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para los gallos que esta mantenia como fondo para la época en que escaseaban esos animales.

Se permitieron las jugadas en los domingos, en los dias festivos, y en dos de los de trabajo de cada semana; pero despues se aumentó otro dia por real cédula de 6 de agosto de 1786 en favor del montepio de ánimas y secontrató por el director de él, que el asentista daria por esa tarde 400 pesos. ¡Cuanto fomento al ocio y á los vicios consiguientes!

En 1781 el empresario Garrial ofreció aumentar la pension anual á 3615 pesos y habiendose admitido su propuesta, se hizo una nueva escritura por nueve años en favor de la real hacienda, escluyendose de participacion al hospital de san Andres, por que se habia visto que no se le perjudicaba en su renta procedente del teatro, Veáse Pozo D. Calixto.

GARROTE-D. Fr. IGNACIO-de la órden de santo Domingo. Fué electo obispo de Arequipa en 1741, mas no vino á su diócesis: ignoramos si por su fallecimiento, ó por habersele nombrado para otra silla.

GASCA-el Licenciado D. Pedro de la-nacido en Navarregadilla, tierra del Barco del obispado de Avila. Fué colegial en Alcalá y examinador de licencias en artes: por entonces tomó parte activa, como otros estudiantes, en resistir y perseguir á las bandas de comuneros que perturbaban la paz pública en España. Por no haber en Alcalá estudio de derecho civil, pasó al colegio mayor de san Bartolomé de la universidad de Salamanca en 18 de Octubre de 1531: se graduó de bachiller en ambos derechos, y de licenciado en teologia; y fué maestro de artes, juez de estudios y rector de dicho colegio. Obtuvo una canongia en la catedral de Salamanca, y en la de Toledo se le nombró juez metropolitano, salie:do en 1537 á la vicaria de Alcalá de donde pasó al consejo de la suprema inquisicion. Hizo la visita general de los tribunales de justicia y real hacienda de Valencia: alli trabajó y cooperó á disponer la defensa de las costas amenazadas con las invasiones de Barbarroja, y se encomendaron tambien á su cuidado las obras de fortificacion de las islas Baleares. Esta clase de encargos consignados á un sacerdote hacen comprender que el inquisidor Gasca reunia á su inteligencia el vigor y espedicion que demandaba la naturaleza especial de ellos. Pruebase su cumplido desempeño con el hecho de haberlo encontrado el emperador Carlos 5o, sus ministros y el consejo, digno de ser elegido entre diferentes personajes indicados para poner en ejercicio una comision sumamente ardua, peligrosa y á inmensa distancia del centro de accion de la monarquia.

Alarmado y confuso se hallaba el gobierno con una sucesion de noticias recibidas del Perú, á cual mas funesta, y que presagiaban acontecimientos de carácter muy grave y trascendental. La errónea política del primer virey Blasco Nuñez Vela; el odio que se habia generalizado contra él por sus violencias é indiscreciones: su escandalosa destitucion y espulsion autorizadas por la Audiencia que el mismo instaló, y con la cual no supo conducirse: el levantamiento de Gonzalo Pizarro que desco

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noció al virey disolviendo en seguida ese tribunal delincuente; todo esto era de sobra para que sin dejar nada á la duda ó exageracion, se inquietara y sobrecogiera el ánimo de la corte española entregandose á las mas pavorosas conjeturas. Aun se ignoraba la muerte de Blasco Nuñez Vela en la adversa batalla de Añaquito: las noticias ya referidas habian sido comunicadas por Diego Alvarez Cueto enviado por el virey, y por Francisco Maldonado á quien comisionó Gonzalo Pizarro para instruir al Rey de los sucesos, en el sentido de su personal interés y ambicion.

