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ramas casi cuadradas. Los arcos dentarios muy estrechos, forman a menudo un ángulo notable en la inserción de los caminos. Las raíces dentarias en las dos mandíbulas se encuentran frecuentemente unidas (1). No se observó ni una sola caries en más de cien cráneos examinados; pero los dientes, que eran grandes, estaban frecuentemente muy gastados, con superficies en declive hacia al lado externo, consecuencia quizá del uso de una comida particular, que puede haber sido el cochayuyo (2), vestigios del cual se ha hallado en las tumbas.

Las tibias, muchas veces como todo el esqueleto, robustas y gruesas, presentaban en estos indivuduos un corte transversal triangular extremadamente pronunciado. Como casos patológicos se pueden registrar algunos ejemplos de sarcoma, luxaciones y quebraduras de una tibia, finalmente curada.

Vestían a la manera de los salvajes del Este y Sur, y es ésta la primera vez que se ha visto indumentaria tal en esta costa. No sabiendo originariamente aprovechar la lana de las auchenias, aprovechaban para vestirse otros materiales, como ser fibras vegetales y pieles de animales. Además, como todos los hombres primitivos, hacían gran uso de sustancias colorantes, como ocre rojo y amarillo, tizne, fierro natural-para rojo oscuro-; algunas de las cuales, o varias juntas, se hallan casi siempre con las momias en las sepulturas. Los sexos vestían indiferentemente, aun en el peinado, porque en todas las momias el cabello es corto, con excepción de una muchacha, cuya cabellera estaba compuesta de dos trenzas cortas y amarradas. Tapaban las partes naturales con delantales y taparrabos de fibras maceradas de totora, enganchados en hilos (3). Con una huincha de totora ceñían la frente, cubriendo a veces la coronilla con una red. También se ha

(1) Compar. W. Branca, Der Stand unserer Kenntniss von fossilen Menschen, 1910, pág. 29, fig. 12 b: dentadura de un australiano.

(2) Cochayuyo o viru: el cochayuyo del Perú es otra alga. (3) Parece que los dalantales de las mujeres eran más gruesos y de más de 55 cm. de ancho. Uno de los hombres tapaba su sexo con una bolsita de cuero.

encontrado, en un individuo, ligas hechas con la piel de alcatraces. No usaban sandalias. Los adornos eran casi desconocidos. Una sola vez se ha observado un pequeño collar de algunas cuentas de concha. Formaban parte de su vestimenta mantas grandes de numerosas pieles de alcatraces cncolados con brea y que, junto con pieles de lobo y vicuña, empleadas para abrigos, se encuentran en todas sus sepulturas.

Completaban la indumentaria, aparatos muy primitivos, al modo de todos los salvajes del mundo, porque faltándoles las bolsas de lana, tan comunes entre sus descendientes, tenían que atencrse, para el mismo fin, a redes en todo caso pequeñas por lo poco que solían llevar (1), y les daban cierta. fimeza formando la boca de entrada con un palito encorvado. Además, poseían canastitos tejidos de junco, a manera de los usados por los indios trasandinos. Algunas bolsas, de pedazos de esteras plegados y cosidos en dos lados contiguos, aparecen como una imitación tosca de las bolsas tejidas de lana que habrían conocido tribus más adelantadas.

Para la fabricación de sus pocos enseres les bastaban unos pocos instrumentos de tipo sencillo. Poseían agujas de madera (hasta de 50 cm. de largo) para tejer esteras, y de espinas de quisco para coser; punzones débiles armados con espinas y unas cuantas herramientas de piedra tallada (2). Instrumentos de hueso casi no se encuentran. Trabajaban las puntas de flecha con simples guijarros de forma oblonga iguales a los encontrados en los talleres antiguos de la pampa y en las capas inferiores de los conchales de Taltal (3). Cortaban fibras, cuero, y quizá también madera, con algunas piedras de talla chata ligeramente en punta y, por lo tan

(1) Las redes para llevar objetos usados por los primeros habitantes de Pisagua, de tipo más desarrollado, eran más grandes.

(2) Una o dos de estas piedras de la pampa de Chinchorro parecían estar afiladas. Ningún instrumento está retocado. Encontré uno de ese tipo cerca de la boca del río Lluta, pero habiendo, a poca distancia de este lugar restos de sepulturas de momias en cuclillas, este último instrumento pertenecía con seguridad a un período menos antiguo.

(3) Si emplearon otro instrumento más para este trabajo, no hay hoy vestigios que lo indiquen.

to, diferentes de los raspadores. (1) Varias de ellas se han encontrados en la mano derecha de las momias, listas para el uso. Raspaban madera con raspadores altos, representados en las tumbas por varios ejemplares. Una hacha de mano, de perfil amigdaloide, muy usada, aun con la superficie del rodado natural en su base, se recogió en uno de los cementerios de Chinchorro. Además se han encontrado en las sepulturas varias clases de utensilios tallados y núcleos poliédricos, que servían en sus trabajos como materia prima.

Las hachas de mano, los raspadores altos, los núcleos poliédricos, faltando sólo los puñales, son los puntos principales que representan la industria chellense de Taltal. Por la primera vez, pues, se ha encontrado así en Arica, una industria de tipo tan antiguo en un gran cementerio sudamericano. Pero su representación al lado de productos de influencias de las primeras civilizaciones peruanas es, sin embargo, moderna, comparada con el diluvio europeo. Por estas y otras razones, convendrá también rebajar la antigüedad de las capas inferiores de los conchales de Taltal aun más de lo que, a pesar de su gran semejanza con los restos de Chelles de Francia, podría parecer de otra manera aceptable.

