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miembros para los destinos á que los considerase acreedores, pues deseaba el rey atenderlos y premiarlos: mas no concedió la aprobacion pedida, eludiéndola sin duda, con prevenir se le instruyese é informase, no sabemos de qué particularidades. El "Mercurio Peruano" fué en progreso hasta completar once tomos, en los cuales se encuentran tratados en elegantes producciones asuntos importantísimos, científicos, políticos, comerciales, históricos, y los estadísticos de las minas y montañas, desconocidos hasta entonces, y que no hubieran entrado al dominio comun sin el valioso apoyo del virey. Vieronse publicadas descripciones de las provincias, datos y documentos antiguos, apenas conocidos de pocas personas. Escribiendo de este periódico el autor del libro La revolucion det Perú, dice: se habia permitido ó mas bien tolerado la publicacion de "aquel famoso periódico, que se reconoce en la historia del diarismo "sud-americano como el padre legítimo de la prensa, y que como tal no “sufre rivales aun entre las mas aventajadas publicaciones de la época "moderna. Hablamos del "Mercurio Peruano" el primer periódico de "Sud-américa en antigüedad y en mérito, y el único que se publicó en "el siglo XVIII.”

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La sociedad "Amantes del pais" no fué fomentada en lo menor por el Erario real; pagaba oneroso derecho en la oficina de Correos, para esportar los números del Mercurio, que con afan se pedian de España y otros puntos; é imprimia gratuitamente las cédulas, decretos y otros documentos oficiales. Era consiguiente que con el tiempo y por los gastos constantes que sobrellevaba la sociedad, se hiciese ya difícil la continuacion del periódico; y notando el mismo virey su decadencia, quiso se le puntualizasen las causas del mal estado de la empresa; causas que bien se penetraban por todos, y que no podian estar lejos de su alcance. Concedió á solicitud de dicha sociedad, el auxilio de cuatrocientos pesos que de órden del rey se daban antes á D. Cosme Bueno, para un amanuense que le sirviera en el trabajo de la “Descripcion geográfica del Perú,” que no concluyó por sus enfermedades y avanzada edad. Contentóse el virey con hacer esta mezquina dádiva, y en su memoria de gobierno se disculpa con las necesidades de la corona, porque se desentendió de señalar algun otro socorro que tambien se le demandó. A ello contribuiria el empeño que le dominaba, de practicar economías que por su nimiedad exedian los límites de lo razonable, achaque muy comun en los españoles naturales de Galicia. El padre Cisneros sucesor de Unánue en la secretaria de la sociedad, se ocupó de ir formando el tomo 12 del Mercurio con impresiones hechas á su costa: mas sin embargo, habia llegado la hora de que ese periódico acabase, y así sucedió por la miseria del gobierno, que á pesar de sus lisonjeras palabras, no dió muestras de agradecimiento á las tareas literarias de los "Amantes del pais." Un médico auxilio hubiera salvado al Mercurio, y por cierto los grandes gastos de las guerras de España en nada se habrian postergado: pero los que gobiernan observan á menudo la regla de pararse en las pequeñeces, cuanto mayo-. res son los dispendios que autorizan.

El Dr. D. Coзme Bueno desde anteriores años, habia publicado & continuacion del Calendario, cierta guia que abrazaba una noticia abreviada de los principales funcionarios. El virey Gil determinó ampliarla enriqueciéndola con datos históricos y estadísticos de los establecimientos públicos, y de todos los ramos de su manejo; encomendó esta prolija ta-` rea al génio fecundo y laborioso del Dr. D. Hipólito Unánue, quien la desempeñó desde 1793 hasta 1798 con su acostumbrada exactitud, y ayudado por el administrador de la Aduana D. José Ignacio Lecuanda. Y para que las utilidades en la venta de la guia recayesen en favor de los espósitos, mandó el virey se trabajase en la imprenta de la casa de es.. tos. Tomaba el gobierno doscientos cincuenta ejemplares como de costumbre, pagándolos la real hacienda.