Estaba el gobierno en poder del principe D. Felipe que residia en Valladolid; y el empera lor en Flandes se encontraba seriamente ocupado de la guerra y de las turbulencias de Alemania, intentando contener á los luteranos y que volviesen á la obediencia de la Iglesia católica. El principe convocó una junta de personas ilustradas y prudentes para consultarlas en materia de tanta entidad. Componiase de los cardenales Tavera y Loayza arzobispos de Toledo y de Sevilla, del presidente del consejo real D. Francisco Valdes obispo de Sigüenza, del duque de Alba, el conde de Osorno, los comendadores mayores de Leon y de Castilla, D. Francisco de los Cobos y D. Juan de Zuñiga, el licenciado Ramirez obispo de Cuenca y presidente de la audiencia real de Valladolid, los miembros del consejo de Indias, y otros sugetos de luces y merecida reputacion. Conferenciose largamente dilucidando las cuestiones que surgian de la diversidad de proyectos propuestos, pues en todos abundaban obstáculos de difícil allanamiento.

Los mismos que se decidian por hacer uso de la fuerza para recuperar en su plenitud la autoridad real, que debia quedar satisfecha por entero con el castigo de los rebeldes, tenian que rendirse ante los embarazos que habian de tocarse por falta de recursos para embarcar una espedicion cuando menos de tres mil hombres: á España nada bastaba para atender á los gastos de las guerras interminables que sostenia. No era de menos peso la imposibilidad de navegar desde Panamá al Perú, estando el mar dominado por la escuadra de Gonzalo Pizarro: y el pensamiento de desembarcar en santa Marta para entrar por Quito, fué desechado por el largo tiempo que requeria su ejecucion, y la inseguridad de contar con suficientes artículos de subsistencia en tan escabrosa y dilatada campaña. Reflexionóse tambien sobre los riesgos probables y las contrariedades que se esperimentarian al mandar tropas por el estrecho de Magallanes. No se prescindió de discutir si deberia preferirse la adopcion de arbitrios suaves y conciliatorios, al empleo y rigor intransigente de las armas; porque si él por si solo irritaria à los descontentos y dicidentes del Perú, obligándolos á una desesperada resistencia; de otro lado era de suponer no fuesen tan uniformes los sentimientos, que todos á una se resolviesen á despreciar las tentativas pacíficas é indulgentes. Los que habian adquirido riquezas y andaban solícitos en su aumento, era mas natural hiciesen por conservarlas, y antepusieran su bienestar y los respetos debidos al soberano, á los azares de una indefinida anarquia

opuesta á la seguridad de sus personas y de sus bienes. Con tales premisas, y desde que los otros medios no podian facilitarse, quedó aceptado el plan á que obligaba la necesidad: segun él no se trató ya sino de ponerlo en práctica sin pérdida de instantes.

Era indispensable encontrar para el desempeño de empresa tan delicada, un hombre de alta capacidad y prudencia, dotado de penetracion y tacto, esperto, sagaz, fecundo en artificios, vigoroso y audaz para las ocasiones decisivas: las cualidades eran muchas y casi tocaba la esfera de lo imposible hallarlas reunidas en una persona que atinadamente las ejercitase. Este hombre fué el licenciado D. Pedro de la Gasca; y para juzgar de su idoneidad, no hay que decir otra cosa sino que los que figuraron en la junta de Valladolid, el astuto y profundo principe D. Felipe y el emperador mismo, lo eligieron á una posponiendo à otros personajes de gran valia; cerciorados como estaban de su suficiencia y de sus alcances poco comunes en política y en el arte de gobernar.