En algunas sepulturas de los cementerios de Arica se han encontrado guijarros pintados con líneas de color rojo, amarillo o negro uniforme, que presentan otra semejanza sorprendente con los restos del período paleolítico europeo. Se parecen a los guijarros conocidos de la caverna de Mas d' Azil en España. Habrán servido para identificar las tumbas antiguas de Arica o tal vez para símbolos profanos o religiosos.

Al carácter primitivo general corresponde, en estos cementerios, la forma de algunos utensilios que en tiempo más moderno cambiaron de tipo. El peine, por ejemplo, tiene la forma de escoba, que es la primitiva americana, y que ahora está sólo en uso entre los Patagones, Araucanos y en una parte de México, según sabemos. Con la misma forma apa

(1) Comp. H. F. Osborn, Men of the Old Stone Age, fig. 4, instrumento de cortar de tipo chellense.

rece en las sepulturas más antiguas de Pisagua. En el período de Tiahuanaco, aparecen primero los peines con dientes, tanto en Pisagua como en todo el Perú, teniendo los peines conocidos de las tribus trasandinas del Este y Norte la misma forma.

Parecido es el caso de la estólica (1), arma predecesora cel arco para usar flechas. De los tipos sudamericanos conocidos, el primero es un palo con una asa de cuero para afirmar un dedo al usar el instrumento, y se conoce sólo en estos cementerios de Arica, en las sepulturas más antiguas de Pisagua y en una parte de México. El segundo tipo, derivado del primero, con un agujero en la tabla en vez del asa, pertenece ahora a las regiones trasandinas y está representado en un cementerio de Nievería, cerca de Lima, y también por un ejemplar encontrado en Colombia. El tercero, que es de las civilizaciones peruanas, ecuatorianas y colombianas (chibcha) y caracterizada por un garfio en lugar del asa y del agujero de los dos primeros tipos, parece haberse introducido del norte posteriormente.

También la sonaja para encantamientos, conocida en el Brasil con el nombre de maraca, parece haberse extinguido en el Perú con el avance de las civilizaciones. En estos cementerios aparece en dos formas, una con mango parecida a la sonaja trasandina, y otra hecha de una vejiga de animal, quizá de pescado, y llena de chinas.

Esta gente formaba sus habitaciones en la vecindad de manantiales que brotan a las orillas de los ríos, antes de desembocar al mar, como sucede entre el Morro y un punto distinto de Chinchorro. Paralela a todo ese trecho, y algo más al interior, se encuentra la fila de sus cementerios, siendo probable que más al Norte, cerca de los ríos Lluta, Capli

(1) Es una tabla o palo provista en su extremidad posterior de un gancho en que se afianzaba la punta final de la fecha. Se tomaba el palo justamente con la parte media de la flecha. Un mo. vimiento brusco del brazo, igual al de lanzar una piedra, daba una gran velocidad a la flecha al dispararla. La estólica antigua de Arica mide 44 centímetros de largo. La tiradera usada con ella era un junco con 70 centímetros de largo con una depresión redonda en la otra extremidad. Los arpones de los pescadores del río Purús en el Brasil tienen, según Ehrenreich, la misma forma.

na, etc., se encuentren también estas mismas sepulturas. Sus chozas o abrigos contra la intemperie habrían sido construídos de esteras y cueros extendidos sobre estacas.

Su vida era de forma sencilla, como la de todos los aborígenes; fabricaban ellos mismos los artículos de su uso, como esteras, armas y otros objetos pequeños; el resto de su tiempo lo dedicaban al ejercicio de la pesca y caza. Arrancaban los mariscos de las rocas con costillas de animales transformadas en chuzos. Pescaban en la orilla y salían al mar en botes, trabajando con anzuelos, flechas y arpones. El modelo de un bote de totora con vela formada de una esterita también de totora, propiedad del señor Capellán de Arica, don Valentín Lete Sáenz, es aparentemente de esta época, y nos descubre el tipo de las embarcaciones que probablemente usaron en aquel tiempo. Su forma, parecida a las balsas empleadas por los Uros del Desaguadero, difiere, por otra parte, de las balsas de madera y de otros materiales que se usaron posteriormente en estas playas, según las descripciones dadas por viajeros modernos. Usaron de dos clases de anzuelos: unos de espinas de quisco, con que pescaron hasta el congrío, y otros formados de una piedrecita oblonga y un gancho de hueso. Navegaban arrastrándolos por el agua y dábanles así la falsa apariencia de pecesitos a los que las corvinas y otros peces grandes perseguían y tragaban. Lanzaban arpones grandes, con barbas dispuestas a 15 centímetros de distancia de la punta, al tollo (tiburón), cuyas vértebras son frecuentes en estos cementerios. (2) Cazaban los lobos y vicuñas (3) con lanzas de puntas grandes y movibles, que también he encontrado en las sepulturas. (4)

(1) Son estas unas piedras redondas u ovales, apenas labradas, en su mayor número provistas de una ranura para amarrar el hilo. Una era de fierro nativo.

(2) Las espadas de la albacora aparecen primeramente en los cementerios del período de Tiahuanaco en Pisagua.

(3) A las vicuñas, por su naturaleza tímidas, se acercaban quizá primeramente enmascarados; porque máscaras hechas de la cara de tales animales se han encontrado en las sepulturas de Pisagua. (4) Ya que en estas sepulturas faltan las astas grandes de los arpones y de las lanzas, los difuntos tenían que reponerlas, forzosamente, en el otro mundo.

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