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En aquel mismo año de 1793, dispuso Gil se publicase en esta capital una gaceta de gobierno semejante á la de Madrid; porque (dice en sú memoria) los espantosos sucesos de la nacion francesa que traen en agitacion á toda la tierra, hicieron necesario por un efecto de la políti "ca, la publicacion de la gaceta, á fin de que la capital y el vireinato tu"viesen un papel acreditado con que poder instruirse de los exesos que "de un modo informe llegaban á los oidos de estos moradores...recono"ciéndose por su dilatado espendio y otras acciones observadas, lo arrai"gada que está en estas gentes la religion y el respeto debido á las po"testades; y como un gobierno de todo saca partido, ha tenido la gloria "de conocer por todos medios, que cuando el peligroso incendio de la "irreligion y del fanatismo cunde de un polo á otro, haciendo en todas "partes proselitos, reposan incontrastables en el dulce seno de la reli"gion y lealtad los pueblos numerosos á quienes rige." Lo copiado revela los motivos y objetos que tuvo en mira D. Frey Francisco Gil para crear el periódico oficial "Gaceta de Lima," periódico que hasta 1821 public solo lo que convenia al gobierno hacer notorio ó presentarlo desfigurado; y en órden al cual repetiremos las mismas palabras del moderno historiador de España tratando de la falsedad de ciertos hechos. "Triste testimonio de lo que se puede fiar en los anuncios oficiales!” y bien comprenderia Gil que era mejor imprimir una gaceta independiente, que dar carácter oficial al Mercurio en que muchos tenian que intervenir, y que sin duda fué perjudicado con la emisiou de aquel repertorio. Por una cédula del año 1753, se habia dispuesto que en el hospital de San Andres se enseñase Anatomin á los estudiantes de Cirujía y Medicina. En muchos años trascurridos no se cumplió esa resolucion; el virey Croix antecesor de Gil, activó la fábrica de una sala para el anfiteatro, dando para ello un residuo de tres mil ochocientos treinta pesos perteneciente al ramo de suertes. Pero faltando instrumentos y no habiendo disector anatómico, Gil asignó á esta plaza trescientos pesos, y al profesor quinientos anuales sobre el ramo municipal de Bodegaje. Dió por una vez ciento noventa y seis pesos para una mesa de piedra, quinientos para instrumentos, y cien pesos para gastos anuales, todo cargado al dicho ramo; con lo que en 1792 puso Gil en ejercicio el Anfiteatro que se inangu

ró en 21 de noviembre. En 1794 prestó el rey su aprobacion, con la cali dad de que aquellos sueldos saliesen de los propios y arbitrios de la ciudad, dejando libre el bodegaje: el Dr. Unánue fué el primer profesor de Anatomia, y disector el cirujano D. José Gavino Chacaltana.

El virey fundó en 1794 en virtud de real órden de 1.o de noviembre de 1791, una academia naútica que era tan necesaria en el Perú, como habia de ser provechosa la instruccion que se diera en ella para las funciones del pilotaje, á cuyo cuerpo quedó reunida y bajo la direccion de la comandancia de Marina. Su primer director fué el capitan de navio y del puerto del Callao D. Agustin de Mendoza y Arguedas, & quien sucedió despues el teniente de fragata D. José Moraleda: el primer maestro, D. Andres Baleato Alferez de navio, y el instrumentario D. Pedro Alvarez. A principios de este siglo contaba la academia con nueve pilotos primeros matriculados para el servicio de embarcaciones mercantes; cuarenta segundos, cinco pilotines y nueve alumnos. Existia un surtido de obras hidrográficas, y otras relativas á la marina para su venta al público, las cuales cartas se reformaban y remitian de Madrid con los derroteros necesarios que las ilustraban. Los capitanes y pilotos tenian obligacion de avisar los errores que notasen en las cartas, los bajos y sondas que descubriesen, situaciones de las costas y observaciones astronómicas que hicieran en sus viajes con el fin de rectificar y mejorar dichas cartas y derroteros.