Gasca admitió con tranquila abnegacion el grave encargo confiado á su denuedo y fuerzas intelectuales: se le proveyó de un poder general y de la amplitud que él pidió y convenia á lo estraordinario del caso: dieronsele instrucciones secretas y el título de presidente de la audiencia que habia de instalarse nuevamente en Lima. Facultósele para perdonar toda clase de delitos sin escluir el de lesa magestad ni los cometidos en daño de tercero: para repartir y encomendar tierras é indios: para dar premios recompensas y gratificaciones aun usando de palabras honrosas en los despachos: para nombrar gobernadores y demas funcionarios: para hacer ordenanzas que conviniesen á la paz futura y al buen régimen administrativo: para que procediese acorde con la revocacion dictada por el Rey, de las leyes que habian originado los disturbios; y en cuanto á las demas, dejase espeditas solo las que su prudencia conceptuase oportunas y provechosas: en fin se le autorizó para ejercer la justicia en todo género de asuntos. Y por cuanto se tenia entendido que los eclesiásticos alentados con sus exenciones eran muy propensos á las discordias, se ordenó al licenciado Gasca espulsase del Perú á los mas tildados de perturbadores del sosiego público. Asi mismo que hiciese la guerra á los rebeldes que prosiguiendo en sus criminales propósitos, rehusasen acogerse á las gracias que se les dispensaban por el Rey. Espidiéronse cédulas para que de todas las provincias se diesen auxilios al gobernador presidente nombrado, y á este se le facultó para gastar á su albedrio los caudales de la real hacienda en lo que necesario fuese.

En medio de tantas ilimitadas autorizaciones, no pareció bien al emperador se enviase en compañia de Gasca una persona imparcial y escogida para que sucediese en el vireinato á Blasco Nuñez Vela. Opinábalo así el consejo, y ademas que se le hiciese regresar á España: pero Carlos 5. mandó sostenerlo para que continuase gobernando en el Perú; error gravísimo incompatible con las instrucciones de Gasca, y en el cual incidia el monarca llevado de su afecto y gratitud á los servicios de aquel,

Se determinó así mismo que el territorio y ciudad de Panamá quedasen dependiendo de la audiencia de Lima: que Gasca trajese una carta del Rey para Gonzalo Pizarro aparentando animarle mucha confianza en su fidelidad, y disculpando su conducta para que se inclinara á recibir el indulto, sin dejarle entrever que habia merecido el enojo é indignacion del soberano, quien escribió tambien en ese sentido á varias personas notables é influyentes del Perú. Hay autores que aseguran haber dado á Gasca no pocas firmas en blanco para que usase de ellas en las ocasiones que se le ofreciesen; antiguo ejemplo y recurso muy peligroso, no olvidado de los caudillos de nuestras contiendas civiles, que con frecuencia estampan sus firmas hasta en despachos de ascensos, sin llevar los nombres, para que se escriban en los casos de seduccion y recompensa de estimulados servicios. Se revocó una ordenanza segun la cual la audiencia debia indagar los delitos cometidos en las pasadas guerras, y quitar los indios á los que resultasen culpados; por que pareció que todo esto era contrario á la pacificacion que se pretendia.

Gasca no consintió que se le señalase ninguna cantidad por sueldo ni para gastos de viaje, aceptando únicamente lo que fuese preciso para su subsistencia, por que sus servicios serian sin ninguna remuneracion, como prestados por deber y amor desinteresado á su Rey. Exigió se nombrase una persona que á su lado llevase cuenta exacta de toda la hacienda real que se gastase en objetos de la empresa que iba á dirigir. Hallábase en España Alonso Alvarado conocido por sus méritos contraidos en favor de la causa del Rey, especialmente en las anteriores luchas de Pizarroз y Almagros; y pesaban sobre él acusaciones hechas por el virey Vela para que no volviese al Perú, y por personas á quienes aquí mismo habia inferido agravios. Gasca pidió traerlo en su compañia, á fin de utilizar su valimiento y saber práctico de las cosas de este pais. Accediose á su solicitud á pesar de los embarazos que motivaban su detencion en la corte, y Alvarado que recibió el título de mariscal, se embarcó en union de los nuevos oidores Andrés de Ciança é Iñigo de la Renteria, del adelantado Pascual de Andagoya y otros individuos. Con ellos salió de san Lucar el licenciado D. Pedro de la Gasca y navegó en direccion á Costa Firme el año 1546.

