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Obispo sobre el modo de desempeñar su obligacion.

He apurado con su Secretario todos los medios de paz y de dulzura que mi carácter y mi oficio piden. Luego que leí el núm. 5.° llamé al Cura, y le envié á la casa del Secretario para que le dijese los errores en que habia caido; que le pedia los retractase de un modo que sin serle bochornoso, pudiera dulcificar sus expresiones, y reparar de algun modo el escándalo, que me constaba habia producido su escrito. Llegó el domingo y puse mi exhortacion para manifestar á mi pueblo, que la predicacion de la divina palabra no se hacia, como decia el Liberal, con interpretaciones fanáticas y comentarios violentos; previne á mis hijos no se dejasen llevar de las doctrinas de tal escrito; Y al dia siguiente volví á llamar al Cura para ver qué habia adelantado; me dijo no haberlo visto por varios motivos, y le mandé volviese de nuevo; hasta tres veces fue Y vino de mi parte, y le informó que el sábado y domingo inmediato se leeria la Pastoral; que luego que se leyese, si no habia de lator, lo haria el Fiscal, y que en seguida se procederia contra él segun las leyes que en la actualidad rigen. Se le citaron, y él dijo que no las sabia, protextó su sumision á mi autoridad, pidió que yo suspen

diese mi decreto de lectura, y que él se re

tractaria.

A pesar de que esto podia pasar por una transaccion con él, yo que no queria sino reparar el escándalo de mi pueblo, y corregir el error del que lo habia dado, convine en suspender la lectura, con tal de que antes de imprimir la explicacion ó retractacion me la presentase: mandé decirle esperaria hasta el viernes: me se ofreció, y el resultado fue recalcarse mas y mas en el siguiente número, llenarme de injurias en el número 10, decir que yo habia publicado mi escrito para hacerlo odioso, ponerme de iracundo, y con las palabras no lo creemos, no lo sabemos, y se nos ha dicho, pasar á hablar con tanta falsedad contra mi persona y escrito. Lejos de huir una contestacion paternal con el autor, la he procurado por el Cura; lejos de airarme contra él, he trabajado por atraerlo por todos los medios de dulzura; lejos de esconderme á la sombra del púlpito, y de eludir la lectura de mi Pastoral, le he dado toda la publicidad que está á mis facultades; aun anda de mano en mano desde el dia que se publicó, leyéndola y aun copiándola los que gustan, trabajo que yo hubiera ahorrado si hubiera imprenta aqui.

Si el público supiera tantos oficios prac

ticados por mí en oculto para corregir á su Secretario; que por mi ha sido instruido de los pasos que se iban á dar, de las órdenes que nivelaban mi proceder, y que él habia ofrecido retractarse; ¿qué juicio haria de las falsedades y calumnias del número 10, y del memorial á V. S. en que se desentiende en público y en secreto de todos los pasos dichos? ¿por qué este su Secretario ha ocultado á V. S. estos pasos, y estas órdenes, y lo ha comprometido á un oficio como el que V. S. me ha puesto....? Ruego á V. S. vea en mi proceder el proceder de un Obispo lleno de sentimientos de paz, de órden, de caridad, y que solo obligado pasa á los de la justicia....

Dios guarde á V. S., muchos años. Ceuta 9 de marzo de 1821. Fr. Rafael, Obisро de Ceuta.Señor Gobernador y Gefe Político de esta plaza.

A este siguieron otros cinco ó mas oficios con igual entereza, sin que ellos, bastasen á contener á aquel Gefe, que en vez de aquietarse se quejó al Gobierno de ello como de atentado.

TOM. VI.

9

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EXPOSICION

DEL SEÑOR OBISPO DE CEUTA

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sobre los Judíos que iban à domiciliarse á aquella plaza.

Excelentísimo

xcelentísimo Señor Ministro de Estado en el de Gracia y Justicia: El deseo de llenar mi ministerio, sin faltar en nada á las leyes que en la actualidad rigen, me hizo el 4 de este oficiar á este Gobernador y Gefe Político, pidiéndole tuviese á bien decirme si habia en la actualidad alguna ley, que abrogando las anteriores sobre la entrada de Judíos en los dominios de España, les permitiese domiciliarse en esta plaza, para en el caso de haberla, cubrir mi deber so-bre este punto.

El Gobernador me ha respondido con fecha del 7 que la armonía entre esta plaza y la de Gibraltar le ha hecho admitir en ella á todos los que en clase de transeuntes, ó domiciliarse, vienen con pasapara portes de aquella plaza, añadiéndome que

la ley del 24 de octubre último afianzaba su conducta, y que ademas lo tenia consultado al Gobierno. En esta virtud me dice dicho Gobernador: "que si se hallase (en los »extrangeros que estan aqui) algo que sea »digno de mi pastoral censura, que podré »indicárselo al Gobernador; pero sin mo»lestar en manera alguna á los expresados >>extrangeros, á quienes la autoridad civil »sabrá corregir.".

Como sobre los Judíos que entren en España las leyes tienen determinadas ciertas precauciones que deben tomarse por la autoridad eclesiástica; siendo los que aqui se domicilian Judíos, mi autoridad en fuerza de las leyes debe velar sobre ellos, y hacer se cumplan en ellos tales precauciones. El Gobernador me dice que en nada los moleste. No puedo menos de rogar á V. E. que se sirva decirme qué debo hacer con tal clase de gentes, que hace un año no cesan de venir aqui; que ahora algunos se han traido sus mugeres, que buscan casa para domiciliarse, y que aun ya han principiado á concurrir á actos públicos. Esto tiene fija la atencion de muchos. Se admiran verlos ya por todas partes como cualquiera otro vecino; y mas cuando los ven solos y sin que alguna persona los acompañe por órden de la autoridad eclesiástica. V. E. se

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