inflamado soplo Del anhelante estío, Yo sudoroso y débil Yacia enardecido. Amor lo ve, y al punto Me orea compasivo, Sus alas agitando Con menear dormido.

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I.

Mi destino.

Sus tiernos hermanitos;
Todos me vieron, todos
Me hicieron mil cariños.
Y aun uno,
el mas gracioso,
Mudado en cefirillo,
Voló y me dió tres besos,
Y se durmió conmigo.
Despues con blando acento
El de Citéres dijo:
Hagamos á porfía
Feliz á aqueste niño.
Que no siga inhumano
De polvo y sangre tinto
Los bárbaros pendones
De Marte vengativo.
Ni por el oro infame
Vaya en el frágil pino
De mar en mar buscando
Mortales precipicios.
Ni en el templo de Témis,
Austero y pensativo,

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