Creó el virey Gil la capitania del puerto del Callao en 1791 por órden del Rey; y el primer jefe de ella fué el capitan de navio D. Agustin de Mendoza y Arguedas. Estableciéronse tambien en Talcahuano, Valparaiso y Guayaquil, y principiaron á organizarse las subdelegaciones y las matrículas de Marina con sus cabos, en los puertos que comprendian los valles y poblados de las costas.

En la época del virey Gil la Universidad de Lima no tenia ya sino quince cátedras regularmente dotadas, y se conferian á pluralidad de votos con aprobacion del gobierno al cual tocaba decidir sobre cualesquiera dificultades que surgiesen. Sus ingresos desde tiempos antiguos montaban á 14.906 pesos procedentes de los novenos decimales del Rey, y que se reunian de lo que erogaban las diócesis segun puntualizamos en el tomo 1. página 242; ademas recibia el corto producto de las fincas de su propiedad y el precio de las contentas de los que se graduaban. El colegio de Santo Toribio era auxiliado por el gobierno con lo que rendia la asignacion que llevaba el título de Seminario. Hallabase á cargo de los prelados sucesores del Santo Arzobispo su fundador; y en corporacion tenia que felicitar al virey en los dias de aniversarios de los nacimientos de los reyes y príncipes. El colegio de San Carlos, formado de los de San Martin que dirigieron los jesuitas, y del de San Felipe, permanecia bajo los auspicios del Patronato Real. En estos, como despues en San Car los, debia darse preferencia á descendientes de conquistadores segun antiguas resoluciones.

Por cédula de 11 de Junio de 1792 se dispuso que ningun alumno de

las universidades y colegios pudiese contraer esponsales (pena de nulidad) sin que ademas del ascenso paterno ó de quien debiera darlo segun la ley, obtuviese licencia de los vireyes ó presidentes: y de los arzobispos, obispos y vice-patron, los alumnos de los seminarios. Gil recibió y publicó en 17 de Agosto de 1792, el decreto real de 15 de Enero de dicho año en que Carlos IV mandó fundar en Granada un colegio de Nobles Americanos con fueros de universidad, en el cual se reunirian dos jóvenes de cada reino para ocupar becas de merced con destino á las carreras militar, eclesiástica, política, y de jurisprudencia; debiendo los primeros ser nombrados cadetes desde su ingreso, usando todos el uniforme de la nobleza, y costeandoseles el pasaje. Comprendiase entre los hijos de españoles á los de caciques é indios nobles, y á los mestizos de españoles é indios de la misma clase; prometiendo el Rey protegerlos y darles colocacion. Aunque se compró el local para el citado instituto, que proyectó el ministro Godoy, no llegó á verse realizado, ni sabemos que hubiesen ido jóvenes á España con el objeto antedicho.

El virey Gil concedió en 1793 á los rectores de la Universidad de San Marcos, y á los que lo hubiesen sido, la prerogativa de sufragar con seis votos en las provisiones de todas las catédras; disposicion por cierto no ajustada á razon. Declaró así mismo que debian tener voto los regentes de las cátedras y los sustitutos de ausentes en iguales términos que los catedráticos propietarios. La Universidad obló por entonces tres mil pesos de sus fondos para los gastos de edicion de la obra "Flora Americana." Colectaronse en Lima de órden de Gil donativos para auxilio de España con motivo de la guerra con Francia (1793): la Escuela de San Marcos erogó euatro mil pesos y se obligó á dar mil mas cada año. En los dos precedentes habia contribuido con dos mil quinientos pesos para refacciones de los monasterios de Capuchinas y Santa Rosa; y así acostumbrò favorecer á otros en casos semejantes. Estableció tambien la Universidad con aprobacion del virey una renta de doscientos pesos anuales para la fiesta de Nuestra Señora de la Antigua en la iglesia Catedral. (1793). Del producto del Coliseo de gallos asignó Gil á la Universidad doscientos pesos para dotar la cátedra de Digesto viejo, cuya providencia aprobó el rey en 1792.