Haremos aquí mencion de ciertas disposiciones del sumo pontífice tomadas en este mismo año y el precedente en virtud de súplicas del emperador. La ereccion en metropolitanas de las iglesias catedrales de Lima, Méjico y Santo Domingo, se habia hecho en 1545, aunque el primer arzobispo D. Fr. Gerónimo Loayza no recibió el palio sino en 1548. La bula por la cual se dispensó á los prelados de Indias la visita Liminum Apostolorum para que su estable permanencia en las diócesis evitase el atraso que podia haber en la instruccion de los indios. Y el breve pedido para que los sacerdotes pudiesen manifestar sin caer en irregularidad y sin peligro de conciencia, cualesquiera delitos que supiesen haberse cometido tocantes al mal tratamiento de los indios; y que lo hiciesen fuera de confesion y con la protesta necesaria respecto de las penas.

Gasca hizo escala en Santa Marta; y allí le avisó el visitador general del Nuevo reino de Granada licenciado Miguel Diaz de Armendariz, que el virey del Perú Blasco Nuñez Vela habia sido vencido y muerto en la batalla de Añaquito, y que Panamá estaba ocupado por Pedro Hinojosa comandante en jefe de una armada numerosa que obedecia á Gonzalo Pizarro. Supo igualmente que Melchor Verdugo, uno de los conquistadores de influencia en el Perú y defensor de la causa del Rey, habia ido á Nicaragua donde protegido por la Audiencia de los Confines levantó gente contra Pizarro: que Hinojosa con tal motivo envió una nave con Juan Alonso Palomino para contrariar sus designios, y habia dispuesto guarnecer con tropa la ciudad de Nombre de Dios poniendola á cargo de los capitanes Pedro Luis de Cabrera, Hernan Mejía su yerno, y otros. Tambien corria en Santa Marta que en Panamá se hablaba de la venida del licenciado Gasca, agregando que el Rey confirmaba á Gonzalo en la gobernacion del Perú.

Las noticias no podian ser mas funestas ni alarmantes; y otro hombre inferior en algo a Gasca se habria confundido y desanimado. El pensó que trasladandose á Méjico podia encaminarse á la costa del Pacífico y pasar á verse con Pizarro para persuadirle de que estaba en sus intereses dar obediencia á los mandatos del Rey, de los cuales no podia apartarse sin una trasgresion que le privaria de todo porvenir honroso. Pero meditó que Pizarro estaba envanecido con sus victorias, alucinado con las lisonjas y adulaciones que se le prodigaban en todo el Perú, y creyendo contar con la fé y lealtad de hombres que por cierto estaban muy distantes de poseer tales virtudes. Penetrábalo así el astuto Gasca y se propuso entenderse con ellos como lo permitiesen las ocasiones, que harto sabía buscarlas y servirse de ellas. Previno al visitador Armendariz que nó se tratase de la residencia del adelantado Sebastian de Velalcazar; mas esta órden fué tardia y quedó sin efecto, á mérito de que aquel invistió al mariscal Jorje Robledo de autoridad sobre territorios de su gobernacion de Popayan, sostuvo en diferentes puntos altercados ruidosos que mas tarde terminaron por medio de las armas y Robledo fué degollado de órden de Velalcazar. Melchor Verdugo que habia salido de Nicaragua y atravesado el territorio, navegó el otro mar y con su gente se apoderó de Nombre de Dios. Acudió fuerza de Panamá á rechazarlo, y viendose precisado á abandonar el Istmo, se fué de huida á Cartagena con el fin de rehacerse. Gasca le ordenó que suspendiese sus preparativos y volviendo á Nicaragua esperase allí el curso de los sucesos.

Pasó Gasca á Nombre de Dios y saltó en tierra el 17 de Julio de 1546 con su capa de uso y su breviario, únicas prendas que traia consigo. El se entregó á los azares y contingencias de la fortuna, eso sí fiando mucho en los recursos de su cabeza fecunda para artificios y disimulo. Su figura tentaba á la burla y al desprecio, porque ademas de la fealdad de su rostro, era flaco y de muy largas piernas: siendo la parte superior de su cuerpo encogida y corta hasta la desproporcion: puesto á caballo hacia una figura tanto mas ridícula, y por esto exitaba la mofa y dichos pican

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