Con respecto al colegio de San Carlos hablamos con alguna detencion en el artículo Amat, tomo 1? página 243, porque al fundarlo con los dos colegios de San Martin y San Felipe, el dicho virey arregló sus rentas y decretó un plan de estudios ventajoso entónces. Mas gobernando el ilustrado Gil aprovecharon de su buena disposicion el rector Dr. D. Toribio Rodriguez y el padre Fray Diego Cisneros de la órden de San Geronimo, para conseguir adelantos de mayor consideracion en aquel instituto. Se habia formado un programa de enseñanza que el virey Croix, antecesor de Gil, no se prestó á autorizar, sin embargo de haber sido él quien nombró rector á Rodriguez. Gil para darle apoyo, lo sonetió á informe del entendido oidor D. Ambrosio Cerdan que era el protector del Convictorio y miembro de la sociedad "Amantes del pais." Este dió su parecer en sen

tido favorable, y el padro Cisneros empleó toda su sagaz influencia para la adopcion del nuevo reglamento destinado á plantear trascendentales mejoras en los estudios. Gil le prestó su aprobacion en 30 de diciembre de 1791 lisonjeado con el ahorro de mil veintitres pesos anuales que resultaba del arreglo en cuanto á los gastos. Y aunque remitió el espediente á la sancion del rey, y estaba con anticipacion en la córte otro programa formado por la Universidad, el colegio ganó mucho con el últimamente proyectado, y que se puso en ejercicio bajo el patrocinio del virey. El rector Rodriguez pretendió que las cinco becas de merced que habia, se coufiriesen á los que dieran pruebas de inteligencia y aprovechamiento; mas Gil no se convino porque estaban destinadas por privilegio á hijos de los ministros, y descendientes de conquistadores.

No obstante el arreglo que indicamos en el tomo 1.° página 226 habia hecho el virey Amat para sistemar el ramo de cofradias, parecia inestinguible el desórden de la administracion de sus rentas. Los abusos y la dilapidacion tomaban creces á punto de que el descrédito se generalizaba ya en todas las clases. El virey Gil dictó eficaces providencias para desarraigar antiguos vicios y fraudes: y el oidor D. Manuel Garcia de la Plata Juez conservador nombrado por el virey Croix casi al términar su gobierno, recibió instrucciones y facultades de Gil para contener aquel desborde y reorganizar unas instituciones benéficas en su orígen y objetos; pues ademas del culto que debia darse á diferentes santos y advocaciones religiosas, estaban obligadas á auxiliar á los cófrades y sus familias, proporcionando recursos para funerales y lutos. Eligieronse personas de honradez para manejar los intereses y la cobranza al público: refaccionaronse no pocas fincas, se esclarecieron las rentas, y se tomaron medidas de seguridad para los fondos y la recaudacion. Debido á ellas se vió en breve construir un costoso altar mayor en la iglesia deł Sagrario, colocandose en él la magnífica custodia que por entonces se concluyó y fué valorizada en setenta mil pesos. Hicieronse en varios templos considerables gastos en obsequio al culto: restablecido el crédito, se calculaba en ciento cincuenta mil pesos la sama que anualmente se distribuia en beneficio del pueblo, y que antes era invertida en un quinquenio. Las imposiciones en fincas rústicas y urbanas ascendian á 45.749 pesos, por cuyo ingreso las cofradías erogaban al Erario 2.744.

En el tomo 2 página 452, hemos tratado del subsidio eclesiástico que debia darse al rey en América por una vez, y de la resistencia opuesta de varios modos por los obispos á fin de que no llegara á tener efecto. Hasta el gobierno del virey Caballero de Croix, nada se habia conseguido con respecto á dicha erogacion que se fijó en cuatro millones segun los breves pontificios de 8 de marzo de 1721 y de 8 de enero de 1741; mas el rey lo limitó despues á dos millones de ducados de plata. Hasta 1787 solo del obispado de Huamanga se habian cobrado treinta mil y mas pesos. Y como el rey instase para que el Arzobispo procediese, bajo apercibimiento, á exigir el subsidio, el contador D. Joaquin Bonet formó de órden del virey Gil (1791) un estado demostrativo de todas las ren

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